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Autismo y pubertad

Cómo ayudar a los niños en el espectro del autismo a manejar los grandes cambios.

Escrito por: Caroline Miller

Experto clínico: Dra. Margaret Dyson

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La pubertad implica grandes cambios y nuevos desafíos para cualquier niño. Pero para los niños con el trastorno del espectro autista (TEA), atravesarla puede ser especialmente difícil.

Los cambios corporales pueden ser perturbadores para los adolescentes con autismo, a quienes por lo general les cuesta lidiar con los cambios. Manejar normas sociales más complejas los puede confundir, hacer sentir aislados y ponerlos en riesgo de experimentar depresión. Y la turbulencia emocional puede conducirlos a comportamientos dañinos o desafiantes.

“Brindarles información y apoyo es crucial para ayudarlos a atravesar la pubertad sin que se vuelva realmente abrumadora y angustiante”, señala Margaret Dyson, PhD, psicóloga del Centro para el autismo del Child Mind Institute. “Y lo menos que queremos es que se vuelvan vulnerables a que otros se aprovechen de ellos”.

Lo primero que aconseja la Dra. Dyson a padres y otros cuidadores es que inicien la conversación sobre la pubertad con los niños con mucha anticipación. “Es más fácil si puedes hacerlo de forma proactiva”, afirma. Planearlo con anticipación te permitirá pensar qué información compartirás y te dará suficiente tiempo para repetirla todas las veces que un niño en el espectro lo pudiera necesitar para sentirse cómodo.

Por lo general, la pubertad empieza entre los 8 y los 14 años, pero en algunos casos puede ser antes. La Dra. Dyson señala que las niñas suelen comenzar a menstruar entre 12 y 18 meses después de que el busto se empieza a desarrollar.

Normalizar los cambios físicos

Los niños en el espectro del autismo podrían necesitar apoyo adicional para disminuir la ansiedad relacionada con sus cuerpos y las nuevas sensaciones que experimentarán, explica la Dra. Dyson.

Por ejemplo, las niñas deberían saber qué pasa cuando tienen su periodo y cómo manejar el sangrado menstrual, antes de que les suceda. Pero también podrían requerir ayuda para entender los cólicos y otros dolores corporales que son parte normal de la experiencia.

Dicho esto, el dolor o el sangrado menstrual extremos pueden indicar una condición que requiere tratamiento. Si las niñas no pueden verbalizar lo que están sintiendo, la Dra. Dyson sugiere utilizar escalas de dolor (por ejemplo, “en una escala de 1 a 10…”) para ayudarlas a indicar lo que está pasando en su cuerpo.

La Dra. Dyson recomienda enseñarles a las niñas cómo usar una toalla femenina, un tampón o una copa menstrual y animarlas a elegir sus propias opciones en la tienda. Hacer un calendario visual para anotar cada cuánto tiempo necesitan volver a surtir un producto, puede ayudarlas a anticipar la frecuencia con la que necesitarán prestar atención a su cuidado menstrual, y cómo convertirlo en parte de su rutina.

En el caso de los niños varones, la Dra. Dyson aconseja explicarles qué es tener una erección y eyacular, antes de que sea probable que les ocurra, así como aclararles que los sueños húmedos o las eyaculaciones nocturnas involuntarias no son lo mismo que orinarse en la cama. No comprender estas funciones puede hacerlos sentir que no controlan sus cuerpos.

Algunos niños que tienen autismo y epilepsia experimentan más convulsiones durante la pubertad.

Cómo hablar del deseo sexual

Durante la adolescencia, los niños comenzarán a experimentar deseo sexual y necesitarán entender lo que están sintiendo. Independientemente de si es probable o no que el adolescente se vuelva sexualmente activo, los expertos dicen que debería estar informado sobre sexo y reproducción. Y al hablarle sobre el tema de forma proactiva, tienes la oportunidad de conversar sobre los valores de tu familia y crear un espacio seguro para que tu hijo haga preguntas.

