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Acumulación en niños

Los niños que acumulan se apegan de manera emocional a las cosas que guardan, cosas que a menudo otros desechan.

Escrito por: Caroline Miller

Experto clínico: Jerry Bubrick, PhD

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Cuando pensamos en los acumuladores, visualizamos a un adulto que ha llenado un hogar con tantas cosas (muchas de ellas inútiles) que hacen difícil, si es que no imposible, caminar, sentarse o, por ejemplo, cocinar o cenar. Sin embargo, los niños también pueden ser acumuladores. A veces, a partir de los 6 o 7 años. Y a pesar de que los niños que acumulan no tienen el control de la casa para esconder las cosas que adquirieron de manera compulsiva, como lo hacen los adultos, sí llenan sus habitaciones hasta que el funcionamiento se ve seriamente afectado.

Cuando un niño es referido por preocupaciones relacionadas con la acumulación, dice Jerry Bubrick, PhD, psicólogo clínico del Child Mind Institute, él hace una serie de preguntas.

  • ¿Puedes ver el piso de tu habitación?
  • ¿Puedes sacar la ropa limpia de tu armario? ¿O está tan lleno de cosas que no puedes meterte ahí?
  • ¿Puedes dormir en tu cama o tu cama es el almacenamiento temporal para todo?
  • ¿Puedes hacer la tarea en tu escritorio, o tu escritorio está cubierto con todo tipo de cosas?

Apego emocional a los objetos

El volumen de cosas escondidas en la habitación de un niño no es lo único que diferencia a alguien que acumula cosas de quien tan solo es desorganizado o desordenado: es la forma en que el niño se siente respecto a las cosas que guarda y su reacción cuando alguien lo hace deshacerse de ellas. “Los padres traen a sus hijos porque los niños lloran cuando se tira la basura”, dice el Dr. Bubrick.

La mayoría de los niños que tienen muchas cosas algo desorganizadas no se molestan si ocasionalmente alguien limpia y guarda, o se deshace de algunas de ellas. Pero los niños que acumulan sí se molestan. “Un acumulador creerá hasta cierto punto que, o bien fueron violados (¿cómo se atreve alguien a tocar sus cosas?), o sienten como si hubieran perdido a un hermano. Una posesión es como un ser querido”, explica el Dr. Bubrick.

El Dr. Bubrick da un ejemplo de un niño que guarda los tubos de cartón de las toallas de papel. “He visto a niños acumular 50 o 100 de esas cosas debajo del sofá. Tal vez piensan que son divertidos para jugar o podrían pensar que usarán uno más tarde. Puede que los padres digan: ‘A ver, escucha. Puedes quedarte con dos, pero vamos a tirar 98’. La mayoría de los niños estarían de acuerdo con eso. Los niños que son acumuladores, en cambio, se sentirán devastados”.

Los niños que desarrollan el trastorno de acumulación pueden no solo sentirse severamente ansiosos y angustiados si les quitan las cosas, sino que también pueden hacer berrinches, llorar y gritar, o incluso reaccionar violentamente y entrar en pánico, patear o golpear a los padres o romper cosas.

Mentalidad de ‘aquí mientras tanto’

Los niños acumuladores tienden a recoger y guardar cosas de la calle (monedas, palos, bellotas, etc.), que terminan amontonadas en casa. El Dr. Bubrick describe esto como un patrón de hacer montañas de cosas que están “aquí mientras tanto”.

El niño, explica el Dr. Bubrick, piensa: “No estoy seguro de qué voy a hacer con eso. No sé a dónde va, así que lo pondré aquí mientras tanto”. Con el tiempo, puede haber cientos de cosas en esas montañas.

Las cosas también tienen sentimientos

Parte de la razón de mantener las cosas “aquí mientras tanto” es que los niños que son acumuladores se preocupan de que si ponen las cosas en un cajón, se olvidarán de ellas. Y eso podría molestar a las cosas, que también tienen sentimientos. “Si algo está encerrado en un cajón —agrega el Dr. Bubrick— podría sentirse solo y podría extrañarme a mí o a las otras posesiones”.

Algunos objetos son apreciados porque son recordatorios de una experiencia feliz. “Esta piedra me recuerda la vez que fui a pasear al parque con mi papá. O, esta caja de pizza me recuerda la fiesta de pijamas que tuve con mis amigos. Si tiro la caja de pizza, es como tirar el recuerdo”, señala el Dr. Bubrick.

Acumular versus coleccionar

Los expertos señalan que los niños comienzan a coleccionar cosas a una edad temprana (generalmente animales de peluche, calcomanías o pegatinas, coches de juguete, muñecas, figuras de acción o cartas), y el coleccionismo puede desempeñar un papel positivo en el desarrollo. Ayuda a los niños a aprender a categorizar, desarrollar experiencia en un tema, practicar habilidades de organización, desarrollar un sentido de control y dominio, así como construir identidad. Los niños que coleccionan muestran orgullo por sus colecciones. Les gusta compartirlas con otros y hablar sobre ellas.

