¿Qué es una entrevista motivacional?
Una inmersión profunda en una forma de terapia única que apoya a los adolescentes a cambiar comportamientos poco saludables.
Clinical Expert: Christine Morrissey, LMSW, MSEd
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Cuáles son los principios de la entrevista motivacional?
- ¿Cómo funciona la entrevista motivacional?
- ¿Cuáles son los beneficios de usar la entrevista motivacional como una forma de tratamiento?
Lectura rápida
La entrevista motivacional (MI, por sus siglas en inglés) es una forma de terapia que ayuda a los pacientes a adquirir la confianza y automotivación necesaria para cambiar sus comportamientos poco saludables, como el abuso de sustancias o las autolesiones. La entrevista motivacional se utiliza más con adolescentes que con niños, porque tienen un mayor desarrollo emocional y tienen más control sobre su entorno.
Los principios de la entrevista motivacional se conocen como OARS, por sus siglas en inglés, y consisten en: hacer preguntas abiertas, hacer afirmaciones, practicar la escucha reflexiva y sintetizar lo dicho o proporcionar resúmenes. Se basan en la idea de que profesional clínico y paciente tienen una relación de iguales, y de que el paciente se debe sentir siempre al mando. Los profesionales clínicos utilizan las preguntas abiertas para obtener un mejor entendimiento de los valores y objetivos del paciente durante el tratamiento. En estas conversaciones, harán afirmaciones que ayuden a los adolescentes a fortalecer su confianza en su capacidad de cambiar. Los profesionales clínicos también repetirán, refrasearán y resumirán cosas que el adolescente haya dicho, para permitirle reflexionar sobre sus propios valores y para que se sienta escuchado durante el proceso.
Aunque los principios OARS se utilizan en cada sesión de la entrevista motivacional, hay una serie de etapas bien establecidas por las que suelen atravesar el profesional y el paciente a lo largo de todo el tratamiento. En la etapa de compromiso el terapeuta crea un espacio libre de juicios para que el adolescente comparta sus sentimientos y resistencias frente al cambio. Una vez que se ha establecido la confianza, se pasa a la etapa de enfoque en la que se trabaja con los adolescentes en la identificación de los comportamientos específicos que quieren cambiar. Este proceso suele requerir muchas sesiones, puesto que puede incluir diversos momentos de ensayo y error. A partir de aquí, el profesional clínico conducirá la terapia hacia la etapa de evocación, en la que analizará las desventajas de mantener el comportamiento poco saludable y alentará a los adolescentes a ver los beneficios del cambio. Finalmente, entrarán a la etapa de planificación, en la que los profesionales clínicos ayudan a sus pacientes a dividir sus objetivos en partes, de manera que se sientan alcanzables, y discuten los posibles obstáculos que podrían enfrentar. Esta etapa es opcional pero necesaria cuando el paciente necesita mayor orientación.
Muchos terapeutas piensan que la entrevista motivacional es una buena herramienta porque se puede personalizar de acuerdo a las necesidades de cada paciente. Por ejemplo, si un adolescente tiene problemas de depresión o de ansiedad, puede que le cueste encontrar automotivación. En este caso, podría tomar una terapia más intensiva, como la terapia cognitivo-conductual (TCC) simultáneamente con la entrevista motivacional.
Muchos de nosotros nos podemos identificar con la situación de sentir muchas ganas de hacer cambios positivos en nuestro estilo de vida y a la vez tener una enorme dificultad de encontrar la motivación para hacerlo. En el caso de los adolescentes, puede ser especialmente difícil concretar esos cambios, sobre todo cuando sus padres los presionan para que los hagan. Los psicólogos que crearon la entrevista motivacional (MI, por sus siglas en inglés) creían que un enfoque de tratamiento colaborativo, centrado en el paciente, podría ayudar a las personas a comprometerse de forma exitosa con el cambio. La entrevista motivacional es una forma de terapia que permite a los pacientes obtener la automotivación necesaria para cambiar comportamientos poco saludables.
Quienes más se pueden beneficiar de la entrevista motivacional son aquellas personas que muestran resistencia a la terapia o al cambio en general. Por lo general, les falta autoconfianza, e incluso cuando de verdad quieren cambiar su comportamiento, puede que no sepan por dónde empezar. Es probable que el hábito que necesitan cambiar (ya sea abuso de sustancias, alcoholismo o autolesiones) se haya convertido en un mecanismo de afrontamiento para lidiar con otros factores de estrés en su vida diaria. Esto les puede dificultar encontrar una justificación para renunciar a ese hábito, independientemente de las consecuencias negativas de mantenerlo.
“Cuando se piensa en un adolescente —dice Christine Morrisey LMSW, MSEd, trabajadora social del Child Mind Institute— se trata de alguien que está atravesando un periodo en el que está desarrollando su sentido de identidad, descubriendo quién es. Cuando el adolescente llega al tratamiento, es importante asegurarse de que realmente sienta que está al mando, lo cual es algo que no les sucede muy a menudo”.
