24 maneras de hacer que los niños disfruten las festividades
Estrategias para ayudar a las familias de niños con autismo, TDAH, ansiedad y otros problemas a evitar las fuentes comunes de estrés.
Experto clínico: Michelle Thirkield, PsyD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Cómo puedo crear rutinas para mi hijo durante las festividades?
- ¿Cómo puedo prevenir los berrinches de mi hijo en reuniones familiares?
- ¿Cómo puedo hacer que los viajes durante las festividades sean menos estresantes?
Lectura rápida
Desde el Día de Acción de Gracias hasta Año Nuevo, el ajetreo y revuelo de las celebraciones puede abrumar a algunos niños, en especial a quienes tienen autismo, TDAH, problemas sensoriales o ansiedad. Estos son algunos consejos para que la época festiva sea más agradable para todos.
- Si los cambios en la rutina son un problema para tu hijo, avísale unas semanas antes de que empiecen las vacaciones escolares. Haz que participe en un campamento o en la lectura de cuentos de la biblioteca y crea un horario escrito o visual para las vacaciones.
- Puede ser buena idea que los eventos festivos se lleven a cabo en tu casa, para brindarles mayor comodidad a los niños.
- Hablen sobre qué se considera un comportamiento adecuado en una fiesta.
- En el caso de niños con ansiedad social, conviene darles tiempo para que se adapten antes de que tengan que saludar a las personas.
- Si las reuniones numerosas abruman a tu hijo y la fiesta es en otra casa, pregúntale al anfitrión con antelación si hay algún lugar tranquilo al que pueda ir cuando lo necesite.
- En el caso de niños quisquillosos para comer, puede ser buena idea llevar alimentos que les sean conocidos y evitar así el estrés a la hora de sentarse a la mesa.
- En el caso de niños con problemas sensoriales, elige ropa para la ocasión que sea de tejidos suaves y no tenga etiquetas.
- Si vas a viajar, puede ser preferible conducir que hacer largos trayectos en autobús u otro medio de transporte. El viaje puede ser más fácil de manejar si planificas descansos y actividades atractivas.
- También podrían practicar la apertura de regalos para que los niños aprendan a decir “gracias”, aunque no sea lo que esperaban.
- Haz sugerencias a tus familiares de qué regalos son apropiados (cuanto más específicos, mejor) y diles que se enfoquen más en la experiencia que en los regalos físicos.
Desde el Día de Acción de Gracias hasta Año Nuevo, las celebraciones y tradiciones familiares más queridas generan grandes expectativas. Pero todo ese entusiasmo y los cambios en la rutina pueden abrumar a algunos niños, lo que incluye a quienes tienen problemas sensoriales, TDAH, ansiedad o trastorno del espectro autista (TEA). Hacer que los niños disfruten los festejos puede requerir algunos ajustes.
Chantelle French siempre imaginó que cuando tuviera hijos seguiría quedándose a dormir en casa de sus padres en Nochebuena junto con sus demás familiares. Pero su hija Charli, diagnosticada con autismo a los 2 años, lo pasaba tan mal durmiendo fuera de casa que French decidió replantearse esta tradición.
“Me di cuenta de que tenemos un tipo de familia diferente, y que teníamos que decir ‘no’ a algunas cosas, aunque eso significara romper la tradición”, recuerda French, quien también tiene una hija de 5 años con TEA. “Lloré mucho por ello, pero creo que nos hemos acostumbrado a pasar la mañana de Navidad en casa antes de ir con mis padres por la tarde. Toda mi familia ha hecho un gran trabajo de adaptación”.
Para los padres de niños con problemas de comportamiento, se añade otra capa de estrés durante las festividades, además de decorar, cocinar e ir de compras. “Durante esta época, aumenta el número de padres a quienes les cuesta poner límites, y como consecuencia, los problemas de comportamiento”, dice Michelle Thirkield, PsyD, psicóloga del Centro para trastornos de ansiedad del Child Mind Institute.
Según la Dra. Thirkield, la “época más maravillosa del año” inquieta a los niños por diversos motivos. Las reuniones concurridas suelen abrumar a niños con autismo y ansiedad social. Las luces brillantes, la ropa para fiestas y la música alta pueden resultar intolerables para quienes tienen problemas del procesamiento sensorial. Y un largo receso escolar en invierno altera a los estudiantes que se sienten mejor con la rutina y la estructura. Si a eso le añadimos comidas poco comunes (kugel de fideos, por ejemplo) de cocineros que no aceptan un “no, gracias” por respuesta, tenemos una receta perfecta para una crisis.
