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Agorafobia en niños

Cuando los niños evitan ciertos lugares por temor a que algo malo suceda.

Escrito por: Rachel Ehmke

Experto clínico: Jamie M. Howard, PhD

in English

El estereotipo que la mayoría de nosotros tenemos de la agorafobia es alguien que tiene miedo de salir de casa. En su forma más severa, el trastorno se puede volver así de limitante. Pero para la mayoría de las personas comienza con ansiedad que es desencadenada por una situación específica.

Algunas personas desarrollan miedo a los espacios abiertos, mientras que otras temen a los espacios cerrados. Las situaciones que más comúnmente causan temor son:

  • El transporte público (como autobuses, trenes y aviones).
  • Los espacios abiertos (como puentes y estacionamientos).
  • Los lugares cerrados (como tiendas, cines y ascensores).
  • Estar en una fila o en una multitud.
  • Salir fuera de casa solo.

Lo que causa temor en estas situaciones es la posibilidad de que ocurra algo perturbador. Jamie Howard, PhD, psicóloga infantil del Child Mind Institute, explica: “Las personas con agorafobia se preocupan de que algo malo suceda y de que esta situación las encuentre afuera en el mundo, sintiéndose inseguras, incapaces de escapar, y que no haya nadie que puede ayudarlas”.

La Dra. Howard trabajó con una adolescente con agorafobia que tenía miedo de estar en filas largas, viajar en el metro, pararse en Times Square y estar en la fila del medio en una sala de cine. “Tuvo un ataque de pánico cuando fueron a ver a Wicked, que era algo que ella estaba emocionada de ir a ver”, dice la Dra. Howard. “Ella me dijo: ‘Es el temor de no poder escapar. Eso es lo que no creo que otras personas entiendan’”.

Sentir pánico

Lo que lo hace un poco confuso es que a menudo lo que las personas temen es tener un ataque de pánico. Una persona que tiene un ataque de pánico experimenta una oleada repentina de sensaciones físicas perturbadoras, como ritmo cardíaco acelerado, sudoración, temblores, mareos, falta de aliento y náuseas. Junto a esas sensaciones está el temor intenso de estar sufriendo un ataque cardíaco, muriendo o “volviéndose loco”, y una desesperada necesidad de escapar.

Aunque la persona que tiene el ataque de pánico en realidad no está experimentando una crisis médica, siente que sí, lo que hace que los ataques de pánico sean tan atemorizantes. Las personas pueden comenzar a evitar lugares donde previamente tuvieron ataques de pánico para evitar experimentar otro. Esto puede conducir a la agorafobia.

Si bien los ataques de pánico se relacionan estrechamente con la agorafobia por este motivo, no todas las personas con agorafobia experimentan ataques de pánico. Otras personas pueden sentir temor hacia una variedad de cosas incapacitantes o vergonzosas, de las cuales sienten que no podrán escapar o para las que no podrán recibir ayuda, como caerse o vomitar. Los niños más pequeños tienden a temer estar solos fuera del hogar sin un cuidador, o desorientarse y perderse.

Diagnosticar agorafobia en niños

La agorafobia puede surgir de la nada, y puede que los niños sean o no conscientes de lo que está sucediendo. Saben que su ansiedad los hace sentir mal, pero si pueden evitar lo que desencadena su agorafobia, se sienten bien, al menos de manera temporal. El problema puede ser más evidente para sus padres. “Los niños generalmente no dicen: ‘Ayúdenme, no quiero salir’. Es más como algo molesto, porque causa un deterioro funcional dentro de la familia. Los padres pueden decir: ‘¿A qué te refieres con que tenemos que tomar una ruta alternativa porque no puedes cruzar un puente?’”, explica la Dra. Howard.

Cuando los niños tienen agorafobia, a veces se puede confundir con un problema de salud mental diferente, por lo que es importante obtener una evaluación para determinar qué hay detrás de la evitación de un niño. En los niños más pequeños, a menudo la agorafobia puede parecer rechazo escolar o ansiedad por separación, porque el niño puede estar suplicando quedarse en casa o irse a casa o estar con su madre. Pero mientras que un niño con ansiedad por separación estará bien si un cuidador acepta quedarse con él en una cita para jugar o durante la práctica de fútbol, ​​un niño con agorafobia puede aún así seguir sintiéndose ansioso.

