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¿Qué es el trastorno por atracón?

¿Y cómo afecta a niños y adolescentes?

Escrito por: Caroline Miller

Experto clínico: Allison Dubinski, LCSW

in English

Los atracones, que involucran el consumo de una cantidad inusualmente grande de comida en poco tiempo, se han asociado durante mucho tiempo con problemas de peso y angustia psicológica.  Pero es solo desde 2013 que los atracones recurrentes se han clasificado como un trastorno alimentario. El trastorno por atracón suele ser diagnosticado por primera vez en adolescentes o adultos jóvenes, pero también puede darse en niños.

No es solo la cantidad inusual de alimentos ingeridos lo que define los atracones. Las personas que tienen este trastorno también afirman sentir una pérdida de control mientras comen. Y cuando se trata de niños y adolescentes que luchan contra los atracones, los expertos dicen que es más útil centrarse en la experiencia de “pérdida de control” que en la cantidad de alimentos ingeridos en un atracón.

Esto se debe, en parte, a que cuando se habla de niños, es difícil tener claro lo que significa “gran cantidad”, ya que varía según la edad, el sexo y la etapa de desarrollo, explica la doctora Marian Tanofsky-Kraff, investigadora de los atracones en jóvenes y profesora de la Facultad de Medicina de la Uniformed Services University. “Si usted tiene un niño de 14 años que está pasando por el periodo de la pubertad, podría comerse fácilmente una pizza entera. ¿Es eso gran cantidad?”, pregunta la Dra. Tanofsky-Kraff. “¿Y una niña de ocho años que se come cuatro trozos de pizza? ¿Es eso demasiado?”.

Pero también es importante centrarse en la experiencia de pérdida de control (LOC, por sus siglas en inglés) porque es un comportamiento que suele aparecer en los niños antes de que hayan desarrollado por completo un trastorno por atracón (BED, por sus siglas en inglés). Se ha demostrado que los niños que tienen episodios de pérdida de control (independientemente de la cantidad ingerida) tienen un mayor riesgo de desarrollar el trastorno por atracón y obesidad en la edad adulta. Por lo tanto, las intervenciones que tratan la pérdida de control en la alimentación en niños pueden ser una manera importante de prevenir el trastorno por atracón y el aumento de peso en la edad adulta.

Niños y trastorno por atracón

La mayoría de los jóvenes que reciben un diagnóstico de trastorno por atracón son identificados porque estaban buscando tratamiento para la obesidad, explica la doctora Andrea Goldschmidt, profesora asociada de psiquiatría de la University of Pittsburgh School of Medicine cuya investigación se centra en la pérdida de control. A menudo no saben que tienen un trastorno alimentario.

“Cuando pregunto a los niños y a sus familias por dónde quieren empezar, a menudo es por la pérdida de peso”, dice la Dra. Goldschmidt. “Y tenemos que ayudarlos a entender que lo que tienen que resolver antes de perder peso es el control de sus atracones”.

El trastorno alimentario por atracón no suele ser detectado por los pediatras y otros médicos. Esto se debe en parte a que los médicos no piensan en los trastornos alimentarios cuando ven a un paciente con un peso mayor a la media o superior, señala la Dra. Tanofsky-Kraff. Pero, en general, los médicos suelen evitar hablar con los niños sobre su peso, por miedo a afectar su autoestima.

Las doctoras Goldschmidt y Tanofsky-Kraff informan que han visto pérdida de control en la alimentación en niños de tan solo ocho años. Y han visto a niños con el trastorno por atracón en toda su expresión de tan solo 12 o 13 años.

Diagnóstico del trastorno por atracón

Los síntomas principales del trastorno por atracón son los episodios recurrentes de atracones. Estos episodios se definen por una ingesta mayor de alimentos que la que consumiría la mayoría de las personas en un periodo de tiempo discreto (por ejemplo, en un lapso de 2 horas) y una sensación de pérdida de control frente a la comida durante el episodio. Una persona con el trastorno por atracón se siente incapaz de detenerse.

Los episodios también pueden caracterizarse por:

  • Comer mucho más rápido de lo normal.
  • Comer hasta sentirse incómodamente llenos.
  • Comer grandes cantidades de alimentos cuando no se sienten físicamente hambrientos.
  • Comer a solas por vergüenza de lo mucho que ingieren.
  • Sentirse disgustados consigo mismos, deprimidos o muy culpables después.

