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Entender la disgrafía

Cómo ayudar a los niños que batallan para aprender a escribir.

Escrito por: Jessica Souza

Experto clínico: Daryaneh Badaly, PhD, ABPP

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Aprender a escribir es un proceso complejo y exigente para todos los jóvenes estudiantes, y cada uno aprende y se desarrolla a su propio ritmo. Pero si un niño enfrenta problemas constantes con la escritura, ya sea para sujetar el lápiz o para expresar sus pensamientos, es posible que tenga un trastorno del aprendizaje llamado disgrafía.

¿Qué es la disgrafía?

La disgrafía es una discapacidad del aprendizaje que hace que los niños tengan dificultad para escribir. La disgrafía tiene dos aspectos: una deficiencia motora que afecta el proceso físico de escribir y desafíos a nivel cognitivo con la expresión escrita.

La disgrafía, como todos los trastornos del aprendizaje, no es algo que se pueda superar o curar con el tiempo, y no es reflejo de las capacidades intelectuales o la creatividad de un niño. Con el tratamiento y apoyo adecuados, la disgrafía se puede manejar eficazmente, de manera que los niños puedan aprender a escribir y seguir el ritmo de sus compañeros.

¿Cuáles son las señales de disgrafía?

Hay dos categorías de síntomas relacionados con la disgrafía: las deficiencias motoras y los desafíos cognitivos. Los niños pueden tener desafíos solo en una de estas áreas o en ambas.

Algunas señales de estas dificultades motoras incluyen:

  • Dificultad constante para formar las letras, hacerlas del mismo tamaño y espaciarlas de manera correcta. Puede que las letras se agrupen sin espacios o no sigan una línea recta.
  • Problemas para sostener un lápiz, como por ejemplo tener dificultad para agarrarlo o necesitar sujetarlo con más fuerza.
  • Fatiga al escribir. Escribir puede ser agotador y causar calambres o dolor en las manos.

En el aspecto cognitivo, los niños con disgrafía podrían tener:

  • Dificultades con la mecánica de la escritura, como la ortografía, la gramática, la puntuación y la estructura de las frases.
  • Problemas para organizar su escritura. Pueden tener ideas geniales, pero les cuesta plasmarlas en el papel de forma coherente y estructurada.

Cuando se está intentando detectar señales de disgrafía, es importante fijarse en la consistencia y los patrones. “Cuanto más consistente sea algo y haya más señales, habrá más motivos de preocupación”, dice la doctora Daryaneh Badaly, PhD, neuropsicóloga clínica del Child Mind Institute. Por ejemplo, si la escritura de un niño es desordenada a veces, es probable que no sea un problema, pero si tiene dificultad para formar las letras la mayor parte del tiempo, es posible que haya un problema que abordar.

¿Cómo se evalúa la disgrafía?

Es importante entender que en el DSM-5 (el manual de diagnóstico que utilizan los profesionales clínicos), la disgrafía en sí ya no se considera un diagnóstico oficial. Esto se debe a que en realidad está integrada por dos trastornos diferentes: el trastorno del desarrollo de la coordinación (problemas motores como la dificultad para formar las letras) y el “trastorno específico del aprendizaje con dificultad en la expresión escrita” (los aspectos cognitivos).

Es útil abordar los dos aspectos de la disgrafía de manera separada en el diagnóstico, porque permite que los profesionales clínicos evalúen y aborden las necesidades específicas de cada niño con mayor precisión. Algunos niños pueden tener los dos trastornos asociados a la disgrafía, mientras que otros puede que tengan solo uno.

Si le preocupa la escritura de su hijo, puede solicitar una evaluación con un terapeuta ocupacional.

“En el caso de los niños que están en el sistema escolar público, esto se puede solicitar como una evaluación escolar”, explica la Dra. Badaly. “Los padres también pueden optar por una evaluación ambulatoria. La razón por la que recomiendo a los terapeutas ocupacionales es porque ellos conocen muy bien las habilidades motoras, y por lo tanto estarán mejor capacitados para evaluarlas. Y luego, si se necesita un tratamiento, son ellos quienes lo llevarán a cabo”.

Si su hijo tiene mayores dificultades para expresarse por escrito, lo mejor es buscar una evaluación de un neuropsicólogo con licencia. Hay muchas habilidades cognitivas que intervienen en el proceso de aprender a escribir, señala la Dra. Badaly. “Para deletrear, hay que tener una buena comprensión de los sonidos de las palabras y cómo utilizarlos”, dice. “También hay que tener en cuenta la representación ortográfica de las palabras, por lo que se necesita tener una buena memoria funcional”.

Los neuropsicólogos pueden evaluar las habilidades cognitivas de su hijo (como el funcionamiento ejecutivo, la memoria funcional, la conciencia fonológica, entre otras) con el fin de identificar exactamente qué tipo de apoyo será más útil para él.