Del mismo modo, un niño con ansiedad social podría evitar cosas como fiestas o hablar con los vendedores, lo que podría parecer una agorafobia, pero en realidad su miedo se centra en quedar en ridículo socialmente. Sin embargo, señala la Dra. Howard, no es inusual que un niño tenga agorafobia y también otro trastorno de ansiedad. “La ansiedad social es una preocupación de que te puedas humillar a ti mismo mientras haces cosas cotidianas. En el caso de un niño que tiene ansiedad social y agorafobia esto sería algo como: ‘Quedaré en ridículo y entonces no podré escapar’”.

En el caso de los niños con historial de ataques de pánico, es común que sean diagnosticados con trastorno de pánico y agorafobia.

Tratamiento

El tratamiento para niños con agorafobia es una forma de terapia cognitivo-conductual llamada terapia de exposición. Se basa en la idea de que, si bien nuestro instinto es evitar las cosas que provocan ansiedad, evitar esas cosas en realidad las fortalece. Enfrentarse a estos desencadenantes en un entorno controlado hace que la ansiedad disminuya con el tiempo.

Al comienzo de la terapia de exposición, el profesional clínico explicará cómo enfrentar la ansiedad realmente ayuda a que se desvanezca poco a poco. Luego, el profesional clínico y el paciente trabajarán juntos para enfrentar los desencadenantes de ansiedad de forma gradual y de manera cuidadosamente controlada.

En el caso de la agorafobia, eso significa visitar lugares que el niño ha estado evitando. “Rompemos la asociación de que esos lugares son inseguros de alguna manera”, dice la Dra. Howard. “Cuanta más información tengan de que en realidad está bien, menos fuerte será esa asociación”. Así que, por ejemplo, la Dra. Howard caminó hacia Times Square con su paciente (quien tenía miedo de ese lugar), y también la ayudó a practicar pararse en filas largas y subirse al metro, que eran otros grandes desencadenantes de su ansiedad.

Inducir síntomas físicos

Si un niño tiene ataques de pánico junto con agorafobia, también necesitará un tratamiento específico para ayudarlo a sobrellevar los ataques de pánico. Esto se llama exposición interoceptiva, que es un tipo de terapia de exposición que induce los síntomas físicos asociados con los ataques de pánico, para calmar de manera gradual la ansiedad que causan.

Como con cualquier terapia de exposición, el profesional clínico comienza por explicar la teoría detrás del tratamiento. En el caso de la exposición interoceptiva, esto incluye explicar cómo funcionan los ataques de pánico y cómo, si bien se pueden sentir muy peligrosos, en realidad no lo son. Luego, el profesional clínico y el paciente comienzan a inducir de manera intencional síntomas individuales de un ataque de pánico.

“Pogo a la persona frente a un calentador portátil —dice la Dra. Howard— y hago que suba y baje las escaleras corriendo, porque muchas veces lo que los hace entrar en pánico es el corazón latiendo muy rápido y la sudoración y la sensación de calor y sonrojarse. Para otras personas son las náuseas, así que hago que giren en una silla”.

Luego, una vez que la persona comienza a sentir pánico, el profesional clínico la ayudará a practicar técnicas de respiración profunda, diseñadas para calmar sus síntomas físicos y ayudarla a sentirse más en control de sus síntomas.

Medicamentos

Para las personas con agorafobia más severa, puede que sean necesarios los medicamentos para ayudarlas a lidiar con su ansiedad. Los antidepresivos llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) pueden ser muy útiles para reducir la preocupación y permitir que las personas participen en la terapia.

Si bien la práctica de enfrentar la ansiedad es esencial para el tratamiento, los médicos tienen cuidado de no presionar a las personas más allá de lo que pueden manejar. Según la Dra. Howard, “si el niño tiene miedo de salir de su casa, tendremos que ir a su casa. Y al principio podría ser que vayamos a la entrada y miremos por la ventana. Pero con el tratamiento y la práctica adecuados, su mundo se ampliará”.

La última revisión de este artículo se realizó el 24 de mayo de 2023.