La excoriación es un trastorno relacionado con el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). La excoriación es un hábito repetitivo de pellizcarse la piel, sacarse las costras o morderse las cutículas. Las personas con el trastorno de excoriación no pueden dejar de pellizcarse la piel, aunque les duela o sangre.
¿Qué es la excoriación o pellizcarse la piel?
Cuando los niños, generalmente los adolescentes, no pueden dejar de pellizcarse la piel o arrancarse las cutículas.
Experto clínico: Jerry Bubrick, PhD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Qué es la excoriación y en qué se diferencia de un mal hábito?
- ¿Cuáles son las señales más comunes de la excoriación?
- ¿Cómo pueden los padres ayudar a sus hijos a dejar de pellizcarse la piel?
Lectura rápida
Para algunos adolescentes, pellizcarse la piel de la cara, las manos u otras partes del cuerpo no es solamente un mal hábito. Es un trastorno que está relacionado con el TOC. Se sienten obligados a hacerlo para sentirse mejor, aunque les deje costras o marcas permanentes en el cuerpo. Los médicos denominan a esto una conducta repetitiva centrada en el cuerpo.
La mayoría de los adolescentes se avergüenzan mucho por pellizcarse la piel. Puede que oculten su comportamiento y eviten estar con otros niños. La vergüenza puede causar depresión.
Los adolescentes se pellizcan la piel por diferentes razones. El estrés suele ser el factor desencadenante. Algunos niños se pellizcan cuando sienten una zona áspera o irregular en la piel. Se pellizcan para tratar de suavizarla. Pero es un ciclo que no termina aunque la zona duela o sangre. Esta forma de pellizcarse se denomina “funcional”. La forma “compulsiva” de pellizcarse es cuando un niño recurre a este comportamiento para calmarse. Es casi como tomar una droga que hace desaparecer los sentimientos incómodos.
Es casi imposible que un adolescente deje de pellizcarse por sí solo. No sirve de nada que los padres le digan a su hijo que deje de hacerlo o que le aparten las manos de un manotazo cuando lo ven hacerlo. El niño tiene que querer dejar de hacerlo para que el tratamiento funcione.
Hay varias formas de tratar este trastorno. Una forma sencilla es poner un parche curita en la zona, pero la mayoría de los niños necesitan terapia o medicación. La medicación para la ansiedad o la depresión puede ayudar a controlar los sentimientos que provocan el comportamiento. La terapia cognitivo-conductual (TCC) enseña a los niños a darse cuenta de las cosas que desencadenan la necesidad de pellizcarse. Un terapeuta los ayuda a encontrar formas más saludables de afrontar los sentimientos incómodos.
Todos hemos escuchado hablar de películas de suspenso que se clasifican como “para morderse las uñas”, y casi todos (niños, adolescentes y adultos) nos pellizcamos ocasionalmente una uña irregular o apretamos una imperfección de forma muy agresiva. Casi siempre, terminamos lamentando lo que hemos hecho. Pero para algunos, pellizcarse la piel o arrancarse las cutículas se vuelve más que algo ocasional, y puede ser muy difícil de detener, incluso cuando convierte en algo vergonzoso. Los médicos lo llaman una conducta repetitiva centrada en el cuerpo (BFRB, por sus siglas en inglés).
Pellizcarse la piel, formalmente conocido como trastorno de excoriación, consiste en pellizcar de forma repetitiva y frecuente la piel de cualquier parte del cuerpo (aunque las áreas más comunes son la cara, las manos, los brazos o las piernas). El trastorno de excoriación no es solamente un mal hábito. Este comportamiento es una compulsión (algo que nos sentimos impulsados a hacer incluso cuando tiene un efecto negativo en nuestras vidas) y está relacionado con el trastorno obsesivo-compulsivo. Es común en personas que tienen trastornos de ansiedad.
Síntomas del trastorno de excoriación
Pellizcarse la piel es “primo” de la tricotilomanía o arrancarse el pelo, que es otra BFRB y que también está relacionado con el TOC y la ansiedad. Ambos trastornos pueden considerarse como formas poco saludables de lidiar con la ansiedad u otros sentimientos negativos. Además, los incidentes de pellizcarse la piel y arrancarse el pelo a menudo se desencadenan por situaciones estresantes. La excoriación puede ser difícil de tratar porque el niño a menudo depende de pellizcarse para calmarse o disipar las emociones negativas. Sin embargo, este hábito repetitivo es vergonzoso y desfigurante, y puede conducir a evitar situaciones sociales, lo que sólo genera más angustia y, a veces, depresión.
