Qué puedes hacer como padre o madre si tu hijo se está desarrollando más lentamente que sus pares.
Clinical Expert: Rachel Busman, PsyD, ABPP
in EnglishLos niños crecen y cambian a su propio ritmo. Pero puede ser difícil cuando se encuentran un paso por detrás de sus pares, ya sea física, emocional o socialmente.
Cuando los niños son pequeños, la inmadurez se puede manifestar como timidez, berrinches o conflictos en la escuela. Los niños inmaduros se enfadan con más facilidad y les cuesta calmarse si no reciben ayuda. Pueden ser víctimas de bullying o tener dificultades para hacer amistades.
Los niños mayores pueden experimentar exclusión cuando sus amistades empiezan a salir o a ir a fiestas. Y a medida que las tareas escolares se hacen más difíciles, podría costarles seguir el ritmo. Algunos niños pueden ser inmaduros en un área y adelantados en otra. Por ejemplo, un adolescente puede ser muy bueno en matemáticas pero creer que hablar de sexo es asqueroso.
En el fondo, la madurez proviene de un conjunto de habilidades denominadas “autorregulación”. La autorregulación es la capacidad de comprender y manejar las emociones y los impulsos. A los niños que tienen dificultad para autorregularse les cuesta más afrontar incluso los pequeños contratiempos. Por ejemplo, una niña que se va enojada porque sus amigas no quieren jugar al juego que ella quiere.
Los padres pueden ayudar al enseñar a los niños a defenderse y fijar sus límites. Intenta elaborar un guión que tu hijo pueda utilizar cuando sienta agobio. Ser un modelo de autorregulación también puede ayudar. Por ejemplo, si tu hijo siente enojo, puedes decir: “Sé que puede ser difícil calmarse. A mí también me pasa. ¿Qué tal si acordamos hacer diez respiraciones profundas la próxima vez que empecemos a sentir enojo?”. A medida que los niños aprendan mejores habilidades de autorregulación, sentirán más confianza al enfrentarse a nuevas situaciones y tomarán decisiones más maduras.
A veces, lo que parece inmadurez puede tener una causa diferente. Las primeras sseñales del TDAH, algunos problemas de aprendizaje, ansiedad y autismo pueden confundirse con inmadurez. Los comportamientos que parecen extremos, o que no desaparecen con el tiempo, significan que es el momento de hablar con el pediatra de tu hijo o con un profesional clínico.
A medida que los niños crecen, las expectativas del mundo acerca de ellos también parecen cambiar a la velocidad de la luz. El trabajo escolar de pronto se vuelve un desafío mayor. Los deportes que eran divertidos se tornan más competitivos y físicamente exigentes. Las actividades, los juegos y los programas de televisión que amaron un día tu hijo y sus amistades se consideran “infantiles” al día siguiente.
A todos los niños les cuesta manejar las nuevas normas sociales y las expectativas de sus padres o maestros, pero cuando un niño madura más lentamente que sus pares, los cambios pueden hacer que se enfrente a la exclusión o a sentimientos de vergüenza y desconcierto por las cosas que hacen sus amistades. Por suerte, como bien saben todas las personas adultas que se hayan sentido incómodas en el pasado, la inmadurez suele ser temporal. Pero de todas maneras, eso no significa que sea fácil para aquellos niños que se encuentran en ese proceso.
“En la mayoría de los casos, a medida que los niños crecen, las cosas se emparejan”, dice Rachel Busman, PsyD, psicóloga clínica del Child Mind Institute”. Se pondrán al día. Pero puede que el proceso sea difícil”. Nuestro papel como padres, explica, es tranquilizar a los niños y darles el apoyo y el soporte que necesitan para salir adelante.
Los niños que cumplen años en el extremo inferior de la clase tienen más probabilidades de ser menos maduros que sus compañeros, pero la edad no es el único factor, ya que los niños maduran a ritmos diferentes.
Algunas señales de inmadurez en niños menores pueden ser:
A medida que los niños crecen, la inmadurez se puede mostrar así:
También es importante tener en cuenta que los niños pueden ser menos maduros en un área y avanzados en otra. Por ejemplo, un niño puede ser de los mejores en su grupo de lectura, pero sentirse perdido cuando se trata de la complejidad social de la middle school, incluso cuando parece que todos sus amigos ya lo tienen resuelto.
En el fondo, la madurez no tiene que ver con los juguetes que les gustan a los niños, o con el hecho de que todavía se asusten con las películas de terror cuando sus amigos no. La tarea clave de crecer consiste en adquirir un conjunto de habilidades invisibles llamadas autorregulación: la habilidad de entender y manejar las emociones e impulsos cuando se presentan. Aquellos niños a quienes les cuesta autorregularse tienen más dificultades para lidiar incluso con los más mínimos contratiempos, y les cuesta calmarse o controlar los comportamientos impulsivos. Por ejemplo:
Los padres pueden ayudar al animar a su hijo a practicar habilidades y comportamientos que refuerzan y enseñan habilidades de autorregulación.
