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Deportes para niños con desafíos emocionales y de aprendizaje

Es posible que necesiten apoyo adicional para salir adelante en el ámbito deportivo.

Escrito por: Rachel Ehmke

Expertos clínicos: Jerry Bubrick, PhD , Michelle S. Kaplan, LCSW

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El deporte puede desempeñar un papel clave en el desarrollo emocional de cualquier niño, pero puede ser especialmente importante para fortalecer la autoestima de los niños con trastornos de salud mental y del aprendizaje.

Sin embargo, aprender a practicar un deporte no es fácil. Averiguar la forma correcta de sujetar el bate de béisbol o de patear un balón de fútbol requiere práctica antes de empezar a sentirse cómodo. Dominar cómo rebotar la pelota de baloncesto y encestar requiere coordinación, poner atención a las reglas (¡no estar pensando en otras cosas!), ser persistente e incluso tener confianza en sí mismo son cosas para las cuales los niños a menudo necesitan ayuda para aprender a hacerlas.

Los niños que ya de por sí están batallando con problemas emocionales, de comportamiento o de aprendizaje pueden enfrentarse a mayores obstáculos. Pero los padres y entrenadores pueden hacer mucho para ayudar.

Identificar por qué un niño parece estar teniendo dificultades

Es importante entender exactamente a qué problemas se enfrentan los niños. Esto no siempre es evidente, en especial para los entrenadores que tal vez no tengan experiencia en el trabajo con niños.

“Si usted es el entrenador, es probable que haya sido el niño que sabía captar bien las cosas en el gimnasio o en la cancha”, señala Perrin Shelton, entrenadora de baloncesto femenil en Texas. “Así que comprender por qué alguien no entiende lo que usted dice puede ser difícil, a menos que lo haya experimentado personalmente”. Es algo en lo que Shelton piensa mucho, ya que de joven era una jugadora a la que le costaba prestar atención. En la actualidad es especialista en aprendizaje en la escuela episcopal de St. Andrew, donde también es entrenadora.

Es importante dedicar más tiempo a observar a un niño que parece tener dificultades, con el fin de determinar qué en particular es lo que pudiera ser más complicado para él. Estos son algunos de los problemas comunes que tienen los niños en la cancha, y sus posibles explicaciones.

  • Dificultades con la mecánica de una habilidad o ejercicio concretos: si un niño tiene TDAH o un trastorno del aprendizaje, es posible que no entienda lo que se le está pidiendo que haga. También es posible que le cueste más si tiene problemas con la coordinación o las habilidades motoras.
  • Portarse mal: Los niños pueden portarse mal cuando se sienten abrumados o sobreestimulados por estar en un grupo. O les puede costar más ser pacientes durante los momentos de inactividad. En otros casos, tener que lidiar con emociones intensas como la emoción, la frustración o la decepción puede que se traduzca en ignorar las instrucciones y hacer berrinches.
  • Quedarse paralizados: Un niño puede parecer que está paralizado porque se siente ansioso de tener que actuar frente a un grupo, o porque le preocupa cometer un error. Otros niños pueden parecer paralizados porque tienen problemas de aprendizaje y necesitan más tiempo para procesar las instrucciones.
  • No pasar el balón: En el calor del momento, un niño puede olvidar que se supone que debe pasar el balón a un compañero, o tener dificultad para resistir el impulso de querer conservarlo para sí mismo.

Si usted es padre o madre, es posible que ya sepa que su hijo es propenso a tener problemas con ciertas cosas. Encontrar un momento antes o después del entrenamiento para explicarle al entrenador lo que a su hijo le cuesta trabajo (y más importante: lo que a usted le ha resultado útil) puede sentar las bases para un mejor entrenamiento. Esta claridad también podría hacer que su hijo se sienta mejor.

Shelton señala que a los niños les preocupa que su entrenador piense que a ellos no les importa, cuando el problema es que les cuesta prestar atención. Y se preguntan: “¿Cómo se lo comunico a mi entrenador?”.