La Dra. Dyson sugiere comenzar la conversación sobre sexualidad preguntando al niño qué es lo que ya sabe y partir desde ahí. También aconseja utilizar el lenguaje correcto para referirse a las partes del cuerpo y sus funciones, en vez de usar eufemismos o formas de suavizar las cosas. Responder preguntas de forma simple, directa y en un tono positivo alentará a tu hijo a regresar contigo si tiene más preguntas.

Para explicar el proceso de madurez sexual puedes ayudarte con recursos visuales y anécdotas, enfatizando que todo esto es parte natural de volverse adulto, añade.

Comportamiento privado y público

Anticiparse al hecho de que los niños experimentarán deseo sexual, te llevará a la necesidad de tener una conversación sobre la diferencia entre lo que la Dra. Dyson llama comportamientos públicos y privados.

Por ejemplo, los expertos recomiendan enseñar a los niños que la masturbación es algo natural, que no hay nada malo en ella, pero que debe hacerse en privado. “El objetivo no es avergonzar al joven”, señala la Dra Dyson, “sino sólo aclararle esa distinción”.

Los recursos visuales pueden ayudarte a que estos conceptos sean más concretos. Por ejemplo, el Vanderbilt Kennedy Center ofrece una publicación llamada Healthy Bodies Toolkit que incluye complementos visuales. Uno de ellos utiliza círculos concéntricos para designar los distintos tipos de relaciones que existen, desde la que establecemos con los extraños, en el anillo exterior, hasta la que tenemos con las parejas románticas, en el centro. Cada anillo indica el tipo de comportamiento que es apropiado para cada tipo de relación, por ejemplo, está bien sonreír y decir hola a los extraños, pero los besos se deberían reservar para las parejas románticas.

Sexualidad y consentimiento

Sentirse atraído hacia alguien puede resultar confuso para los niños en el espectro, así como saber cuándo compartirlo o dejarse llevar por sus sentimientos. La Dra. Dyson sugiere enfatizar que sentirse atraído hacia alguien es normal y saludable. Pero es importante clarificar que la atracción sexual o romántica es algo que hay que mantener en privado, salvo en situaciones apropiadas y siempre que tengamos razones para pensar que la otra persona se siente cómoda con ese tipo de atención. Los niños también necesitan saber qué tipo de contacto físico es apropiado o inapropiado, y lo que ella llama el fundamento del consentimiento: “Reconocer las zonas privadas del cuerpo de otras personas, así como las propias, y la necesidad de pedir permiso antes de avanzar hacia esa zona más privada con alguien”.

Vanderbilt sugiere abordar algunos de estos temas:

  • ¿Por qué las personas tienen sexo?
  • ¿Cómo te das cuenta de que ya estás listo para tener sexo?
  • ¿Qué son los sentimientos sexuales?
  • ¿Qué lugares son apropiados para tener sexo?
  • ¿Cuáles son las diferentes maneras de tener sexo?
  • ¿Qué es la pornografía?
  • ¿Qué es el consentimiento?
  • ¿Cómo identificar el consentimiento?

El género y la orientación sexual son temas relacionados que los niños con autismo necesitan entender, para ellos mismos y para interactuar con sus pares. Por supuesto, los adolescentes que puedan ser sexualmente activos necesitan comprender cómo prevenir un embarazo y protegerse de enfermedades de transmisión sexual.

Para los niños en el espectro puede ser muy desafiante comprender las sutilezas de interactuar en el contexto más sexualizado de la adolescencia, pues a menudo incluye comprender señales indirectas y lenguaje corporal. “Hay que hablarles sobre cuáles son esas señales de que alguien pudiera estar interesado en ti —dice la Dra. Dyson— y luego, cuáles son las señales de que tal vez no está tan interesado, o de que no se está sintiendo cómodo en una interacción”.

Algunas veces, en especial las niñas, encuentran difícil entender por qué sus amigas más maduras sexualmente muestran cada vez más interés en sus compañeros, o interactúan con ellos de forma distinta, coqueteando, abrazándolos o besándolos. “Para una persona más neurodivergente a veces eso es difícil de entender”, afirma la Dra. Dyson.

