En primera persona: Un esfuerzo conjunto para ayudar a Sofía a hablar
Superar el mutismo selectivo.
in EnglishCuando Sofía, de 3 años, empezó el kínder, sus padres, John y Kandi, descubrieron que no hablaba en clases, en absoluto. Cuando esto volvió a ocurrir al año siguiente, cuenta John, “empezamos a darnos cuenta de que Sofía era (entre comillas) una niña diferente en el entorno escolar”. Kandi y John explican el tratamiento de Sofía para el mutismo selectivo y su participación en un programa intensivo de una semana llamado Brave Buddies.
¿Al principio pensaron que Sofía era simplemente tímida?
Kandi: Antes de empezar el kínder, antes de los 3 años, Sofía era siempre muy tímida cuando alguien intentaba hablar con ella. Esto era así tanto con la familia, como con los amigos, como con los desconocidos: con casi todo el mundo. Había un pequeño grupo de personas con las que se sentía más cómoda, uno o dos miembros de la familia con los que se abría y finalmente empezaba a hablar con ellos. Entonces, cumplió 3 años y empezó el kínder en septiembre, y no habló en absoluto en clase. En absoluto. Si le hacían una pregunta, no asentía, no hacía nada. Nosotros seguíamos pensando que era extremadamente tímida.
¿Cuál fue la respuesta de la escuela?
Kandi: A principios de la primavera, dijeron: “Creemos que deberían hacer que Sofía sea evaluada por el equipo de estudio de niños de la escuela”. La llevamos a la escuela y la logoterapeuta la hizo hablar. Se sentó en el suelo con ella y consiguió que interactuara con ella, jugando con los trenes. No fue una gran conversación, pero obtuvieron respuestas de ella. Así que nos dijeron que no cumplía los requisitos para recibir servicios especiales en ese momento.
Terminamos ese año escolar, y teníamos grandes esperanzas de que cuando cumpliera cuatro años y empezara su nueva clase, las cosas serían diferentes. Así que llegó septiembre y empezó a ir a la escuela. La nueva maestra consiguió que respondiera solo una vez, con una o dos palabras. Y luego ella dejó de hacerlo.
“Cuando la llevábamos a la escuela, en cuanto cruzábamos la puerta, dejaba de hablar. Y yo le hacía una pregunta y ella ni siquiera me respondía”.
¿Cuál fue el momento decisivo para ustedes?
John: Para ese momento empezamos a darnos cuenta de que Sofía era, entre comillas, una niña diferente en el entorno escolar. Pero incluso en casa, cuando la familia o los amigos venían a visitarla, era diferente. Incluso la forma en que interactuaba con nosotros: se apagaba cuando había otros presentes. Así que ese fue un momento decisivo para nosotros.
Kandi: Cuando la llevábamos a la escuela, en cuanto cruzábamos la puerta, dejaba de hablar. Podíamos entrar en el edificio de la escuela y yo le hacía una pregunta y ella ni siquiera me respondía.
John: Estaba abrumada por la ansiedad. Pobre niña. Se agravó tanto que parecía no solo nerviosa, sino realmente asustada.
Kandi: E incluso en las fiestas de cumpleaños y en las citas para jugar, no se relacionaba con los otros niños. Se iba al rincón a jugar o se sentaba a mi lado. Nunca se separaba de mí.
John: Eso fue difícil.
¿Cómo obtuvieron finalmente un diagnóstico?
Kandi: Justo después de las vacaciones, en enero o febrero, su maestra me convocó a una reunión y me dijo: “¿Has oído hablar del mutismo selectivo?”. Y yo dije: “Sí, he oído hablar de él”. Pero la habían evaluado cuando tenía 3 años, y pensé: “Oh, no, no lo tiene, está bien”. Supongo que en parte lo negábamos y esperábamos que se le pasara.
Y ella dijo: “Creo que realmente es necesario que el equipo de estudio de niños reevalúe a Sofía, y que vengan al kínder a observarla”. Así que eso es lo que hice. Los llamé, vinieron al kínder y la observaron allí, y finalmente reconocieron que algo estaba ocurriendo.
¿Una vez que tuvieron el diagnóstico, Sofía fue a una clase de educación especial?
Kandi: Sí, pero el día antes de tener que empezar el programa de educación especial, encontramos al Dr. Steven Kurtz. John habló con él por teléfono.
John: Él dijo: “Quiero que esperen para empezar. Me gustaría ir a la escuela primero”. Quería asegurarse de que empezáramos la relación de la manera correcta con Sofía y sus nuevos maestros.
Kandi: Nos reunimos con el equipo de estudio del niño y hablamos de cómo presentarle a su nueva maestra. Fuimos allí todos los días y poco a poco fuimos presentándole a la maestra y llegamos al punto en que Sofía interactuaba con la maestra de forma individual. Y Sofía respondía a la maestra. Estaba muy nerviosa, pero respondía con suavidad. Y nosotros utilizábamos el término “hablar con valentía”, y la elogiábamos cuando hablaba. Así que una vez que empezó todo eso y recibió recompensas por su valentía para hablar, ella respondió.
¿Cómo fue una vez que ella estuvo en la clase?
John: Hizo progresos. No estaba ni de lejos donde estaría si no tuviera mutismo selectivo, pero definitivamente hizo un progreso significativo.
Kandi: Hicieron una tabla de recompensas para ella en la que conseguía cinco calcomanías y luego recibía una recompensa. Ella tenía que elegir la recompensa. Era algo sencillo, como jugar en la cocina de la clase. Eso realmente marcó la diferencia para ella.
