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¿Cómo hacer que mis hijos hagan los quehaceres?

La cooperación beneficia tanto a los niños como a toda la familia.

Escrito por: Christina Frank

Expertos clínicos: Caroline Mendel, PsyD , Stephanie A. Lee, PsyD

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Los quehaceres de la casa pueden ser un fastidio, tanto para el niño que tiene que hacerlos como para el padre que tiene que decirle a su hijo que los haga.

Pero evitar una posible fricción familiar lo vale, dicen los expertos en desarrollo social. La cooperación enseña a los niños empatía, responsabilidad y la importancia de pertenecer a una comunidad. “Los quehaceres enseñan a los niños cómo realizar tareas que necesitarán a lo largo de toda su vida, como lavar la ropa y los platos. Y enseñan habilidades que los beneficiarán tanto en la escuela como en los deportes, como trabajar juntos y ser parte de un equipo”, dice Caroline Mendel, PsyD, psicóloga clínica del Child Mind Institute.

Y entre más pronto comiencen es mejor. Los investigadores han vinculado (en inglés) la realización de labores de la casa a una edad temprana con sentimientos de competencia, autoconfianza y un sentido de responsabilidad hacia otras personas. En un estudio de la University of Minnesota realizado a 84 adultos de 25 años, surgió que el mejor indicador de éxito (en términos de carrera profesional, relaciones afectivas y no consumo de drogas) fue el hecho de haber cooperado con las labores del hogar cuando tenían tres o cuatro años. Quienes empezaron a cooperar con los quehaceres hasta que tenían 15 o 16 años tuvieron menos éxito. La implicación de esto es que el sentido de responsabilidad que se adquiere al cooperar con el quehacer doméstico se aprende mejor cuando los niños son pequeños.

Estos son algunos consejos para que los quehaceres sean manejables para su hijo y beneficiosas para toda la familia.

Haga de los quehaceres parte de la rutina

Las rutinas y la estructura son realmente fundamentales para los niños, dice la Dra. Mendel. Ella sugiere que a los niños se les diga desde un principio cuáles son las expectativas y que se les den opciones (cuando sea posible) de qué labores quieren hacer (poner la mesa o recoger todo al final de la comida, por ejemplo) para ayudarlos a sentirse partícipes. Puede ser útil hacer un calendario de los quehaceres con imágenes para que cada niño sepa exactamente qué hacer cada día de la semana. Las reuniones familiares o las “preguntas de seguimiento” son buenas para revisar las expectativas.

Divida los quehaceres

Los niños tienden a ser más exitosos, y por lo tanto a sentirse realizados, cuando se les da un trabajo que no solamente es apropiado para nivel de desarrollo, sino además muy específico. En lugar de decirle a su hijo algo vago o potencialmente abrumador como “limpia tu habitación”, dígale, por ejemplo, que guarde primero los bloques en su caja y, después, dígale que coloque los libros en el estante.

Este acercamiento es particularmente importante para los niños que tienen desafíos con las funciones ejecutivas, incluyendo a los niños que tienen TDAH.

Cuando se presenta una nueva responsabilidad o meta de comportamiento la doctora Mendel utiliza una técnica conocida como “moldear”. De este modo, usted puede decirle al niño que haga su cama, pero usted va cambiando de manera gradual lo que esto implica. Al principio “haz tu cama” puede significar simplemente extender la sábana en la cama. La siguiente vez podría significar extender la sábana y colocar el cobertor encima, y así sucesivamente. O usted podría esperar primero que su hijo haga la cama una vez por semana y aumentar la frecuencia a partir de allí. “Usted estará construyendo progresivamente el significado de ‘haz tu cama’ para que su hijo reciba la misma gratificación, ya sea obtener una retribución monetaria o una felicitación por haber hecho un gran trabajo”.

Enfóquese en desarrollar habilidades

Las mejores tareas son las que están relacionadas con las cosas que usted sabe que su hijo tendrá que poder hacer en el futuro, dice Stephanie Lee, PsyD, titular del Centro para el TDAH y trastornos del comportamiento en el Child Mind Institute. “Un niño de primaria o middle school podría tener que lavar la ropa, limpiar la mesa, lavar los platos, ayudar en la preparación de los alimentos”, agrega. “Al asumir esas tareas, su hijo aprenderá cómo ocuparse de esas cosas en el futuro”. Incluso los niños en edad preescolar pueden ayudar en las labores del hogar, comenzando con guardar los juguetes.

Cuando hable sobre los quehaceres con niños mayores, la Dra. Lee recomienda relacionarlos con su futura independencia. Un día podrás hacerle una buena comida a tu novio o novia, o podrás cocinarte tu comida favorita cuando vayas a la universidad. “En mi opinión, cuanto más pueda vincular los quehaceres a las circunstancias y experiencias de la vida real, no solamente se vuelven más funcionales —añade la doctora— sino que se hacen un poco más fáciles y agradables de asumir y de comprender para los niños y adolescentes”.

Recompense los quehaceres realizados

Lo ideal sería que los niños estuvieran dispuestos a ayudar solo porque es lo correcto. Pero en la realidad no siempre funciona así. Es polémico el tema de si los niños deben ser recompensados por hacer las tareas, ya sea con dinero o privilegios. “Dar algún tipo de motivación externa es a menudo lo que se necesita para hacer el trabajo”, dice la Dra. Mendel.

La Dra. Lee señala que pagar a los niños por el trabajo en la casa (ya sea con atención de los padres, con actividades u objetos deseados o con dinero) no es tan diferente de que a los padres se les pague por hacer un trabajo. “Es un acuerdo que se hace con el niño de forma proactiva”, explica. “Usted está diciendo: ‘Sé que esto es difícil para ti. Aquí está el pago por hacer este trabajo duro’”.

¿Qué sucede con el argumento de que remunerar a los niños por hacer las tareas del hogar es sobornarlos? “El soborno es reactivo, es esperar que su hijo se porte mal y luego, de repente, ofrecerle compensaciones y felicitaciones”, dice la Dra. Lee. “Eso es muy diferente a decidir de antemano acerca de un convenio. Queremos intentar ser lo más proactivos posible con respecto a los contratos de conducta desde el inicio”.

Establezca consecuencias

Cuando los niños se resisten a hacer los quehaceres (y eso sucederá), la Dra. Mendel enfatiza en la importancia de no hacerlos sentir mal y no permitir que la situación se intensifique. “Dígalo de la manera más neutra posible, como si fuera un hecho: ‘No hiciste tus quehaceres, así que no te ganaste tu dinero´”.

Si está utilizando un sistema de recompensa diferente, usted le podría señalar que no lavó su ropa, por lo tanto, su uniforme de fútbol no está limpio, o no lavó el auto, por lo que no tendrá el privilegio de usarlo el fin de semana (en el caso de adolescentes). De esta manera, los niños comienzan a comprender su responsabilidad, y que sus decisiones los afectan.

“Y entonces usted les predice que tendrán éxito para la próxima vez”, sugiere la Dra. Mendel, diciendo: ‘La siguiente semana tendrás otra oportunidad de hacer tus quehaceres y ganar tu retribución. ¡Sé que puedes hacerlo!”.

Preguntas frecuentes

¿Cómo lograr que mis hijos hagan quehaceres en casa?

Usted puede conseguir que sus hijos hagan quehaceres al establecer una rutina regular. También ayuda que ellos elijan qué tareas harán. Asegúrese de especificar lo que usted espera que hagan. Por ejemplo, en lugar de decirles que limpien su habitación, podría pedirles que guarden sus juguetes y tiendan la cama.

La última revisión de este artículo se realizó el 30 de enero de 2024.