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Cuando el TOC desencadena pensamientos suicidas

Cómo una forma del TOC se puede confundir con un comportamiento suicida.

Escrito por: Caroline Miller

Experto clínico: Jerry Bubrick, PhD

in English

Cuando los adolescentes, e incluso los niños, tienen pensamientos o fantasías suicidas, generalmente son producto de una gran angustia. El suicidio los atrae como una forma de acabar con el sufrimiento.

Pero algunos niños tienen pensamientos suicidas de un tipo muy diferente: pensamientos intrusivos de que deberían, o podrían, suicidarse. Estos niños no se sienten atraídos por el suicidio: sienten terror del mismo. Y sus visiones no deseadas de cometer un suicidio son una forma del trastorno obsesivo-compulsivo o TOC: ¿Y si saltara por esta ventana? ¿Qué pasa si salgo corriendo y me atravieso frente a este camión? ¿Y si tomo muchas pastillas?

Desafortunadamente para estos niños, sus obsesiones suicidas no siempre se reconocen como TOC. Cuando confiesan sus pensamientos a los padres, sus familias se sorprenden de que sus hijos puedan ser suicidas y les preocupa que puedan poner en práctica esos pensamientos.

Los médicos también pueden asumir de manera equivocada que ellos están en riesgo de intentar suicidarse, y la prioridad es protegerlos de sí mismos.

“Muchos de estos niños que tienen obsesiones sobre el suicidio o acerca de hacerse daño a sí mismos son diagnosticados erróneamente con depresión suicida”, explica Jerry Bubrick, PhD, psicólogo clínico en el Child Mind Institute. “Muchos de ellos van a salas de emergencia y, desafortunadamente, terminan pasando tiempo en hospitales psiquiátricos por tener pensamientos suicidas”.

El Dr. Bubrick agrega que este diagnóstico equivocado es lo que lleva a la hospitalización de los niños con TOC con más frecuencia que cualquier otra cosa. “Hemos tenido caso tras caso de niños que ingresan, que han estado en un hospital durante un período prolongado, que han sido diagnosticados con depresión suicida, pero no están deprimidos. Tienen TOC”.

La historia de una niña

Maisy tenía ocho años cuando, de camino a la escuela, le dijo a su madre que tenía un secreto. “Es realmente malo”, recuerda su madre, Kaitlyn que su hija Maisy le dijo. “Yo le respondí: ‘Está bien, me gustaría saber tu secreto. ¿Me lo puedes decir?” Y ella dijo: “Mi cerebro me dice que necesito un cuchillo, y tengo que apuñalarme en el corazón y suicidarme”.

A diferencia de muchos niños en su situación, Maisy ya había sido diagnosticada con TOC.

Kaitlyn recuerda haberle preguntado de dónde creía que provenía la voz en su cerebro. “Ella dijo: ‘Creo que es ese TOC malvado en mi cerebro’. Le dije: ‘¿Cómo te sientes al respecto?’. Yo estaba tratando de determinar si sentía o no que realmente necesitaba morir. Ella dijo: ‘No quiero morir. Soy solo un niña’”.

Kaitlyn inmediatamente le reportó la conversación al psicólogo de la escuela y luego al terapeuta de Maisy.

“Nos hicieron venir esa misma tarde y la interrogaron de la misma manera que yo. ‘¿Cómo te hace sentir esto?’”, cuenta Kaitlyn. “Querían saber si ella tenía un plan para hacerlo. Ella dijo: ‘No, es solo la voz en mi cabeza la que me dice que necesito ir a buscar un cuchillo’. El médico dijo: ‘¿Cómo harías eso?’ Ella dijo: ‘No puedo, de hecho, no tengo permitido tocar los cuchillos’”.

Después de unos 45 minutos de preguntas, relata Kaitlyn, concluyeron que solo eran pensamientos intrusivos y que Maisy no quería morir. “Ella no quiere hacerse daño. Eso fue aterrador, pero aparentemente, es solo el TOC”.

Temores reforzados

Cuando los padres o los terapeutas confunden este tipo de TOC con una tendencia suicida real, el malentendido en realidad puede empeorar el TOC del niño.

Si un niño ha sido hospitalizado por una creencia errónea de que en realidad tiene pensamientos suicidas, su familia recibirá instrucciones estrictas para mantenerlo a salvo, señala el Dr. Bubrick. “Quite todos los cuchillos. No tenga cosas afiladas alrededor. Asegúrese de que alguien lo vigile todo el tiempo”.

