Cuándo te deberías preocupar por la ansiedad de tu hijo
Si pensamientos y temores incontrolables dominan la vida de tu hijo (y la de tu familia) es momento de buscar ayuda.
in EnglishLos niños se preocupan. Ya sea por miedo a la oscuridad, por cambiarse a una nueva escuela o por la aparición de otro grano, los niños se pueden tomar la vida muy en serio. Pero algunos niños se preocupan más que otros. Y aunque siempre es doloroso ver a un niño sufrir de ansiedad, resulta especialmente difícil cuando no sabes si tu hijo se está preocupando en exceso, y pudiera necesitar ayuda.
La diferencia entre una preocupación normal y un trastorno de ansiedad es la gravedad de la ansiedad. Aunque la ansiedad es una reacción natural a situaciones estresantes, se convierte en un trastorno cuando interfiere con la capacidad de un niño de enfrentarse a situaciones cotidianas, o cuando lo conduce a evitar las cosas que la mayoría de las personas de su edad disfrutan. Estas son algunas pautas para ayudarte a distinguir entre un trastorno de ansiedad y ansiedad normal.
· La ansiedad grave no es realista.
Después de tener relaciones sexuales, una joven se podría preocupar por quedar embarazada. Una joven con un trastorno obsesivo-compulsivo se podría preocupar por la posibilidad de estar embarazada aunque nunca haya tenido relaciones sexuales.
· La ansiedad grave es desproporcionada.
Un estudiante de segundo año de high school podría sentir estrés por tener que realizar el examen SAT. Un joven con un trastorno de ansiedad generalizada podría pasar la noche en vela preocupándose por el mismo examen, aunque solamente esté en tercero de primaria.
· La ansiedad grave es ser tímido en exceso.
Un joven se podría sentir nervioso de hablar con las niñas de su clase. Alguien con un trastorno de ansiedad social podría evitar pedir comida en un restaurante por miedo a hacer el ridículo.
· La ansiedad grave por lo general no es algo que se desee o que se pueda controlar.
Un niño de kínder podría llorar en la escuela porque extraña a su madre. Un niño con un trastorno de ansiedad por separación podría llorar en la escuela porque no puede evitar pensar que su madre va a morir si él no está con ella.
· La ansiedad grave no desaparece.
Aunque los síntomas de ansiedad son comunes e incluso esperables después de tener una mala experiencia, la mayoría de los niños se recuperan pasado un tiempo. Tres meses después, una niña con un trastorno por estrés postraumático seguirá teniendo pesadillas.
· La ansiedad grave lleva a la evitación.
Una niña podría estar nerviosa antes de ir a una fiesta de cumpleaños. Una niña con una fobia específica a ruidos fuertes podría dejar por completo de ir a fiestas de cumpleaños por temor a que explote un globo.
Lo que todos estos trastornos tienen en común, que se estima afectan cada año al 13% de los niños y adolescentes en Estados Unidos, es que hacen la vida de los niños mucho más difícil de lo que debería ser y limitan las experiencias que podrían tener. Las buenas noticias son que la terapia conductual, en ocasiones combinada con medicamentos, son muy efectivas para ayudar a los niños a superar su ansiedad.