Los niños que acumulan, por otro lado, no organizan sus posesiones, y con frecuencia se sienten avergonzados o incómodos al dejar que otros vean o toquen sus cosas. Debido a que su capacidad de comprar cosas está limitada por la capacidad de gasto de sus padres, adquieren grandes cantidades de cosas que no tienen valor según la percepción de otras personas o que se consideran desperdicio. Además, los niños que son acumuladores a menudo no entienden por qué lo hacen.

La acumulación está relacionada con el TOC pero, a diferencia del TOC, los niños no se sienten forzados a acumular para aliviar la ansiedad. “La sensación que tienen cuando recogen algo es una sensación de deseo. Eso se ve genial. Realmente lo quiero. O lo necesito. Esto podría ayudarme de alguna manera”, explica el Dr. Bubrick. “La ansiedad surge cuando se ven obligados a deshacerse de algo. O cuando alguien lo mueve o lo toca sin su permiso”.

¿Cuándo se desarrolla la acumulación?

Cuando la acumulación, que es un trastorno de ansiedad, aparece en niños de tan solo 6 o 7 años, generalmente se presenta junto con el TOC u otro trastorno de ansiedad. Los niños que solo desarrollan el trastorno de acumulación generalmente son preadolescentes o mayores.

No es inusual que los niños que acumulan sean hijos de acumuladores. Alrededor del 50 por ciento de las personas que acumulan, de acuerdo con el DSM-5, tienen un familiar que también acumula. Cuando los profesionales clínicos tratan a niños por acumulación, a menudo descubren que los padres cumplen con los criterios de acumulación, incluso si no han sido diagnosticados. “A veces tenemos que tratar a los padres para ayudar a los niños”, dice el Dr. Bubrick.

Tratamiento para niños que acumulan

El tratamiento de primera elección para la acumulación, como ocurre con el TOC, es una forma de terapia llamada exposición y prevención de respuesta (ERP, por sus siglas en inglés). Los niños traen cosas que han estado guardando (o que han acumulado en sus bolsillos de camino hacia la terapia) y las califican en una escala de cero a 10, de acuerdo a qué tanto sienten que las necesitan. Después, comenzando con los objetos menos queridos, trabajan en poder desprenderse de ellos.

Al principio, el Dr. Bubrick sugiere quedarse con los artículos elegidos en su consultorio, y el niño intenta vivir sin ellos durante una semana para ver cómo se sentirá. “Al principio la mayoría de los niños dicen: ‘¡Va a ser muy difícil! ¡No puedo hacerlo! ¡De ninguna manera!’. Entonces, lo hacen y es difícil por un día o dos, y luego se dan cuenta de que pueden hacerlo”.

Estas exposiciones ayudan a debilitar la creencia del niño de que no puede vivir sin estas cosas. Un sistema de recompensa otorga puntos a los niños para que puedan adquirir algo valioso para ellos (incluida una actividad que disfrutan particularmente) si pueden deshacerse de una cierta cantidad de cosas al día.

El objetivo es reducir la velocidad con que se adquieren cosas, y ayudar a los niños a comprender que un objeto puede ser atractivo o posiblemente valioso, pero aun así no es algo que deban poseer. “Esa es la diferencia entre necesidad y deseo”, señala el Dr. Bubrick. “Con los acumuladores, tenemos que agregar ‘¿tengo espacio para eso?’. A veces hacemos tratos con los niños, de ´si realmente crees que quieres esto y/o que lo necesitas, entonces tienes que hacer espacio para ello deshaciéndote de otra cosa´”.

No avergonzar ni juzgar

Un aspecto importante del tratamiento es que, a pesar de lo que se ve en los engañosos programas televisivos sobre acumuladores, los terapeutas no juzgan el valor (o la falta de valor) de lo que los pacientes recolectan. Ya de por sí hay mucha vergüenza en el trastorno de acumulación.

“Nunca diríamos ‘¿por qué estás guardando esto? Esto es ridículo. Solo deshazte de eso’” —señala el Dr. Bubrick—  porque los pacientes ya saben que lo que ellos creen sobre sus posesiones no es lo que otras personas creen”. Avergonzarlos más aún no los ayudará.

El objetivo final de la terapia es que disminuya la necesidad de acumular y que los niños desarrollen flexibilidad, puedan deshacerse de cosas, así como limitar la cantidad de cosas nuevas que adquieren y mantener sus habitaciones habitables.

Pero también ayuda si los padres son flexibles, agrega el Dr. Bubrick, “para darles a los niños algo de libertad, salvo que sean desordenados y peligrosos. Después de todo, no estamos buscando que los niños vivan en un museo”.

La última revisión de este artículo se realizó el 20 de agosto de 2024.