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Guía de medicamentos para la ansiedad infantil

Qué son, cómo deben utilizarse y los efectos secundarios que hay que tener en cuenta.

Escrito por: Caroline Miller

Experto clínico: Paul Mitrani, MD, PhD

in English

Los medicamentos utilizados para tratar la ansiedad en niños pueden ser confusos porque incluyen varios tipos de fármacos que actúan de maneras diferentes. Algunos de ellos no fueron desarrollados originalmente para tratar la ansiedad, por lo que sus nombres son engañosos. Por ejemplo, los medicamentos más eficaces para la ansiedad son los antidepresivos, llamados así porque se aprobaron primero para tratar la depresión.

Algunos medicamentos contra la ansiedad (incluidos los antidepresivos) se utilizan para reducir los síntomas generales del niño, y el niño los toma todos los días. Otros se utilizan solo de manera ocasional, cuando un niño enfrenta una situación que produce una ansiedad intensa.

Algunos medicamentos actúan reduciendo la ansiedad en sí misma (los antidepresivos hacen eso al aumentar el nivel de serotonina, la sustancia química en el cerebro que regula de manera más directa el estado de ánimo y la ansiedad). Otros medicamentos actúan reduciendo los síntomas físicos causados por la ansiedad. Tienen un efecto sobre otros neurotransmisores y otras vías del sistema nervioso del cuerpo.

Aunque hay muchos trastornos de ansiedad diferentes, los medicamentos contra la ansiedad tienden a funcionar para los síntomas que tienen en común estos diagnósticos: preocupación, nerviosismo, obsesión, ansiedad.

El papel de los medicamentos en el tratamiento de la ansiedad

Los estudios demuestran que el tratamiento más eficaz para la ansiedad no consiste únicamente en la medicación, sino en la medicación combinada con TCC o terapia cognitivo-conductual (en inglés). En la TCC se enseña a los niños habilidades para superar su ansiedad, en lugar de rendirse ante ella, y su ansiedad disminuye gradualmente en un periodo de semanas. Los medicamentos pueden ayudar a los niños muy ansiosos a sentirse lo suficientemente cómodos como para participar en la terapia.

La mayoría de los expertos recomiendan que los niños con ansiedad leve a moderada sean tratados primero con TCC. Los medicamentos pueden añadirse después de que el niño haya comenzado la TCC, si la terapia por sí sola parece no estar funcionando para aliviar sus síntomas. Pero en el caso de la ansiedad más grave (en inglés), se recomienda que los niños empiecen a tomar medicamentos junto con la terapia (o incluso antes de que esta comience, para ayudarlos a sentirse lo suficientemente cómodos para participar en ella).

Aunque los medicamentos no son tan eficaces por sí solos como lo son en combinación con la TCC, a menudo se prescriben solos cuando la TCC no está disponible o no es factible para la familia del niño.

También es frecuente que se combinen distintos medicamentos para tratar la ansiedad grave. Por ejemplo, dado que los antidepresivos no alcanzan su nivel de máxima efectividad de manera inmediata, puede que se añada un segundo medicamento para reducir la ansiedad durante las primeras semanas en que se ha comenzado a tomar el antidepresivo. También puede que se añada un segundo medicamento a un antidepresivo que ha alcanzado su máxima efectividad si el niño necesita más alivio.

Aprobación de la FDA

Algunos medicamentos que son ampliamente utilizados para tratar la ansiedad en niños no están aprobados para ese uso por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). Pero eso no significa que no sean seguros y eficaces, o que no hayan sido estudiados a fondo.

Cuando las compañías farmacéuticas desarrollan un nuevo medicamento, se les exige que demuestren a la FDA que es seguro y eficaz para tratar un problema específico en un grupo concreto de pacientes, por ejemplo, depresión en adultos. Una vez aprobado el medicamento, puede que este también se prescriba fuera de la indicación oficial (en inglés se conoce como “off label”), ya sea para un uso diferente y/o para ser utilizado con un grupo de edad distinto, por ejemplo, ansiedad en niños.

