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Mi hija sigue escondiendo comida en su habitación. ¿Cómo puedo manejarlo?

Escrito por: Alnardo Martínez, MS

Experto clínico: Alnardo Martínez, MS

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P Desde hace un par de años mi hija esconde comida en su habitación. Llega de la escuela y esconde en un cajón el almuerzo que no se comió. Me pide bocadillos y luego los encuentro sin comer o parcialmente comidos y escondidos debajo de la almohada. Esconde comida en maletas, cómodas y en su carpeta de arte. Esconde comida en casi cualquier cosa que se pueda abrir. Odia tener la habitación limpia. Es probablemente la persona más desordenada que conozco. Hay basura por todas partes. Apenas se puede entrar en su habitación. Yo limpio su habitación seguido, que es cuando encuentro toda la comida. No creo que coma en la escuela. Pero no tiene problemas para comer, porque come mucho delante de mí todo el tiempo. Sus calificaciones son magníficas. Le encanta la escuela. No entiendo por qué esconde y desperdicia la comida. Es frustrante y no sé cuál es la mejor manera de abordarlo.

Sin conocer a su hija, se me ocurren algunas razones posibles para este comportamiento.

Mi primer pensamiento es que podría estar relacionado con un trastorno alimentario de tipo restrictivo o por atracón. No es inusual que los niños con trastornos alimentarios intenten ocultar de sus cuidadores cualquier cambio de comportamiento en su alimentación. Es natural que usted se preocupe o se enoje cuando su hija muestra comportamientos aparentemente dispares, sobre todo cuando se trata de la alimentación. Sin embargo, una reacción fuerte hacia cómo (y qué) está comiendo un niño puede crear una relación perjudicial con la comida que se extienda por muchos años. Recomiendo tener una conversación con ella sobre sus hábitos alimentarios.

Antes de tener esa conversación, la invito a pensar en lo que va a decir, para no decir sin querer algo perjudicial. Si es necesario, también podría practicar lo que dirá. Evite hacer comentarios acerca de su cuerpo o su peso. Inicie la conversación con preguntas en lugar de acusaciones o sermones. Intente centrarse en los sentimientos más que en la comida. Si los niños se sienten deprimidos, fuera de control o estresados, esto puede conducir a un desorden en la alimentación. Usted podría comenzar por comentar los cambios que ha observado y finalizar con una pregunta del tipo: “Me he dado cuenta de este patrón por la comida que llevas a la escuela y quiero ayudarte. ¿Podríamos hablar de lo que está pasando?”. Usted también le podría preguntar por su estado de ánimo, sus amistades y la escuela para averiguar qué más pudiera estar ocurriendo en su vida. Intente mantener la calma y no emitir juicios de valor. Tenga paciencia con su hija y comprenda que ella tal vez no se lo diga de forma inmediata. Mantenga abierta la línea de comunicación. Y sea consciente de sus propias creencias en torno a la comida y la cultura alimentaria.

Otra posibilidad es que su hija esté experimentando depresión o ansiedad. Muchos niños pueden recurrir a la comida como mecanismo de afrontamiento porque es una de las pocas cosas de su vida que pueden controlar. En su caso, dado que esto lleva sucediendo desde hace un par de años, le recomendaría encarecidamente que su hija se reuniera con un especialista en trastornos alimentarios para que la evalúe y le brinde apoyo.  Independientemente de la causa, su hija parece haber desarrollado una relación perjudicial con la comida y necesitará apoyo para desaprender esos patrones. La mayoría de los especialistas en trastornos alimentarios pueden trabajar con su hija para tratar cualquier otro problema de salud mental, como la depresión y la ansiedad, que pudiera estar contribuyendo a sus hábitos alimentarios atípicos.

La última revisión de este artículo se realizó el 21 de julio de 2023.