Para recibir un diagnóstico de trastorno por atracón, estos episodios deben ocurrir al menos una vez a la semana, presentarse de manera continua durante 3 meses y estar causando una angustia grave. Los individuos con este trastorno suelen sentirse avergonzados de sus problemas de alimentación y a menudo comen en secreto para ocultar sus síntomas.

¿En qué se diferencian niños y adultos con el trastorno por atracón?

Mientras que los adultos que tienen el trastorno por atracón tienden a decir que sus episodios se desencadenan por sentimientos negativos, los niños más pequeños generalmente no los relacionan con sentirse mal. Eso puede deberse a que no pueden articular sus sentimientos, señala la Dra. Tanofsky-Kraff. “Muchos niños hablan de sentirse como si estuvieran desconectados o paralizados. Describen una especie de aturdimiento cuando están comiendo. No estamos seguros al cien por ciento de por qué, pero creemos que parte de ello se debe a que utilizan la comida para afrontar y lidiar con los sentimientos desagradables.”

A diferencia de los adultos con el trastorno, los niños no suelen planificar los atracones. En su lugar, los episodios se producen cuando hay una oportunidad.

Con frecuencia, los niños informan que no comen regularmente durante la jornada escolar. “A menudo oigo que no quieren llevar un almuerzo preparado y dicen que la comida del colegio es asquerosa, así que vuelven a casa con mucha hambre”, explica la Dra. Tanofsky-Kraff. “Puede que no haya nadie más en casa, o que sus padres estén ocupados haciendo otra cosa. Esas horas extraescolares pueden ser el principal periodo de riesgo para la pérdida de control en la alimentación.”

¿Quién corre el riesgo de tener el trastorno por atracón?

Al igual que otros trastornos alimentarios, las niñas son más propensas a desarrollar el trastorno por atracón que los niños. Y el trastorno es altamente heredable.

Los jóvenes que han hecho dietas poco saludables para perder peso también tienen un mayor riesgo de desarrollarlo. Restringen tanto su alimentación que se quedan con hambre y se sienten privados. Entonces acaban comiendo en exceso y sintiéndose fuera de control después.

La investigación dirigida por la Dra. Tanofsky-Kraff (en inglés), publicada en American Psychologist, propone que hay varios factores que, combinados, pueden aumentar el riesgo de desarrollar el trastorno por atracón y de tener un peso elevado entre los jóvenes que manifiestan la pérdida de control en la alimentación. Son los siguientes:

  • Estado de ánimo negativo: experimentar depresión, ansiedad, estrés o dificultades interpersonales.
  • Sensibilidad a los alimentos: ser especialmente sensible a la comida como recompensa.
  • Problemas de funcionamiento ejecutivo: escaso control de los impulsos y habilidades de autorregulación.

La investigación también ha descubierto que un mayor porcentaje de niños con TDAH tiene incidentes recurrentes de pérdida de control en la alimentación, en comparación con niños sin TDAH.

Tratamiento del trastorno por atracón

El tratamiento del trastorno por atracón se ha estudiado más en adultos que en adolescentes.  En el caso de los adultos, varias formas de terapia han demostrado ser eficaces.

  • Terapia cognitivo-conductual (TCC): La TCC es la forma de terapia más estudiada y bien establecida para el TPA. La TCC hace que los pacientes normalicen sus patrones alimentarios, desarrollen el autocontrol y modifiquen la visión negativa de sí mismos para reducir los atracones.
  • Terapia interpersonal (TIP): La TIP se centra en mejorar las habilidades interpersonales para fomentar las relaciones saludables y una imagen positiva de sí mismo, y ayuda a los individuos a manejar los sentimientos negativos sin recurrir a la comida.
  • Terapia dialéctico conductual (TDC): La TDC se centra en potenciar las habilidades de regulación emocional para evitar recurrir a los atracones como respuesta a una experiencia emocional dolorosa.

Hay tres tipos de medicamentos que se ha comprobado que ayudan a reducir el trastorno por atracón en adultos, a veces junto con la terapia:

  • Medicamentos estimulantes desarrollados para el TDAH, que pueden reducir la impulsividad (Vyvanse está aprobado por la FDA para el TPA en adultos).
  • Antidepresivos, incluidos los ISRS, que pueden reducir los atracones al mejorar el estado de ánimo.
  • Medicamentos anticonvulsivos como el Topamax, que ayudan a estabilizar el estado de ánimo y reducir los problemas de control de los impulsos.