Tal vez la compañía farmacéutica decida no buscar la aprobación de la FDA para el uso del fármaco en estos trastornos o grupos de edad adicionales, ya que el proceso es costoso. Pero puede que otros científicos hayan estudiado ampliamente estos usos diferentes de los medicamentos y hayan publicado sus investigaciones en revistas confiables y revisadas por expertos. Este es el caso, por ejemplo, del uso de los antidepresivos para la ansiedad infantil. Hay muchas investigaciones que respaldan su seguridad y eficacia en niños con ansiedad, aunque no cuenten con la aprobación de la FDA para ese uso.

Tipos de medicación utilizados para la ansiedad

Hay varias categorías de medicamentos que se prescriben comúnmente para niños con ansiedad:

  • Antidepresivos llamados ISRS (como Zoloft, Prozac, Paxil)
  • Antidepresivos llamados IRSN (como Effexor XR, Cymbalta)
  • Medicamentos contra la ansiedad llamados benzodiazepinas (como Ativan o Klonopin)
  • Antipsicóticos atípicos (como Abilify o Risperdal)
  • Alfa agonistas (como Catapres, Kapvay, Tenex, Intuniv)
  • Ansiolíticos atípicos (como Buspar)
  • Antihistamínicos (como Benadryl, Atarax o Vistaril)

Antidepresivos

Hay varios tipos de antidepresivos que funcionan para la ansiedad infantil. Los expertos señalan que si el primer antidepresivo que prueba su hijo no logra reducir los síntomas de ansiedad, o si su hijo no tolera los efectos secundarios, se debería intentar con otro. Los niños responden de manera diferente a distintos tipos y formulaciones individuales.

ISRS

Los antidepresivos denominados ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) son la primera opción de medicación recomendada para tratar la ansiedad infantil. Esto se debe a que han demostrado ser los más eficaces y tienen efectos secundarios relativamente leves. También son los que se prescriben más comúnmente (en inglés). Actúan aumentando la cantidad de serotonina, la sustancia química más importante en el cerebro que regula el estado de ánimo.

Los ISRS que se prescriben más comúnmente para la ansiedad en niños y adolescentes son:

  • Zoloft (sertralina)
  • Prozac (fluoxetina)
  • Luvox (fluvoxamina)
  • Paxil (paroxetina)
  • Celexa (citalopram)
  • Lexapro (escitalopram)

IRSN

Otro conjunto de antidepresivos que funcionan para la ansiedad son los IRSN (inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina). Funcionan incrementando el nivel de dos neurotransmisores en el cerebro: la serotonina y la norepinefrina. 

Los IRSN que se prescriben comúnmente para la ansiedad en niños y adolescentes son:

  • Effexor XR (venlafaxina ER)
  • Cymbalta (duloxetina)

Es posible que los IRSN se prescriban con menos frecuencia para la ansiedad infantil porque pueden tener un índice ligeramente mayor de efectos secundarios, ya que actúan sobre dos sistemas de neurotransmisores diferentes en el cerebro. El doctor Paul Mitrani, psiquiatra de niños y adolescentes en el Child Mind Institute, señala que los médicos suelen recetar un IRSN como segunda opción cuando un niño no responde a los ISRS o cuando hay un padre o hermano que ha tenido una respuesta positiva a un IRSN.

Efectos secundarios

Aunque los efectos secundarios varían en función de cada niño y de cada medicamento, los efectos secundarios de los ISRS y los IRSN son relativamente leves, en comparación con otros medicamentos. A menudo desaparecen después de las primeras semanas. Los efectos secundarios pueden incluir:

  • Náuseas, vómitos o diarrea
  • Dolores de estómago
  • Dolor de cabeza
  • Somnolencia
  • Boca seca
  • Insomnio
  • Nerviosismo, agitación o inquietud
  • Activación: aumento de la irritabilidad y la impulsividad
  • Mareos
  • Disminución del deseo sexual
  • Impacto en el apetito, lo que lleva a pérdida o aumento de peso

Seguridad

Desde 2004, los antidepresivos, incluidos los ISRS y los IRSN, llevan lo que se conoce como una advertencia de “caja negra”, que significa que pueden aumentar el riesgo de pensamientos y comportamientos suicidas en los jóvenes, especialmente en las primeras semanas de empezar a tomarlos, o cuando se cambia la dosis. Sin embargo, estudios han demostrado (en inglés) que “la advertencia, contrariamente a lo que era su intención, puede haber aumentado los suicidios de jóvenes, al dejar a un número de jóvenes suicidas sin tratamiento con antidepresivos”. 

