¿Qué es la disforia de género?
La disforia de género es un trastorno de salud mental caracterizado por una intensa angustia emocional, debida a la sensación de haber nacido en el género equivocado. Es importante señalar que ser transgénero (también llamado trans) o no estar conforme con tu género no es un trastorno de salud mental. La disforia de género se diagnostica únicamente cuando una persona siente una incomodidad extrema por la diferencia entre el género que se le asignó al nacer y aquel al que siente que pertenece.
Por ejemplo, un niño que nació con pene podría sentir que en realidad es una niña, o viceversa. Esto puede causar problemas en casa, en la escuela y con las amistades. Podría experimentar ansiedad, depresión o tener pensamientos suicidas. En casos como estos, puede que se diagnostique disforia de género para que el niño reciba tratamiento por la angustia emocional que le genera su identidad de género. Pero su identidad de género en sí misma no es considerada un trastorno de salud mental.
¿Cuáles son los síntomas de la disforia de género?
Los niños con disforia de género sienten una gran diferencia entre el género que se les asignó al nacer y el género al que sienten que pertenecen. Tal vez digan cosas como que se sienten atrapados en el cuerpo equivocado o pidan que se les trate como alguien de un género diferente. Niños y adolescentes con estas experiencias por lo general se identifican como transgénero, pero no todos los niños transgénero experimentan disforia de género.
La señal clave de la disforia de género es que los niños sienten una angustia emocional extrema debido a su identidad de género. Podrían experimentar ansiedad, depresión o tener tendencias suicidas debido a la diferencia entre el género que se les asignó al nacer y el género al que sienten que pertenecen. Esta angustia suele causar problemas en la escuela, la casa o con sus amistades.
¿Cómo se diagnostica la disforia de género?
La disforia de género se diagnostica únicamente cuando los niños sienten tanta angustia por su género que empiezan a tener problemas en la escuela, su hogar o con sus amistades. Esta angustia debe estar presente durante al menos seis meses.
La angustia que conlleva la disforia de género se suele considerar un problema sociológico. El problema no es que los niños sientan que pertenecen a un género diferente. El problema es que vivimos en un mundo que a menudo considera que ser transgénero o no estar conforme con tu género es anormal. Eso significa que los niños a menudo tienen que lidiar con el estrés de descubrir su identidad de género al mismo tiempo que experimentan acoso, rechazo o discriminación.
¿Cómo se trata la disforia de género?
El tratamiento de la disforia de género se centra en ayudar a los niños a lidiar con sus sentimientos encontrados acerca de su identidad de género. No se trata de cambiar su identidad de género ni de convencerles de que deben permanecer en el género que se les asignó al nacer.
La terapia dialéctico-conductual (DBT) se utiliza habitualmente para tratar la disforia de género. Esta terapia ayuda a los niños a entender que sus emociones son normales, y les enseña habilidades para afrontarlas y sentirse mejor con sí mismos.
Los niños que experimentan ansiedad o depresión también pueden ser tratados con terapia o medicación específica para estos trastornos.
Adicionalmente, el tratamiento de la disforia de género ayuda a los niños y sus familias a descubrir cómo pueden expresar su género de una manera saludable, que les haga sentir bien. A veces, esto puede implicar un tratamiento hormonal o una cirugía de reasignación de sexo, para que su cuerpo coincida con su identidad de género interna. Un terapeuta puede ayudar a las familias a decidir si estas opciones son adecuadas para su situación específica.
Riesgo de otros trastornos
Los niños con disforia de género suelen experimentar depresión y/o ansiedad, y tienen un mayor riesgo de autolesiones o de intentos de suicidio. Si crees que tu hijo o adolescente tiene tendencias suicidas, llama a la Línea nacional de prevención del suicidio al 1-800-273-8255 o al 911 si se trata de una emergencia. No esperes: el riesgo de suicidio en niños y adolescentes es algo muy real.