Tú puedes conseguir que tus hijos hagan quehaceres al establecer una rutina regular. También ayuda que ellos elijan qué tareas harán. Asegúrate de especificar lo que esperas que hagan. Por ejemplo, en lugar de decirles que limpien su habitación, podrías pedirles que guarden sus juguetes y tiendan la cama.
¿Cómo hacer que mis hijos hagan los quehaceres?
La cooperación beneficia tanto a los niños como a toda la familia.
Expertos clínicos: Caroline Mendel, PsyD , Stephanie A. Lee, PsyD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Qué aprenden los niños cuando hacen tareas del hogar?
- ¿A qué edad deberían empezar los niños a ayudar con los quehaceres?
- ¿Cuáles son algunas maneras de facilitar la realización de las tareas?
Lectura rápida
Hacer tareas en el hogar es importante para el desarrollo de un niño. Esto ayuda a los niños a aprender habilidades para la vida y responsabilidad. Hacer tareas en el hogar también enseña a los niños lo importante que es la comunidad, ya sea su familia, su escuela o su vecindario. También pueden aumentar su confianza.
Cuanto antes empieces a hacer que los niños realicen quehaceres, mejor. Puedes hacer que empiecen por hacer pequeñas cosas en la casa cuando tengan 3 o 4 años.
Hacer que los quehaceres formen parte de una rutina puede ayudar. También puede ser útil dar a los niños la posibilidad de elegir las tareas que realizarán y mantener un calendario de quehaceres.
Hacer que la tarea sea específica, como pedirles que guarden sus libros y luego sus juguetes, es mejor que decirles: “Limpia tu habitación”. Ser específico hace que los niños sepan lo que se espera de ellos. Dividir los quehaceres en pasos es especialmente importante para los niños con TDAH o con trastornos del aprendizaje.
Recompensar a los niños con elogios o con un pago monetario por completar las tareas les da una sensación de logro. Puede hacer que poco a poco, los niños realicen más quehaceres, o más difíciles. Por ejemplo, comienza por pedirle a tu hijo que haga la cama una vez a la semana y vaya aumentando los días poco a poco hasta que lo haga todos los días.
Si un niño sabe qué tareas se espera que haga en el hogar, pero no las hace, le puedes decir que no le darás el dinero acordado o quitarle su tiempo de pantalla. De este modo, los niños empiezan a entender que sus elecciones tienen consecuencias. Entonces puedes animarlos: “La semana que viene tienes otra oportunidad para hacer tus quehaceres y ganarte lo acordado. Sé que puedes hacerlo”.
Los quehaceres de la casa pueden ser un fastidio, tanto para el niño que tiene que hacerlos como para el padre que tiene que decirle a su hijo que los haga.
Pero evitar una posible fricción familiar lo vale, dicen los expertos en desarrollo social. La cooperación enseña a los niños empatía, responsabilidad y la importancia de pertenecer a una comunidad. “Los quehaceres enseñan a los niños cómo realizar tareas que necesitarán a lo largo de toda su vida, como lavar la ropa y los platos. Y enseñan habilidades que los beneficiarán tanto en la escuela como en los deportes, como trabajar juntos y ser parte de un equipo”, dice Caroline Mendel, PsyD, psicóloga clínica del Child Mind Institute.
Y entre más pronto comiencen es mejor. Los investigadores han vinculado (en inglés) la realización de labores de la casa a una edad temprana con sentimientos de competencia, autoconfianza y un sentido de responsabilidad hacia otras personas. En un estudio de la University of Minnesota realizado a 84 adultos de 25 años, surgió que el mejor indicador de éxito (en términos de carrera profesional, relaciones afectivas y no consumo de drogas) fue el hecho de haber cooperado con las labores del hogar cuando tenían tres o cuatro años. Quienes empezaron a cooperar con los quehaceres hasta que tenían 15 o 16 años tuvieron menos éxito. La implicación de esto es que el sentido de responsabilidad que se adquiere al cooperar con el quehacer doméstico se aprende mejor cuando los niños son pequeños.
Estos son algunos consejos para que los quehaceres sean manejables para tu hijo y beneficiosas para toda la familia.
Haz de los quehaceres parte de la rutina
Las rutinas y la estructura son realmente fundamentales para los niños, dice la Dra. Mendel. Ella sugiere que a los niños se les diga desde un principio cuáles son las expectativas y que se les den opciones (cuando sea posible) de qué labores quieren hacer (poner la mesa o recoger todo al final de la comida, por ejemplo) para ayudarlos a sentirse partícipes. Puede ser útil hacer un calendario de los quehaceres con imágenes para que cada niño sepa exactamente qué hacer cada día de la semana. Las reuniones familiares o las “preguntas de seguimiento” son buenas para revisar las expectativas.