El Dr. Mitrani señala que el riesgo de suicidio es menos preocupante cuando se trata únicamente de ansiedad, en comparación con un niño o adolescente con depresión, que puede que ya haya tenido pensamientos suicidas. En cualquier caso, añade, es crucial que el profesional clínico vigile cualquier cambio en el estado de ánimo cuando se empieza a tomar un medicamento o cuando se aumenta la dosis, ya que este efecto secundario generalmente se produce dentro de la primera o segunda semana después del cambio.

Los tiempos

Se requieren entre 2 y 4 semanas para que un antidepresivo comience a ser efectivo para reducir los síntomas de ansiedad, y su efectividad continúa aumentando durante las primeras 8 a 12 semanas. La dosis se aumenta gradualmente hasta que se alcanza la dosis óptima (reducción máxima de síntomas de ansiedad sin efectos secundarios problemáticos). Esta dosis varía de un niño a otro, por lo que es importante empezar siempre con una dosis baja y aumentarla gradualmente bajo la vigilancia de un médico.

Por lo general, se recomienda que los niños continúen tomando el antidepresivo hasta un año después de que los síntomas hayan desaparecido (o hayan disminuido a un nivel manejable). Esto permite que el cerebro construya las vías que ayudan a controlar la ansiedad, explica el Dr. Mitrani, y que el paciente adquiera habilidades mediante la terapia. “Tómelo como un año de práctica”, añade.

El momento para finalizar el tratamiento con antidepresivos debe ser durante períodos de poco estrés, no cuando el niño podría estar más ansioso. Por ejemplo, los niños no deberían dejar de tomar antidepresivos al comienzo de un nuevo ciclo escolar o cuando se van a ir a la universidad por primera vez. Los ISRS no son adictivos, pero un niño que deja de tomarlos bruscamente puede experimentar síntomas similares a los del síndrome de abstinencia. Es importante trabajar con el médico para disminuir la dosis de manera gradual.

Benzodiacepinas

Algunos medicamentos contra la ansiedad, llamados ansiolíticos, se utilizan mejor para un tratamiento a corto plazo, incluyendo al tipo de medicamentos que se conocen como benzodiacepinas. Puede que se utilicen para reducir la ansiedad en situaciones específicas de estrés o que provocan ansiedad (volar en un avión, ir al médico, etc.). Reducen los síntomas físicos de la ansiedad, como la aceleración de latidos del corazón, temblores y sudoración. 

Las benzodiacepinas que se administran a los niños incluyen:

  • Ativan (lorazepam)
  • Klonopin (clonazepam)

Las benzodiacepinas también se pueden utilizar como medicamentos “puente”, para ayudar a un niño con ansiedad aguda a obtener un alivio rápido durante las semanas iniciales antes de que haga efecto un medicamento antidepresivo. Y a veces se utilizan como complemento continuo de un ISRS cuando este no funciona lo suficientemente bien como para reducir los síntomas por sí solo.

Pero las benzodiacepinas no son apropiadas para su uso a largo plazo en niños, porque algunos pacientes desarrollan dependencia y experimentan síntomas de abstinencia cuando intentan dejarlo. El abuso o la adicción son un riesgo en adolescentes y adultos jóvenes.

Los efectos secundarios de las benzodiacepinas incluyen:

  • Somnolencia, confusión, aturdimiento
  • Desinhibición (portarse mal o conductas inapropiadas)
  • Comportamiento de oposición
  • Depresión respiratoria (especialmente en caso de sobredosis/mal uso)

Antipsicóticos

Los antipsicóticos son una clase de fármacos desarrollados originalmente para reducir los síntomas de la psicosis (delirios y alucinaciones) que pueden darse en personas con esquizofrenia y trastorno bipolar. Pero a veces se utilizan para ayudar a los niños con ansiedad intensa y persistente.

Los antipsicóticos que se prescriben más comúnmente a niños y adolescentes con ansiedad son:

  • Risperdal (risperidona)
  • Abilify (aripiprazol)
  • Seroquel (quetiapina)

Los antipsicóticos se combinan a veces con un antidepresivo, especialmente en niños con TOC, ya que pueden ser útiles para reducir los pensamientos obsesivos. Pueden ser eficaces en el tratamiento de la rigidez, señala el Dr. Mitrani, y útiles para los niños con TOC que están atrapados en preocupaciones y pensamientos extremos e irreales. 