Relaciones de amistad

Durante la adolescencia, los niños se enfocan cada vez más en sus amistades. Aquellos en el espectro podrían necesitar apoyo adicional para entender con quién establecer una amistad y cómo hacerlo. Hablarles sobre lo que hace que alguien sea un buen amigo o amiga puede ayudarlos a evitar que otros niños que tal vez no tengan buenas intenciones se aprovechen de ellos.

“Es importante conversar con tu adolescente sobre las cualidades que debe buscar en un buen amigo”, explica. “Por ejemplo, es importante que sea alguien digno de confianza y que se preocupe por ti. Es posible que quieras que tengan algunos intereses en común. Por supuesto será muy importante que se trate de una relación recíproca, para que no seas tú quien haga todo el trabajo”.

Depresión, ansiedad y problemas de comportamiento

Alrededor de la pubertad, los niños con autismo tienden a volverse más conscientes de sus desafíos sociales y les cuesta más trabajo encajar. Algunos podrían experimentar bullying. Esta creciente conciencia de ser diferentes y sentirse aislados puede ser muy dolorosa, y vuelve a los niños en el espectro más propensos a la ansiedad, la depresión y los trastornos alimentarios. Para algunos, su confusión e incomodidad se puede manifestar en forma de comportamientos desafiantes.

Un aumento en las autolesiones, cambios en el apetito o en los patrones de sueño, quejas frecuentes de dolor de cabeza o de estómago, y una abrupta pérdida de interés en actividades que solían disfrutar, pueden ser todas señales de depresión que requieren de apoyo profesional.

Comportamiento agresivo

Para algunos niños en el espectro, los cambios hormonales y la turbulencia emocional puede generar comportamientos más desafiantes o agresivos. Y pensando en que los niños irán creciendo hasta estar del tamaño de sus padres, o más grandes, la Dra. Dyson sugiere planear con antelación cómo manejar esas posibles situaciones. Esto puede implicar identificar desencadenantes de comportamientos potencialmente peligrosos y estrategias para prevenirlos. En algunos casos, se prescriben medicamentos como Abilify o Risperdal cerca de la pubertad, para ayudar a manejar los comportamientos que pudieran ser dañinos para ellos mismos o para otros.

La Dra. Dyson sugiere asegurarse de tener un terapeuta o algún otro proveedor de servicios de salud mental como apoyo y establecer un buen plan de seguridad para tu hijo, incluidos los casos de quienes tienden a alejarse o escapar, o quienes que pudieran tener crisis en público.

Seguridad en línea

Dado que el interés en las redes sociales suele intensificarse en la adolescencia, otra preocupación de seguridad con los adolescentes con autismo es su comportamiento en línea. Los expertos enfatizan la importancia de tener reglas claras que los niños puedan aprender y a las que tengan fácil acceso cuando estén tomando decisiones en las redes sociales.

Algunas de esas reglas, como lo sugiere el manual de Vanderbilt, podrían incluir:

  • No compartas tu dirección ni información personal en Internet.
  • Si publicas fotos, asegúrate de que sean fotografías que cualquiera, incluidos los niños y tu familia, pueden ver sin que te sientas incómodo.
  • Recuerda que hasta las conversaciones por mensaje que parecen privadas pueden copiarse y compartirse con otras personas.

Pero los niños en el espectro autista puede que necesiten más apoyo para evitar que se aprovechen de ellos en línea o ser víctimas de ciberacoso. La Dra. Dyson señala que tal vez sean menos rápidos para darse cuenta que las personas no siempre son lo que aparentan en línea, y que algunos que se muestran amistosos podrían no tener tan buenas intenciones. Los expertos nos alientan a pensar detenidamente en qué momento los niños están listos para manejar las redes sociales. Common Sense Media ofrece una página de recursos para ayudar a los padres a entender cómo funcionan diversas plataformas de redes sociales y mantener la exposición de sus hijos lo más saludable posible. Los niños en el espectro autista no son los únicos que enfrentan estos riesgos, pero sus desafíos sociales pueden hacerlos particularmente vulnerables a personas malintencionadas o incluso a compañeros insensibles en línea.

La última revisión de este artículo se realizó el 2 de julio de 2024.