Divide los quehaceres
Los niños tienden a ser más exitosos, y por lo tanto a sentirse realizados, cuando se les da un trabajo que no solamente es apropiado para nivel de desarrollo, sino además es muy específico. En lugar de decirle a tu hijo algo vago o potencialmente abrumador como “limpia tu habitación”, dile, por ejemplo, que guarde primero los bloques en su caja y, después, dile que coloque los libros en el estante.
Este acercamiento es particularmente importante para los niños que tienen desafíos con las funciones ejecutivas, incluyendo a los niños que tienen TDAH.
Cuando se presenta una nueva responsabilidad o meta de comportamiento la doctora Mendel utiliza una técnica conocida como “moldear”. De este modo, le puedes decir a tu niño que haga su cama, pero vas cambiando de manera gradual lo que esto implica. Al principio “haz tu cama” puede significar simplemente extender la sábana en la cama. La siguiente vez podría significar extender la sábana y colocar el cobertor encima, y así sucesivamente. O podrías esperar primero que tu hijo haga la cama una vez por semana y aumentar la frecuencia a partir de allí. “Estarás construyendo progresivamente el significado de ‘haz tu cama’ para que tu hijo reciba la misma gratificación, ya sea obtener una retribución monetaria o una felicitación por haber hecho un gran trabajo”.
Enfócate en el desarrollo de habilidades
Las mejores tareas son las que están relacionadas con las cosas que tú sabes que su hijo tendrá que poder hacer en el futuro, dice Stephanie Lee, PsyD, titular del Centro para el TDAH y trastornos del comportamiento en el Child Mind Institute. “Un niño de primaria o middle school podría tener que lavar la ropa, limpiar la mesa, lavar los platos, ayudar en la preparación de los alimentos”, agrega. “Al asumir esas tareas, tu hijo aprenderá cómo ocuparse de esas cosas en el futuro”. Incluso los niños en edad preescolar pueden ayudar en las labores del hogar, comenzando con guardar los juguetes.
Cuando hables sobre los quehaceres con niños mayores, la Dra. Lee recomienda relacionarlos con su futura independencia. Un día podrás hacerle una buena comida a tu novio o novia, o podrás cocinarte tu comida favorita cuando vayas a la universidad. “En mi opinión, cuanto más puedas vincular los quehaceres a las circunstancias y experiencias de la vida real, no solamente se vuelven más funcionales —añade la doctora— sino que se hacen un poco más fáciles y agradables de asumir y de comprender para los niños y adolescentes”.
Recompensa los quehaceres realizados
Lo ideal sería que los niños estuvieran dispuestos a ayudar solo porque es lo correcto. Pero en la realidad no siempre funciona así. Es polémico el tema de si los niños deben ser recompensados por hacer las tareas, ya sea con dinero o privilegios. “Dar algún tipo de motivación externa es a menudo lo que se necesita para hacer el trabajo”, dice la Dra. Mendel.
La Dra. Lee señala que pagar a los niños por el trabajo en la casa (ya sea con atención de los padres, con actividades u objetos deseados o con dinero) no es tan diferente de que a los padres se les pague por hacer un trabajo. “Es un acuerdo que se hace con el niño de forma proactiva”, explica. “Le estás diciendo: ‘Sé que esto es difícil para ti. Aquí está el pago por hacer este trabajo duro’”.
¿Qué sucede con el argumento de que remunerar a los niños por hacer las tareas del hogar es sobornarlos? “El soborno es reactivo, es esperar que tu hijo se porte mal y luego, de repente, ofrecerle compensaciones y felicitaciones”, dice la Dra. Lee. “Eso es muy diferente a decidir de antemano acerca de un convenio. Queremos intentar ser lo más proactivos posible con respecto a los contratos de conducta desde el inicio”.
Establece consecuencias
Cuando los niños se resisten a hacer los quehaceres (y eso sucederá), la Dra. Mendel enfatiza en la importancia de no hacerlos sentir mal y no permitir que la situación se intensifique. “Dilo de la manera más neutra posible, como si fuera un hecho: ‘No hiciste tus quehaceres, así que no te ganaste tu dinero´”.
Si utilizas un sistema de recompensa diferente, le podrías señalar que no lavó su ropa, por lo tanto, su uniforme de fútbol no está limpio, o no lavó el auto, por lo que no tendrá el privilegio de usarlo el fin de semana (en el caso de adolescentes). De esta manera, los niños comienzan a comprender su responsabilidad, y que sus decisiones los afectan.
“Y entonces tú les predices que tendrán éxito para la próxima vez”, sugiere la Dra. Mendel, diciendo: ‘La siguiente semana tendrás otra oportunidad de hacer tus quehaceres y ganar tu retribución. ¡Sé que puedes hacerlo!”.