Los tiempos fuera son una herramienta disciplinaria popular, pero complicada. Aquí te explicamos cómo usarla de manera efectiva.
in EnglishLos tiempos fuera pueden ser una buena herramienta disciplinaria. Les hacen saber a los niños cuando su comportamiento no está bien y les brindan tanto a padres como a niños tiempo para calmarse. Pero si quieres que funcionen, se deben utilizar de forma correcta y consistente.
En primer lugar, establece las normas respecto al comportamiento que conducirá a un tiempo fuera para que los niños sepan qué esperar. Luego, aténte a esas reglas. Los niños aprenden mejor cuando sus padres son claros y consistentes. Elige un lugar especial para los tiempos fuera, como una silla. Llámala “la silla del tiempo fuera”, no algo como “la silla de las travesuras”. El tiempo fuera debe aplicarse justo después del mal comportamiento. Puedes decir algo como: “Nada de golpes. Ve al tiempo fuera”.
El tiempo fuera debe durar un minuto por cada año de edad del niño. Intenta utilizar un temporizador para que tu hijo sepa exactamente cuánto durará. El objetivo de un tiempo fuera es que tu hijo se calme. Debe estar completamente en calma durante al menos 5 segundos antes de que termine el tiempo fuera.
No hables con los niños ni sobre ellos cuando estén en el tiempo fuera. Deben saber que portarse mal no es la forma de llamar la atención. Y nada de juguetes o libros durante un tiempo fuera. Si tu hijo no se queda en el tiempo fuera, llévalo a un espacio alternativo que esté alejado, como una habitación sin juguetes divertidos. Explícale que permanecerá allí durante un minuto y que se podrá retirar una vez que recupere la calma. Después, reinicia el tiempo que debe completar en la silla de tiempo fuera. Repite estos pasos hasta que tu hijo aprenda que le conviene completar el primer tiempo fuera.
Cuando termine el tiempo fuera, busca algo que podrías elogiar, incluso algo sencillo como acariciar al perro amablemente. La idea es hacerle saber que, aunque haya obtenido un tiempo fuera por hacer algo que no debía, ¡lo sigues queriendo! Y sabes que se puede portar bien.
Los tiempos fuera (time outs, en inglés) son una de las herramientas disciplinarias más populares entre padres. Pueden ser una excelente manera de hacerle saber a los niños cuándo es inaceptable su comportamiento sin empeorar la situación, lo cual podría distraer a los niños de lo que quieres que aprendan.
Los críticos de los tiempos fuera argumentan que pueden ser aislar emocionalmente a los niños, aunque las investigaciones muestran que son efectivos y no son perjudiciales (en inglés). Para conocer más sobre el debate en torno a los tiempos fuera lee nuestro artículo completo acerca del tema.
Sin embargo, como cualquier herramienta, los tiempos fuera se deben usar de forma correcta para que sean efectivos. Si has intentado usarlos y tu hijo parece no recibir el mensaje, tal vez sea momento de revisar cómo (y por qué) funcionan.
Hay varias escuelas de pensamiento sobre la mejor manera de implementarlos, pero cualquiera que elijas destaca que el uso consistente del tiempo fuera puede ayudar a los niños a comprender qué comportamientos no son apropiados (y cuáles sí lo son), y eso significa en general más interacciones positivas y menos interacciones tensas.
La investigación muestra que la forma más efectiva de crianza es una combinación de calidez y firmeza. Eso significa mucho afecto y comentarios positivos hacia los niños, pero también consecuencias consistentes cuando actúan de manera inapropiada. El tiempo fuera te ayuda a comunicar que el comportamiento es inaceptable y evita que explotes. Además, a diferencia de las confrontaciones emocionales, el tiempo fuera les brinda a ambas partes el tiempo y el espacio que necesitan para calmarse.
El objetivo de un tiempo fuera no es avergonzar o castigar a tu hijo, sino calmar una situación emocional, ayudar a tu hijo a cambiar hacia otra actividad y aprender a manejar la frustración y regular su propio comportamiento.
Estos son los conceptos básicos para aprovechar al máximo los tiempos fuera.
Cuando los niños obtuvieron un tiempo fuera por no cumplir tus instrucciones, una vez finalizado el tiempo fuera, se les debe pedir que completen la tarea que se les había solicitado que hicieran antes del tiempo fuera. Esto los ayuda a comprender que los tiempos fuera no son rutas de escape.
Una vez que finaliza el tiempo fuera, deberías prestar atención a lo que sea que se ponga a hacer/trabajar/jugar, para que puedas “ver que se porta bien” y darle elogios específicos por un comportamiento positivo. Por ejemplo, si tu hijo completa su tiempo de reflexión y luego se pone a jugar tranquilamente con el perro, querrás hacerle saber que lo que está haciendo está bien (por ejemplo, “¡me encanta lo bien que estás jugando con Toby! Estás usando tus manos con suavidad y gentileza”). Esto le asegura a tu hijo que, aunque tuvo que irse a la silla para tiempo fuera, también es completamente capaz de hacer cosas buenas y positivas que te causan orgullo y te motivan a demostrarle tu cariño.
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