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¿Qué es el trastorno dismórfico corporal?

Cómo ayudar a los niños que sienten que tienen defectos desfigurantes.

Escrito por: Rachel Ehmke

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Sentirse ansioso por la apariencia es un sello distintivo de la adolescencia. Desear poder cambiar alguna característica en particular, agonizar por tener espinillas, o compararse desfavorablemente con una estrella de cine o una compañera de clase, son situaciones bastante típicas. No obstante, los niños con trastorno dismórfico corporal experimentan algo mucho más extremo. Las palabras que usan para describirse son inquietantes: soy un monstruo. Soy difícil de ver. Soy tan fea que duele.

La palabra dismórfico significa mal formado o deformado, y los niños que luchan con el trastorno dismórfico corporal (BDD, por sus siglas en inglés) están obsesionados con lo que perciben como un defecto físico desfigurante. Este defecto puede ser imaginado o puede ser un defecto menor que es percibido de forma sobredimensionada. Las personas a su alrededor pueden descartar su obsesión considerándola mera vanidad, pero alguien con el trastorno se siente profundamente amenazado por el defecto que percibe. El BDD a menudo comienza durante la adolescencia, y está relacionado con el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Y aunque se piensa que las niñas adolescentes se preocupan más por su apariencia que los niños, en realidad el trastorno afecta a ambos sexos en igual número.

Jerry Bubrick, PhD, psicólogo clínico en el Child Mind Institute, describe el tratamiento de alguien con BDD que tenía una pequeña cicatriz en la barbilla como resultado de un accidente en bicicleta cuando era más joven. Años más tarde, era un exitoso estudiante de posgrado en Harvard, no obstante, pensó que debido a la cicatriz “nadie lo tomaría nunca en serio”. Creía que los profesores no lo respetarían, que las jóvenes no saldrían con él y que su vida estaba “esencialmente arruinada”, todo por el defecto en su rostro.

Para tratar de cubrir la cicatriz se dejó crecer una barba de chivo. También desarrolló una variedad de rituales para tratar de ocultar el defecto. “Incluso con la barba, todavía se aplicaba maquillaje para cubrirla, y pasaba horas en el espejo asegurándose de que el maquillaje estaba allí”, dice el Dr. Bubrick. “Cada vez que sudaba, volvía a aplicar el maquillaje para cubrirlo. Nunca nadaba porque eso borraría el maquillaje. Solo iba a la tienda de comestibles por la noche cuando había menos gente allí, nunca comía frente a alguien porque podían ver la cicatriz y se sentaba en la parte de atrás de la clase para que el profesor tuviera menos probabilidades de verla”.

Más que vanidad

Las elaboradas y largas medidas que tomó para ocultar la cicatriz son comunes en los niños con BDD. Su preocupación es mucho más grave que la vanidad. Las personas con BDD piensan que cosas como las cicatrices, los músculos subdesarrollados, la piel con espinillas o los rasgos irregulares, no son solo defectos, sino serias amenazas a su valor como ser humano. Cuando el paciente del Dr. Bubrick dijo que su vida estaba arruinada debido a su cicatriz, él lo creía genuinamente.

“He oído a las personas hablar de esto como si fuera cáncer, en el sentido de que sienten que sus cuerpos están fallando —dice el Dr. Bubrick— como si no pudieran confiar o sentirse cómodos en su propia piel”.

Como resultado, las personas con trastorno dismórfico corporal luchan con sentimientos de desesperanza y angustia profunda. Según un estudio (en inglés), el 80% de las personas con BDD tenía antecedentes de pensamientos suicidas y el 27% había intentado suicidarse.

Muchas personas con BDD tratan de someterse a una cirugía plástica para corregir sus defectos. Sin embargo, estas cirugías pueden empeorar su angustia, y las personas pueden continuar pidiendo más cirugías o procedimientos cuando no obtienen los resultados que buscan.

Síntomas del trastorno dismórfico corporal

El trastorno dismórfico corporal puede lucir diferente en diferentes personas, pero hay algunas señales comunes a tener en cuenta. Entre ellas se incluyen:

  • Preocupación por uno o varios defectos. Las preocupaciones comunes incluyen (pero no se limitan a) el tamaño del músculo (llamado disforia muscular), peso, tono de la piel, cicatrices, cabello o fijaciones en determinadas partes del cuerpo como caderas, nariz, orejas, pantorrillas o genitales. Los niños con BDD pueden pasar varias horas al día preocupándose por su apariencia. Pueden tener dificultad para concentrarse en la escuela o para hacer tareas porque están preocupados por su apariencia o investigando cirugías o procedimientos que esperan puedan corregir sus defectos. El trastorno puede aislar a los niños de sus compañeros, haciendo que la socialización típica sea estresante y que hacerse “selfies” sea una pesadilla. Algunos niños pueden incluso evitar salir de sus habitaciones por completo.
  • Conductas repetitivas. Estas son cosas como mirarse al espejo repetidamente, pellizcarse la piel, arreglarse o maquillarse de manera excesiva Los niños con BDD pueden pasar horas aplicando y volviendo a aplicar el maquillaje, lo que causa que lleguen tarde a la escuela o a reunirse con amigos. Algunos niños pueden buscar compulsivamente confirmación sobre sus defectos percibidos de parte de familiares o amigos, mientras que otros pueden mantener sus preocupaciones en secreto. También puede que los niños comparen de manera compulsiva su apariencia con personas cercanas, o con personas que ven en revistas o en las redes sociales.
  • Creer que los defectos son reales. Si bien el trastorno dismórfico corporal comparte las obsesiones y los comportamientos repetitivos que asociamos con el TOC, una gran diferencia es que las personas con BDD son más propensas a creer las cosas con las que tienen fijación. “La mayoría de las personas con TOC dicen: ‘Sé que estos pensamientos no son realistas, pero tengo tanta ansiedad que siento que tengo que hacer mis rituales’”, explica el Dr. Bubrick. Para las personas con BDD, sus obsesiones se sienten mucho más reales. “A veces hablamos de cómo el trastorno dismórfico corporal es similar a mirar el mundo a través de espejos laterales”, dice el Dr. Bubrick. “Lo que ven en el espejo creen que es una representación real de cómo se ven. Lo que otras personas ven es diferente, pero es difícil para ellos aceptar eso”. 

Un trastorno reforzado por la cultura

A pesar de que las personas con BDD no están motivadas por la vanidad, es innegable que vivimos en un mundo que otorga un alto valor a la belleza. Después de todo, la mayoría de las estrellas de cine no tienen cicatrices faciales. A las modelos ya de por sí delgadas les reducen digitalmente sus muslos. El adolescente promedio está familiarizado con el uso de trucos como maquillaje, filtros y buenos ángulos para las selfies.

“Los medios de comunicación y la sociedad refuerzan mucho esto”, señala el Dr. Bubrick. Hay crema antiarrugas, Botox, rellenos, cirugía plástica, tratamientos con láser, abdominoplastias. Cuando usted intenta sugerir que un defecto percibido podría no ser un gran problema, una persona con BDD puede responder que las personas no estarían recibiendo, digamos, inyecciones para rellenar los labios si los labios finos no fueran un problema. “A veces es difícil argumentar contra eso”, dice el Dr. Bubrick.

Recibir ayuda para el BDD

Es importante proporcionar una contramedida a ese enfoque de belleza. Además de los medicamentos para la ansiedad, que se prescriben generalmente debido a la severidad de los síntomas que experimentan las personas con BDD, el tratamiento comienza intentando presentar una perspectiva más amplia sobre lo que significa ser una persona atractiva y digna.

“Se trata de hacer que sean más flexibles con su pensamiento”, explica el Dr. Bubrick. “Tal vez hay más cosas que influyen en la atracción que los defectos. Y todo el mundo tiene un rango de atracción. La atracción puede ser física, y también puede ser emocional, o puede ser debido a una conexión”.

El tratamiento ayuda a los niños a probar la teoría. Las personas con BDD tienen una serie de estrategias para ocultar sus defectos percibidos, y el terapeuta los ayudará lentamente a revertir esas estrategias. Tal vez practiquen caminar afuera en un momento que suelen evitar, o que el paciente cubra su defecto solo durante una parte de la cita y que vea si hay alguna diferencia en cómo la gente lo mira. Es un proceso gradual y de apoyo diseñado para ayudar a las personas a aprender a tolerar la ansiedad que sienten hasta que esta disminuye y encuentran que son capaces de manejar cosas aún más desafiantes. El tratamiento se denomina exposición y prevención de respuesta y es exitoso para tratar el trastorno dismórfico corporal.

En el caso del joven con la cicatriz, el Dr. Bubrick hizo que empezara por reducir lentamente la cantidad de maquillaje que usaba. Luego se afeitó la barba y se acostumbró a eso. Cuando el paciente estaba listo para ello, el Dr. Bubrick tomó un bolígrafo rojo y lo frotó en la cicatriz para destacarla. Luego se paseaban y hacían que las personas la vieran. El Dr. Bubrick dijo que lo último para su paciente fue cuando marcaron la cicatriz para acentuarla y luego fueron a Macy’s y preguntaron si le podían hacer un cambio de imagen. Cuando empezaron a trabajar juntos habría sido inimaginable para él tener a un estilista profesional de maquillaje mirando directamente su cara y comentando sobre cómo se veía. Pero después de recibir tratamiento para su BDD, lo que hubiera sido lo más difícil en el mundo para él, no era tan malo después de todo.

Al igual que el TOC, el trastorno dismórfico corporal es una condición crónica. Eso significa que los síntomas pueden repetirse de vez en cuando, pero el tratamiento enseña las habilidades para manejar esos síntomas de una manera saludable y luego superarlos.

La última revisión de este artículo se realizó el 17 de mayo de 2022.