“Aunque no hablaba a un volumen normal, y cosas como esas, pudimos ver cómo su ansiedad iba disminuyendo significativamente. Poco a poco se fue volviendo menos sensible a las cosas que eran los principales desencadenantes de su ansiedad, lo cual fue muy importante”.
¿Así que iba al kínder en otro programa de educación especial?
Kandi: Sí. El Dr. Kurtz estuvo presente en la reunión del IEP y pensó que todo sonaba bien para ella. Así que la inscribimos en Brave Buddies ese verano. Y con su maestra de kínder, volvimos a hacer el proceso de introducción gradual, con mucho cuidado.
Kandi: Recuerdo que la primera vez que fuimos a trabajar con su consejera de Brave Buddies, Melissa, estábamos jugando a Go Fish, y fue muy intenso para mí. Pensé, oh Dios, no va a hablar. Estaba muy nerviosa. Pero Melissa estaba muy relajada: ya había hecho esto antes. Sofía lo hizo muy bien. Y luego, en Brave Buddies, susurró. Sofía solía hablar como una ventrílocua, sin mover la boca. Lo hacía mucho.
John: Oh, sí. Pero fue un gran progreso.
Kandi: Y luego creo que habló en susurros toda la semana en Brave Buddies: no sé si alguna vez habló con un volumen normal. Pero lo hizo muy bien. Quiero decir, fue a Dunkin Donuts y pidió su dona, y preguntó dónde había algo en la librería. Se ganó su recompensa todos los días.
John: Y, ya sabes, a pesar de que ella no estaba hablando a un volumen normal y ese tipo de cosas, cómodamente, pudimos ver cómo su ansiedad iba disminuyendo significativamente. Poco a poco se fue volviendo menos sensible a las cosas que eran los principales desencadenantes de su ansiedad, lo cual fue muy importante. Creo que eso sentó las bases para el gran progreso que hizo después de Brave Buddies.
¿Qué hacían ustedes en casa?
Kandi: Para ese momento, nosotros elogiábamos constantemente a Sofía cuando hablaba, y le decíamos “gran valentía al hablar”, y lo hacíamos en público, e íbamos a tiendas y restaurantes.
“Para el año nuevo, ya se ponía delante de la clase y hacía exposiciones. ¡Absolutamente increíble! Empezamos a recibir muchos comentarios: la familia, los amigos, los vecinos, los maestros decían: “¡Vaya! Es una niña totalmente diferente”.
¿Involucraron a otros familiares o cuidadores?
John: Sí. Ese refuerzo por parte de los familiares supuso una gran diferencia. Cuando no se conoce el mutismo selectivo, hay cosas que se hacen y las personas piensan “no es para tanto”, pero realmente lo es. Puede tener un gran impacto negativo en el niño.
Kandi: Por ejemplo, contratamos a una niñera, y normalmente alguien al entrar en la casa decía: “Hola, ¿cómo te llamas?” justo en su cara. Y luego: “Oh, ¿por qué no quieres hablar conmigo?”. Tan pronto como las personas convierten en un problema el hecho de que ella no responda, olvídalo, no funcionará. Así que le decimos a la niñera: Salúdala, pero si no obtienes respuesta sigue con lo tuyo. Empieza a jugar con ella, a interactuar de esa manera. Siéntate, juega a algo con ella. Melissa nos dijo: “Conviértete en un comentarista de deportes”, y eso es algo importante. Algo así como: “Sofía, veo que estás jugando con esa muñeca, eso es lindo”. Hablar de lo que ella está haciendo.
John: Todas estas pequeñas técnicas suman.
Kandi: Y eventualmente ella se sentirá tranquila, estará cómoda. Y luego finalmente hablará. Siempre y cuando no haya esa presión extra sobre ella. Ese consejo del comentarista deportivo fue realmente muy útil.
John: Sí, y otra técnica excelente fue asegurarse de dar a Sofía mucho tiempo para responder. La primera vez que oí eso, pensé “ehh”, pero luego lo probé y me sorprendió cómo marca la diferencia. Es importante esperar y dar al niño la oportunidad de responder. Así que todas estas pequeñas técnicas, al usarlas juntas, marcan una gran diferencia. Tiene un impacto positivo significativo. El efecto acumulativo de hacerlo de manera correcta, por parte de la escuela y luego en casa, por parte de los padres y los otros miembros de la familia, e incluso extendiéndolo, como mencionó Kandi, a las niñeras, creo que fue realmente el factor decisivo.
¿Cómo está ella ahora?
John: Ha hecho grandes progresos. Para el año nuevo, ya se había logrado poner delante de la clase y participar en la actividad escolar de show and tell. Es increíble. Empezamos a recibir muchos comentarios de las personas: la familia, los amigos, los vecinos y los maestros decían: “¡Vaya! Lo está haciendo muy bien. Es una niña totalmente diferente”. Íbamos a una fiesta de cumpleaños y se iba con los otros niños a jugar, en lugar de estar enredada en la pierna de Kandi, totalmente asustada, nerviosa, preocupada y silenciosa. Noche y día.
¿Y la trasladaron de nuevo a un aula convencional?
Kandi: En la reunión de su IEP al final del año dijeron que estaba lista para ser totalmente integrada, no más educación especial.
John: Ahora está hablando e interactuando con otros estudiantes, habla con los maestros, lo está haciendo muy bien. Y de hecho, no hace mucho tiempo, le dijimos que estábamos tan orgullosos de ella y de toda la valentía con la que ha estado hablado…
Kandi: Sí, casi lloré. Sofía respondió: “Ya no hablo con valentía, mami. Solo hablo”.