Muchos adolescentes llegan a la terapia con un gran enojo o resentimiento, sin entender por qué necesitan el tratamiento. Los terapeutas utilizan la entrevista motivacional para ayudarlos a superar esa ambivalencia, les brindan el espacio para explorar sus propios objetivos y valores, y para que puedan ver cómo lo puede beneficiar el cambio a largo plazo. La entrevista motivacional se utiliza más a menudo con adolescentes que con niños, pues tienen un mayor nivel de desarrollo emocional y más control sobre su entorno.
¿Cuáles son los principios de la entrevista motivacional?
La entrevista motivacional brinda orientación para que las personas encuentren su propia motivación y capacidad de cambiar. La idea es que los profesionales clínicos actúen como pares y eviten ofrecer consejos no solicitados, confrontar o dar instrucciones. Para guiar de manera efectiva a sus pacientes siguen cuatro principios que se conocen como OARS, por sus siglas en inglés:
- Hacer preguntas abiertas (Open questions).
- Hacer afirmaciones sobre las fortalezas, los esfuerzos y logros pasados (Affirmations of strength, efforts, and past successes).
- Practicar la escucha reflexiva (Reflections).
- Sintetizar o hacer un resúmen (Summarization).
“La idea de las preguntas abiertas es que al hacerlas se logre que la persona no sólo converse con usted sobre su vida, sus valores y sus objetivos, sino que también converse consigo misma”, añade Morrisey.
Se pueden cubrir muchos temas durante estas sesiones, como de qué manera las conductas del adolescente están alineadas o en conflicto con sus valores, identificar a las personas importantes de su vida y la manera en que el cambio podría ser relevante para ellos.
Por ejemplo, Morrisey describe el caso de uno de sus pacientes cuyos padres y amigos estaban preocupados por sus hábitos de vapeo. “En las últimas sesiones nos habíamos enfocado en el hábito de vapear, y comencé a hacerle preguntas abiertas sobre qué tanto vapeaba, así como a indagar en lo que en realidad significaba el vapeo para él y cuáles eran sus desventajas, desde un lugar de curiosidad, sin juzgar”, explica. “Al tiempo de estar explorando esto, nos pudimos enfocar en cuál podría ser un objetivo que se alineara con sus metas de salud a largo plazo, y también discutimos sobre la ambivalencia y los obstáculos que se le atravesaban en el camino”.
Durante estas conversaciones, los profesionales clínicos ofrecen de forma cuidadosa afirmaciones que ayuden a reforzar la confianza de su paciente. Por ejemplo, si un adolescente describe una situación en la que tuvo que tomar una decisión difícil, el profesional señalará cuánta fortaleza debió implicar hacer eso. El objetivo es empoderar al adolescente para que haga uso de esa fortaleza en todos los aspectos de su vida.
La escucha reflexiva también es una parte esencial de las sesiones de la entrevista motivacional, que les permite a los profesionales clínicos demostrar a sus pacientes que de verdad les importa lo que ellos tienen que decir. A menudo, los profesionales clínicos utilizan esta técnica para repetir, reformular y resumir los principales aprendizajes de lo que se dijo durante cada sesión. Esto tiene la intención de hacer que los pacientes piensen cuidadosamente en lo que acaban de expresar y determinen si esa es la manera en que se sienten en realidad. ¿Sus acciones están alineadas con sus valores y objetivos actuales?
¿Cuál es el proceso del tratamiento?
Aunque los profesionales clínicos utilizan los principios OARS en cada sesión de la entrevista motivacional, hay una serie de etapas bien establecidas por las que suelen atravesar el profesional y el paciente a lo largo de todo el tratamiento. Dependiendo de las necesidades del paciente, las sesiones de la entrevista motivacional pueden ir y venir entre una etapa y otra. Pero es importante que se incluya cada una en el tratamiento.
Compromiso: En esta fase, la intención del profesional es conocer a sus pacientes y generar confianza. Se les aclara a sus pacientes que estas sesiones son para ellos y no para sus padres, y que todo lo que digan será confidencial. La idea es crear un espacio cómodo para que los adolescentes compartan sus sentimientos y posibles ambivalencias con respecto al cambio. El propósito de esta etapa no es todavía encontrar soluciones, sino permitir que los profesionales conozcan en qué etapa del proceso se encuentran sus pacientes y adaptarse a su resistencia, en lugar de confrontarla de manera directa.
Enfoque: Una vez establecida una sólida relación entre el paciente y el profesional clínico, se puede definir el enfoque del tratamiento. En esta etapa de la entrevista motivacional, la mayoría de los pacientes no tiene clara la dirección que quiere seguir con respecto a su recuperación o al cambio de estilo de vida que desea. Aun así, a los profesionales clínicos les interesa asegurarse de estar haciendo un trabajo colaborativo. Suelen comenzar cada sesión por revisar los puntos que abordarán en la agenda del día, haciendo sugerencias en caso necesario, pero finalmente permiten que el paciente decida cómo quiere enfocar las sesiones. Esto, no sólo les brinda a los adolescentes la autonomía que necesitan, sino que también le sirve al profesional clínico como una forma de seguimiento. Puede evaluar si sus objetivos de la sesión están alineados con los de su paciente y ajustar según se requiera.
