Cómo mantener a los niños comprometidos con el aprendizaje a distancia
Consejos para enfrentar los desafíos de la escuela virtual
in EnglishA estas alturas, muchos niños han estado aprendiendo a distancia o en un modelo híbrido durante casi un año. Como padres, es fácil sentir que ya deberíamos tener esto bajo control. Pero si su hijo se niega a entrar a las clases en línea o se irrita por los constantes cambios de horario, sepa que usted no es el único. Muchos niños están teniendo problemas para sentirse motivados con la escuela.
Sin embargo, con esta segunda etapa del año escolar que comenzó recién en enero las familias tienen la oportunidad de empezar otra vez. Con algunas estrategias nuevas usted puede ayudar a su hijo a sacar el máximo provecho de una experiencia difícil, y reducir al mínimo los conflictos en el hogar.
Encontrar la raíz del problema
Incluso cuando su hijo hace muy evidentes sus sentimientos negativos, por ejemplo, al correr hacia otra habitación y dar un portazo cuando es momento de la clase en línea, las causas pueden no ser obvias.
“Hay muchas razones por las que los niños podrían no sentirse comprometidos con la escuela”, dice Daryaneh Badaly, PhD, neuropsicóloga clínica del Child Mind Institute. Por ejemplo, algunos niños pueden estar teniendo dificultades porque se les pide que hagan más trabajo a distancia del que son capaces de manejar. Otros podrían tener problemas de atención que se agravan en la escuela en línea, o podrían estar experimentando un nivel de ansiedad que los detiene.
La mejor manera de empezar a resolver la posible fuente del problema es simple: hablar con su hijo. “La persona que más sabe, y que quizá no sepa cómo decirlo, es el niño”, dice la Dra. Badaly. Estas son sus recomendaciones para tener una conversación productiva sobre este tema complicado:
- Escoja el momento adecuado. “No intenten hablar con los niños cuando las cosas están realmente mal”, dice la Dra. Badaly. “Si el niño está haciendo un berrinche y dice ‘no voy a hacer esto’, no es el momento adecuado para hablar. Dele tiempo para que se calme y se sienta un poco mejor, y luego vuelva a intentarlo”.
- Valide su experiencia. Hacerles saber a los niños que no están solos puede ayudarlos a confiar en usted para hablar sobre lo que les sucede. Usted puede compartir algunos de sus propios desafíos con el trabajo a distancia o darles el ejemplo del tipo de lenguaje que pueden utilizar para expresar el problema: “He extrañado mucho a mis compañeros de trabajo estos últimos meses. Era más fácil para mí concentrarme cuando trabajaba con otras personas”.
- Haga preguntas abiertas. “En lugar de que ustedes dirijan toda la conversación, brinden más espacio a los niños para decir lo que quieren decir”, dice la Dra. Badaly. Por ejemplo, usted podría preguntar: “¿Qué te gustaría que pasara lo que queda del año escolar? ¿Qué crees que haría que la escuela fuera más interesante para ti?”.
La Dra. Badaly señala que es importante enmarcar el asunto como algo en lo que le está yendo mal a su hijo, en lugar de algo que está mal con su hijo. El objetivo es enfatizar que usted y su hijo están en el mismo equipo, y que usted está ahí para ayudarlo, no para culparlo.
Y si su hijo parece estar lidiando con un problema de salud mental como la ansiedad o la depresión, esta conversación puede indicarle que tal vez conviene buscar apoyo profesional de un pediatra, terapeuta o consejero escolar.
Repensar la motivación
Por supuesto que queremos que nuestros hijos se preocupen por la escuela. Pero en estos momentos, ese tipo de motivación interna puede que sea poco realista, ¡y está bien! Deshacerse de la idea de que su hijo debería querer estar comprometido con la escuela puede facilitar que él se mantenga interesado.
Mientras que su objetivo para su hijo puede ser que haga sus tareas escolares, él puede que tenga un objetivo totalmente distinto. Tal vez quiera ganar más tiempo de pantalla o elegir lo que hay para cenar, o simplemente conseguir que usted deje de molestarlo con el trabajo escolar. Averigüe qué es lo que su hijo quiere realmente, y luego proponga un trato en el que ambos estén de acuerdo. Por ejemplo, podrían acordar que por cada clase en línea en la que él participe, ganará puntos para obtener una recompensa. “Sí, es maravilloso ser educado”, dice la Dra. Badaly. Pero a veces está bien que un niño diga: ‘Esto eventualmente me dará esa PlayStation. Así que voy a hacerlo”.
Este enfoque es mejor para los niños que simplemente están hartos y se portan mal, en lugar de para aquellos que se enfrentan a problemas más persistentes de aprendizaje o de salud mental. Sin embargo, la Dra. Badaly señala que este tipo de incentivo también puede ayudar a los niños a hacer frente a casos más leves de ansiedad y depresión. La motivación adicional puede crear un círculo de retroalimentación positiva: una vez que los niños entran a la clase, el compromiso social y la sensación de logro pueden mejorar su estado de ánimo, lo que los hace sentir más motivados para repetirlo al día siguiente.
