La metacognición es una palabra larga que significa simplemente pensar en nuestros propios pensamientos. La metacognición es cómo los niños aprenden cosas nuevas y piensan de qué manera podrían hacer algo de mejor forma la próxima vez que se les presente la misma situación o actividad.
Metacognición: Cómo reflexionar sobre los pensamientos puede ayudar a los niños
Una poderosa habilidad para desarrollar resiliencia.
Expertos clínicos: Marc Gladstone , Tamara Rosier, PhD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Qué es la metacognición?
- ¿Cómo ayuda la metacognición a los niños?
- ¿Cómo pueden los niños aprender a ser más metacognitivos?
Lectura rápida
La metacognición es una palabra larga para describir algo que la mayoría de nosotros hacemos todos los días sin darnos cuenta: pensar en nuestros propios pensamientos. Reflexionar sobre nuestros pensamientos es una parte importante del proceso de comprensión de nuestros sentimientos y del aprendizaje de cosas nuevas. Cuando los niños se enfrentan a desafíos (un examen de matemáticas difícil, una pelea con un amigo) puede ser tentador rendirse. Pero para progresar, los niños necesitan poder pasar del “no puedo” al “¿cómo puedo?”. La metacognición puede ayudar.
Para los niños con problemas de aprendizaje, puede resultar muy útil descubrir cómo enfrentar las situaciones difíciles sin frustrarse. Un niño con TDAH que tiene dificultades para mantenerse concentrado en la tarea se podría sentir ansioso por tener que escribir un ensayo largo. Sin habilidades para reflexionar sobre por qué se siente molesto, podría pensar: “Simplemente soy malo para escribir”.
Pero un niño que sabe reflexionar podría observar la misma situación y decir: “Siempre me siento así cuando tengo que trabajar durante un periodo de tiempo largo. Quizá debería empezar antes y tomar descansos”. Adoptar un enfoque metacognitivo facilita manejar la frustración y encontrar soluciones.
Las habilidades metacognitivas también pueden ayudar a los niños a manejar sus sentimientos y fortalecer su autoestima. Los sentimientos malos que experimentan los niños cuando se sienten frustrados se convierten fácilmente en un diálogo interno negativo: “Si reprobé el examen, eso significa que no soy inteligente”. El pensamiento metacognitivo puede ayudar a los niños a pensar las cosas y dejar de castigarse. Por ejemplo: “Reprobé el examen porque no estaba preparado. ¿Cómo puedo estar mejor preparado la próxima vez?”.
Los padres pueden ayudar a los niños a aprender a pensar de forma metacognitiva. Comience por hacerles preguntas abiertas a los niños que les den espacio para reflexionar. Por ejemplo: “¿Me podrías decir más sobre por qué piensas eso?”.
También es importante ayudar a los niños a pensar en los momentos en los que se enojan o se portan mal. Pensar en su conducta los puede ayudar a aprender a manejar mejor las situaciones difíciles. Por ejemplo: “¿Por qué crees que te enojaste cuando papá cambió de canal?”.
Cuando los niños se enfrentan a problemas difíciles (el ensayo en inglés aparentemente insuperable, un examen de matemáticas de proporciones épicas, dificultades sociales que los frustran), puede ser tentador rendirse y recurrir a tres palabras que ningún padre quiere escuchar: “No puedo hacerlo”.
Para progresar, los niños necesitan poder hacer la transición del negativo “no puedo” al proactivo “¿cómo puedo?”.
Para hacer eso, tienen que pensar por qué están atascados, qué los frustra, qué necesitarían para poder avanzar. Tienen que pensar en su propio pensamiento.
Y existe una palabra para eso: metacognición.
Metacognición es una palabra larga para describir algo que la mayoría de nosotros hacemos todos los días sin siquiera darnos cuenta. Reflexionar sobre nuestros propios pensamientos es la manera en que obtenemos una visión de nuestros sentimientos, necesidades y comportamientos, y de cómo aprendemos, manejamos y nos adaptamos a nuevas experiencias, desafíos y dificultades emocionales. Es la conversación que tenemos en la cabeza, el sondeo mental y los planes que hacemos. Resulta que capacitar a los niños para que lo usen de manera proactiva para superar obstáculos puede ser una herramienta poderosa.
Cada vez más estudios (en inglés) sugieren que los niños a los que se les enseña a usar estrategias metacognitivas a edad temprana son más resilientes y más exitosos, tanto dentro como fuera de la escuela.
