¿Los comportamientos autistas podrían tener una causa médica?
Algunas conductas problemáticas persistentes resultan ser enfermedades que se pueden tratar.
Experto clínico: Dra. Margaret Bauman
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Qué tipo de comportamientos podrían indicar que tu hijo siente dolor físico?
- ¿Por qué a los niños autistas les cuesta decirte que tienen un problema médico?
- ¿A qué tipo de cambios deberías prestar atención?
Lectura rápida
Los niños con autismo suelen tener comportamientos extraños que se asumen como síntomas del autismo. Pero a veces estos comportamientos tienen causas médicas. Los niños que se retuercen bruscamente podrían tener un problema estomacal, por ejemplo. Y lo mismo podrían tener los niños que no se recuestan, ni siquiera para dormir. Ambos comportamientos son señales de que el ácido estomacal está yendo hacia un lugar al que no debería ir. Si tu hijo o hija se golpea o presiona el pecho o el vientre, esto también podría ser señal de un problema estomacal.
A menudo los padres, e incluso los médicos, pasan por alto los problemas médicos de los niños autistas, en especial de aquellos que no hablan. Puede que estos niños no digan: “Me duele el estómago”. Y puede que no tengan los mismos síntomas que otros niños. Por ejemplo, mientras que algunos niños podrían vomitar o tener diarrea, los niños autistas podrían solamente sentir dolor. Para complicar aún más las cosas, los niños autistas con problemas sensoriales podrían no saber de qué parte de su cuerpo proviene el dolor. Por lo tanto, tu hijo o hija podría decir “me duele la cabeza” cuando en realidad le duele el estómago.
Fíjate en cambios de comportamiento que pudieran ser señales de un problema médico. Cuando los niños están enfermos podrían tener más crisis, reaccionar de forma agresiva o lastimarse a sí mismos. Como a cualquier persona, sentir dolor los pone de mal humor. Si un niño no te puede decir que se siente mal, se podría frustrar tanto que termina estallando en un berrinche. También es difícil para los niños dormir cuando no se sienten bien. Así que no querer ir a la cama también puede ser una señal de que algo anda mal.
Si un niño autista tiene un comportamiento problemático o peligroso, es importante descartar las causas médicas antes de considerar la medicación psicoactiva.
Una de las cosas que puede hacer que el autismo sea desconcertante (y desafiante) son las conductas extrañas, que varían de aquellas que distraen hasta las que son declaradamente peligrosas. Hacer muecas, movimientos repetitivos, darse cabezazos o recurrir a otras autolesiones, tener crisis e incluso ser agresivos: todas estas conductas son tan comunes en los niños en el espectro que se han vuelto parte del perfil del trastorno. Por lo general, no sabemos qué significan y asumimos que son características propias del autismo.
Pero la Dra. Margaret Bauman, neuróloga pediatra que ha estado estudiando y tratando a niños con autismo durante 25 años, argumenta que algunas de las conductas difíciles que se asocian con el autismo son causadas en realidad por otros problemas médicos que han pasado desapercibidos.
Explicaciones alternativas
La Dra. Bauman utiliza como ejemplo a una paciente joven a quien trató, y que habitualmente torcía el torso hacia un lado e inclinaba la cabeza como si fuera un tipo de espasmo. Se había asumido que era algún tipo de tic o convulsión. Pero después de examinarla resultó ser que sufría de malestar gastrointestinal. El movimiento de torsión espasmódico se llama síndrome de Sandifer y es una forma de impedir que el ácido estomacal llegue al esófago, donde ocasiona dolor. Una vez que esta paciente joven recibió tratamiento por el problema de reflujo ácido, cesó este comportamiento descontrolado.
Otra niña que la Dra. Bauman trató de forma crónica se negaba a irse a la cama. Cada vez que se recostaba, saltaba de nuevo y trataba de salirse de la cama y luchaba contra los cuidadores que intentaban convencerla de acostarse. Cada noche era una batalla. Pero resultó ser que ella también tenía reflujo ácido severo, que era lo que le causaba malestar al recostarse. Una vez más, el tratamiento para el problema médico solucionó su problema de conducta a la hora de dormir.