A menudo, este proceso es gradual y puede requerir varias sesiones, ya que los profesionales clínicos deben trabajar con sus pacientes para identificar las “metas de cambio” o los comportamientos específicos que necesitan cambiar. Puede que para identificar esos objetivos se basen en los valores del adolescente, los cuales se deben haber establecido durante la etapa de compromiso.
Morrisey explica que “es posible que al principio el enfoque sea muy amplio y que con el paso del tiempo se delimite más, porque conforme avanzan las sesiones algunos se pueden dar cuenta de que quizá se excedieron al momento de establecer la meta. Tal vez usted alguna vez ha pensado en comenzar una nueva rutina de ejercicio y ha dicho algo como ‘voy a correr diez kilómetros todos los días’, pero más adelante piensa, ‘en realidad eso no es sostenible’. La etapa de enfoque es algo así como ‘quiero mover mi cuerpo al menos diez minutos diarios’. Llegar ahí puede requerir mucho tiempo, y mucho ensayo y error”.
Evocación: La etapa de enfoque puede ser difícil para los adolescentes, y podrían mostrar una gran resistencia a establecer objetivos. En este punto, los profesionales clínicos comenzarán el proceso de evocar “discursos de cambio”. Esto se refiere a cualquier tipo de afirmación que apoye la realización del cambio. Por ejemplo, un paciente podría decir que necesita dejar de consumir sustancias, pero que no cree que pueda lograrlo. El discurso de cambio en esa declaración sería: “Necesito dejar de consumir sustancias”. El profesional clínico evitará que el paciente siga una línea de pensamiento negativo al preguntarle: “¿Qué te hace pensar que necesitas dejar de consumir sustancias?”. Con esta técnica, los profesionales clínicos clarifican los deseos y las necesidades de sus pacientes, sin ofrecer un consejo no solicitado.
En esta etapa, los terapeutas también pueden trabajar en reducir la ambivalencia hacia el cambio al analizar, en primer lugar, las evidentes desventajas que tiene para el paciente mantener la actual conducta poco saludable. Después, los profesionales clínicos harán preguntas abiertas y afirmaciones para alentar a sus pacientes a darse cuenta de los beneficios del cambio y confiar en que este cambio es posible. A través de estas conversaciones, los profesionales se mantienen optimistas y solidarios mientras los pacientes procesan sus emociones en torno al cambio de comportamiento.
Planificación: La etapa final de la entrevista motivacional es la planificación. Se trata de una etapa opcional pero necesaria cuando los pacientes requieren de mayor orientación sobre los pasos a seguir para cambiar su comportamiento. Es en este punto que se discuten los obstáculos para alcanzar las metas, y cómo pueden superarlos. Los profesionales clínicos ayudan a sus pacientes a elaborar un “plan de cambio” y desglosan sus objetivos de manera que sean percibidos como algo manejable. También discuten lo que podrían hacer en caso de experimentar retrocesos.
Morrisey explica con mayor detalle este proceso al describir una sesión con uno de sus pacientes: “También hablamos sobre lo que pasaría si “volviera a caer” en el vapeo, y exploramos formas de utilizar la autocompasión para practicar la aceptación, combatir el pensamiento de todo o nada, y regresar de inmediato a la conducta orientada a objetivos. Hay muchos momentos de transición entre cada etapa, en especial cuando existe ambivalencia con respecto al cambio o recaídas que no se alinean con las metas de la persona”.
¿Cuáles son los beneficios de la entrevista motivacional?
El beneficio de utilizar la entrevista motivacional con adolescentes es que se trata de un tratamiento muy flexible y personalizado. Dependiendo de las necesidades del paciente, se puede utilizar como un tratamiento en sí mismo, o en conjunto con otras formas más intensivas de tratamiento, como la terapia cognitivo-conductual (TCC). Este puede ser el caso, en especial, con los adolescentes que tienen trastornos del estado de ánimo. Por ejemplo, si enfrentan depresión o trauma podría ser muy difícil para ellos encontrar la automotivación sin el apoyo de una terapia más integral.
“Realmente pienso que es de enorme beneficio para el paciente que sean ellos las personas que encuentran las soluciones, porque probablemente serán las más realistas para su vida. Ellos son los expertos en su propia vida, quienes se conocen mejor que nadie. Desde la perspectiva del profesional clínico es un trabajo muy divertido, porque se está sacando provecho realmente de las habilidades inherentes de alguien. Pienso que para el paciente es muy útil porque obtienen esa autonomía”, dice Morrisey.