La ansiedad en un niño se puede manifestar con síntomas muy diversos. Los niños ansiosos pueden tener problemas para dormir, quejarse de dolores de estómago, evitar ciertos lugares o cosas, aferrarse a los padres, tener problemas para concentrarse en la escuela o hacer berrinches extremos cuando se sienten abrumados.
Por qué la ansiedad infantil suele pasar desapercibida (y sus consecuencias)
Los niños a menudo ocultan sus preocupaciones o las expresan de maneras que son difíciles de entender.
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Cómo se ve la ansiedad en niños?
- ¿Por qué es difícil diagnosticar la ansiedad durante la infancia?
- ¿Cómo se trata la ansiedad en niños?
Lectura rápida
Todos los niños se preocupan de vez en cuando. Pero cuando la preocupación les dificulta participar en la vida diaria, es posible que tengan un trastorno de ansiedad. Debido a que la ansiedad suele afectar los pensamientos y sentimientos de un niño más que su comportamiento, puede ser difícil de detectar. También es posible que un niño se sienta feliz en general pero esté tan ansioso que interfiera en algún aspecto de su vida, como la escuela o la socialización.
Los signos externos más comunes de que un niño puede estar ansioso incluyen problemas para dormir, muchos dolores de estómago o de cabeza, aferrarse a los padres y hacer berrinches. Algunos de estos síntomas pueden parecerse a un comportamiento de oposición, pero en realidad el niño está teniendo dificultades para lidiar con una preocupación abrumadora. La ansiedad también puede dificultar la concentración o quedarse quieto, por lo que puede ser difícil distinguir la ansiedad del TDAH.
La ansiedad no tratada en la infancia puede provocar más ansiedad en la edad adulta, así que es importante que los niños con ansiedad reciban ayuda. La buena noticia es que la ansiedad infantil es muy tratable. La mayoría de los niños con ansiedad responden bien a un tipo de terapia llamada terapia cognitivo-conductual (TCC). Los medicamentos también pueden ayudar. Si reciben tratamiento de manera temprana, los niños pueden aprender a manejar sus preocupaciones y evitar que la ansiedad interfiera en sus vidas.
La ansiedad es algo natural. Es normal que los niños muy pequeños le tengan miedo a la oscuridad, o que los niños en edad escolar se preocupen por hacer amigos. Pero para algunos niños, la ansiedad normal se transforma en algo más grave. Una niña pequeña podría tener miedo incluso de separarse del lado de su madre o de subir en el autobús escolar. O un niño ansioso podría necesitar consuelo frecuente por cosas que pasaron hace un mes.
Los niños pueden desarrollar un trastorno de ansiedad. Eventualmente, el trastorno puede comenzar interfiriendo con sus amistades, la vida en su casa y el trabajo en la escuela. Aun así, la ansiedad podría todavía no ser evidente para los padres o cuidadores.
Por una parte, estar ansioso no significa necesariamente que usted no puede funcionar: simplemente podría hacer que algunos tipos de funcionamiento sean más difíciles. Por ejemplo, una tarea para la casa que debería tardar veinte minutos, podría requerir una hora. Cuando se trata de ansiedad, es importante recordar lo interna es. Domina los pensamientos de un niño, pero puede que no sea evidente para las personas alrededor de él.
También es importante mencionar que en mi trabajo como psiquiatra infantil veo muchos niños ansiosos que aun así son felices y que disfrutan la vida. Quizás solo estén teniendo dificultades en ciertas situaciones, que pueden hacer que sea más fácil pasar por alto la ansiedad que sienten.
Señales externas de ansiedad
Cuando la ansiedad se expresa hacia el exterior, puede haber una gran variedad de señales, lo cual suele complicar la identificación.
- Los niños pueden tener problemas para dormir o pueden quejarse de dolores de estómago u otros problemas físicos.
- Pueden volverse evasivos y apegados a los padres o cuidadores.
- También podrían tener problemas para concentrarse en clase o ser muy inquietos. Me gusta decir, “no todo lo que se mueve es TDAH”, a pesar de que suele ser lo primero de lo que sospechamos cuando un niño es hiperactivo o distraído.
- Pueden tener arrebatos explosivos que hacen que las personas piensen que tienen un comportamiento de oposición, cuando se desencadena su mecanismo de alarma.
Las palabras que usamos para describir nuestra ansiedad también pueden ser una distracción. Las personas usan muchas palabras diferentes para describir lo que están sintiendo. Puede que los niños digan que son cohibidos, tímidos, aprensivos, preocupados o temerosos. Estas palabras hacen un buen trabajo para captar aquello con lo que ellos batallan, pero apegarse demasiado a ellas puede distraer del hecho de que la ansiedad es el factor subyacente, no un fracaso personal en la personalidad.
Consecuencias de la ansiedad no tratada
Si observamos las tasas de prevalencia de los trastornos de ansiedad, veremos que el número aumenta a medida que los niños se vuelven mayores. Eso tiene sentido porque los trastornos de ansiedad son cognitivos, así que se desarrollan a medida que se desarrolla nuestra capacidad cognitiva. Por ejemplo, la ansiedad por separación se desarrolla temprano, en tanto que el trastorno de ansiedad social se suele desarrollar después de la pubertad. Un estudio realizado en más de 10.000 niños, entrevistados por profesionales capacitados, muestra que más del 30 por ciento había desarrollado un trastorno de ansiedad en algún momento antes de los 18 años.
La ansiedad también suele ser recurrente y la ansiedad infantil a menudo es un precursor de la ansiedad adulta, especialmente para los niños que no reciben tratamiento. El mismo estudio mostró que 80 por ciento de los niños que tienen ansiedad no reciben tratamiento. Muchos adultos que buscan ayuda para la ansiedad recuerdan sentirse ansiosos cuando eran más jóvenes, lo que significa que han estado luchando por largo tiempo y podrían haberse beneficiado del tratamiento cuando eran niños.
La evitación refuerza la ansiedad
Los niños que tienen ansiedad no tratada también comienzan a desarrollar malas habilidades para enfrentar problemas. Un ejemplo frecuente es la evitación (las personas que son muy ansiosas intentan contenerla evitando aquello que las pone ansiosas). Es una solución a corto plazo que, lamentablemente, refuerza la ansiedad en vez de ayudarlos a adaptarse a ella.
De igual manera, la ansiedad no tratada puede conducir a una autoestima más baja, disfunción académica y automedicación mediante el consumo de drogas.
La ansiedad conduce a la depresión
Las personas que viven con ansiedad durante períodos de tiempo prolongados también tienen mayor probabilidad de presentar depresión. No es poco frecuente conocer pacientes que vienen buscando tratamiento para la depresión o síntomas depresivos y resulta que también han estado lidiando con ansiedad durante toda la vida. En casos como estos, las personas necesitan tratamiento para la ansiedad y la depresión.
Afortunadamente, sabemos mucho acerca de cómo tratar la ansiedad. Responde muy bien a la terapia cognitivo-conductual y hay medicamentos que también funcionan. Conseguir ayuda marca una gran diferencia y el tratamiento no tiene que ser de por vida, aunque sus efectos positivos sí lo serán.