¿Quién puede ayudar a los niños cuando tienen problemas de salud mental?
in EnglishSi has decidido que tu hijo necesita ayuda con sus problemas emocionales, de comportamiento o del aprendizaje, el siguiente paso es consultar a un profesional. Pero, ¿a dónde acudir?
Para la mayoría de los padres, hablar con el médico de cabecera o familiar es un buen punto de partida. La ventaja de acudir al pediatra es que ya conoce a tu hijo y a tu familia. Además, ven a tantos niños que pueden ser buenos para reconocer comportamientos inusuales. También pueden hacer pruebas médicas para descartar problemas de salud física.
El pediatra te podría referir con un profesional de la salud mental que sea adecuado para tu hijo. Algunos pediatras diagnostican y tratan los trastornos de salud mental por su cuenta. La desventaja es que podrían no tener capacitación formal en problemas de salud mental ni experiencia en su diagnóstico y tratamiento. También es posible que no tengan el tiempo necesario para hacer una evaluación cuidadosa. La evaluación es importante porque muchos problemas comunes en niños, como falta de atención, berrinches, comportamiento disruptivo, pueden ser causados por varios trastornos diferentes. Para obtener el mejor tratamiento, tu hijo necesita contar con el diagnóstico adecuado.
No dudes en preguntarle al pediatra directamente si se siente cómodo y si cuenta con los conocimientos necesarios en relación con las enfermedades de salud mental, o en su caso pedirle que te refiera con el profesional de la salud mental que sea apropiado.
Tipos de profesionales de la salud mental que pueden ayudar a los niños incluyen:
Un trabajador social clínico con licencia (con un título de LCSW o LMSW) es a menudo una de las primeras personas a las que un niño acudirá si tiene problemas en la escuela o si es referido para recibir tratamiento de salud mental. Los trabajadores sociales están capacitados para evaluar las necesidades de los niños y las familias, diagnosticar problemas psiquiátricos y desarrollar planes de tratamiento. Están capacitados para averiguar por qué se producen los problemas y encontrar maneras de abordarlos.
Un psicólogo clínico infantil tiene un título de PhD o PsyD, así como experiencia en ayudar a niños con trastornos de salud mental. Los psicólogos pueden diagnosticar y tratar una variedad de trastornos a través de distintos tipos de terapia especializadas. Pueden trabajar con un psiquiatra u otro médico si el tratamiento con medicamentos es apropiado.
Un psicólogo escolar trabaja con niños que tienen dificultades en la escuela. Pueden diagnosticar trastornos de salud mental. Pero lo más frecuente es que recopilen información de los informes escolares y coordinen un equipo de tratamiento más amplio para tu hijo. Un psicólogo escolar es un buen lugar para empezar si algo te preocupa. Te peden aconsejar, coordinar el apoyo en la escuela y dar referencias.
Los neuropsicólogos se especializan en el funcionamiento del cerebro y su relación con el comportamiento y el pensamiento. Están ampliamente capacitados para realizar pruebas y evaluaciones. Si tu hijo tiene problemas con la concentración, la atención, la resolución de problemas o el aprendizaje podría acudir con un neuropsicólogo para que le haga pruebas. Los neuropsicólogos pueden ayudar a averiguar si los problemas de tu hijo están causados por un trastorno de salud mental o por un trastorno del aprendizaje o del desarrollo.
Un psiquiatra de niños y adolescentes es un médico con formación especializada en el diagnóstico y tratamiento de los problemas de salud mental de los jóvenes. Pueden diagnosticar toda la gama de trastornos y además pueden prescribir medicamentos.
Un pediatra de desarrollo y el comportamiento es un médico con formación en problemas del desarrollo y el comportamiento. Su experiencia puede hacer que sean una buena opción para los niños con problemas médicos o del desarrollo complejos.
Los neurólogos son médicos especializados en el sistema nervioso. Una referencia para que tu hijo obtenga una evaluación neurológica puede determinar si sus síntomas son consecuencia de trastornos del sistema nervioso, como las convulsiones.
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