Cómo modelar habilidades de afrontamiento saludables
Enseñar a los niños estrategias para manejar las emociones fuertes.
Experto clínico: Grace Berman, LCSW
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Qué son las habilidades de afrontamiento?
- ¿Cómo pueden los padres modelar habilidades de afrontamiento para sus hijos?
- ¿Cómo pueden los padres desarrollar mejores habilidades de afrontamiento para ellos mismos?
Lectura rápida
Los sentimientos dolorosos son inevitables, pero sí podemos elegir la manera en que respondemos a ellos. Y mostrarles a los niños cómo lidiar de manera efectiva con las emociones incómodas es una de las formas más importantes en que podemos apoyar su bienestar y desarrollo.
Existen muchas maneras de practicar habilidades de afrontamiento saludables, como la atención plena, el ejercicio, la respiración profunda y el diálogo interno positivo. Nos ayudan a manejar nuestras emociones más intensas, y también se vinculan a niveles más bajos de impulsividad.
Los niños imitan los patrones de comportamiento de los adultos, así que una de las mejores maneras de enseñar a sus hijos habilidades de afrontamiento positivas es practicarlas usted mismo. Esto puede significar darse espacio después de una interacción tensa, practicar la respiración pausada cuando el tren está retrasado o practicar yoga todos los días. Mientras usted está dando el ejemplo a sus hijos puede ser útil narrar lo que está haciendo (“bueno, pues esa llamada telefónica me puso ansioso, así que voy a hacer algunas respiraciones abdominales y darme una vuelta a la manzana para relajarme”). También suele ser más eficaz dar el ejemplo que decirles a los niños directamente lo que tienen que hacer.
Si a usted le cuesta regular sus emociones (¡como nos sucede a la mayoría de nosotros!), tal vez le preocupe u capacidad de dar el ejemplo de forma eficaz. Recuerde que usted es solamente un ser humano y que todos los padres cometen errores. Empiece a practicar una o dos habilidades que le parezcan manejables y vaya aumentando poco a poco a partir de ahí. Tomárselo con calma lo ayudará a adquirir confianza y asimilar los hábitos en los que está trabajando.
A muchos padres les resulta difícil priorizar el trabajo en sus propias habilidades de afrontamiento. Cuando usted está tratando de de equilibrar sus diferentes responsabilidades del día, puede parecer que no hay suficiente tiempo. Incluso podría sentir que dedicar tiempo a su desarrollo personal es egoísta. Pero los niños se dan cuenta de cómo nos tratamos a nosotros mismos, y es probable que reproduzcan nuestros hábitos, ya sean positivos o negativos. A veces, la mejor manera de cuidar a su hijo es cuidarse a sí mismo también.
Culpa. Vergüenza. Enojo. Miedo. Todos hemos experimentado estos sentimientos incómodos, a veces con una intensidad que es difícil de tolerar. Las emociones dolorosas forman parte del ser humano, y aprender cómo reaccionar ante ellas de forma saludable y sostenible es una de las lecciones más importantes que puede aprender un niño.
Una de las mejores maneras de ayudar a los niños a lidiar con los sentimientos grandes es a través de modelar habilidades de afrontamiento saludables. Grace Berman, LCSW, trabajadora social clínica del Child Mind Institute, define las habilidades de afrontamiento como prácticas que podemos utilizar para reducir la intensidad o frecuencia de una emoción no deseada. Cada persona puede recurrir a diferentes habilidades de afrontamiento, pero aquí hay algunos ejemplos de prácticas seguras y eficaces que suelen ser útiles en situaciones de estrés:
- Practicar la respiración profunda.
- Salir a caminar o hacer ejercicio.
- Realizar prácticas de atención plena.
- Escuchar música.
- Escribir un diario.
- Buscar la estimulación sensorial, como echarse agua fría en la cara o sostener cubitos de hielo.
- Llamar a un amigo.
- Jugar con una mascota.
- Mantener un diálogo interno positivo (“me equivoqué, pero ya sé cómo reaccionar para la próxima vez”).
Además de ayudar a mejorar el estado de ánimo, las habilidades de afrontamiento son una excelente manera de poner en práctica un comportamiento intencionado. Las emociones fuertes a veces nos llevan a actuar de maneras de las que después nos podemos arrepentir. Esto es especialmente cierto en el caso de los niños y los adolescentes, que tienden a tener niveles de impulsividad mayores que los adultos. Las habilidades de afrontamiento pueden proporcionar a los niños el espacio que necesitan para pensar antes de actuar, lo que los ayuda a controlar su comportamiento.
Entonces, ¿cómo modelar estas importantes habilidades para su hijo? Estos son algunos consejos.
Dése espacio cuando lo necesite
Una de las formas más confiables de manejar sus sentimientos en una situación estresante es alejarse de ella, aunque solo sea por un momento. Salirse de la habitación antes de que sus sentimientos se vuelvan abrumadores reduce la probabilidad de explotar delante de sus hijos, al mismo tiempo que les muestra que está bien tomar descansos para reconocer y reaccionar ante las emociones intensas.
