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Escrito por Kathryn L. Keough, PhD
Psicóloga, Centro para trastornos de ansiedad
Child Mind Institute


El juego de simulación, también conocido como juego imaginativo, incluye una variedad de conductas y acciones basadas en la imaginación que se vuelven más complejas durante la niñez temprana (Lillard et al., 2011). Los niños de dos años comienzan actuando escenarios con muñecos de peluche, muñecas o figuras, y tienden a utilizar estos juguetes realistas para imitar situaciones que le son familiares (Smith, 2009). Por ejemplo, un niño de dos años puede jugar a que su perro de peluche camina y tomar agua de un plato.

El juego simbólico emerge alrededor de los tres años. Éste involucra utilizar un objeto como si fuera otro o asignarle a un objeto propiedades diferentes de las que tiene en realidad (Lillard, 2015). Algunos ejemplos podrían ser que el niño utilice una caja como cuna para su bebé de juguete; que su creación hecha de bloques maúlle como un gato, o imaginar que un plato vacío está lleno y con él alimenta a sus figuritas de animales.

Después de los tres años, el juego de simulación se vuelve más complejo y de naturaleza social. Los niños empiezan a incorporar objetos imaginarios, crear narrativas más detalladas y mundos de fantasía, además de hacer juegos de rol dramáticos con sus amigos(Smith, 2009). De los tres a los cinco años entran en lo que se considera la “temporada alta” del juego imaginativo, aunque el juego de simulación sigue presente hasta la infancia media. (Singer & Singer, 2009; Smith & Lillard, 2012).

Beneficios del juego de simulación

Habilidades emocionales:

El juego de simulación tiene el potencial de crear un contexto en el que los niños más jóvenes pueden desarrollar distintas habilidades emocionales a través de la exploración y la práctica. La investigación sugiere que el conocimiento de las emociones y las habilidades de regulación emocional se desarrollan mejor en los niños que practican más asiduamente el juego de simulación y que demuestran una mayor preferencia por juegos y pensamientos basados en la fantasía (Bauer et al., 2021; Galyer & Evans, 2001; Gilpin et al., 2015; Lindsey & Colwell, 2013). Estos hallazgos respaldan la noción de que el juego de simulación les brinda una oportunidad para ejercitar sus habilidades de control emocional. El juego de roles puede ayudarles a desarrollar estas habilidades al permitirles expresar emociones distintas a las que están sintiendo para mantenerse en el personaje o adecuarse a la situación que están actuando.

Un estudio que analizó la actividad neural durante el juego en niños pequeños encontró que la región del cerebro asociada con el procesamiento social y la empatía estaba más activa en niños que jugaban con muñecas solos, que con una tablet, mientras que el nivel de la actividad neural no mostró diferencia entre el juego con muñecas o con una tablet cuando los niños jugaban con alguien más (Hasmi et al., 2020). Esto sugiere que el juego de simulación con muñecas brinda a los niños la oportunidad de practicar habilidades sociales y de empatía, incluso cuando juegan solos.

Al considerar los beneficios potenciales para las habilidades emocionales, se desarrollo un programa que incorpora juego de simulación dramático, para niños en riesgo de retraso en sus habilidades socioemocionales y de regulación, y los resultados indican que el control emocional se mejoró en los niños que participaron en el programa (Goldstein & Lerner, 2018).

Habilidades sociales:

El juego de simulación también les da oportunidades para desarrollar y practicar habilidades sociales. Se ha observado que los niños que practican con más frecuencia e intensidad el juego de simulación tienen un mejor entendimiento del estado mental de las demás personas, a lo que se le llama teoría de la mente (Lillard et al., 2011). También hay investigación que sugiere que el juego de simulación con pares está asociado positivamente con habilidades sociales, tales como la cooperación y la asertividad (Li et al., 2016). El juego de simulación con pares también apoya la competencia social y el desarrollo de otras habilidades prosociales como tomar turnos, poner las cosas en perspectiva y construir amistades (Smith, 2009; Smits-van der Nat et al., 2024).