Según Jerry Bubrick, PhD, psicólogo clínico del Child Mind Institute, pellizcarse la piel se considera un trastorno cuando:
- al realizarse de manera recurrente produce cicatrices u otros daños permanentes,
- la persona ha realizado sin éxito repetidos intentos de detener el comportamiento,
- causa angustia o deterioro significativo en la vida diaria del individuo y
- los síntomas no son causados por medicamentos u otra condición médica.
Este trastorno de pellizcarse la piel tiende a surgir en la pubertad, y los padres suelen verlo como un mal hábito (como si el adolescente pudiera detenerse si quisiera). “Es muy parecido a decirle a alguien con cáncer que simplemente ‘se mejore’, o a alguien con depresión que simplemente ‘se anime’, dice el Dr. Bubrick. “Hay una tremenda vergüenza asociada con el acto de pellizcarse la piel, porque da lugar a cicatrices u otro tipo de daños visibles en la piel (particularmente en la cara) que hacen que el adolescente se vuelva extremadamente cohibido”.
Diferentes tipos de pellizcarse la piel
Aunque todas las formas de pellizcarse la piel provocan daños visibles y angustia para el niño que lucha contra esto, el acto de pellizcarse en sí mismo puede servir para diferentes propósitos y puede ser útil para el tratamiento saber por qué alguien se involucra en el comportamiento.
En lo que el Dr. Bubrick llama la forma “funcional” de pellizcarse, el comportamiento es una especie de perfeccionismo compulsivo. El niño percibe una imperfección en un área particular: un callo, una cutícula áspera, una espinilla, etc., y la pellizca, la raspa o la aprieta para deshacerse de ella. El pensamiento “funcional”, explica el Dr. Bubrick, es algo así como: “Tengo la piel suave, pero al tocar mi brazo, siento una protuberancia o una picadura de mosquito. Entonces, voy a seguir rascándome, porque quiero quitarla. Quiero que mi piel vuelva a estar suave. Veo mis uñas y noto que en la parte superior de mi dedo índice la cutícula está despegada. Entonces, voy a pellizcarla y morderla hasta que se vea mejor”.
Pero con el trastorno de excoriación, nunca se ve mejor. De hecho, es probable que el individuo se rasque hasta que el área esté desgastada y sangrando. Incluso eso no siempre detiene el comportamiento. El niño continúa pellizcando simplemente porque no se siente bien, y se detiene sólo cuando le duele tanto que no puede continuar.
La forma compulsiva de pellizcarse la piel tiene el fin de calmar o lidiar con la ansiedad u otras emociones negativas. Este comportamiento es muy parecido a arrancarse el pelo. “Es una forma de desconectarse del mundo. Es casi como una droga”, explica el Dr. Bubrick. El mismo sentimiento se podría enfrentar bebiendo o fumando. Al igual que esos comportamientos, pellizcarse la piel es una mala estrategia para lidiar con los factores desencadenantes de estrés.
Algunos adolescentes que se pellizcan la piel lo hacen de forma funcional o de forma compulsiva, pero también puede que lo hagan de ambas formas. A veces ni siquiera se dan cuenta de que lo están haciendo y luego descubren que han pasado una hora en una especie de trance de pellizcos.
Diagnóstico del trastorno de excoriación
Identificar las señales del trastorno de excoriación puede ser un desafío por varias razones. Para empezar, la mayoría de los adolescentes sienten tanta vergüenza por las consecuencias visibles del comportamiento que tratarán de ocultarlas usando parches curitas, mangas largas o maquillaje. Además, los adolescentes rara vez acuden al consultorio de un psiquiatra en busca de ayuda sólo por pellizcarse la piel. “Muchas veces —dice el Dr. Bubrick— vienen por ansiedad o TOC, y eso mejora, entonces dicen: `¿Podemos trabajar también en mi hábito de pellizcarme la piel porque realmente me está molestando?’”.
Pero, en la mayoría de los casos, a los niños no les gusta hablar sobre el acto de pellizcarse la piel, por lo que no lo mencionarán, a menos que el médico les pregunte directamente. A veces, los niños simplemente no ven el comportamiento como un gran problema. O es un mecanismo de afrontamiento del que dependen tanto que no quieren llamar la atención sobre él.