Pero se deben utilizar con cuidado, ya que pueden tener efectos secundarios graves, como el aumento de peso y cambios metabólicos, neurológicos y hormonales que pueden ser perjudiciales. Los efectos secundarios aumentan a medida que se incrementa la dosis, y algunos medicamentos tienen más efectos secundarios que otros.

Los efectos secundarios de los antipsicóticos incluyen:

  • Somnolencia.
  • Mareos.
  • Inquietud.
  • Aumento de peso.
  • Anomalías metabólicas, incluyendo un aumento del azúcar en la sangre, así como de los lípidos y los triglicéridos que aumentan el riesgo de diabetes y de enfermedades cardíacas en la edad adulta.
  • Una condición neurológica llamada discinesia tardía, que es un tic motor potencialmente permanente.
  • Un aumento de una hormona llamada prolactina, que puede causar crecimiento de los pechos en las niñas y desarrollo de los pechos en los niños.
  • Una disminución de la expresión emocional.
  • Un evento cardiovascular.

Ansiolíticos atípicos

La buspirona (Buspar) es otro medicamento contra la ansiedad. Este medicamento actúa activando un determinado tipo de receptor en el cerebro para afectar el equilibrio de los neurotransmisores. El Buspar no es tan eficaz para frenar la ansiedad como las benzodiacepinas, pero tiene muchos menos efectos secundarios y un menor potencial de dependencia o abuso. Eso lo hace apropiado para un uso a largo plazo.

Los efectos secundarios de los ansiolíticos atípicos como la buspirona incluyen:

  • Sedación
  • Espasmos o confusión
  • Desinhibición
  • Mareos
  • Dolores de cabeza
  • Náuseas
  • Nerviosismo
  • Mareo
  • Excitación
  • Problemas para dormir

El Buspar tarda de 1 a 2 semanas en hacer efecto, y de 4 a 6 semanas en alcanzar su plena eficacia.

Agonistas alfa

Los medicamentos llamados agonistas alfa se desarrollaron originalmente para reducir la presión arterial alta en adultos. Pero también se descubrió que reducen los síntomas de ansiedad al actuar sobre el sistema nervioso simpático, que regula la respuesta de lucha o huida del cuerpo. Como dice el Dr. Mitrani, “pueden reducir la sensibilidad del sistema de alarma del cuerpo para que no se active con tanta frecuencia o intensidad”.

Los alfa-agonistas que se recetan para la ansiedad en niños y adolescentes son:

  • Catapres, Kapvay (clonidina)
  • Tenex, Intuniv (guanfacina)

Algunas familias que tienen niños con ansiedad los eligen en lugar de los antidepresivos, los cuales son más eficaces para combatir la ansiedad, debido a la etiqueta de caja negra que advierte sobre el mayor riesgo de suicidio asociado a los antidepresivos.

Los efectos secundarios de la clonidina y la guanfacina incluyen:

  • Somnolencia
  • Dolor de cabeza
  • Mareo
  • Sequedad de boca
  • Pérdida de apetito
  • Náuseas
  • Dolor de estómago
  • Vómitos

Se debe vigilar la presión arterial en los niños que toman clonidina o guanfacina, ya que pueden reducir la presión arterial.

Antihistamínicos

Los antihistamínicos son medicamentos utilizados principalmente para reducir las reacciones alérgicas. Lo hacen bloqueando los receptores de unas sustancias químicas llamadas histaminas en el sistema nervioso central. Pero también bloquean algunos receptores de serotonina, lo que aumenta los niveles de serotonina y crea un efecto sedante. Algunos médicos los recomiendan para reducir la ansiedad en los niños durante periodos cortos de tiempo. Funcionan rápidamente, pueden ayudar a los niños extremadamente ansiosos a calmarse y no son adictivos cuando se toman según las indicaciones.

Los antihistamínicos utilizados para la ansiedad incluyen:

  • Benadryl (difenhidramina)
  • Atarax, Vistaril (hidroxizina) 

Los posibles efectos secundarios de los antihistamínicos incluyen:

  • Somnolencia
  • Mareos
  • Fatiga
  • Resequedad en la boca
  • Retención de orina
  • Visión borrosa
  • Confusión
  • Irritabilidad
  • Dolor de cabeza
La última revisión de este artículo se realizó el 20 de julio de 2023.