Creatividad:

El juego de simulación parece facilitar el proceso de pensamiento creativo en los niños (Russ & Wallace, 2013). Una revisión de evidencia sobre la hipótesis de la relación juego-creatividad analizó el impacto, tanto del entrenamiento de juego de simulación como del tiempo de juego de simulación, en una tarea subsecuente de creatividad. Siverman (2016) encontró que la hipótesis juego-creatividad, que afirma que una de las funciones del juego de simulación es facilitar el proceso del pensamiento creativo en los niños, es verdadera.

Función ejecutiva:

Evidencia reciente sugiere que el juego de simulación puede mejorar la función ejecutiva, que es la habilidad que permite a las personas autorregularse, planear y alcanzar sus metas (White et al., 2021). Se ha comprobado que los niños que practican el juego de simulación han presentado mejoras en su control inhibitorio, capacidad de memoria, flexibilidad cognitiva y persistencia en las tareas.(Bauer et al., 2021, White & Carlson, 2021, White et al., 2021).

Un estudio que analizó el impacto del juego en la función ejecutiva desarrolló una intervención de cinco semanas de juego de fantasía, durante las que se pidió a pequeños grupos de niños que inventaran un script fantástico y lo actuaran (Thibodeau et al., 2016). En comparación con los niños que estuvieron en condiciones no imaginativas y de control, los que participaron en juegos de simulación fantástica mostraron mejoras en su memoria de trabajo y en su capacidad para cambiar la atención. Esto sugiere que el juego orientado a la fantasía puede tener un impacto directo en la mejora de las habilidades de la función ejecutiva en los niños.

Lenguaje

El juego de simulación parece fomentar el desarrollo del lenguaje en los niños. El juego simbólico se ha asociado al desarrollo del lenguaje expresivo y receptivo (Lewis et al., 2000). El juego de simulación elaborado y el uso de símbolos durante el juego en nivel preescolar, ha demostrado predecir habilidades de organización semántica, que incluyen la categorización, la comparación, la clasificación y el razonamiento analógico, así como las habilidades de reproducción narrativa incluso hasta cinco años después, en los años de educación primaria (Stagnitti & Lewis, 2015).

Resumen

El juego de simulación comienza a emerger alrededor de los dos años de edad y alcanza su pico en los años de edad preescolar. Conforme el juego de simulación se vuelve más complejo, los niños empiezan a utilizar objetos de manera simbólica, hacen juegos de rol, crean narrativas extensas y se involucran con sus pares a través de actividades de juego sociodramático. El juego de simulación se ha asociado con un mejor desarrollo de la regulación emocional, de las habilidades sociales, de creatividad, de función ejecutiva y del lenguaje, pero se requiere una investigación metodológicamente más rigurosa para investigar el papel que tiene realmente el juego de simulación en el desarrollo de estas habilidades.

Fuentes

Bauer, R. H., Gilpin, A. T., & Thibodeau-Nielsen, R. B. (2021). Executive functions and imaginative play: Exploring relations with prosocial behaviors using structural equation modeling. Trends in Neuroscience and Education25, 100165.

Galyer, K. T., & Evans, I. M. (2001). Pretend play and the development of emotion regulation in preschool children. Early Child Development and Care166(1), 93-108.

Gilpin, A. T., Brown, M. M., & Pierucci, J. M. (2015). Relations between fantasy orientation and emotion regulation in preschool. Early Education and Development26(7), 920-932.

Goldstein, T. R., & Lerner, M. D. (2018). Dramatic pretend play games uniquely improve emotional control in young children. Developmental Science21(4), e12603.

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Lillard, A. S., Pinkham, A. M., & Smith, E. (2011). Pretend play and cognitive development. In U. Goswami (Ed.), The Wiley-Blackwell handbook of childhood cognitive development (2nd ed., pp. 285–311). Wiley Blackwell.

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Kathryn L. Keough, PhD
Kathryn L. Keough, PhD
Kathryn L. Keough, PhD, es psicóloga en el Centro para trastornos de ansiedad del Child Mind Institute. La Dra. Keough … Lea la biografía