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¿Qué es el TOC relacional (TOC-R)?

Cómo este tipo de ansiedad puede dificultar las relaciones románticas durante la adolescencia.

Writer: Molly Hagan

Clinical Expert: John Wyetzner, LCSW

in English

Conocer a alguien que te gusta de verdad puede ser estimulante, pero también algo desconcertante, sobre todo si es la primera vez que te enfrentas al amor y a las citas. Nunca sabemos de verdad lo que piensa o siente nuestra pareja romántica, y puede ser difícil discernir, después de que se desvanece el entusiasmo de la primera atracción, si una relación es la adecuada. La incertidumbre puede hacer que una relación sea difícil para cualquiera, pero para las personas que tienen lo que se conoce como “trastorno obsesivo-compulsivo relacional” o TOC-R, puede resultar insoportable.

El TOC-R es un subtipo de trastorno obsesivo-compulsivo en el que la persona se obsesiona con su pareja o con la propia relación. Podría manifestarse como alguien que pregunta: “¿De verdad me quieres?” una y otra vez. O a una persona con TOC-R le podría preocupar engañar a su pareja si se sorprende a sí misma pensando que otra persona es atractiva, aunque sea alguien famoso a quien nunca ha visto. Pero aunque el TOC-R se manifieste de forma algo distinta a otros tipos de TOC (el miedo a la contaminación, por ejemplo, que puede hacer que las personas se laven las manos una y otra vez), sigue el mismo patrón.

“El TOC se trata de una incomodidad extrema ante la incertidumbre”, dice John Wyetzner, LCSW, trabajador social del Centro para trastornos de ansiedad del Child Mind Institute. “Se trata de la necesidad de saber, de tener una respuesta a las cosas”.

Las personas con cualquier tipo de TOC, dice Wyetzner, buscan respuestas a las cosas “de múltiples maneras”. Ya sea dando golpecitos a algo hasta que se sienta ‘bien’ o haciendo a alguien la misma pregunta 100 veces: lo hacen para obtener cierta apariencia de control sobre ello”.

¿Qué es el TOC-R?

El TOC-R puede aparecer en distintos tipos de relaciones, incluidas las de padres e hijos. Pero en el caso de las y los adolescentes es especialmente importante que lo entiendan en el contexto de las relaciones románticas, porque puede ser muy difícil de detectar.

“El TOC-R en adolescentes puede pasar desapercibido con bastante frecuencia”, dice Wyetzner. “Muchos adolescentes son nuevos en las relaciones, y van aprendiendo sobre la marcha”. Pero los tropiezos y errores románticos durante la adolescencia facilitan que el TOC pase desapercibido, porque obsesionarse con una relación no parece tan inusual. “Puede parecer simplemente como que a la persona le falta conocimiento o seguridad sobre ciertas cosas —dice Wyetzner— cuando en realidad se podría tratar de ese factor más preocupante que se está desarrollando bajo la superficie”.

Ahora bien, dice Wyetzner, es frecuente que las personas consideren sus propios síntomas de TOC-R como fallas personales. Con el tiempo, las personas suelen sentir que les pasa algo que no pueden identificar. Pueden sentir que no merecen a su pareja o preguntarse si son incapaces de confiar en ella: este tipo de ansiedades pueden afectar gravemente sus relaciones y su autoestima.

¿Cuáles son los síntomas del TOC-R?

Los profesionales clínicos agrupan los síntomas del TOC-R en dos categorías: TOC-R centrado en la relación y TOC-R centrado en la pareja.

Las personas con TOC-R centrado en la relación se podrían plantear preguntas como: “¿Está bien esta relación?”. Al igual que en otras formas de TOC, en las que las personas repiten rituales para obtener una sensación “correcta”, Wyetzner explica que “las personas con TOC-R buscan una sensación de comodidad o certeza, la sensación “correcta” en un sentido relacional”. 

El TOC-R centrado en la pareja suele implicar muchos pensamientos intrusivos. “Se quedan atrapados en un ciclo de: ‘¿De verdad me gusta esta persona? O empiezan a pensar en atributos negativos y se preguntan: ‘¿Qué más no me gusta de esta persona? ¿Es lo bastante buena para mí? dice Wyetzner.

