¿Por qué a los padres negros les preocupa el tratamiento con medicamentos?
Y cómo hablar sobre las opciones de tratamiento con sensibilidad cultural.
Clinical Experts: Rhonda Boyd, PhD , Dr. Jonathan Shepherd , Robert Harris
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Cuál es el contexto histórico del escepticismo de los padres negros respecto al tratamiento con medicamentos para sus hijos?
- ¿Cómo pueden los proveedores hablar sobre opciones de tratamiento con los padres que desconfían?
- ¿Cómo pueden los padres negros defender a sus hijos cuando no concuerdan con el tratamiento prescrito?
“Me preocupa profundamente que los servicios de salud mental dependan tanto de la medicación en lugar de buscar la causa raíz”.
Este sentimiento, expresado por unas de las personas participantes en un estudio reciente que explora las opiniones y experiencias de familias y jóvenes negros al buscar atención de salud mental, refleja una preocupación común dentro de la comunidad negra.
El estudio, realizado por el Child Mind Institute en colaboración con The Steve Fund, incluyó una encuesta representativa a nivel nacional de 1000 padres afroamericanos que buscaban atención de salud mental para sus hijos y 500 jóvenes que buscaban atención para sí mismos. Cuando se les preguntó acerca de sus preocupaciones en torno a la atención de salud mental, aproximadamente la mitad de las personas encuestadas (tanto padres como jóvenes) coincidieron en que “los profesionales de la salud mental se apresuran a prescribir medicamentos para los problemas de salud mental”.
Esta desconfianza hacia el tratamiento con medicamentos también se refleja en otros estudios. Por ejemplo, en una revisión de datos de 2021 sobre cuidadores afroamericanos (en inglés) que se habían enfrentado a la decisión de si dar o no medicamentos a niños con TDAH, los cuidadores negros tendían a confiar menos en la eficacia de los medicamentos que los cuidadores blancos y mostraban una mayor preocupación por sus efectos secundarios y potencial de adicción.
“Trabajo en un sistema de salud mental integral que incluye psiquiatría. Por lo tanto, las preocupaciones acerca de la medicación surgen con frecuencia”, dice Rhonda Boyd, PhD, asesora de salud mental de The Steve Fund, psicóloga y directora asociada del Children’s Hospital of Philadelphia’s (CHOP) Child and Adolescent Mood Program. “En particular las familias negras, quieren empezar primero con la terapia y ver cómo funciona antes de considerar la medicación”.
Una de las razones por las que se resisten a la medicación, dice la Dra. Boyd, es la preocupación por los efectos secundarios (¿afectará el crecimiento de sus hijos?). Pero también se puede deber a la presión de las escuelas. “Las escuelas suelen recomendar tratamiento a los niños si su comportamiento es disruptivo, lo cual puede ocurrir por varias razones. Y ahí es donde entra en juego la presión: tienen que hacerlo o no podremos tratar a su hijo en una clase regular. Puede que ni siquiera pueda seguir en esta escuela”.
Pero la preocupación por la medicación es más profunda, en gran parte debido al uso histórico de la medicación psiquiátrica para silenciar y controlar a las personas negras en Estados Unidos.
La historia de la medicación excesiva en pacientes negros
Históricamente, la excesiva medicación de pacientes negros dentro del sistema de salud mental se ha relacionado con sus frecuentes diagnósticos equivocados. Un claro ejemplo es el origen de la tipificación y el diagnóstico de la esquizofrenia.
A finales de la década de los 50, cuando empezaba a eliminarse la segregación en las salas de los hospitales psiquiátricos y el movimiento por los derechos civiles cobraba impulso, se publicó la segunda edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-II). Anteriormente, la esquizofrenia se había dividido en subtipos, entre ellos la “esquizofrenia paranoide”, que se caracterizaba por delirios y/o alucinaciones auditivas frecuentes. Sin embargo, en el DSM-II, los investigadores redefinieron las características de ese subtipo como una “beligerancia masculina” (en inglés) en la que los pacientes mostraban delirios violentos, hostilidad y agresividad. Basándose en prejuicios raciales, los investigadores y profesionales clínicos comenzaron a asociar este tipo de esquizofrenia con pacientes negros, específicamente con los hombres negros. Los diagnósticos de esquizofrenia entre las personas negras aumentaron drásticamente (en inglés), y en 1969, el National Institute of Mental Health descubrió que “la tasa de esquizofrenia era un 65% más alta” entre pacientes negros que en pacientes blancos.
