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Cómo venció Ben al bully en su cerebro

Experto clínico: Jerry Bubrick, PhD

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"La realidad no era muy importante para mí durante ese tiempo”.

Ben tenía 12 años cuando su ansiedad por separación y el trastorno obsesivo-compulsivo o TOC (OCD, por sus siglas en ingles) se dispararon. Sus preocupaciones obsesivas de que sus padres lo abandonarían, y los rituales que empleaba para lidiar con esas preocupaciones, hacían que la escuela y la vida en casa fueran imposibles. Después de una noche particularmente mala, Ben fue hospitalizado. Finalmente, sus padres encontraron al Dr. Jerry Bubrick y con él encontraron una forma de salir adelante que cambió la vida de Ben. Actualmente, mientras disfruta de su primer año en la universidad, Ben conversa sobre su travesía y sobre cómo se enfrentó al bully que había en su cerebro.

Preguntas y respuestas

¿Qué edad tenías cuando las cosas se pusieron difíciles?

Ben: Tenía 12 años. Tengo trastorno obsesivo-compulsivo y llegó a su punto máximo por esa época. La escuela era muy difícil para mí y yo no podía separarme de mis padres. Tenía una ansiedad por separación bastante severa, así que me sacaron de la escuela y ningún médico pudo hacerme regresar.

¿Qué fue lo que pasó?

Ben: Estar solo en la escuela era prácticamente imposible. Iba al psiquiatra de la escuela unas tres veces al día llorando y llamaba a mi padre para que viniera a recogerme. Estar solo en mi habitación era un poco difícil. No podía quedarme dormido por mí mismo. Mi madre se tenía que sentar afuera de mi habitación leyendo el periódico hasta que me quedaba dormido cada noche. Algunas noches terminaba en la habitación de mis padres. Nada mejoraba. La realidad no era muy importante para mí durante esa época. Sabía que no era real pero al mismo tiempo no lo sabía.

“Estar solo en la escuela era prácticamente imposible…Nada mejoraba”.

¿Cómo fue la terapia para ti? ¿Te ayudó?

Hubo muchísimas conversaciones con terapeutas: ¿Qué está pasando?, ¿Qué crees tú…? Pero no había respuestas. Estaban aumentando el problema. Por ejemplo, te sacaremos de la escuela por una semana y veremos cómo resulta. ¿Y cuando termine esa semana? Así que tuvimos que recurrir a unos cuantos terapeutas. Hablaban mucho.

¿Te avergonzabas de lo que estaba pasando?

Ben: La única vez por la que me avergoncé fue cuando un amigo notó ciertas compulsiones que yo estaba teniendo. Por ejemplo, tenía un casillero y al lado mío estaba el casillero de mi amigo Steve. Lo que hacía era que cada vez que salía para la clase pasaba mis manos por el casillero (y tenía que ser de la manera correcta), así que lo hacía varias veces. Bueno, pues, Steve se dio cuenta, y empezó a hacerlo también.

¿Qué aspecto tiene el TOC para ti?

Ben: De un dragón. El primer terapeuta que me diagnosticó lo llamó dragón, y yo era más chico, así que tenía sentido… todavía lo tiene. Si tienes una compulsión alimentas al dragón; el dragón crece y sigue siendo malvado y continúa provocándote más compulsiones. Si lo ignoras, lo matas de hambre e, incluso, si dejas de hacer compulsiones por completo, el dragón se muere de hambre y no puede hacer nada más. ¡Pero no funcionó! El problema era que el terapeuta me decía que lo intentara en casa, y por supuesto yo no lo hacía, entonces mentía y decía que lo había hecho. Así que eso no estaba yendo a ninguna parte.

Cuéntame qué pasó cuando cruzaste las puertas del Child Mind Institute.

Ben: Cuando llegué aquí era claramente un ambiente muy diferente, uno que no había experimentado en mis muchos años de terapia. El Dr. Bubrick conocía todos los hechos y tenía un plan. Yo lo odiaba porque implicaba que yo hiciera las cosas que más temía. Esa es la terapia de exposición. Por ejemplo, cada vez que entraba a su oficina yo decía: “Mamá, vas a estar en la sala de espera, ¿dónde vas a estar? Vas a estar en la sala de espera. ¿Sabes a qué hora termina mi sesión, verdad? ¿Estarás aquí? Y ella decía sí, voy a estar aquí. En unas cuantas sesiones, Jerry le decía a mi madre, ¿por qué no vas a tomar una taza de café durante nuestra sesión? Y yo le decía, ¿qué pasa si no lo haces, qué pasa si te quedas, qué pasa si no te vas? Me hacía sentir incómodo intencionalmente, lo cual no me gustaba, pero eso es lo que funcionó. Ahora mi TOC es extremadamente leve. Aparece una vez al día y no lo hubiera logrado sin la ayuda del Child Mind Institute. Creo que ir a la universidad sería más bien una discusión. No creo que pudiera ser tan independiente.

¿Crees que hay un estigma en torno a la salud mental, y por qué?

Ben: Sí creo que hay un estigma porque no se habla mucho de la salud mental. Cuando estás en un momento así, te sientes muy solo. Y de lo que no me daba cuenta es de que había niños a mi alrededor en mi escuela que tenían TOC. El TOC es muy común. La depresión es muy común. Y es imposible que los otros 105 niños de mi grado no tuvieran algo semejante a lo que yo tuve. Es horrible que yo sea el único que viene a hablar con ustedes. Debería ser uno de tantos.

¿Qué le dirías a alguien que se encuentra en el lugar en el que estuviste?

Ben: Cede al tratamiento. Deja de luchar contra eso. Nunca ayudará decir que mejorarás o que esta es sólo una fase horrible en tu vida. Ya sea depresión o ansiedad, prueba lo que te están diciendo porque se puede empezar fácilmente. Deja de resistirte. Deja que ellos se encarguen de esto.

¿Y qué le dirías a una familia con un niño con problemas?

Ben: Yo diría que hay otro lado en este túnel. Lo creas o no, sé que lo hay porque allí estaba yo, y allí estaban mis padres. Independientemente de dónde esté tu hijo en esta terrible fase de la vida siempre hay otro lado. Sólo tienen que buscarlo.

La última revisión de este artículo se realizó el 4 de julio de 2024.