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Cómo ayudar a niños que son inmaduros para su edad

Qué puedes hacer como padre o madre si tu hijo se está desarrollando más lentamente que sus pares.

Escrito por: Rae Jacobson

Experto clínico: Rachel Busman, PsyD, ABPP

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A medida que los niños crecen, las expectativas del mundo acerca de ellos también parecen cambiar a la velocidad de la luz. El trabajo escolar de pronto se vuelve un desafío mayor. Los deportes que eran divertidos se tornan más competitivos y físicamente exigentes. Las actividades, los juegos y los programas de televisión que amaron un día tu hijo y sus amistades se consideran “infantiles” al día siguiente.

A todos los niños les cuesta manejar las nuevas normas sociales y las expectativas de sus padres o maestros, pero cuando un niño madura más lentamente que sus pares, los cambios pueden hacer que se enfrente a la exclusión o a sentimientos de vergüenza y desconcierto por las cosas que hacen sus amistades. Por suerte, como bien saben todas las personas adultas que se hayan sentido incómodas en el pasado, la inmadurez suele ser temporal. Pero de todas maneras, eso no significa que sea fácil para aquellos niños que se encuentran en ese proceso.

“En la mayoría de los casos, a medida que los niños crecen, las cosas se emparejan”, dice Rachel Busman, PsyD, psicóloga clínica del Child Mind Institute”. Se pondrán al día. Pero puede que el proceso sea difícil”. Nuestro papel como padres, explica, es tranquilizar a los niños y darles el apoyo y el soporte que necesitan para salir adelante.

Señales de inmadurez en niños menores

Los niños que cumplen años en el extremo inferior de la clase tienen más probabilidades de ser menos maduros que sus compañeros, pero la edad no es el único factor, ya que los niños maduran a ritmos diferentes.

Algunas señales de inmadurez en niños menores pueden ser:

  • Necesitan un poco de atención adicional o ayuda para hacer cosas que sus compañeros de clase hacen de forma independiente.
  • Son menos coordinados físicamente que otros niños de su edad.
  • Se molestan o se agobian fácilmente, o tienen problemas para calmarse cuando las cosas no salen como quieren.
  • Tienen dificultad para adaptarse a los nuevos conceptos en la escuela.
  • Tienen una estatura más baja o parecen estar menos desarrollados que otros niños de su edad.
  • Se retraen o evitan actividades nuevas o que les implican un desafío.

Señales de inmadurez en niños mayores

A medida que los niños crecen, la inmadurez se puede mostrar así:

  • Tener intereses inapropiados para la edad, por ejemplo, un preadolescente que sigue viendo Paw Patrol.
  • Tener dificultad social o sentir incomodidad con las relaciones sociales  nuevas, como citas o reuniones grupales sin supervisión.
  • Rigidez o falta de voluntad para probar cosas nuevas.
  • Sentir “asco” por conversaciones sobre sexo y sexualidad.
  • Estar menos desarrollado físicamente que sus compañeros.
  • Dificultad para adaptarse a nuevos retos académicos.

También es importante tener en cuenta que los niños pueden ser menos maduros en un área y avanzados en otra. Por ejemplo, un niño puede ser de los mejores en su grupo de lectura, pero sentirse perdido cuando se trata de la complejidad social de la middle school, incluso cuando parece que todos sus amigos ya lo tienen resuelto.

Regulación emocional

En el fondo, la madurez no tiene que ver con los juguetes que les gustan a los niños, o con el hecho de que todavía se asusten con las películas de terror cuando sus amigos no. La tarea clave de crecer consiste en adquirir un conjunto de habilidades invisibles llamadas autorregulación: la habilidad de entender y manejar las emociones e impulsos cuando se presentan. Aquellos niños a quienes les cuesta autorregularse tienen más dificultades para lidiar incluso con los más mínimos contratiempos, y les cuesta calmarse o controlar los comportamientos impulsivos. Por ejemplo:

  • Una niña que se aleja enfurecida si sus amigas no juegan el juego que ella quiere, que se pone a llorar si no obtiene el pedazo de pastel con el decorado principal, o que hace un berrinche cuando le piden que limpie su habitación o ponga la mesa.
  • Un preadolescente que rompe el control de su videojuego cuando pierde, que interrumpe impulsivamente cuando sus amigos o maestros están hablando, o que llega tarde a todo.