A medida que más personas negras eran diagnosticadas con esquizofrenia, los psiquiatras comenzaron a relacionar los disturbios civiles con la característica de “delirios violentos” del trastorno. Dos destacados psiquiatras de Nueva York acuñaron el término “psicosis de protesta” (en inglés), argumentando que la retórica y el arte de la liberación negra causaban alucinaciones y actos de violencia entre los hombres negros. En respuesta, los profesionales clínicos argumentaron que los pacientes negros debían recibir dosis más altas de medicamentos tranquilizantes y antipsicóticos para sofocar estas tendencias violentas. Para los pacientes negros, la medicación pasó de ser un tratamiento a una forma de control.
Aunque desde entonces el lenguaje del DSM ha cambiado (en inglés), estudios recientes han demostrado que los afroamericanos siguen teniendo 2.4 veces más probabilidades (en inglés) de ser diagnosticados con esquizofrenia que sus homólogos blancos. Además, los investigadores han descubierto que los pacientes negros tienden a recibir dosis más altas de medicamentos antipsicóticos de acción prolongada (en inglés), lo que indica una creencia persistente entre los proveedores de que los pacientes negros no solo necesitan más medicación de la que suele ser necesaria, sino que también tienen una menor inclinación a seguir las indicaciones de la prescripción.
¿Cómo se ven directamente afectados los niños negros?
Esta idea de que las personas negras son inherentemente más propensas a la violencia y la disrupción se sigue perpetuando hasta el día de hoy. Y en las aulas, los estudiantes negros tienen muchas más probabilidades de ser considerados perturbadores o con problemas de comportamiento (en inglés) que sus homólogos blancos.
“Si los niños negros y de color presentan desafíos de comportamiento como morder o golpear (comportamientos propios del desarrollo en los años preescolares o durante la primera infancia), se les considera más agresivos, más enérgicos y es motivo de mayor preocupación”, explica Robert Harris, supervisor de intervención temprana del Programa D.C. Healthy Futures.
Debido a que les preocupa la interrupción del aprendizaje, los educadores se apresuran a encontrar una solución, la cual probablemente implique referir al estudiante con un profesional de la salud mental. Pero según Harris, “incluso en el proceso de referencia y en la descripción del desafío, tienden a inclinarse o insinuar el uso de medicamentos para atenuar el problema del que se pudiera tratar. Esto ocurre incluso antes de que los padres hayan hablado con un profesional de la salud mental”.
Por lo tanto, cuando los padres acuden con un proveedor, es posible que estén a la defensiva, especialmente si ese proveedor sigue la línea de prescribir medicamentos para los problemas de salud mental de su hijo.
¿Cómo pueden trabajar los profesionales clínicos con padres que tienen desconfianza?
A los profesionales clínicos les preocupa que en algunos casos esta reticencia hacia el tratamiento con medicamentos ponga en riesgo la calidad de vida del niño. “Las percepciones negativas sobre los medicamentos pueden retrasar el tratamiento más de lo deseado”, afirma la Dra. Boyd. “Si alguien tiene una depresión grave, por ejemplo, lo recomendable es combinar terapia con medicación al mismo tiempo para que el niño salga de ese episodio. Entiendo perfectamente por qué los padres se preocupan, pero puede ser frustrante”.
Para encontrar la mejor solución a los desafíos de salud mental del niño, el primer paso fundamental es crear un entorno cómodo y colaborativo, según Jonathan Shepherd, médico psiquiatra de niños, adolescentes y adultos y director clínico del DC Department of Behavioral Health. “En las primeras citas, hago todo lo posible por crear una relación de confianza que les haga sentir lo suficientemente cómodos conmigo”, afirma.
Y para ello, el Dr. Shepherd sugiere lo siguiente:
- Sé paciente y reconoce su perspectiva. El Dr. Shepherd dice que después de explicar por qué prescribe el medicamento, describir los efectos secundarios y responder todas sus preguntas, puede seguir encontrando cierta resistencia por parte de los padres, y que eso es normal. En lugar de insistir, lo que él hace es programar una cita de seguimiento para continuar la conversación en otro momento. También les proporciona algunos recursos útiles donde pueden obtener más información sobre las diferentes opciones de tratamiento. “Hay que tener mucho cuidado con los sitios web que visitan las personas para informarse. Por lo tanto, hay que orientarlas en la dirección correcta”.