¿Cómo se puede tratar o manejar la disgrafía?

Hay muchas maneras de manejar la disgrafía, tanto a través de terapias especializadas como de adaptaciones que pueden ayudar a su hijo en el salón de clase.

Los terapeutas ocupacionales pueden utilizar intervenciones para ayudar a los niños a desarrollar sus habilidades motoras finas y su destreza, como ejercicios físicos para fortalecer los músculos de las manos, o incluso practicar la escritura de letras en el aire o en la arena. La instrucción multisensorial, que se utiliza para ayudar a los niños con dislexia, también puede ser efectiva. 

Para ayudar con la expresión escrita, existen enfoques especiales de enseñanza que pueden utilizar psicólogos y maestros o especialistas en educación. Un par de ejemplos son el método Hochman (en inglés), también llamado La revolución de la escritura, y el desarrollo de estrategias autorreguladas (SRSD, por sus siglas en inglés). Ambos enfoques enseñan a escribir de una manera muy estructurada, lo que puede ser útil para los niños con disgrafía.

Hay varias adaptaciones que usted puede solicitar en la escuela de su hijo. El terapeuta o psicólogo con el que trabaje puede ayudarlo recomendándole herramientas o tecnología de asistencia específicas, pero algunos ejemplos que suelen beneficiar a los niños con disgrafía incluyen:

  • Utilizar un sujetador de lápiz para ayudarlos a sostener el lápiz de manera correcta y cómoda.
  • Utilizar un teclado en clase para tomar notas y hacer trabajos escritos.
  • Obtener los apuntes del maestro.
  • Utilizar una grabadora o una herramienta de dictado (voz a texto).
  • Escribir en papel cuadriculado o en organizadores gráficos (que suelen estar disponibles en Internet y son gratuitos) para ayudarlos a organizar sus palabras y pensamientos en papel.
  • Obtener tiempo adicional para las tareas de escritura, los apuntes y exámenes escritos.

¿Qué pueden hacer los padres para obtener ayuda para su hijo?

Si usted nota problemas constantes en la escritura de su hijo o en su capacidad para expresar ideas a través de la escritura, puede empezar por hablar con el maestro. Es probable que pueda solicitar una evaluación, y después, servicios a través de la escuela, o si lo prefiere, acudir con un profesional externo. Cuanto antes reciba un niño apoyo e intervención, más rápido podrá ponerse al día y seguir el ritmo de sus compañeros.

En casa, usted puede ayudar a su hijo a practicar la ortografía y la escritura de las letras. Si tienen tareas que involucran la escritura, usted lo puede ayudar a comenzar de manera organizada (como por ejemplo, preguntándole: “¿Cuáles son las piezas que necesitamos para esta historia?”). También le puede recordar que debe revisar su trabajo.

¿Cómo pueden los padres apoyar las necesidades emocionales de los niños con disgrafía?

Los niños con disgrafía pueden tener dificultades en el aula. Puede que tarden mucho tiempo en terminar los trabajos, como los exámenes y las tareas por escrito. Podrían quedarse atrás si no pueden seguir el ritmo para tomar apuntes durante las clases. Y sus calificaciones se pueden ver afectadas negativamente.

Todo esto puede causar angustia emocional en los niños. Puede ser frustrante tener que batallar para plasmar sus ideas y su conocimiento en el papel como lo pueden hacer sus compañeros. Es posible que los niños experimenten ansiedad y una pérdida de autoestima y confianza. Si su trastorno no es comprendido o no se reconoce, los demás pueden pensar que los niños con disgrafía son flojos o desordenados, y ellos mismos podrían empezar a preguntarse si eso es cierto.

Si usted nota que su hijo está experimentando sentimientos de frustración, ansiedad o baja autoestima, hay muchas formas de ayudarlo, entre ellas:

  • Hablar con él acerca de lo que es una discapacidad del aprendizaje, y sobre cómo no tiene nada que ver con la inteligencia.
  • Elogiarlo por su esfuerzo. Al igual que con todos los trastornos del aprendizaje, manejar la disgrafía no se trata de alcanzar la perfección, sino de mejorar. “Siempre hacemos énfasis en la idea de la determinación o perseverancia”, dice la Dra. Badaly. “En realidad no se trata de siempre hacer las cosas bien o de ser perfectos o tener éxito. Se trata de asegurarse de aprender de los errores y crecer con el tiempo”.
  • Hablar con los maestros y asegurarse de que comprendan y apoyen a su hijo, tal vez incluso estableciendo una señal sutil que el niño pueda utilizar cuando necesite ayuda adicional.

Con el apoyo adecuado, los niños con disgrafía pueden tener éxito en la escuela, aumentar su autoestima y expresar sus ideas con confianza.

La última revisión de este artículo se realizó el 9 de enero de 2023.