En la medida en que los niños aprendan mejores habilidades de autorregulación, sentirán más confianza al afrontar retos nuevos o difíciles, y podrán tomar decisiones más inteligentes (y más maduras) por su cuenta.
Queremos que nuestros hijos crezcan a su propio ritmo y se sientan a gusto, felices y con ganas de hacer las cosas que aman. Pero la presión para ajustarse a lo que hacen las demás personas puede ser intensa. La parte más peligrosa de la inmadurez es la posibilidad de que los niños se avergüencen, o que se conviertan en blanco de burlas o acoso.
Entonces, ¿cómo pueden los padres caminar por la delgada línea entre dar apoyo a un niño en el punto en el que se encuentra y asegurarse de que no esté en riesgo? Hazle saber a tu hijo que el hecho de que le gusten o haga cosas diferentes que sus compañeros no es algo de lo que avergonzarse, pero que tal vez tenga que prepararse para la posibilidad de que otros niños no quieran jugar. Por ejemplo, si a una niña le gusta jugar con muñecas pero sus amigas prefieren Roblox, la podrías ayudar a hacer un plan para que hable sobre esto con sus amigas. Por ejemplo, ella podría decir: “Voy a jugar a las muñecas ahora, pero ¿podemos jugar más tarde juntas?”.
“Si un niño todavía se chupa el dedo o lleva un peluche a la escuela a una edad en la que eso ya no es realmente apropiado, no es el fin del mundo”, dice la Dra. Busman. “No queremos avergonzar a los niños o aislarlos al decirles: “No te comportes como bebé. Saca el pulgar de tu boca”.
Aun así, es útil advertir a tu hijo que su actividad favorita puede que no sea aceptada por sus amistades. “Es una oportunidad para ayudar a los niños a comprender que algunas actividades sólo son aceptables en ciertos lugares”, explica la Dra. Busman. “Podrías decir: `Sé que chuparse el dedo es muy relajante, pero no he visto a ningún otro niño hacerlo en la escuela. Me pregunto si eso significa que es algo que es mejor hacer en casa. ¿Qué piensas?´”.
Desafortunadamente, ninguna cierta cantidad de planificación o práctica puede evitar el potencial de acoso, así que los padres deben mantener sus antenas en alto.
La mejor manera de saber con qué está lidiando tu hijo es mantener una línea de comunicación abierta. Eso puede requerir constancia. Haz preguntas abiertas y dale a tu hijo tantas oportunidades como puedas para que te diga lo que está pasando en su vida. Por ejemplo, si tu hija te cuenta que una niña que solía ser su amiga ya no quiere jugar con ella, tómalo como una oportunidad para hacer un poco de trabajo de detective. En lugar de decir, “oh, lo siento”, lo cual cierra la conversación, intenta decir: “Eso suena desconcertante. ¿Ha pasado o cambiado algo entre ustedes últimamente?”. Si no quiere responder, o simplemente dice “no lo sé”, dale un poco de espacio, pero asegúrate de volver a sacar el tema más tarde.
Si te preocupa que la inmadurez de tu hijo pueda estar ocasionándole problemas, empieza por investigar un poco cómo es el mundo en el que se mueve. ¿Qué están escuchando, leyendo, vistiendo, viendo, etc., otros niños de su edad? ¿Cómo se comparan estos intereses con los de tu hijo? Si encuentras algo que creas que le podría interesar y que al parecer no conoce, como una banda musical o un programa de televisión, intenta hacer un plan para descubrirlo juntos.
Y si tu hijo tiene un interés que sus amistades creen que es una tontería, busca un lugar (un club o un grupo o una clase) donde tu hijo pueda realizarlo en un ambiente de aceptación y libre de juicios.
Por último, si te preocupa que tu hijo sienta incomodidad o que sea blanco de bullying en la escuela, pídele a sus maestros o al consejero escolar que se conviertan en sus aliados. “Si crees que tu hijo podría beneficiarse de un poco de apoyo adicional en la escuela, podrías pedirles que presten atención a los bullies, y que lo ayuden con la parte social hasta que tu hijo se sienta más cómodo”. Incluso si no sospechas que tu hijo está experimentando bullying, podría ser una buena idea programar una cita con el maestro de tu hijo. Te podría dar una mejor idea de las presiones sociales y académicas a las que se enfrenta tu hijo en la escuela.
En algunos casos, lo que parece inmadurez puede tener una causa diferente. Las primeras señales del TDAH, algunas discapacidades del aprendizaje, ansiedad y autismo pueden confundirse con una inmadurez común y corriente. Los comportamientos que parecen extremos, o que no desaparecen a medida que los niños crecen, justifican una visita al pediatra o al médico de tu hijo.
Algunas cosas a las que prestar atención incluyen:
En la mayoría de los casos, sin embargo, mostrar cierta inmadurez es sólo una parte del crecimiento, como tener rodillas frágiles o utilizar aparatos ortopédicos. Darle a tu hijo la ayuda y el apoyo que necesita para atravesar esta etapa de una manera segura y menos estresante lo ayudará a pisar firme cuando se ponga al día y le dará herramientas poderosas para cuidarse tanto ahora como cuando “madure”.
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