Terapia para la depresión
Tipos de terapias especializadas que han probado ser efectivas para tratar la depresión.
Experto clínico: Jill Emanuele, PhD
in EnglishExisten diferentes tipos de terapias para tratar la depresión que se consideran basadas en evidencia, lo que significa que se han estudiado y que su eficacia ha sido demostrada clínicamente. Estas son algunas de ellas:
Terapia cognitivo-conductual (TCC)
La terapia cognitivo-conductual es el tratamiento por excelencia para niños y adolescentes con depresión. La TCC enseña a las personas habilidades para lidiar con síntomas como el estado de ánimo decaído y los pensamientos poco útiles (como “nadie me quiere”, o “las cosas nunca cambiarán”). En la TCC, el niño y su terapeuta trabajan juntos para alcanzar objetivos, como notar esos patrones de pensamiento poco útiles y mejorar su capacidad para la resolución de problemas.
Un elemento central del tratamiento es enseñar a los niños que sus pensamientos, sentimientos y comportamientos están interconectados, de manera que cambiar cualquiera de ellos puede cambiarlos a los tres.
Por ejemplo, una técnica llamada activación conductual (BA, por sus siglas en inglés) los anima a participar en actividades, aunque no sientan ganas de hacerlo, y después observar el efecto que esto tiene en su estado de ánimo. Entrar en movimiento puede mejorar el ánimo, y la actividad puede generar más pensamientos y sentimientos positivos.
En la activación conductual, los terapeutas trabajan con el niño o adolescente para identificar las cosas que valoran y los pasos que necesitan dar para poder llevarlas a cabo. Juntos crean un horario detallado de actividades para el niño, y se pide a los padres que colaboren asegurándose de su cumplimiento.
Identificar lo que valoran ayuda a los niños a darse cuenta de que retraerse y evitar las cosas no es algo que les funcione, y cómo los pequeños pasos hacia el logro de sus objetivos los pueden hacer sentir mejor. También puede contrarrestar el aislamiento que suelen experimentar los adolescentes con depresión, el cual refuerza su ánimo depresivo.
Terapia dialéctico-conductual (DBT, por sus siglas en inglés)
La terapia dialéctico-conductual puede ser útil para los adolescentes con depresión más grave. La DBT es una forma de terapia cognitivo-conductual o TCC, adaptada para personas que tienen dificultad para manejar emociones dolorosas y que podrían llegar a involucrarse en comportamientos de riesgo, autolesiones como los cortes y pensamientos o intentos suicidas.
Para lidiar con sus emociones intensas, las personas que participan en una terapia dialéctico-conductual aprenden a practicar mindfulness (estar plenamente presentes en el momento y enfocarse en una cosa a la vez sin emitir juicios) y desarrollan habilidades para resolver problemas, como la tolerancia a la angustia, manejar situaciones difíciles de forma saludable e interactuar con amigos y familiares de maneras más efectivas. La DBT es un tratamiento altamente estructurado que incluye terapia individual y trabajo en grupos para el desarrollo de habilidades. La DBT para adolescentes incluye sesiones entre padres e hijos para que desarrollen habilidades juntos.
Terapia interpersonal (IPT, por sus siglas en inglés)
A veces, las interacciones sociales pueden influir e incluso mantener la depresión. Cuando una persona está deprimida, sus relaciones también se pueden ver afectadas. La terapia interpersonal se enfoca en las relaciones de un niño, de manera que sean más saludables y se conviertan en un apoyo. En esta terapia, los niños aprenden habilidades para comunicar de mejor manera sus sentimientos y expectativas, desarrollan habilidades de resolución de problemas para manejar conflictos y aprenden a observar cuándo sus relaciones podrían estar afectando su estado de ánimo.
La terapia interpersonal se ha adaptado para atender a adolescentes con depresión, con el objetivo de ayudarlos a abordar las preocupaciones típicas en torno a sus relaciones, incluyendo las relaciones románticas y los problemas de comunicación con sus padres y compañeros. La llamada IPT-A es una forma especializada de terapia interpersonal que generalmente tiene una duración de 12 a 16 semanas. Se pide a los padres su participación en algunas de las sesiones.
Terapia cognitiva basada en mindfulness (MBCT, por sus siglas en inglés)
Aunque se sigue evaluando su eficacia en adolescentes, la terapia cognitiva basada en mindfulness es otro de los tratamientos que ha tenido resultados positivos en jóvenes adultos y adultos con depresión.
La MBCT combina métodos de la terapia cognitivo-conductual o TCC con el mindfulness o conciencia plena. El mindfulness enseña a las personas a estar completamente presentes en el momento y observar sus pensamientos y sentimientos sin juzgarlos. Esto puede ayudar a interrumpir sus patrones de pensamiento no deseados, como la autocrítica o la excesiva atención a cosas negativas de formas no constructivas, que suelen mantener su estado de ánimo decaído o incluso conducir a un episodio depresivo.
La MBCT se desarrolló inicialmente para ayudar a las personas con episodios recurrentes de depresión, pero también se puede utilizar para tratar un primer episodio depresivo.
Terapia de aceptación y compromiso (ACT, por sus siglas en inglés)
La terapia de aceptación y compromiso o ACT es una variante de la terapia cognitivo-conductual o TCC que también ha mostrado ser efectiva en niños mayores con depresión. La TCC se trata de reconocer los pensamientos negativos para después transformarlos. Pero en la terapia ACT, se observan los pensamientos negativos y se aceptan como válidos con el objetivo de superarlos.
En este caso, “aceptación” significa asumir que tenemos pensamientos y sentimientos negativos. Aceptamos que no es necesario evitarlos o cambiarlos, pero que no tienen por qué impedirnos hacer lo que necesitamos hacer para alcanzar nuestros objetivos. El “compromiso” significa comprometernos a dar pasos concretos para realizar cambios positivos en la vida, encaminados a lograr esos objetivos.
Con la terapia ACT, los adolescentes aprenden a estar conscientes de sus emociones incómodas o dolorosas, sin quedarse atrapados en ellas. Esto les permite enfocarse en sus valores (lo que les importa) y dar pasos positivos que los acerquen a sus objetivos.