Para los niños con TOC, estas precauciones intensas solo sirven para reforzar sus temores intrusivos de que podrían lastimarse. “Para el niño esto refuerza totalmente la necesidad de estar a salvo —explica— y la sensación de que el TOC es real”.

La respuesta es comparable a lo que sucedería si a un niño con TOC que le teme a la contaminación le dicen que sí tiene un riesgo extremo de infección, que no debe tocar nada y, que si toca algo, debe lavarse las manos repetidamente, agrega el Dr. Bubrick. “Imagínese cuánto reforzaría esto el miedo del niño a la contaminación”.

Cómo funciona el TOC

Los niños con TOC cuyas obsesiones se centran en el suicidio no son diferentes a los de otras obsesiones más conocidas. Los niños que se preocupan por la contaminación, por ejemplo, se lavan las manos obsesivamente, evitan tocar cosas que temen que puedan enfermarlos, y buscan la validación reiterada de los padres de que, por ejemplo, su comida no está contaminada, y que si la comen, no se van a enfermar.

Los niños obsesionados con el suicidio se preocupan por lastimarse a sí mismos, o a veces a otros, y evitan las cosas y los lugares donde esto podría suceder, como cosas afiladas o balcones o el borde de las plataformas del metro. Y comunican sus preocupaciones a sus padres, confiesan fantasías suicidas y piden que les aseguren que esto no sucederá.

En lugar de dar la bienvenida a estos pensamientos de suicidio como un fin a su dolor, como lo haría una persona con depresión, a ellos estos pensamientos los perturban y quieren que se vayan. “¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué soy suicida? Amo mi vida. ¡No quiero morir! No me gusta este pensamiento”.

Sus preocupaciones son como otras formas del TOC, señala el Dr. Bubrick. “Si les preguntas a los niños: ‘¿Estás diciendo que vas a hacer esto, o te preocupa la posibilidad de que puedas hacerlo?’ Si tienen TOC, dirán: ‘Estoy preocupado por la posibilidad’. Justo de la misma manera en que otro niño podría decir ‘estoy preocupado por la posibilidad de contraer el SIDA por estar sentado en este punto rojo’, o ‘estoy preocupado por la posibilidad de tener mala suerte si piso esta grieta’. Es solamente otro síntoma del TOC”.

Validación reiterada

Es probable que los padres de niños que expresan pensamientos suicidas intenten responder de una manera que les asegure que ellos no quieren (o no deberían) querer suicidarse. “De manera reiterada buscan tranquilizar a los niños”, dice el Dr. Bubrick. “No, cariño, por supuesto que no quieres hacerte daño. No deberías pensar así. Tienes una gran vida”.

Esta es una respuesta natural de los padres: cuando un niño se siente preocupado, debe decirle que está seguro y que lo que le preocupa no le hará daño. Pero uno de los aspectos más engañosos del TOC es que este tipo de validación puede ayudar a perpetuar el trastorno. Esto se debe a que pedir la validación puede convertirse en una compulsión, o algo que un niño hace para controlar el miedo.

Después del consuelo de los padres, los niños pueden sentirse mejor en el momento, pero solo los hace sentirse más ansiosos a largo plazo, y confiar en esa validación en realidad puede convertirse en una barrera para lograr la mejoría.

Tratamiento para el TOC

Para los niños con TOC que temen el suicidio, el tratamiento es el mismo que para otras formas del TOC. Los padres son entrenados para no ofrecer validación, ya que esto fortalece los temores. A los niños se les enseña a reconocer que sus miedos son su TOC hablando, y a responderle al TOC en lugar de evitarlo.

En una forma de terapia cognitivo-conductual llamada exposición y prevención de respuesta, donde los niños son expuestos a los factores que desencadenan su miedo y son educados para tolerar el miedo sin recurrir a la evitación o a pedir una validación constante. Con el tiempo, el miedo disminuye. El terapeuta podría llevar al niño a un balcón, o a la plataforma de un tren, o hacer que practique sosteniendo un cuchillo hasta que el miedo disminuya.

En cuanto a Maisy, cuyo TOC le decía que quería suicidarse, su madre reporta que los terapeutas le dijeron que ignorara esa voz en su cerebro y le respondiera. Le sugirieron que le contara a su TOC todas las cosas que ella les había dicho a los terapeutas: “¡No tengo permitido tocar cuchillos! ¡No quiero hacerme daño! ¡No quiero lastimar a nadie más! ¡Tienes que dejarme tranquila!

La última revisión de este artículo se realizó el 22 de diciembre de 2021.