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¿Qué podemos hacer con una niña de 6 años que hace tremendos berrinches, y que cada vez son más violentos, pero no cuando otros adultos están a su alrededor?

Escrito por: Samantha P. Miller, PhD

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P Tengo una hija que va a cumplir seis años el siguiente mes. Es muy inteligente, chistosa, le gusta hablar mucho y parece que está adaptándose bien en la escuela y en otras situaciones sociales, pero cuando está en la casa con sus abuelos, mi marido y yo, hace unos berrinches que pueden durar seis horas. Pueden ser porque no se quiere ir a dormir o porque su hermana está jugando con un juguete que ella piensa que es suyo. A veces ni siquiera puede (o quiere) decirnos la razón por la cual está enojada. El último año, sus berrinches se han vuelto más violentos. Nos pega, lanza cosas y golpea la pared. La llevamos a un psicólogo, y claro, ella se portó muy bien. Él nos dijo que esto era nada más una fase que ella sobrepasaría y que estamos siendo demasiado sensibles y preocupándonos mucho. ¿Qué podemos hacer?

Aunque, al parecer, los berrinches de su hija no están interfiriendo con sus habilidades escolares, claramente están interfiriendo con su vida familiar. Tienen una buena razón por la cual quieren solucionar estos berrinches.

El comportamiento disruptivo a menudo está vinculado a los patrones de interacción entre padres e hijos. Por ejemplo, una mamá intentará establecer un límite para el niño, y luego, si el niño se niega a aceptar el límite, la mamá podría alzar la voz o esforzarse para repetirlo. En este punto, el niño puede ir de negarse a obedecer con la solicitud hasta hacer un berrinche. Este patrón se puede repetir hasta que el berrinche sea tan ruidoso o haya durado tanto tiempo que la mamá se rinde y revoca el límite que quiso establecer.

Cuando un niño tiene la experiencia, de ver que los límites se revocan cuando él protesta o hace un berrinche, aprende que los berrinches hacen que los adultos se rindan. Por otro lado, puede ser que la mamá se frustre tanto que le grite a su hijo hasta que obedezca sus reglas. Esto también se vuelve en un problema, porque refuerza la idea de que un niño no tiene que obedecer hasta que un adulto esté gritando o esté siendo muy severo.

Este tipo de interacción frustrante y emocional no es buena ni para los padres ni para el niño. La buena noticia es que hay una excelente terapia conductual que ha tenido mucho éxito en la reducción del comportamiento disruptivo al reestructurar las maneras como los padres y los hijos interactúan.

La terapia de interacción padres-hijos (PCIT, por sus siglas en inglés) es un tipo de tratamiento innovador para niños cuyo comportamiento problemático (desobediencia, incapacidad de seguir las instrucciones o agresión) cae en un margen atípico para su edad. Puede que estos niños sean de alto funcionamiento en otras interacciones, pero su comportamiento está fuera de control.

Con la PCIT, los padres y los hijos interactúan en un entorno estructurado, con la supervisión de un psicólogo capacitado, quien dirige sus interacciones. Los padres aprenden habilidades para responder de una manera más positiva al comportamiento que quieren alentar, y técnicas disciplinarias específicas para responder a los comportamientos indeseados. Un conjunto consistente de instrucciones y respuestas, a lo largo de varias sesiones, les da a los padres e hijos una perspectiva clara acerca de qué esperar. Esto ha reducido dramáticamente las conductas problemáticas.

La última revisión de este artículo se realizó el 3 de febrero de 2023.