Colaborar con los maestros
En algunos casos, un poco más de comunicación con los maestros de su hijo puede contribuir en gran medida a mejorar la participación.
Un escenario común en estos momentos es que algunos niños simplemente no están al día con la cantidad de trabajo que se espera de ellos. “La carga que recae sobre el niño podría ser demasiada o la familia podría estar malinterpretando las expectativas reales del maestro”, señala la Dra. Badaly.
Intente preguntar al maestro cuáles son sus expectativas, y si le es posible ajustarlas. Por ejemplo, si su hijo tiene dificultades para completar una hoja de trabajo de diez problemas matemáticos, el maestro podría darle permiso para completar solo dos o tres. De esa manera, el maestro todavía puede tener una idea del progreso del niño, y el niño obtiene una meta más alcanzable.
Hablar con el maestro también es fundamental si la ansiedad, la depresión u otro problema de salud mental pudieran estar interfiriendo con la experiencia escolar de su hijo. Informe al maestro al respecto y hágale saber lo que él puede hacer para ayudar. Por ejemplo, se le puede pedir a un maestro que elogie activamente a un niño que está lidiando con baja autoestima, o solicitar su permiso para que la cámara de su hijo permanezca apagada, en caso de que tenga ansiedad social. Pequeños ajustes como estos pueden hacer que la escuela se sienta más manejable para los niños que tienen dificultades.
Ajustar sus expectativas
Se habla mucho ahora de este año escolar como “perdido”, pero la Dra. Badaly anima a los padres a ser un poco más optimistas. “Es un año difícil, es un año en el que los estudiantes pueden necesitar mucha ayuda —dice— pero no es un año completamente perdido”.
La clave para replantear este año escolar de forma más positiva, y ayudar a sus hijos a mantenerse motivados en el proceso, es establecer metas realistas. La Dra. Badaly recomienda elegir algunas prioridades que sean más esenciales para su hijo este año, como desarrollar sus habilidades matemáticas y leer de manera más independiente. “Trabaje hacia esos elementos centrales —dice—. ¿Y el resto? Si se logran, genial. Si no se puede, quizás sea suficiente con reconocer que la situación es realmente difícil para todos”.
Al concentrarse en un par de cosas importantes y tomarse el resto con más calma, disminuirá la presión sobre usted y su hijo. La idea es ayudar a los niños a tener la experiencia positiva de alcanzar una meta pequeña (como terminar un libro por su cuenta), en lugar de sentirse abrumados por la idea de terminar un libro y además aprobar el examen de ciencias y escribir un ensayo sobre estudios sociales. Incluso las pequeñas victorias pueden interrumpir los patrones de desánimo y desmotivación, y pueden ayudar a los niños a alcanzar objetivos más ambiciosos con el tiempo.
Reducir las expectativas puede parecer contradictorio, pero la Dra. Badaly señala que muchos niños prosperan cuando no sienten tanta presión de los padres. Hace poco ella trabajó con un niño que tenía dificultades para participar en clases a distancia en la cocina, con sus padres cerca. “Los padres hacían un seguimiento de forma amistosa”, dice la Dra. Badaly. “Pero a la niña no le parecía tan amistoso. Le hacía sentir que ellos tenían grandes expectativas”. Simplemente con trasladarse a trabajar al sótano, lejos de sus padres, la niña empezó a tener más facilidad para concentrarse.
Tomar un descanso
Es natural sentirse abrumado por tener que manejar las tareas escolares de los niños además de todas las demás cargas de la vida diaria durante una pandemia. Y la verdad es que no hay una solución fácil para muchos de los desafíos que enfrentan las familias.
Por eso es tan importante que usted se relaje lo suficiente. “Lo más probable es que usted no pueda ser un trabajador de tiempo completo y un maestro de tiempo completo que también es un padre increíble”, señala la Dra. Badaly. ”Son demasiadas cosas al mismo tiempo”. En lugar de sentirse atrapado por todas las cosas que no puede hacer, trate de recompensarse por las cosas que está logrando hacer. Recuerde que las cosas esenciales, como alimentar a todos o mantener su trabajo, son grandes logros en este momento, independientemente de que su hijo termine o no su tarea de matemáticas.
Es más, darse un respiro es un buen ejemplo para sus hijos. Cuando nos tomamos un tiempo para descansar y relajarnos, les demostramos que el trabajo no lo es todo, y que está bien ser menos que perfecto. “Pase un rato divertido con su hijo para mantener esa relación positiva”, dice la Dra. Badaly. Incluso si eso es todo lo que usted y su hijo hacen ese día, sigue siendo un tiempo bien empleado.