La ansiedad infantil se puede manifestar con síntomas muy diversos. Los niños con ansiedad pueden tener problemas para dormir, quejarse de dolores de estómago, evitar ciertos lugares o cosas, aferrarse a sus padres, tener problemas para concentrarse en la escuela o hacer berrinches extremos cuando se agobian.
Por qué la ansiedad infantil suele pasar desapercibida (y sus consecuencias)
Los niños a menudo ocultan sus preocupaciones o las expresan de maneras que son difíciles de entender.
Clinical Expert: Roy Boorady, MD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Cómo se manifiesta la ansiedad durante la infancia?
- ¿Por qué es difícil diagnosticar la ansiedad infantil?
- ¿Cómo se trata la ansiedad en niños?
Lectura rápida
Todos los niños se preocupan de vez en cuando. Pero cuando la preocupación les dificulta participar en la vida diaria, es posible que tengan un trastorno de ansiedad. Debido a que la ansiedad suele afectar los pensamientos y sentimientos de los niños (más que su comportamiento), puede ser difícil de detectar. También es posible que un niño se sienta feliz en general pero esté tan ansioso que interfiera en algún aspecto de su vida, como la escuela o la socialización.
Las señales externas más comunes de que un niño pudiera tener ansiedad incluyen problemas para dormir, muchos dolores de estómago o de cabeza, aferrarse a sus padres y hacer berrinches. Algunos de estos síntomas pueden parecerse a un comportamiento de oposición, pero en realidad el niño está teniendo dificultades para lidiar con una preocupación abrumadora. La ansiedad también puede dificultar la concentración o quedarse quieto, por lo que puede ser difícil distinguir la ansiedad del TDAH.
La ansiedad no tratada en la infancia puede provocar más ansiedad en la edad adulta, así que es importante que los niños con ansiedad reciban ayuda. La buena noticia es que la ansiedad infantil es muy tratable. La mayoría de los niños con ansiedad responden bien a un tipo de terapia llamada terapia cognitivo-conductual (TCC). Los medicamentos también pueden ayudar. Si reciben tratamiento de manera temprana, los niños pueden aprender a manejar sus preocupaciones y evitar que la ansiedad interfiera en sus vidas.
La ansiedad es algo natural. Es normal que los niños muy pequeños le tengan miedo a la oscuridad, o que los niños en edad escolar se preocupen por hacer amistades. Pero para algunos niños, la ansiedad normal se transforma en algo más grave. Una niña pequeña podría tener miedo incluso de separarse del lado de su madre o de subir en el autobús escolar. O un niño ansioso podría necesitar consuelo frecuente por cosas que pasaron hace un mes.
Los niños pueden desarrollar un trastorno de ansiedad. Eventualmente, el trastorno puede comenzar interfiriendo con sus amistades, la vida en su casa y el trabajo en la escuela. Aun así, la ansiedad podría todavía no ser evidente para sus padres o cuidadores.
Por una parte, sentir ansiedad no significa necesariamente que no puedas funcionar: simplemente podría hacer que algunos tipos de funcionamiento sean más difíciles. Por ejemplo, una tarea para la casa que debería tardar veinte minutos, podría requerir una hora. También es importante recordar que la ansiedad es interna. Domina los pensamientos de los niños, pero puede que no sea evidente para las personas alrededor.
También es importante mencionar que en mi trabajo como psiquiatra infantil veo muchos niños con ansiedad que aun así son felices y disfrutan la vida. Quizás solo estén teniendo dificultades en ciertas situaciones, que pueden hacer que sea más fácil pasar por alto la ansiedad que sienten.
Señales externas de ansiedad
Cuando la ansiedad se expresa hacia el exterior, puede haber una gran variedad de señales, lo cual suele complicar identificarla.
- Los niños pueden tener problemas para dormir o pueden quejarse de dolores de estómago u otros problemas físicos.
- Se podrían volver tímidos y apegados a sus padres o cuidadores.
- También podrían tener problemas para concentrarse en clase o ser muy inquietos. Me gusta decir, “no todo lo que se mueve es TDAH”, a pesar de que suele ser lo primero de lo que sospechamos cuando un niño muestra señales de hiperactividad o distracción.
- Puede que tengan arrebatos explosivos cuando se desencadena su mecanismo de alarma, y las personas podrían pensar que tienen un comportamiento de oposición.
Las palabras que usamos para describir nuestra ansiedad también nos pueden distraer. Las personas suelen usar distintas palabras para describir lo que sienten: los niños podrían decir que son cohibidos, tímidos, aprensivos, preocupados o temerosos. Estas palabras hacen un buen trabajo para captar aquello con lo que tienen dificultad, pero apegarse demasiado a ellas puede distraer del hecho de que la ansiedad es el factor subyacente: no lo que perciben como un fracaso en su personalidad.
Consecuencias de la ansiedad no tratada
Si observamos las tasas de prevalencia de los trastornos de ansiedad, veremos que el número aumenta a medida que los niños crecen. Eso tiene sentido porque los trastornos de ansiedad son cognitivos, así que se desarrollan a medida que se desarrolla nuestra capacidad cognitiva. Por ejemplo, la ansiedad por separación se desarrolla temprano, en tanto que el trastorno de ansiedad social se suele desarrollar después de la pubertad. Un estudio realizado en más de 10.000 niños, entrevistados por profesionales capacitados, muestra que más del 30 por ciento había desarrollado un trastorno de ansiedad en algún momento antes de los 18 años.
La ansiedad también suele ser recurrente y la ansiedad infantil a menudo es un precursor de la ansiedad adulta, especialmente para los niños que no reciben tratamiento. El mismo estudio mostró que 80 por ciento de los niños que tienen ansiedad no reciben tratamiento. Muchos adultos que buscan ayuda para la ansiedad recuerdan haberse sentido ansiosos durante su juventud, lo que significa que han estado luchando por largo tiempo y podrían haberse beneficiado del tratamiento mucho antes.
La evitación refuerza la ansiedad
Los niños que tienen ansiedad no tratada también comienzan a desarrollar malas habilidades para enfrentar problemas. Un ejemplo frecuente es la evitación (las personas que son muy ansiosas intentan contenerla evitando aquello que les causa ansiedad). Es una solución a corto plazo que, lamentablemente, refuerza la ansiedad en vez de ayudar a que se adapten a ella.
De igual manera, la ansiedad no tratada puede conducir a una autoestima más baja, disfunción académica y automedicación mediante el consumo de drogas.
La ansiedad conduce a la depresión
Las personas que viven con ansiedad durante períodos de tiempo prolongados también tienen mayor probabilidad de presentar depresión. No es poco frecuente conocer pacientes que vienen buscando tratamiento para la depresión o síntomas depresivos y resulta que también han estado lidiando con ansiedad durante toda la vida. En casos como estos, las personas necesitan tratamiento para la ansiedad y la depresión.
Afortunadamente, sabemos mucho acerca de cómo tratar la ansiedad. Responde muy bien a la terapia cognitivo-conductual y hay medicamentos que también funcionan. Conseguir ayuda marca una gran diferencia y el tratamiento no tiene que ser de por vida, aunque sus efectos positivos sí lo serán.