La Dra. Bauman informa que no es inusual que los niños con autismo que acuden al gastroenterólogo tengan lesiones severas y evidentemente dolorosas debido a reflujo ácido. Otras cosas que podrían presentar son estreñimiento, alergias, eccema, amigdalitis, cólicos menstruales, infecciones de oídos, infecciones del tracto urinario, lesiones y fracturas óseas.
Problemas médicos que se pasan por alto
No es inusual que se pasen por alto problemas médicos en niños con autismo, especialmente en aquellos que son no verbales.
Primero, puede que los niños en el espectro no presenten los mismos síntomas que solemos ver en los niños con un desarrollo típico. Por ejemplo, mientras que otros niños con un malestar estomacal podrían vomitar y tener diarrea, los niños en el espectro podrían simplemente sentir dolor.
De igual forma, los niños con trastorno del espectro autista (TEA) a menudo no pueden identificar con efectividad el origen del dolor o malestar. Puede que no tengan las habilidades cognitivas para clasificar lo que están sintiendo, o las habilidades de comunicación para expresarlo, y esto no sucede únicamente con los niños que son no verbales. Además, debido a que muchos niños en el espectro tienen problemas del procesamiento sensorial, es posible que no puedan identificar de dónde proviene el dolor o malestar. Cuando un niño que está en el espectro dice “me duele la cabeza”, podría tener dolor de estómago y no dolor de cabeza. Puede que simplemente esa sea su forma de decir: “No me siento bien”.
Pero otra razón por la que los cuidadores pasan por alto las señales de enfermedad física, argumenta la Dra. Bauman, es porque estas conductas se han asociado tanto con el autismo que no llaman la atención. Un espasmo se podría interpretar como una convulsión cuando, en cambio, es una respuesta al dolor. “No todo lo que se contrae es una convulsión”, observa. “Puede ser el intento de un niño por aliviar su malestar. Incluso es posible que las conductas repetitivas o estereotípicas no sean inherentes al trastorno”.
Conductas que se malinterpretan
Las conductas que podrían indicar un problema médico incluyen:
- Tragar saliva haciendo ruido o hacer muecas.
- Darse golpecitos en el tórax o estómago.
- Presionar el abdomen.
- Negarse a dormir.
- Movimientos repetitivos.
- Autolesiones como darse cabezazos o golpearse a sí mismo.
- Crisis emocionales.
- Agresión.
¿Por qué una enfermedad física hace que un niño tenga una crisis o arremeta con violencia? Todos los niños muestran conductas más negativas cuando no se sienten bien, observa la Dra. Bauman, y los niños que se encuentran en el espectro pueden explotar debido a la frustración por el hecho de sentir dolor y no saber cómo comunicarlo o hacer que se detenga.
Fijarse en los cambios
Para una madre, padre o cuidador, la clave es prestar atención al incremento en las conductas negativas, o a comportamientos nuevos, inusuales y aparentemente inexplicables que parecen surgir “de la nada”, dice la Dra. Bauman. Presta atención al aumento en la severidad de las cosas, como la autolesión y la agresión. “No asumas que esta conducta es simplemente una conducta propia del TEA —agrega— o que es de origen psiquiátrico o cognitivo”.
Igualmente, advierte la Dra. Bauman, se deben explorar los problemas médicos antes de considerar medicamentos psiquiátricos. “Los medicamentos psiquiátricos no deben ser la primera línea de acción para estas conductas difíciles”.
Los niños con autismo merecen atención médica adecuada, observa. Puede ser difícil encontrar médicos que hagan un buen diagnóstico, pero la buena noticia es que muchas de estas condiciones médicas, y en consecuencia las conductas que producen, son tratables.