Especialistas y padres experimentados ofrecen aquí sus consejos favoritos para cada una de estas situaciones festivas estresantes y otras. Aunque las festividades con niños que tienen dificultades se puedan ver un poco diferentes de las versiones glamurosas que encuentras en Instagram, pueden ser igual de felices.
Rutinas interrumpidas
Mi hijo vive para su rutina, pero nos esperan dos semanas de vacaciones de invierno. ¿Cómo vamos a sobrevivir?
Planifica con tiempo. “Piensa en cómo puedes incorporar un poco de estructura a las vacaciones”, dice la Dra. Thirkield. “Por ejemplo, podrías investigar qué programas de campamentos de día se ofrecen en tu zona durante las vacaciones, e inscribir a tu hijo a uno que se adapte a tus horarios e intereses”. Acuarios locales, centros o museos de ciencias, centros deportivos, teatros juveniles y museos infantiles pueden ofrecer opciones de campamento de día específicas para cada interés, y los de YMCA o JCC del vecindario suelen mantener a los niños ocupados todo el día con una variedad de actividades que van desde los deportes a las manualidades. Si no quieres un programa de día completo, podrías llevarlos a la hora del cuento en la biblioteca local o a un programa sin cita previa en algún museo del que seas socio familiar (algunas bibliotecas también tienen pases para museos que puedes tomar prestados). “Ir al parque infantil o dar un paseo todos los días a una hora determinada también ayuda a cubrir la necesidad de estructura”, dice la Dra. Thirkield.
Dale avisos. No esperes al primer día de vacaciones para decirle a tu hijo que la escuela permanecerá cerrada durante las próximas dos semanas. Y desde luego no querrás que lo escuche por primera vez en la escuela cuando sus maestros le digan: “¡Hasta el año que viene!”. Alrededor de la segunda semana de diciembre, explícale cuándo y por qué se cierra la escuela de la forma más adecuada según el desarrollo de tu hijo, y puede que así evites parte de tu estrés navideño.
Crea un horario escrito o visual para las vacaciones. “Compártelo con tu hijo varias veces”, sugiere Naechama Sorscher, PhD, autora del libro próximo a publicarse Your Neurodiverse Child: How to Help Kids with Learning, Attention, and Neurocognitive Challenges Thrive. “Trata de asegurarte de que entiende y está en la disposición de realizar cualquier plan que hayas preparado”. Aunque algunos niños disfrutan las sorpresas (“¡adivina qué: esta noche vamos a ver las luces del zoológico!”), los niños con autismo pueden reaccionar mal cuando se les imponen actividades. Alicia Trautwein, directora del blog The Mom Kind y madre de cuatro hijos de 10 a 22 años con diversos desafíos, comparte lo que ha funcionado a su familia: “Como recordatorio constante de lo que está por venir, colgamos el horario en el refrigerador para que nuestros hijos puedan consultarlo en cualquier momento”.
En la medida de lo posible, apégate al horario escolar. Al final, las vacaciones se acaban, y será más difícil volver a la rutina si los niños se van a la cama varias horas más tarde de lo habitual, dice la Dra. Thirkield. Por supuesto, puede haber excepciones de vez en cuando, como quedarse despiertos hasta medianoche para recibir el Año Nuevo.
Ansiedad ante la familia extendida y las visitas
Me preocupa que mi hijo tenga una crisis durante una celebración en casa de algún familiar. Ya me ha pasado antes y me sentí juzgada.
Brinda a tus hijos la oportunidad de jugar en casa. Tras algunas pruebas y errores (con énfasis en los errores), Trautwein descubrió que era más fácil ser la anfitriona del Día de Acción de Gracias que viajar para celebrarlo. “Claro que eran literalmente dos días de cocinar sin parar, pero sabía que habría algo que comerían los niños y que dispondrían de espacios seguros en la casa donde refugiarse cuando se sintieran abrumados”. Para reducir el tiempo de preparación, pide a los invitados que traigan un platillo o encarga guarniciones precocinadas en un supermercado o restaurante.
Planifica con antelación. Shannon Rosa, que tiene dos hijos con TDAH y uno con autismo, organiza las fiestas del Día de Acción de Gracias y de Navidad, pero también encuentra la manera de visitar a amigos y familiares para las celebraciones más informales después de los festejos oficiales. Planificar con antelación ha salvado el día en más de una ocasión, dice: “Avísale a tu anfitrión con anticipación (incluso al momento de aceptar la invitación) que tus hijos se agobian y se agotan con facilidad, y pregúntale en qué lugar de su casa pueden refugiarse si se sienten así”, dice Rosa. Luego, por supuesto, avisa a los niños dónde está ese lugar seguro.