“Veo la metacognición como una meta”, dice Marc Gladstone, especialista en aprendizaje. “Adquirir el hábito de usar estrategias metacognitivas desde edad temprana ayuda a los niños a convertirse en estudiantes más independientes y refuerza sus habilidades para abogar por ellos mismos”.
¿Qué es la metacognición y cómo funciona?
“El pensamiento metacognitivo nos enseña sobre nosotros mismos”, dice Tamara Rosier, entrenadora de aprendizaje que se especializa en técnicas metacognitivas. “Reflexionar sobre nuestros pensamientos crea perspectiva, perspectiva que abre espacio para el cambio”.
Ella proporciona un ejemplo: “En lugar de decir, ‘los exámenes de matemáticas me hacen sentir ansioso’, nos preguntamos a nosotros mismos ‘¿qué tienen los exámenes de matemáticas que me hacen sentir ansioso y qué puedo hacer para cambiar eso?’”.
Los niños a los que se les enseña a pensar que son “buenos” o “malos” en una tarea en particular pueden tener una mentalidad fija que los vuelve pasivos a la hora de enfrentar un desafío. Y ya sea que lo puedan hacer o no, es poco probable que piensen que pueden cambiar ese resultado.
Enseñar a los niños a ser más metacognitivos los ayuda a pasar de una mentalidad que deja poco espacio para el cambio, a una mentalidad que promueve la autoconciencia y la capacidad de resiliencia.
Ayuda para niños con problemas de aprendizaje
Ayudar a su hijo a aprender a abordar situaciones difíciles (o tareas escolares, según sea el caso) sin sentirse abrumado o rendirse es especialmente valioso para los niños con problemas de aprendizaje, quienes tal vez necesiten estrategias diferentes a las de otros estudiantes de la clase.
Por ejemplo:
- Es probable que un niño con TDAH que tiene dificultades para mantenerse concentrado en la tarea se sienta frustrado y ansioso cuando se le asigna un ensayo largo. Si no puede reflexionar acerca de por qué el proyecto lo incomoda, podría pensar: “Para todos los demás esto es mucho más fácil. Simplemente soy malo para escribir”.
- Un niño que aprendió a reflexionar sobre su propio proceso de aprendizaje, por otro lado, podría mirar la situación y decir: “Siempre me siento así cuando tengo que trabajar durante un largo periodo de tiempo. Tal vez si me tomo un descanso cada hora me sentiré menos estresado”. Al adoptar un enfoque metacognitivo, los niños pueden manejar su frustración y encontrar una mejor manera de abordar las grandes tareas en el futuro.
Ideal para la autorregulación
Las habilidades metacognitivas no sólo son excelentes herramientas para los niños que aprenden de manera diferente y que a menudo se enfrentan a dificultades para mantenerse al día. También permiten a los niños a autorregularse cuando enfrentan desafíos, en especial los inesperados.
“Uno de los subproductos más poderosos del pensamiento metacognitivo es una mayor autorregulación“, dice Gladstone.
Poder autorregularse ayuda a los niños a manejar experiencias que de otra manera los podrían abrumar. Imagine a dos niñas que tienen que hacer una audición para una obra escolar, y ambas están luchando con material inusualmente difícil.
Es probable que una niña a la que se le dice con regularidad lo talentosa que es, y que está acostumbrada a ser elogiada por sus actuaciones, se sienta frustrada y abrumada ante la sola idea de tener un mal desempeño.
En cambio, una niña que es elogiada por su capacidad para trabajar y perseverar cuando se enfrenta a un desafío, puede recurrir a sus habilidades metacognitivas para controlar sus nervios y encontrar una manera de ensayar que funcione mejor para ella.
Silenciar el diálogo interno negativo
Las consecuencias negativas de una mentalidad fija a menudo toman la forma de autocrítica. Los sentimientos negativos que experimentan los niños cuando se sienten frustrados se convierten con facilidad en un diálogo interno negativo. “Si soy tan inteligente, ¿por qué no aprobé el examen? No soy inteligente. Soy un inútil”.
“Cuando el valor está puesto en el hecho de ser ‘inteligente’, cualquier cosa que te haga sentir menos inteligente es devastador”, dice Rosier. “Muchos niños desarrollan una voz interior negativa y la desarrollan en lugar de la metacognición”.
