Cómo hablar con tus papás para pedir ayuda
El primer paso para el mejoramiento es hablar de lo que necesitas
Experto clínico: Jerry Bubrick, PhD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Cómo les dices a tus padres que necesitas ayuda con un problema de salud mental?
- ¿Qué debes hacer si te da miedo o vergüenza pedir ayuda?
- ¿Qué puedes hacer si tus padres no te escuchan la primera vez?
Lectura rápida
Enfrentarse a la depresión, la ansiedad u otros problemas graves es difícil. Es aún más duro estar solo. Comunicarles a tus padres que necesitas ayuda constituye el primer paso hacia la mejora. Pero puede parecer que esa conversación sea un gran obstáculo.
Quizá te preocupa que tus padres no vayan a entender. O que se sientan decepcionados contigo.
Recuerda que el trabajo de los padres es ayudarte y quererte pase lo que pase. Puede que ya se hayan dado cuenta de que algo te está pasando. Contárselo puede quitarles un peso de encima porque por lo menos sabrán lo que está pasando. Los padres suelen tomárselo mejor de lo que cabría esperar.
Si tuvieras problemas en la escuela, simplemente dirías: “Tengo problemas con las matemáticas y necesito ayuda extra. ¿Podrían ayudarme a conseguirla?”. La obtención de ayuda para la salud mental no es diferente.
Elige un momento discreto en el que tus padres se sientan relajados para plantear el tema. No querrás competir con tus hermanos o con una llamada de trabajo por su atención. Cuéntales cómo te sientes y cómo está afectando a tu vida. No te preocupes por explicar el porqué de tus sentimientos. Después, diles que quieres buscar ayuda.
Los padres no siempre entienden la primera vez. Puede que digan que lo que sientes parece normal. Si eso ocurre, hazles saber que estás seguro de que esto es más serio. Se ha convertido en un problema grave en tu vida.
Si no te hacen caso, vuelve a intentarlo otro día. Esta vez, pídeles que reserven un tiempo para hablar: “Necesito hablar con ustedes de algo importante. ¿Cuándo están libre?”.
Si lo necesitas, pide apoyo a otro adulto de confianza. Una tía o un tío, un profesor o un consejero escolar pueden ayudarte a hablar con tus padres. Pedir ayuda puede dar miedo, pero permitir que otra persona se acerque puede ser un gran alivio.
Hemos escuchado muchas historias de adolescentes que dicen que necesitan ayuda con un problema de salud emocional o psicológica, pero que no están seguros de cómo decírselo a sus padres o tienen miedo de hacerlo.
La razón es entendible, decirle a los padres que te estás enfrentando a algo desafiante, como la ansiedad o la depresión, puede ser difícil.
Si estás muy ansioso, puede que sea vergonzoso admitir que las cosas por las que pasan otras personas con facilidad a ti te cuestan mucho o pueden incluso ser dolorosas. Tal vez sientas que están enojados contigo por no hacer las cosas que piensan que deberías haber hecho.
Si estás deprimido, y retraído, quedándote horas encerrado en tu habitación y evitando a tu familia, quizás te preocupa que ellos no te entiendan y solo te van a decir que “te pongas al corriente”, o tal vez te preocupas de que los vas a decepcionar.
Pero es la responsabilidad de tus padres ayudarte y, la mayoría del tiempo, van a ser mucho más empáticos, y menos prejuiciosos de lo que te imaginas. Lo más probable es que tú eres mucho más importante para ellos de lo que piensas, y que cuando tú no estás feliz, ellos tampoco. Pero primero, tienes que decirles cómo te estás sintiendo. Aquí te damos algunos consejos para facilitar la comunicación.
1. Sé que no hay nada malo en pedir ayuda. “Es igual que si estuvieras teniendo dificultades con las matemáticas”, dice el psicólogo del Child Mind Institute Jerry Bubrick. “Necesitas ir con tus padres y decirles “Oigan, me están costando mucho las matemáticas y necesito ayuda. ¿Me podrían dar esa ayuda?”. Recuerda que cualquier experto te diría que las personas exitosas en la vida no son las que no se ha topado con ningún problema, sino que son las que saben cuándo pedir ayuda para salir de las dificultades.
2. Diles casualmente. Escoge un momento en el que todos estén tranquilos. “No les pidas que se sienten en el sillón como para decir ‘Oigan, acabo de matar a alguien”’, aconseja el Dr. Bubrick. Es mucho más fácil hablar cuando todos se están sintiendo cómodos. No quieres estar compitiendo por su atención con otras cosas o con tus hermanos.
3. Explícales cómo te estás sintiendo. Diles con qué estás teniendo problemas y cómo te está afectando. Por ejemplo, “Me estoy dando cuenta de que me ha costado más trabajo participar en las clases. Aún con algo tan simple como leer en voz alta, me petrifica pensar que una maestra me diga que tengo que hablar. Me pongo muy ansioso y no me puedo concentrar. A veces, me siento tan ansioso que digo que me siento enferma para no tener que ir a la escuela”.
O quizás, “No me he sentido bien conmigo mismo últimamente. Me siento cansado todo el tiempo y no quiero hacer nada después de la escuela. Me siento triste todo el tiempo, no me siento bien”.
4. Diles que necesitas ayuda. No te preocupes mucho de tratar de analizar o explicar las razones por las cuales te estás sintiendo así. Solo di, “Quiero ir con alguien que me pueda ayudar. Quiero aprender estrategias para empezar a sentirme mejor”.
Si dicen que lo que estás describiendo parece normal, que todos pasamos por periodos en los que estamos nerviosos o un poco tristes, diles que sientes que es más serio que eso. Diles que tus sentimientos te están causando tristeza y te están impidiendo a hacer las cosas que quieres.
5. Si fuera necesario, intenta de nuevo. “Hay momentos en los cuales es mejor no hablar con tus padres”, dice Rachel Busman, psicóloga del Child Mind Institute. “Si sientes que tus padres no te tomaron en serio antes, intenta de nuevo”. A veces los padres necesitan un poco de tiempo para internalizar lo que les has dicho. Pero la Dra. Buscan recomendar, si este es el caso, que programes una hora específica para hablar. Diles, “Quiero hablar con ustedes acerca de algo importante. ¿Cuándo van a tener tiempo para hablar?”.
La Dra. Busman dice que también te podría ayudar ir con otro adulto en quien confías. Una tía o un tío te pueden ayudar a hablar con tus papás acerca de cómo te estás sintiendo. También es una buena opción acudir a un adulto al que confíes dentro de tu escuela. “Incluso si estás teniendo dificultades en la escuela, habrá alguien que te quiera ayudar”, dice la Dra. Busman. “Su trabajo consiste en ayudarte a tener éxito”.
6. No esperes. Entre más pronto que pidas ayuda, más pronto te sentirás mejor, así que no postergues la conversación. Estarás orgulloso de ti mismo después de todo esto, y también te sentirás menos solo, lo cual puede ser un gran alivio.