Calcula bien el tiempo. No llegues a una reunión inmediatamente después de un largo viaje en coche. En lugar de eso, busca un parque cercano donde los niños puedan estirar las piernas durante unos 30 minutos, y luego entra cuando los niños se hayan relajado.
Conversa con tus hijos sobre las expectativas. Tanto si van a estar acompañados como si están de visita, di a tus hijos lo que esperas de ellos con base en sus capacidades. “A un niño mayor, por ejemplo, le puedes decir que te gustaría que conviva con los invitados durante 30 minutos y que luego queda libre para hacer sus cosas”, dice la Dra. Thirkield. Si algunos niños sólo pueden decir “hola” y “adiós”, tampoco pasa nada.
Dales tiempo para adaptarse. Sobre todo si los niños con ansiedad social no están en su propio terreno, permíteles que se adapten (y que se mantengan ocupados con su juguete o dispositivo electrónico) antes de que se vean empujados a saludar a parientes que no han visto en un año. Además, no le exijas a tu hijo que abrace a sus familiares si eso no le hace sentir a gusto. Chocar las palmas, los puños o saludar con la mano también es una forma de saludo aceptable.
Deja tiempo entre las visitas. Si un día es muy activo, con mucha compañía o visitas, asegúrate de que el día siguiente sea tranquilo y relajado, sobre todo en el caso de niños con autismo. “Sus cerebros se pueden agobiar y causar desgaste autista, que es cuando cuando se retraen por completo”, dice la Dra. Sorscher.
Comedores quisquillosos
La comida es el lenguaje del amor en mi familia, y mi hijo es muy sensible a las texturas y tiene una dieta bastante limitada.
Informa a tus familiares. “Di de antemano al anfitrión y a algunos invitados que tu hijo tiene desafíos alimentarios y que estás trabajando en ello”, dice la Dra. Thirkield. “Al hacerlo, se esperaría que te apoyen y se reduzca la probabilidad de comentarios insensibles e hirientes”. French advierte que los niños, incluso quienes son no verbales, se dan cuenta cuándo sus familiares hablan de ellos, así que evita cualquier conversación en la reunión sobre los hábitos alimentarios de tu hijo.
Lleva la comida de tu hijo. Un anfitrión amable se podría ofrecer a preparar algo especial para tu hijo quisquilloso (“¡no hay problema, puedo hacer macarrones con queso!”), pero no dudes en rechazar la oferta si no funciona (“¡gracias!, pero en realidad sólo le gusta una marca determinada, así que si pudiéramos usar el microondas para calentar un plato que traigo, ¡te lo agradecería!”). Un recipiente con divisiones donde incluir cosas como galletas saladas, cubitos de queso y uvas funciona muy bien para llevar a casa de alguien de invitados. Si vives cerca, otra estrategia para esta época de festividades que funciona bien con niños quisquillosos es darles de comer en casa antes de ir a la fiesta. Considera una victoria si prueban algo, y felicítalos, aunque no les haya gustado. (“Me encanta que hayas probado el pan de calabaza de tu tía, aunque no te haya gustado”).
Ofrece a los niños un espacio cómodo. Estar apretados en una ruidosa mesa del Día de Acción de Gracias hace que algunos niños con dificultades sientan demasiada incomodidad como para comer o participar en la actividad. Prepara una mesa para niños con juguetes manipulables y regalitos. También puedes traer el plato y la taza que prefiere utilizar tu hijo.
Problemas sensoriales
Veo a niños vestidos con su ropa combinada para la ocasión y me encantaría que así fuéramos nosotros. ¡Mis hijos nunca se pondrían algo así!
Elige una combinación de colores. “Hicimos ropa combinada durante tres años, y cuando eso no funcionó, cambiamos a un tema rojo y verde. Seguía pareciendo festivo, pero cada uno de los niños podía elegir lo que le resultaba más cómodo”, dice Trautwein. Si celebras Hanukkah, considera una combinación de azul, blanco y plata.
Céntrate en tejidos suaves y artículos sin etiquetas. “Eso es prácticamente todo lo que usan mis hijos”, dice French, que inició su empresa Forever French Baby con pijamas infantiles de suave bambú y lycra cuando su hija no toleraba llevar ropa.
Permite que los niños opinen. Si tu hijo tiene edad suficiente, enséñale algunos modelos en Internet y pregúntale cuál prefiere. La Dra. Thirkield añade: “Encontrar el término medio, con algo que sea festivo y que los niños nos hayan ayudado a elegir, es una muy buena solución”.