Para las personas con TOC-R, la relación o la pareja son la obsesión. Esa obsesión se expresa en compulsiones que pueden incluir:

Compulsiones mentales: Se trata de ciclos interminables de pensamientos negativos que ocurren exclusivamente en la mente, como reproducir conversaciones pasadas, por ejemplo. Las compulsiones mentales pueden ser debilitantes para quienes las experimentan, pero invisibles para los demás. En el contexto del TOC-R, Wyetzner llama a esta compulsión “rumiación”. “La rumiación es simplemente alguien que se sienta y tiene un montón de pensamientos —dice— e intenta encontrar una determinada respuesta o una determinada salida para todo el malestar que le producen sus pensamientos pensando más”.

Búsqueda de seguridad: La búsqueda de seguridad puede estar motivada por la rumiación. Puede consistir en hacer a tu pareja las mismas preguntas una y otra vez: “¿Me estás engañando? “¿Deberíamos terminar la relación?

Confesar: Confesar, por su parte, suele ser una compulsión para quienes se preocupan por sus propios comportamientos. Wyetzner pone este ejemplo: “Tengo que ir y decirle enseguida a mi novio que pensé que otra persona era atractiva, para no tener secretos con él”.

Cómo afecta el TOC-R a las relaciones de pareja

Si no se controla, el TOC-R puede dañar a las personas que te importan y hacer que te sientas realmente mal contigo.

“Es algo tan poderoso que no puedes imaginar un momento en el que no vayas a estar de pie en la ducha pensando en estas cosas una y otra y otra vez, y luego quedar con tu novia y hablar con ella de ello una y otra y otra y otra vez”, dice Travis, un hombre de aproximadamente 40 años que pidió utilizar un seudónimo.

Travis luchó por primera vez con pensamientos intrusivos sobre las relaciones pasadas de sus parejas —a veces descritos como celos retroactivos (en inglés)— cuando era adolescente. Experimentar estos pensamientos era insoportable. “Es un malestar físicamente doloroso, mentalmente angustioso”, dice. “Es una sensación de estar fuera de control”.

Las constantes rumiaciones de Travis (sobre con quién había salido su pareja, o incluso a quién había besado, o sobre cómo era esa otra persona) le llevaron a buscar consuelo de forma compulsiva. Hacía preguntas a sus parejas, no tanto para obtener respuestas concretas, sino con la esperanza de que cualquier respuesta hiciera cesar de algún modo el dolor de pensar en esas preguntas.

“Piensas que al preguntar, al obtener un detalle más, eso hará que todo esté bien y que tenga sentido, y por lo tanto los pensamientos se irán. Pero en realidad es lo contrario”, explica Travis. “Lo que ocurre es que haces la pregunta, obtienes más información y eso solo conduce a más preguntas”.

Su compulsión por hacer preguntas indiscretas a sus novias acerca de su pasado era inevitablemente desagradable para ellas, lo que destruyó varias relaciones.

Una ex describió estos encuentros como estresantes y agotadores. Pero también confusos, le dijo más tarde, porque ninguna cantidad de información parecía ser nunca suficiente.

“En muchos sentidos, es algo humillante porque, si te ves a ti mismo como una persona segura y fuerte, entonces este es el comportamiento de una persona débil. Un hombre inseguro”, dice Travis.

“Pero nunca lo identifiqué como algo real con un nombre, ni conocía ese nombre. No lo veía más que como una debilidad personal específicaa”.

Los comportamientos de Travis son comunes entre las personas con TOC-R, pero es importante señalar que las compulsiones del TOC-R también pueden ser más insidiosas. En un ensayo (en inglés) para la International OCD Foundation (IOCDF), Michael Rudden escribe que, aunque sabía que tenía TOC, no reconocía cómo se manifestaba como la obsesión de ser “suficientemente bueno” para su pareja. Estaba obsesionado con la superación personal, hacía ejercicio de forma compulsiva y analizaba lo que hacía y decía cuando estaba cerca de su pareja. “Durante un tiempo, mi TOC relacional pasó desapercibido incluso para mí —escribe — porque mis compulsiones mentales se incrustaron perfectamente en mis comportamientos cotidianos”.

