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Cómo el juego promueve un desarrollo saludable en niños pequeños

El juego divertido favorece el bienestar y el desarrollo de habilidades.

Escrito por: Kathryn L. Keough, PhD

Experto clínico: Kathryn L. Keough, PhD

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Cuando los niños están en preescolar y kínder, ¡jugar es sinónimo de diversión! Además, el juego es una vía para el aprendizaje y tiene enormes beneficios para el desarrollo infantil. A través del juego, los niños desarrollan sus habilidades cognitivas, sociales, emocionales, físicas, creativas y lingüísticas. El aspecto “divertido” del juego también es importante. La felicidad, a veces nombrada como percepción de bienestar, es un ingrediente clave del bienestar general infantil. El juego es una de las principales formas en que los niños pequeños buscan y experimentan emociones positivas, como la alegría y el entusiasmo. Los psicólogos consideran que la felicidad durante la infancia puede conducir a resultados positivos a nivel personal, conductual, psicológico y social.

Juego imaginativo y dirigido por los niños

Los niños comienzan a participar en diferentes tipos de juegos imaginativos o de simulación alrededor de los 2 años. En la primera infancia, muchos niños comienzan a representar situaciones familiares en sus juegos, como mecer una muñeca o poner comida de juguete en un plato. Este tipo de juego se vuelve más complejo y creativo en la etapa preescolar, a veces con objetos imaginarios y argumentos detallados. El juego de simulación puede favorecer el aprendizaje y el desarrollo de habilidades en cuanto al vocabulario, la creatividad, la regulación de las emociones y la memoria a corto plazo, entre otras.

¡Las personas adultas pueden fomentar el juego al sumarse a la diversión! Padres, madres y cuidadores pueden facilitar el aprendizaje natural que se produce en el juego libre, al jugar junto con los niños y dejarse llevar por lo que les propongan, sin intentar tomar el mando en el juego. En el juego que dirigen los niños, ellos eligen con qué quieren jugar y cómo quieren jugar. Dedicar un tiempo regular a jugar y divertirse juntos es una excelente manera en que los cuidadores pueden promover la felicidad y el bienestar emocional de sus hijos pequeños. ¡Y el efecto en el bienestar no es solo para el niño! Los estudios han demostrado que jugar con tu hijo puede reducir el estrés de la crianza.

Consejos para cuidadores:

  • Solo 5 minutos de juego al día pueden fortalecer la relación entre cuidadores y niños, en especial si los cuidadores se suman al mundo lúdico del niño y siguen sus propuestas.
  • Los cuidadores pueden fomentar el juego simbólico al mostrarles cómo utilizar los objetos de forma creativa, así como al interpretar personajes.

Jugar con otros niños

El juego de los niños se vuelve más complejo y social alrededor de los 3 años. Ofrecer a los niños pequeños oportunidades para jugar con otros niños es importante para su desarrollo y aprendizaje. En los primeros años de preescolar, los niños comienzan a pasar del juego paralelo al juego cooperativo y de simulación social con sus pares. Esto se podría ver, por ejemplo, como dos niñas trabajando juntas en un rompecabezas o fingiendo trabajar en una heladería.

Al jugar con sus pares, los niños desarrollan habilidades sociales y emocionales cuando se enfrentan a situaciones que les obligan a trabajar conjuntamente, resolver problemas y tener en cuenta las perspectivas de las demás personas. Los sentimientos positivos que experimentan los niños al jugar en conjunto también pueden fomentar el desarrollo de amistades.

Consejos para cuidadores:

  • Jugar juegos de simulación con tu hijo en casa le puede ayudar a practicar y desarrollar habilidades, como la cooperación, tomar en cuenta otras perspectivas y la flexibilidad, que son necesarias para participar en juegos de simulación sociales con otros niños.
  • Los niños pequeños se benefician del apoyo de las personas adultas cuando se presentan desafíos durante el juego social, en especial en el caso de habilidades sociales más avanzadas, como resolver problemas y tomar en cuenta otras perspectivas.

Juego al aire libre y actividad física

Jugar al aire libre ayuda a fomentar el desarrollo físico, social, cognitivo y emocional saludable de los niños pequeños. Al aire libre, los niños aprenden y se desarrollan mientras exploran la naturaleza, se mueven más libremente y asumen retos a través de juegos más arriesgados. Por ejemplo, un niño puede chapotear en un estanque y recoger piedrecitas, rodar por una colina o escalar una roca. El juego al aire libre también crea infinitas oportunidades para que los niños muestren su creatividad y capacidad de colaboración. Esto puede ser, por ejemplo, que tu hijo finja que un palo es una varita mágica o que reúna a un grupo para jugar a las escondidas, las traes, o el pilla-pilla.