Los padres pueden ayudar al animar a su hijo a practicar habilidades y comportamientos que refuerzan y enseñan habilidades de autorregulación.

  • Hablen sobre cómo defenderse en situaciones difíciles. Por ejemplo, si una niña se siente incómoda con una actividad que están haciendo sus amigas, podría ayudarla a preparar una respuesta que pueda usar para suavizar la situación: “Sabes, eso no es lo mío, pero diviértanse, las alcanzaré después”.
  • Trabajen en la negociación y en ser pacientes. Por ejemplo, si un niño se molesta cuando sus amigos no quieren jugar su juego favorito, tú podrías decir: “Sé que es molesto cuando Juan y tú quieren hacer cosas diferentes. La próxima vez, tal vez podrías acordar que primero jugarás un juego que él elija, y luego jugarán uno que tú elijas”.
  • Practica la atención plena con tu hijo y modela cómo es una buena autorregulación. Por ejemplo: “Yo también me enojo a veces y me cuesta calmarme. ¿Qué tal si ambos acordamos hacer diez respiraciones profundas la próxima vez que empecemos a sentir enojo o molestia?”.

En la medida en que los niños aprendan mejores habilidades de autorregulación, sentirán más confianza al afrontar retos nuevos o difíciles, y podrán tomar decisiones más inteligentes (y más maduras) por su cuenta.

Sé realista sobre los riesgos

Queremos que nuestros hijos crezcan a su propio ritmo y se sientan a gusto, felices y con ganas de hacer las cosas que aman. Pero la presión para ajustarse a lo que hacen las demás personas puede ser intensa. La parte más peligrosa de la inmadurez es la posibilidad de que los niños se avergüencen, o que se conviertan en blanco de burlas o acoso.

Entonces, ¿cómo pueden los padres caminar por la delgada línea entre dar apoyo a un niño en el punto en el que se encuentra y asegurarse de que no esté en riesgo? Hazle saber a tu hijo que el hecho de que le gusten o haga cosas diferentes que sus compañeros no es algo de lo que avergonzarse, pero que tal vez tenga que prepararse para la posibilidad de que otros niños no quieran jugar. Por ejemplo, si a una niña le gusta jugar con muñecas pero sus amigas prefieren Roblox, la podrías ayudar a hacer un plan para que hable sobre esto con sus amigas. Por ejemplo, ella podría decir: “Voy a jugar a las muñecas ahora, pero ¿podemos jugar más tarde juntas?”.

“Si un niño todavía se chupa el dedo o lleva un peluche a la escuela a una edad en la que eso ya no es realmente apropiado, no es el fin del mundo”, dice la Dra. Busman. “No queremos avergonzar a los niños o aislarlos al decirles: “No te comportes como bebé. Saca el pulgar de tu boca”.

Aun así, es útil advertir a tu hijo que su actividad favorita puede que no sea aceptada por sus amistades. “Es una oportunidad para ayudar a los niños a comprender que algunas actividades sólo son aceptables en ciertos lugares”, explica la Dra. Busman. “Podrías decir: `Sé que chuparse el dedo es muy relajante, pero no he visto a ningún otro niño hacerlo en la escuela. Me pregunto si eso significa que es algo que es mejor hacer en casa. ¿Qué piensas?´”.

Mantén la comunicación abierta

Desafortunadamente, ninguna cierta cantidad de planificación o práctica puede evitar el potencial de acoso, así que los padres deben mantener sus antenas en alto.

La mejor manera de saber con qué está lidiando tu hijo es mantener una línea de comunicación abierta. Eso puede requerir constancia. Haz preguntas abiertas y dale a tu hijo tantas oportunidades como puedas para que te diga lo que está pasando en su vida. Por ejemplo, si tu hija te cuenta que una niña que solía ser su amiga ya no quiere jugar con ella, tómalo como una oportunidad para hacer un poco de trabajo de detective. En lugar de decir, “oh, lo siento”, lo cual cierra la conversación, intenta decir: “Eso suena desconcertante. ¿Ha pasado o cambiado algo entre ustedes últimamente?”. Si no quiere responder, o simplemente dice “no lo sé”, dale un poco de espacio, pero asegúrate de volver a sacar el tema más tarde.