Estos son algunos consejos para ayudar a los niños con problemas específicos.

Repensar cómo presentar las nuevas habilidades

Para los niños que tienen problemas con la coordinación, la atención o para procesar información nueva, es importante desglosar exactamente cómo hacer las cosas. En ocasiones eso significa empezar por lo más básico.

“A veces es la propia habilidad de patear o rebotar el balón lo que nunca nadie les ha enseñado”, señala Michelle Kaplan, trabajadora social clínica acreditada en Nueva York. Kaplan sugiere desacelerar el proceso de enseñanza y dar a los niños un apoyo adicional para que “sobreaprendan” la habilidad. En el caso de algunos niños, puede ser necesario hacerlo de forma individualizada, dependiendo de cuánta ayuda necesiten o de lo distraídos que estén con el grupo.

Shelton concuerda. Ella es partidaria de “volver a enseñar, comprobar, hacer que el niño muestre lo que acaba de aprender”. En el caso de los niños que tienen dificultad para comprender, [conviene darles] las cosas por escrito y luego decirlas o mostrarles un video”. Para los niños a los que les cuesta entender las jugadas dibujadas en una pizarra, también hay aplicaciones que permiten a los entrenadores dibujar jugadas para que los niños puedan verlas en movimiento antes de intentarlas.

Para enseñar nuevas jugadas o habilidades en grupo, Shelton también sugiere que los entrenadores reconsideren quién lo intentará primero. “Tenemos tendencia a poner a los cinco primeros a ejecutar la jugada cuando les enseñamos un nuevo ataque, pero probablemente sea mejor elegir a los cinco a los que más les cuesta prestar atención”, dice. “Son los que quizá se pierdan la instrucción, a diferencia de los otros niños que aprenden muy bien con tan solo verlo y que pueden hacerlo de inmediato”.

Enseñar a los niños a ser buenos deportistas

Es fácil dejarse llevar por la emoción y el dramatismo de los deportes, lo cual es a la vez bueno y malo. Los niños a los que les cuesta lidiar con la frustración o la decepción suelen necesitar ayuda para manejar sus emociones y ser buenos compañeros de equipo.

Jerry Bubrick,PhD, psicólogo clínico del Child Mind Institute, trabajó con un paciente ansioso cuyo perfeccionismo a menudo se traducía en frustración en la cancha de baloncesto. “Probablemente era el niño con más talento del equipo, pero tenía un poco de mal temperamento”, dice el Dr. Bubrick. “Así que si fallaba un tiro, maldecía, pisoteaba y armaba un escándalo. Luego no entendía por qué los entrenadores lo dejaban en la banca y no lo ponían de titular. Eso lo ponía más furioso y más ansioso porque pensaba: ‘¿Qué está mal conmigo como para que me sienten en la banca?”.

Es importante enseñar a los niños qué tipo de comportamiento se espera de ellos y cómo su conducta puede influir en la opinión que sus entrenadores o compañeros de equipo tienen de ellos. “Si lo intentas y te esfuerzas y luego fallas, los entrenadores lo verán”, añade el Dr. Bubrick. “Pero si eres como Bobby Knight que arroja sillas al piso porque fallaste un tiro, el entrenador también lo verá”.

Kaplan anima a ser muy claro con respecto a los objetivos de comportamiento. “¿Qué deben hacer con ellos mismos y con su cuerpo si se sienten frustrados o abrumados? ¿Cómo mantienen la calma cuando pierden? ¿Cómo se las arreglan para no salir corriendo del campo o haciendo un berrinche del gimnasio?”. Para los niños que tienen problemas con esto, dice Kaplan, “practicamos mucho perder a propósito, no conseguir el balón, no conseguir la posición que querías y poder soportar eso un poco”.

Crear expectativas claras y realistas

En general, es importante dejar las expectativas muy claras. Algo que puede parecer obvio, como dónde deben estar los cuerpos o el equipo de los niños, puede que no se entienda. En los deportes que requieren mucha espera, ¿qué deben hacer los niños durante ese tiempo? Asegurarse de que nadie permanezca demasiado tiempo en la banca y mostrar videos de jugadas puede ser útil para los niños a quienes les cuesta esperar.