Alejarse de un problema o conflicto no resuelto puede ser incómodo o incluso parecer una manera de ignorar el asunto. Pero es importante tener en cuenta que la intensidad de una emoción tiende a seguir aumentando hasta que nos alejamos un poco de lo que sea que la haya causado.
“Ayuda pensar en el ciclo vital de una emoción —explica Berman— y reconocer que alejarse del factor desencadenante reduce esa emoción de forma natural. Y eso es algo importante en lo que nos enfocamos en la terapia, poder preguntarnos: ‘¿Cuándo mis emociones son tan intensas que necesito hacer algo para apartarme de ellas?´. Cuando nos concedemos ese espacio es cuando realmente podemos pensar en habilidades de afrontamiento adicionales.”
Por supuesto, es importante no dejar a su hijo sin supervisión en situaciones potencialmente inseguras. Si su hijo también se siente abrumado o si es demasiado pequeño como para quedarse solo, asegúrese de que el otro padre o un adulto de confianza estén disponibles para quedarse con él antes de retirarse.
Comparta con sus hijos la manera en que usted enfrenta las situaciones difíciles
Cuando usted esté modelando su manera de afrontamiento para sus hijos, puede ser útil para aclarar sus intenciones al hablarles acerca de cómo y por qué utiliza usted las estrategias de afrontamiento que está utilizando. Esto es especialmente cierto en el caso de los niños más pequeños, quienes pueden tener más dificultad para comprender el significado de ciertas acciones sin una explicación verbal. Por ejemplo, si usted necesita alejarse por unos minutos, decirle a su hijo que necesita dedicar un tiempo a atender sus sentimientos antes de salir de la habitación permite que él sepa que no lo están castigando ni abandonando. Ir un paso más allá y desglosar las habilidades específicas que usted utilizará mientras esté alejado (“necesito un poco de tiempo para calmarme, así que voy a ir a escuchar música durante 15 minutos, y luego regresaré”) les da un ejemplo que pueden seguir en el futuro.
La narración también puede ser una herramienta útil para la crianza de niños mayores y adolescentes, porque hablar de su propia experiencia emocional le brinda a usted una oportunidad de fomentar patrones de comportamiento saludables sin entrar en una lucha de poder. “Sabemos que cuando un niño está realmente alterado o exaltado, decirle que respire profundamente y se calme probablemente sea contraproducente”, dice Berman. “Y ahí es donde la narración puede ser útil. No se trata de decirles que hagan esto, es decirles yo voy a hacer esto. Y es darles a los niños el espacio para que ellos también lo hagan sin forzarlos”.
Muestre sus sentimientos (incluso los dolorosos)
Es natural querer proteger a su hijo del dolor y la incomodidad. Pero los sentimientos no deseados (incluso los más intensos) son una parte normal de la vida. Cuanto antes podamos aceptar que nuestros hijos experimentarán sentimientos dolorosos de vez en cuando, mejor podremos ayudarlos a manejar esos sentimientos cuando surjan.
Cuando hablamos de dar el ejemplo, esto significa que el impulso de evitar estar triste, enojado o ansioso delante de su hijo puede ser más perjudicial que útil. Si usted solo le muestra a su hijo su lado alegre y relajado, él podría recibir el mensaje de que los sentimientos difíciles son algo de lo que hay que avergonzarse o evitar. Si bien puede ser incómodo para su hijo verlo enojado, tener la oportunidad de ver cómo usted se tranquiliza y nombra su experiencia (“estoy triste por una noticia que escuché hoy, así que voy a conversar sobre esto con un amigo”) puede ser útil y tranquilizador.
Al mismo tiempo, es importante no confundir el hecho de compartir sus sentimientos con sus hijos con perder el control o arremeter contra ellos. “Hay una gran diferencia entre las emociones y el comportamiento”, dice Berman. “Si usted se enoja y le grita a su hijo, el problema no es su enojo, sino la forma que usted eligió de reaccionar ante él. Lo que realmente queremos hacer es dar un buen ejemplo de lo que es afrontar, incluso cuando nos encontramos con una emoción de nivel diez”.
Sea amable con usted mismo
Por supuesto, responder a las emociones difíciles con intención y elegancia es más fácil de decir que de hacer. Así que siga intentándolo y sea amable con usted mismo cuando se desanime.
Para los padres que se estén sintiendo inseguros acerca de sus habilidades para dar el ejemplo, Berman recomienda empezar poco a poco. Practicar con regularidad solamente una o dos formas saludables de manejar el estrés puede ayudarlo a reducir los conflictos y dar un ejemplo de comportamiento saludable a sus hijos, a la vez que aumenta la confianza en sí mismo como padre y ejemplo a seguir.
Y recuerde: ser amable consigo mismo es una de las habilidades de afrontamiento más importantes que usted le puede enseñar a sus hijos. “Tenemos esta tendencia a ser muy críticos con nosotros mismos —señala Berman— y los niños se adaptan a eso bastante rápido”. Una de las formas más eficaces de contrarrestar el diálogo interno negativo en los niños es mostrarles lo que significa tener compasión por uno mismo, incluso (¡y especialmente!) cuando se comete un error. Hablar con cariño de uno mismo y celebrar sus logros (incluso cuando estos parezcan pequeños) es una forma importante de autocuidado, pero también una parte crucial de la crianza.