- Infórmate. El Dr. Shepherd señala que cuando un profesional de la salud mental no es negro, a los pacientes negros les cuesta sentir que el proveedor entenderá su situación. Debido al historial de maltrato hacia los pacientes negros, existe una reticencia incluso a acudir con un profesional. “Tienes que entender lo que podría estar experimentando esa persona o el entorno en el que vive. Es muy difícil para quienes no comprenden realmente la cultura negra decir: `Entiendo lo que te ha costado venir hasta aquí´”. Por eso, es especialmente importante que los proveedores no negros den ese paso adicional y se informen sobre la historia de la salud mental en la comunidad negra.
- Escucha sus preocupaciones y responde todas sus preguntas. Cuando el Dr. Shepherd se reúne con padres que muestran reticencia hacia el tratamiento con medicamentos, inicia la conversación diciendo: “Tienen todo el derecho a desconfiar y expresar dudas sobre la atención de sus hijos. Lo entiendo. Da miedo pensar en darle un medicamento a tu hijo, o que tu hijo tenga que tomar una pastilla que ustedes no saben qué efectos puede tener. Pero para eso estamos los expertos. Aunque por supuesto no los voy a obligar a aceptar mi ayuda,; lo que les propongo es trabajar con ustedes para guiarlos a lo largo del proceso”.
¿Cómo pueden apoyar los padres a sus hijos?
Los padres se podrían sentir acorralados cuando una escuela presiona para que se adopte una solución rápida al comportamiento disruptivo de un niño, como podría ser el tratamiento con medicamentos. Harris destaca que siempre hay una alternativa. Si lo que les dicen les causa incomodidad, pueden responder: “Esto que están diciendo nos hace pensar que nuestra única alternativa es optar por la medicación”. De esta manera, dice Harris, los educadores podrían dar un paso atrás y reconsiderar la forma en que están abordando la situación.
También reitera la importancia de que los padres se informen acerca de las primeras señales, ya sea de un problema de comportamiento, un trastorno de salud mental o un desafío de aprendizaje. “Creo que por eso es tan importante la consulta de salud mental, especialmente en el caso de bebés y niños pequeños, porque a través de la educación, brindamos a las familias y los profesionales una comprensión de lo que es apropiado, lo que es típico, lo que es aceptable desde el punto de vista del desarrollo y lo que se puede esperar”. Por ejemplo, puede ser útil que los padres sepan que existen varias alternativas al tratamiento (en inglés) con medicamentos para el comportamiento disruptivo en el aula, como la terapia, la capacitación para padres, los programas especializados y un cambio en la estructura del aula.
Además, agrega el Dr. Shepherd, si en un entorno clínico tienes dudas sobre lo que tu proveedor ha prescrito para tu hijo, puedes empezar por aclararle que sientes que no te está escuchando. “Puedes decir: `Me parece que no nos estamos entendiendo. Parece que no estamos de acuerdo en lo que yo veo en mi hijo o en lo que creo que es necesario para él en este momento´”.
Y ahí es cuando es importante prestar atención a la reacción del proveedor, dice el Dr. Shepherd. ¿Se muestra receptivo a lo que tienes que decir? ¿Muestra disposición a responder preguntas o entablar un diálogo sobre diferentes opciones de tratamiento? “Alguien que no te permite hacer preguntas o que descarta tus preguntas es un médico del que debes huir”.
Cuando padres y proveedores disponen de las herramientas y el lenguaje necesarios para entablar este tipo de conversaciones, es mucho más fácil encontrar la solución a los desafíos de salud mental de un niño.
References
El Child Mind Institute se compromete a brindar información vigente, fiable y práctica sobre la salud mental y el bienestar de los niños. Publicamos artículos y guías basados en una amplia investigación, así como entrevistas con expertos especializados en esa área, incluidos psiquiatras de niños y adolescentes, psicólogos clínicos, neuropsicólogos clínicos, pediatras, psicólogos escolares y especialistas en el aprendizaje. Lee nuestra misión editorial si deseas conocer más sobre nuestro trabajo.
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