Las doctoras Goldschmidt y Tanofsky-Kraff se dedican a adaptar los tratamientos para adultos a su uso con adolescentes. Subrayan que aún no hay suficientes investigaciones para establecer un tratamiento de referencia para los niños con este trastorno.

TCC para los atracones en adolescentes

La Dra. Goldschmidt utiliza la TCC para ayudar a los jóvenes a reajustar sus hábitos alimentarios para así reducir las dietas extremas y priorizar la alimentación regular y la flexibilidad con respecto a la selección de alimentos. También se centra en ayudar a los niños a mejorar su autorregulación en torno a la alimentación y reforzar las habilidades de autorregulación en general.

La Dra. Goldschmidt ve prometedoras las intervenciones para adolescentes basadas en Internet, dado lo mucho que ya están en línea, y porque cuestiones como el acceso y el estigma podrían limitar su disposición a participar en una terapia presencial. Para su trabajo, utiliza los smartphones para recopilar datos sobre cómo se sienten los jóvenes y lo que hacen, incluyendo la alimentación. Se llama “evaluación ecológica momentánea”.

“Les mandamos mensajes a lo largo del día o responden a las encuestas en el momento en que tienen un episodio alimentario” —explica la Dra. Goldschmidt— y responden a una serie de preguntas sobre dónde están, con quién están, cómo se sienten y qué están haciendo”.

Esto permite que los médicos ofrezcan asesoría en tiempo real. “Podemos identificar los factores momentáneos, a medida que se van produciendo, que van a desencadenar un episodio de atracón, y podemos intervenir en el momento para decirles: ‘Parece que vas a entrar en una fiesta con tus amigos. Vamos a pensar en las formas en que vas a evitar comer en exceso en la mesa del buffet'”, añade la Dra. Goldschmidt.

Una vez establecidos los patrones, dice la Dra. Goldschmidt, se puede enviar recordatorios periódicos a los adolescentes para situaciones de alto riesgo, o cuando es probable que experimenten un desencadenante, para recordarles que deben practicar las habilidades que han aprendido. La Dra. Goldschmidt llama a este tratamiento basado en la tecnología “TCC aumentada con intervenciones de autorregulación”.

TIP para los atracones en adolescentes

La Dra. Tanofsky-Kraff aboga por el uso de la TIP, que se centra en ayudar al niño a entender los problemas de relación que pueden hacerlo recurrir a comer en exceso.  

Los niños que tienen atracones suelen tener problemas con sus relaciones, dice. Se podría suponer que sus mayores preocupaciones serían las amistades y la aceptación por parte de los compañeros, añade, pero suelen ser los problemas de estrés con sus padres. “Hicimos un estudio en el que analizamos todas las áreas problemáticas para ver qué era lo que provocaba sus episodios de pérdida de control, y lo más frecuente eran las dificultades con sus padres”.

La TIP ayuda a los niños a centrarse en los problemas interpersonales relacionados con su alimentación. “Por ejemplo —señala— si todos los días, cuando vuelves a casa del colegio, tienes una batalla con tu madre, te sientes mal y utilizas la comida para afrontarlo”.

La Dra. Tanofsky-Kraff subraya que la TIP no solo mejora los hábitos alimentarios de los niños, sino también sus vidas. “Va más allá, a lo que fomenta la pérdida de control. También mejora las relaciones y los síntomas del estado de ánimo. Además, la pérdida de control es muy comórbida con cosas como la ansiedad y la depresión.”

Tratamientos a escala

La Dra. Goldschmidt señala la importancia de desarrollar intervenciones a escala que puedan utilizarse para hacer que los niños que tienen poco acceso a profesionales de la salud mental reciban atención. “Sabemos que los atracones afectan a los niños que tienen pocos recursos, que quizá proceden de poblaciones minoritarias, como los jóvenes de minorías raciales y étnicas, y que no tienen una cobertura de seguro adecuada”.  

Ve esperanzas en el uso de la tecnología, como los smartphones, que podrían permitir un tratamiento a corto plazo que se dirija a los comportamientos alimentarios y empiece a abordar los mecanismos, aunque reconoce que este tipo de tratamiento “no va a cubrir todas las bases en términos de lo que subyace al trastorno alimentario”.

La última revisión de este artículo se realizó el 26 de marzo de 2024.