Hoy en día, cada vez más niños y adolescentes experimentan estrés. Las preocupaciones comunes van desde el cambio climático y la política, hasta cosas más cercanas que podrían estar sucediendo en su entorno, por ejemplo en la escuela, o con sus amistades y la familia.

Aunque a veces el estrés puede tener un papel positivo en nuestras vidas, ya que nos impulsa a hacer las cosas que necesitamos hacer, también puede tener importantes repercusiones negativas. Cuando experimentamos estrés en su lado más negativo, por lo general dura más y, en lugar de actuar como motor para ponernos en marcha, suele hacer lo contrario: nos bloqueamos. Cuando el estrés es continuo, está el riesgo de que desemboque en ansiedad e incluso depresión.

En estos artículos que hemos preparado puedes conocer más sobre la relación entre preocupaciones, estrés y ansiedad, así como formas de ayudar a niños o adolescentes a enfrentarse a aquellas situaciones que les causan incomodidad o molestia y señales de que es necesario buscar apoyo profesional.

– Gabriela Bobadilla, editora de español y directora de difusión | ✉