Esta voz negativa es astuta, explica, a menudo se disfraza de entrenador. “La autocrítica se puede confundir con la motivación. Lo que buscamos es deshacernos de la voz interior negativa y reemplazarla con un pensamiento metacognitivo que ayude a su hijo a encontrar nuevas maneras de manejar sus desafíos, en lugar de castigarse por ellos”.
Cómo fomentar la metacognición
¿Cómo ayudar a su hijo a comenzar a ser más metacognitivo? ”Las preguntas metacognitivas —dice Rosier— ayudarán a su hijo a empezar a pensar de una manera más reflexiva. Las preguntas deberían ser:
- Abiertas. Dele espacio a su hijo para reflexionar sobre su pensamiento: ¿Me podrías hablar más sobre por qué piensas esto?
- Que no hagan sentir culpable: Puede ser difícil mantenerse en una buena disposición cuando los niños se están portando mal, pero pedirles que piensen en su comportamiento los puede ayudar a aprender a manejar las situaciones difíciles de una mejor manera: ¿Por qué crees que te molestaste tanto cuando papá cambió de canal?
- Enfocadas en soluciones. Anime a su hijo a pensar cómo puede usar su comprensión para cambiar las cosas en el futuro: ¿Cómo podrías manejar esto de manera diferente la próxima vez?
- Orientadas al proceso. Haga preguntas que ayuden a su hijo a tener una mejor idea de cómo funciona su proceso de pensamiento: ¿Cómo sabrás cuándo estará listo este dibujo?
Sea paciente
“Cuando usted enseña a los niños a reflexionar de manera diferente sobre su comportamiento, ellos empiezan a portarse de manera diferente”, dice Rosier. Pero advierte que es importante no esperar resultados instantáneos. Aprender a pensar metacognitivamente es un proceso, y los padres pueden tener que aceptar que gran parte del trabajo está sucediendo detrás del escenario.
“Por supuesto que queremos ver progreso, pero nuestros hijos, especialmente los adolescentes, no siempre comparten sus ideas con nosotros, y eso está bien”.
Simplemente hacer las preguntas hace que el trabajo metacognitivo se realice de forma interna, incluso si no es visible ante los ojos de los padres, explica Rosier. Los beneficios son los mismos, dice ella, incluso si todo lo que obtienes a cambio es un gruñido.
Aprendiendo a aprender
Hacer preguntas en el hogar también ayudará a los niños a comenzar a usar estrategias metacognitivas en sus tareas escolares. Para muchos niños, especialmente aquellos con diferencias de aprendizaje, esto puede ser más difícil de lo que parece. Es fácil quedarse atascado en los malos hábitos de estudio, la desidia, los berrinches durante las tareas y el estrés en los exámenes.
Si su hijo tiene dificultades para leer un artículo largo, hágale preguntas que lo ayuden a usar sus habilidades metacognitivas para probar un enfoque diferente.
- ¿Qué crees que te está dificultando trabajar en este documento en este momento?
- ¿Cuáles son algunas estrategias que te han ayudado antes a tener buenos resultados en documentos parecidos?
- ¿Puedes usar esa información para ayudarte con el trabajo que estás haciendo ahora?
Hacer preguntas metacognitivas lo ayudará a aclarar su proceso, controlar su ansiedad y encontrar una mejor manera de abordar el trabajo, sin embargo, los beneficios no terminan cuando se termina la tarea.
Mientras su hijo comprenda más sobre su proceso de aprendizaje, más fácil le será descubrir qué estrategias y apoyos le funcionan mejor, conocimiento que lo ayudará a tener éxito, tanto ahora como a medida que crece.
Preguntas frecuentes
La metacognición, que significa pensar en nuestros pensamientos, funciona a través de brindarles una perspectiva diferente a los niños. También puede fortalecer su autoestima. Por ejemplo, en lugar de decirse a sí mismos, “el examen de matemáticas me hace sentir ansioso” o “soy malo para las matemáticas”, la metacognición los puede ayudar a preguntarse: “¿Qué es lo que me hace sentir ansioso de las matemáticas y cómo puedo cambiarlo?”.
Los padres pueden fomentar la metacognición en los niños al hacerles preguntas abiertas sobre sus ideas y las razones detrás de ellas. También le pueden preguntar a sus hijos cómo podrían hacer algo de otra manera la próxima vez.