Investiga un poco

Si te preocupa que la inmadurez de tu hijo pueda estar ocasionándole problemas, empieza por investigar un poco cómo es el mundo en el que se mueve. ¿Qué están escuchando, leyendo, vistiendo, viendo, etc., otros niños de su edad? ¿Cómo se comparan estos intereses con los de tu hijo? Si encuentras algo que creas que le podría interesar y que al parecer no conoce, como una banda musical o un programa de televisión, intenta hacer un plan para descubrirlo juntos.

Y si tu hijo tiene un interés que sus amistades creen que es una tontería, busca un lugar (un club o un grupo o una clase) donde tu hijo pueda realizarlo en un ambiente de aceptación y libre de juicios.

Haz que la escuela se convierta en tu aliada

Por último, si te preocupa que tu hijo sienta incomodidad o que sea blanco de bullying en la escuela, pídele a sus maestros o al consejero escolar que se conviertan en sus aliados. “Si crees que tu hijo podría beneficiarse de un poco de apoyo adicional en la escuela, podrías pedirles que presten atención a los bullies, y que lo ayuden con la parte social hasta que tu hijo se sienta más cómodo”. Incluso si no sospechas que tu hijo está experimentando bullying, podría ser una buena idea programar una cita con el maestro de tu hijo. Te podría dar una mejor idea de las presiones sociales y académicas a las que se enfrenta tu hijo en la escuela.

Cuándo preocuparse

En algunos casos, lo que parece inmadurez puede tener una causa diferente. Las primeras señales del TDAH, algunas discapacidades del aprendizaje, ansiedad y autismo pueden confundirse con una inmadurez común y corriente. Los comportamientos que parecen extremos, o que no desaparecen a medida que los niños crecen, justifican una visita al pediatra o al médico de tu hijo.

Algunas cosas a las que prestar atención incluyen:

  • Retrasos en el habla.
  • Falta significativa de coordinación que no es apropiada para la edad. Por ejemplo, una niña que tiene dificultades para usar un tenedor o problemas para escribir de forma legible hasta la escuela primaria.
  • Falta total de interés en las actividades sociales.
  • Ansiedad grave en situaciones sociales como las fiestas de pijamas u otro tipo de fiestas, o problemas para hacer o mantener amistades.
  • Problemas significativos de sueño que no son apropiados para la edad, por ejemplo un niño de 9 años que le cuesta dormir toda la noche sin la intervención de sus padres.
  • Dificultades académicas que tienen un impacto significativo en las calificaciones.
  • Problemas con el control de los impulsos o la concentración.
  • Berrinches o crisis en la escuela primaria o la middle school.

En la mayoría de los casos, sin embargo, mostrar cierta inmadurez es sólo una parte del crecimiento, como tener rodillas frágiles o utilizar aparatos ortopédicos. Darle a tu hijo la ayuda y el apoyo que necesita para atravesar esta etapa de una manera segura y menos estresante lo ayudará a pisar firme cuando se ponga al día y le dará herramientas poderosas para cuidarse tanto ahora como cuando “madure”.

Preguntas frecuentes

¿Cuáles son las señales de inmadurez en niños?

Cuando los niños son pequeños, las señales de inmadurez pueden incluir timidez, berrinches o problemas en la escuela. Los niños inmaduros se molestan con mayor facilidad y les cuesta calmarse sin ayuda. Pueden ser víctimas de bullying o tener dificultades para hacer amistades.

¿Cuáles son las señales de inmadurez en adolescentes?

Las señales de inmadurez en adolescentes pueden incluir experimentar exclusión cuando sus amistades empiezan a salir o a ir a fiestas. Y cuando las tareas escolares se hacen más difíciles, puede que les cueste seguir el ritmo. Puede que haya adolescentes más inmaduros en un aspecto, pero no en otro. Por ejemplo, un adolescente que es muy bueno en matemáticas pero cree que hablar de sexo es asqueroso.

¿Cómo se desarrolla la madurez?

La madurez es el resultado de un conjunto de habilidades llamadas autorregulación. La autorregulación es la capacidad de comprender y manejar las emociones y los impulsos. A los niños que tienen dificultades para autorregularse les cuesta más enfrentarse a los pequeños contratiempos sin portarse mal.

¿Cómo pueden los padres ayudar a sus hijos a desarrollar la madurez?

Los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar la madurez al enseñarles a defenderse y establecer sus límites. Intenta inventar un guión que tu hijo pueda utilizar cuando sienta agobio que le permita mejorar sus habilidades de autorregulación y fortalecer su confianza.

La última revisión de este artículo se realizó el 10 de diciembre de 2024.