La actividad física es especialmente importante para los niños de preescolar y de kínder, ya que a esta edad están creciendo y desarrollándose con gran rapidez. Lamentablemente, muchos niños pequeños no realizan suficiente actividad física cada día, y solo alrededor de la mitad de los niños en edad preescolar en Estados Unidos salen a jugar al aire libre al menos una vez al día con sus padres. Niveles más saludables de actividad física están relacionados con una mejor salud cardíaca, función pulmonar, resistencia ósea y otros aspectos importantes del desarrollo físico y la forma física.

Además de una serie de beneficios para la salud, la participación en actividades físicas conduce a mejoras en las habilidades sociales, motoras y cognitivas de los niños pequeños: a medida que disfrutan de la actividad física y del juego al aire libre, también construyen la base para futuros hábitos saludables y comportamientos favorables hacia el medio ambiente.

Consejos para cuidadores:

  • Las U.S. Physical Activity Guidelines recomienda tres horas diarias de actividad física para niños menores de 6 años.
  • ¡Da un paso atrás mientras supervisas el juego al aire libre! Las investigaciones sugieren cada vez más que los beneficios del juego arriesgado apropiado para la edad superan los posibles costos. Esto podría significar permitir que tu hijo trepe a lo alto de una estructura de juego o que corra a toda velocidad por una colina. Es importante destacar que un riesgo es diferente a un peligro: las personas adultas deben intervenir si un niño corre el riesgo de sufrir una lesión grave.

Actividades estructuradas y deportes

Las actividades estructuradas para la primera infancia, como las clases y los deportes, pueden ayudar a tu hijo pequeño a aprender y desarrollar sus intereses de forma lúdica. Los niños pequeños disfrutan de la música; por ejemplo, cantar, tocar instrumentos sencillos y escuchar música. En las clases de música, se anima a los niños a crear o moverse al ritmo de la música, lo que favorece su coordinación motora. A través de actividades artísticas visuales estructuradas, como dibujar, pintar y esculpir, los niños pequeños pueden experimentar con los colores, las texturas y las formas, al tiempo que desarrollan sus habilidades motoras finas y su creatividad.

Los deportes son una forma estupenda de mantener la actividad física de tus hijos, al tiempo que se divierten. La participación en un deporte permite a los niños pequeños desarrollar habilidades y ponerse a prueba mientras aprenden las reglas, las técnicas físicas y la importancia del trabajo en equipo. De hecho, los niños en edad preescolar que practican deportes o participan en actividades físicas organizadas parecen tener una mejor salud emocional, habilidades sociales y capacidad de autorregulación.

A muchos niños de esta edad les cuesta mantener la concentración en un deporte y jugar según las reglas. Por ejemplo, puede que corran en dirección contraria, anoten en su propia portería o se queden dando vueltas en el campo. Si tu hijo se divierte, está cosechando los beneficios de estas experiencias felices, que contribuyen a su bienestar general. Además, las investigaciones sugieren que la razón principal por la que los niños practican deportes es porque les parece divertido.

Consejos para cuidadores:

  • La primera infancia es un momento ideal para fomentar los intereses y permitir a tu hijo explorar una variedad de actividades. Las actividades estructuradas para este grupo de edad se deben centrar principalmente en la diversión y la exploración. Es muy poco probable que a tu hijo le gusten todos los deportes o actividades que pruebe. Sigue lo que te proponga y no dejes de intentarlo, hasta que tu hijo encuentre lo que más le acomoda.
  • Los deportes en la primera infancia pueden ser una excelente manera de crear comunidad y conocer a otros cuidadores. Las ligas deportivas recreativas y comunitarias son una buena puerta de entrada a las ligas juveniles, ya que suelen ser más económicas y menos exigentes. Incluso te puedes ofrecer para entrenar a un equipo de forma voluntaria, independientemente de si tienes experiencia previa en ese deporte. Tu principal tarea es asegurarte de que los niños se diviertan.

Relación entre juego y percepción de bienestar

El juego favorece el desarrollo saludable de los niños en edad preescolar y de kínder, y también les permite experimentar las emociones positivas que son esenciales para la percepción de bienestar. La primera infancia es una etapa en la que los niños cuentan con herramientas para el pensamiento creativo y el aprendizaje. De hecho, la teoría plantea que la diversión que proporciona el juego lleva a los niños pequeños a explorar más, probar cosas nuevas y pensar con flexibilidad. A medida que los niños se divierten jugando a simular, explorando la naturaleza, corriendo o realizando actividades artísticas, tienen el potencial de desarrollar recursos duraderos, lo que incluye relaciones, habilidades y salud en general. La percepción de bienestar o la felicidad en la infancia se vinculan con niveles más altos de empatía, habilidades sociales, autorregulación, resiliencia y rendimiento académico. El juego en la primera infancia consiste en divertirse, pero los beneficios del juego en el aprendizaje y el desarrollo infantil van mucho más allá.

La última revisión de este artículo se realizó en 29 de septiembre de 2025.