Tratamiento para el trastorno de excoriación
El éxito en el tratamiento del acto de pellizcarse la piel depende en gran medida del deseo del adolescente de cambiar y de estar dispuesto a comprometerse a trabajar en el problema. “Si un niño entra pateando y gritando, y dice ‘estoy bien: a mis padres simplemente no les gusta que me muerda las uñas o me arranque las cutículas’ —dice el Dr. Bubrick— entonces el tratamiento será difícil. Pero si un niño entra y dice: ‘Realmente me está causando mucha angustia, no puedo usar mangas cortas o no puedo usar pantalones cortos debido a mis cicatrices, o mis dedos están sangrando todo el tiempo, o me siento cohibido en una cita porque mis dedos se han reducido a una protuberancia’. Entonces el tratamiento es más fácil”.
La comprensión, la motivación y la preparación para el cambio son variables clave que los médicos buscan cuando comienzan a tratar el trastorno. El tratamiento puede consistir en varios enfoques diferentes o combinaciones de enfoques:
- Colocar una barrera: Incluso algo simple como un parche curita puede ser un punto de partida para disuadirlo de pellizcarse. O los niños se pueden colocar vendaje líquido para tener algo que quitar sin que el comportamiento cause daño. Este enfoque es lo que se conoce en la terminología del TOC como “prevención de respuesta”. La prevención de respuesta le da al niño algo más en lo que centrarse (el parche curita) cuando se siente tentado a pellizcarse. “Les da un momento adicional para pensar antes de actuar”, dice el Dr. Bubrick. Esto puede ayudar, pero el Dr. Bubrick dice que este enfoque generalmente no es suficiente para eliminar el comportamiento.
- Terapia cognitivo-conductual o TCC: La TCC es el tratamiento más exitoso para el acto de pellizcarse la piel. La TCC cubre una amplia gama de modalidades, pero se trata principalmente de enseñar al niño formas más efectivas de lidiar con el estrés o la ansiedad que desencadenan el acto de pellizcarse, en lugar de morder, encontrando comportamientos similares para reemplazar los que son perjudiciales. Por ejemplo, el Dr. Bubrick dice que podría decirle a un paciente: “Bueno, morder es una manera de lidiar con algo estresante. Pensemos en otras dos maneras que tal vez sean menos dañinas para tu cuerpo, pero que te permitan lidiar con lo que es estresante”.
- NAC (N-acytel-cystine): NAC es un suplemento de venta libre que ha mostrado resultados variables en el tratamiento de la excoriación y otras conductas repetitivas centradas en el cuerpo. A algunas personas les funciona, mientras que otras tienen una respuesta mínima. Lo bueno es que no hay daño en probarlo y no tiene efectos secundarios.
- Antidepresivos: Los antidepresivos llamados ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) pueden ser eficaces en el tratamiento de la ansiedad o depresión relacionadas, que podrían desencadenar o exacerbar el comportamiento de pellizcarse la piel. Por lo tanto, disminuir esa ansiedad o depresión puede tener un efecto indirecto positivo en la excoriación.
- Terapia de aceptación y compromiso (ACT, por sus siglas en inglés): ACT combina técnicas de la TCC y la atención plena como una forma de aceptar la emoción en lugar de intentar deshacerse de ella a través de mecanismos de afrontamiento como pellizcarse la piel. Se centra en la idea de que sucederán cosas difíciles ante las que el niño tendrá una respuesta negativa. Se le pide al niño que se comprometa a sentir esas cosas sin hacer algo para lastimarse, como pellizcarse la piel. El objetivo es aprender “que puedo sentir emociones negativas y no tengo que lastimarme porque las siento. Puedo simplemente sentirlas”. Es una cuestión de estar más en paz con los pensamientos y sentimientos, en lugar de sentir desesperación por deshacerme de ellos.
El Dr. Bubrick dice que el tratamiento para la excoriación puede ser complicado, pero si el niño está realmente comprometido a cambiar su comportamiento, se puede superar el afrontamiento disfuncional. “Por lo general, se sienten avergonzados y abochornados por pellizcarse la piel —dice— pero los que participan en el tratamiento y siguen las recomendaciones, incluso si al principio piensan que no funcionará, tienden a estar realmente bien con el tiempo”.
Preguntas frecuentes
Si tienes un trastorno llamado de excoriación es posible que no puedas dejar de rascarte las costras. La excoriación está relacionada con el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Cuando se tiene el trastorno de excoriación, las personas no pueden dejar de pellizcarse, aunque les duela o sangre.
Puedes ayudar a tu hijo a dejar de pellizcarse la piel o sacarse las costras mediante terapia, medicación o ambas. La medicación para la ansiedad o la depresión puede ayudar a controlar los sentimientos que provocan el hábito de pellizcarse la piel. La terapia cognitivo-conductual (TCC) puede enseñar a los niños maneras más saludables de lidiar con esos sentimientos.