Añade una capa suave. En el caso de ropa que les gusta a los niños pero que no es la más suave, añade una capa interior de camiseta. “Así es como hemos hecho con los disfraces”, añade French. Pero intenta evitar la ropa que dé calor, lo que puede empeorar los desafíos sensoriales y aumentar el estrés de las festividades. Intenta, por ejemplo, que tu hija se ponga un vestido bonito, y no la presiones a que se ponga también un abrigo elegante. Las mallas debajo de un vestido son una alternativa más cómoda a las pantimedias, o si están en un clima más cálido, podrías permitir que lleve las piernas descubiertas. En el caso de los niños, una corbata de moño puede causar menos problemas sensoriales que una corbata.
Viajar con niños
La mayoría de nuestros familiares y amistades viven fuera de la ciudad, así que este año vamos a viajar mucho. Me preocupa que sea una pesadilla.
Conduce cuando puedas. Para los niños que tienen dificultades, sobre todo autismo y sensibilidades sensoriales, un viaje de 10 horas suele ser mejor que un viaje de 90 minutos en avión, sobre todo si el viaje se divide en dos días, dice la Dra. Sorscher. “Los niños con autismo suelen comportarse sorprendentemente bien en el coche porque no les importan las tareas aburridas y repetitivas”, dice. “Los aviones son más difíciles porque hay muchas esperas, transiciones y ruidos desconocidos”. Si tienes que volar, fíjate en estos consejos para que el aeropuerto sea una experiencia más tranquila.
Busca momentos de conexión. Si viajan en auto durante mucho tiempo, aprovecha para crear tradiciones, sugiere la Dra. Thirkield. Antes de partir, acuerden mutuamente una actividad para hacer durante el trayecto. Por ejemplo, podrían crear búsqueda del tesoro visual (o encontrar una en línea que puedan imprimir) con elementos como un muñeco de nieve inflable, una panadería, un auto con astas de reno y otros objetos con temática navideña que puedan encontrar en la carretera.
Empaca distracciones y bocadillos favoritos. “Para cada niño, llevábamos lápices de colores, libros para colorear, muñecos o figuras miniatura de acción y otros juguetes pequeños y divertidos en un recipiente que pudieran alcanzar fácilmente“, dice Trautwein. También está bien relajar las normas sobre el tiempo de pantalla en estas ocasiones especiales, asegura la Dra. Thirkield. Aunque algunos niños sean más felices viendo su película favorita una y otra vez, puedes descargar algo nuevo para que lo disfruten.
Prolonga las pausas para ir al baño. Deja que los niños corran por una zona de césped segura en las áreas de descanso para que se desahoguen antes de la siguiente etapa del viaje.
Dar regalos
Mi hijo nunca tiene esa reacción de saltar de alegría ante los regalos que se ven en los videos virales. A veces ni siquiera le importa abrirlos, otras veces le dirá a quien se lo está dando que no es lo que quería o que no le gusta.
Organiza un juego de roles para la apertura de regalos. En el caso de niños que tienen interés en los regalos, practiquen cómo decir “gracias” a quien se los ha dado, aunque no sea lo que esperaban. Dile a tu hijo que si recibe algo que no quiere, puede hablarlo contigo después, en privado, cuando lleguen a casa.
Dales ideas a familiares sobre sus preferencias. Decir a los abuelos que compren “algo relacionado con el fútbol” no es suficiente para que puedan conseguir algo significativo. Según algunos padres, sus familiares apreciaban que les sugiera algo con lo que tu hijo tenga un vínculo específico, que tal vez haya visto en la tienda o en un catálogo, en lugar de preferencias generales.
Prioriza las experiencias a los regalos. Especialmente cuando los niños son pequeños, di a tus familiares que es preferible una membresía para el museo infantil local, entradas para un evento sensorialmente amigable u otra experiencia, en lugar de un regalo envuelto que tu hijo podría no tener interés en abrir. “Mis hijos no abrieron ni un solo regalo navideño durante años”, dice French. “Pero mejora con cada año que pasa, y empiezas tus propias tradiciones. En algún momento, ya ni siquiera quieres que sea diferente”.
References
El Child Mind Institute se compromete a brindar información vigente, fiable y práctica sobre la salud mental y el bienestar de los niños. Publicamos artículos y guías basados en una amplia investigación, así como entrevistas con expertos especializados en esa área, incluidos psiquiatras de niños y adolescentes, psicólogos clínicos, neuropsicólogos clínicos, pediatras, psicólogos escolares y especialistas en el aprendizaje. Lee nuestra misión editorial si deseas conocer más sobre nuestro trabajo.
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Thirkield, Michelle. “Directory.” Accessed October 30, 2024.
https://childmind.org/es/bio/michelle-thirkield-psyd/