¿Cómo saber si se trata de TOC-R?

El TOC es un diagnóstico formal, pero el TOC-R no lo es. Así que si no te han diagnosticado TOC (o incluso si te lo hayan diagnosticado), ¿cómo sabes si lo que estás experimentando es TOC-R? Lamentablemente, no existe una pauta o norma oficial que se deba cumplir, afirma Wyetzner. Pero anima a adolescentes y padres a tener en cuenta un factor importante: el tiempo.

“¿Cuánto tiempo pasas pensando en la relación? ¿Pasas horas al día pensando en la relación o hablando con las personas sobre ella? ¿O preguntando a las personas sobre ella? Una de las principales mediciones que utilizamos para determinar la gravedad del TOC es la cantidad de tiempo que ocupa el TOC, ya sean obsesiones o compulsiones”, afirma.

Ten en cuenta también la intensidad de tus emociones. ¿Hasta qué punto te generan angustia tus pensamientos? ¿Interfiere esta angustia en tu vida diaria? ¿En tus relaciones? ¿Te cuesta pasar tiempo con tu pareja porque lo único que haces es hacerle preguntas sobre la relación, o lo único que haces es preocuparte? Si algo de esto te resulta familiar, un profesional de la salud mental te puede ayudar a encontrar el apoyo adecuado.

¿Cómo se trata el TOC-R?

Travis buscó por primera vez un terapeuta que le ayudara a tratar sus celos retroactivos (aunque entonces no tenía un término para ello) cuando tenía 14 o 15 años. La terapia ha ayudado a Travis en otras facetas de su vida, dice, pero nunca abordó con éxito este problema específico. (La terapia de conversación tradicional a veces puede ser contraproducente para las personas que luchan contra su TOC, porque puede conducir a una mayor rumiación).

Pero tras iniciar una nueva relación hace varios años, Travis se sintió impulsado a intentarlo de nuevo. Una búsqueda en Google reveló el término “celos retroactivos”, y le sorprendió la cantidad de personas que parecían identificarse con una ansiedad que él había asumido que nadie más compartía. El descubrimiento por sí solo supuso un gran alivio. Tan solo tener un video que mostrar a su pareja “para poder decirle: “Esto es lo que pasa”, dice.

Luego, con el apoyo de su pareja, empezó una terapia más específica. Como otros tipos de TOC, el TOC-R se trata mejor con la terapia de exposición y prevención de respuesta (EPR).

Las personas con TOC-R pueden pasar mucho tiempo dedicándose a sus pensamientos angustiantes. Pero para ellas, el pensamiento en sí (rumiación) es un intento por superar su angustia. La terapia de exposición (algo que se hace con el apoyo de un terapeuta con capacitación específica para ello) pide al paciente que se siente con pequeñas cantidades de estrés o incertidumbre sin intentar pensar en su solución o resolverlo de otro modo. El objetivo es comprender que la ansiedad se puede disipar de forma gradual por sí sola.

La terapia de exposición, especialmente para el TOC-R, se adapta a las necesidades de cada persona. Si resulta beneficioso, pueden participar las parejas. Wyetzner recuerda que, en una sesión, una paciente de 19 años pudo explicar el TOC-R a su novio, una conversación útil para ambas partes.

Como explicó Wyetzner, identificar el TOC-R durante la adolescencia puede ser complicado. Pero tú te conoces mejor que nadie. Aunque Travis ha tenido éxito con la terapia de exposición, dice que le hubiera gustado saber que no estaba solo mucho antes, lo cual es una razón importante para querer hablar con el Child Mind Institute sobre su experiencia.

“Si lo hubiera sabido, me habría ahorrado muchos disgustos, desamores y lágrimas con parejas adolescentes”.

La última revisión de este artículo se realizó en 6 de marzo de 2025.