También es posible que tenga que ajustar sus expectativas durante los partidos, lo que puede plantear retos específicos. Los niños pueden haber sido capaces de hacer algo en los entrenamientos, pero durante el partido pueden sentirse ansiosos por su rendimiento o abrumados por lo ruidoso que es el gimnasio o incluso por el tono de voz de su entrenador.

“Si usted les grita en la cancha, delante de sus padres o sus compañeros, puede que no tenga el efecto que está buscando”, apunta Shelton. “En lugar de motivarlos, acaba haciendo que sientan miedo de arriesgarse y probar algo diferente”.

Una estrategia mucho mejor es llamar a los niños y decirles en privado y con calma en qué le gustaría que trabajaran.   

Shelton también señala que a veces los niños pueden tener problemas para aprender una nueva jugada en el calor del momento. “Si se tiene tiempo para guiarlos y entrenarlos, probablemente lo hagan bien. Pero cuando usted dibuja una nueva jugada en la pizarra, eso no siempre se traduce correctamente para los estudiantes que tienen diferencias de aprendizaje. Ellos tienen que procesar en la cancha lo que ven en la pizarra”.

Ayudar a los niños ansiosos

A veces, los niños son demasiado duros consigo mismos. Pueden ser perfeccionistas y no poder superar los errores que han cometido o los lanzamientos que han fallado, lo que les impide disfrutar del deporte. El Dr. Bubrick describe que trabajar con niños que piensan que si han bateado tres veces en cuatro turnos significa para ellos que tuvieron un mal partido. El Dr. Bubrick recomienda ayudar a estos niños a ajustar sus expectativas sobre lo que es un buen desempeño. Podrían empezar a fijarse en las estadísticas de su jugador favorito.

“En el béisbol —señala el Dr. Bubrick— puedes ir al Salón de la Fama con un promedio de 300 puntos. Lo que significa que fallas 7 de cada 10 veces que te acercas a la base. Algunos niños seguirán diciendo: ‘Tengo que conseguir 6 o 7’. ¿Cómo puede ser eso realista?”.

La ansiedad social también puede ser un factor. A los niños les preocupa tanto cometer errores embarazosos delante de sus compañeros de equipo que no pueden relajarse y disfrutar del deporte, aunque quieran. En este caso, también puede ser útil darles un baño de realidad. El Dr. Bubrick sugiere: “Cuando uno de tus compañeros comete un error, ¿escuchas al equipo decir ‘Dios mío, eso ha sido horrible, ¿por qué estás en este equipo’? ¿O cuántas veces has escuchado a tus compañeros de equipo decirte eso? Es posible, pero es muy poco probable”.

En el caso de los niños que tienen una ansiedad grave que se interpone en su camino, trabajar con un profesional de la salud mental acerca de cómo manejar sus sentimientos puede marcar una gran diferencia.

Una oportunidad para brillar

Aunque los niños con problemas de salud mental y diferencias de aprendizaje pueden tropezar con algunos obstáculos a la hora de practicar deporte, a menudo también descubren que el beneficio que obtienen de los deportes puede ser enorme. Para los niños que tienen dificultades en la escuela o en situaciones sociales, fortalecer la autoestima, experimentar un sentimiento de camaradería y la oportunidad de aprender a dominar algo pueden ayudarlos a verse a sí mismos bajo una luz diferente.

En palabras de Shelton, “poder destacar los logros de un estudiante, aunque sea algo pequeño como ‘tus tiros libres han mejorado mucho’ o ‘me encanta tu esfuerzo’ o ‘gracias por animar a tus compañeros de equipo’, ese tipo de cosas les dan la oportunidad de recibir un reconocimiento que quizá no obtengan todo el tiempo en clase. Para muchos de ellos, ese es su lugar para brillar”.

La última revisión de este artículo se realizó el 6 de mayo de 2024.