Las señales de trauma en niños incluyen obsesión por la muerte o la seguridad, así como problemas para dormir, comer, prestar atención y controlar sus emociones. Los niños que han experimentado trauma también pueden empezar a evitar la escuela, especialmente si la experiencia traumática tuvo lugar o está relacionada con la escuela, como la muerte de un compañero de clase.
Señales de trauma en niños
Qué debemos vigilar en las semanas y meses posteriores a un evento traumático.
Experto clínico: Jerry Bubrick, PhD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Cuáles son las señales de trauma en niños?
- ¿Quiénes están en riesgo de experimentar trauma?
- ¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a lidiar con el trauma?
Lectura rápida
Cuando a un niño le ocurre algo perturbador, sus padres y maestros intentarán ayudarlo a superar su angustia o dolor de manera saludable. La mayoría se recuperará sin experimentar efectos a largo plazo. Pero algunos niños corren un riesgo mayor de experimentar sufrimiento prolongado. Entre estos niños se encuentran quienes han perdido a un amigo cercano y aquellos que se han enterado de un evento o una pérdida de manera muy perturbadora.
Aunque estés intentando calmar y consolar a tu hijo, es importante saber cuándo podría ser necesario buscar ayuda profesional.
Hay algunas señales claras de que tu hijo pudiera estar traumatizado. Tal vez necesite ayuda adicional con el manejo de sus emociones si:
- Sigue sufriendo entre 3 y 6 meses posteriores al evento.
- Ha desarrollado una fascinación por la muerte.
- Se obsesiona por su seguridad.
- De manera repentina, tiene problemas para dormir, comer, manejar la ira o prestar atención.
- Cosas como el cumpleaños de alguien que murió hacen que tenga reacciones emocionales intensas.
- En caso de que el evento haya ocurrido en la escuela, puede que se siga negando a ir.
En casos extremos, los niños pueden desarrollar un trastorno de estrés postraumático o TEPT, pero incluso los síntomas menos extremos similares al TEPT pueden interferir en la vida y la felicidad de los niños. El estrés y el trauma pueden lucir diferente en niñas y niños. Generalmente, los niños tienden a reaccionar con mayor rapidez y mayor irritabilidad e ira. Las niñas pueden tardar más en reaccionar y guardar sus sentimientos para sí.
Sabemos que tanto padres como maestros harán lo imposible por ayudar a los niños a sobrellevar el dolor y la ansiedad causadas por un evento inquietante o pérdida trágica en sus vidas. Ofrecemos aquí algunos consejos sobre cómo entablar una conversación calmada con tus hijos sobre lo que sienten, algo que ciertamente no es fácil hacer, pero que puede ser muy importante para ellos.
A pesar de todo, algunos niños corren más riesgo que otros de experimentar efectos a largo plazo a consecuencia de un evento traumático, incluyendo a aquellos que han perdido amigos cercanos o compañeros de clase y aquellos que pudieran haberse enterado del evento o la pérdida de una manera especialmente emocional y traumática.
La forma en que un niño experimenta un evento, y cómo lo manejan quienes lo rodean, afecta lo traumático que puede llegar a ser, señala Jerry Bubrick, PhD, psicólogo del Child Mind Institute. Cuando la noticia toma por sorpresa a las familias, los padres pueden responder de una manera muy emocional que puede impresionar a los niños. La cobertura televisiva y los titulares alarmantes de los periódicos también pueden aumentar el impacto de un evento perturbador o una pérdida.
Por esto, cuando estés tratando de calmar y consolar a los niños, es importante reconocer las señales de que podrían estar enfrentando la situación de una manera poco saludable, que podría sugerir la necesidad de consultar a un profesional. En casos extremos, los niños pueden desarrollar un trastorno de estrés postraumático (TEPT). Pero incluso síntomas menos graves que se parecen al TEPT pueden interferir con la vida y felicidad de un niño. Estas son algunas de las señales a las que prestar atención y cosas a tener en cuenta.
Duelo típico
“Cada persona vive el duelo a un ritmo diferente”, afirma el Dr. Bubrick. Tener una reacción inmediata (o no mostrar ninguna reacción) no es en realidad un indicador de cómo un niño manejará la pérdida. “Un niño que parezca estar lidiando bien con la pérdida al principio, podría tener una mala reacción más adelante”, dice. “O también podría ser que simplemente lo está manejando bien”. Por lo tanto, aunque como padres queremos ayudar a nuestros hijos todo lo que podamos de forma inmediata después del evento, por lo general una respuesta persistente y perjudicial no se hace evidente sino hasta 3 o 6 meses después.
Pensamientos sobre la muerte y seguridad más frecuentes
Una señal común de TEPT o una reacción parecida al TEPT es lo que el Dr. Bubrick denomina una “hiperfijación en la mortalidad o la muerte”. Y mientras algunos niños sienten cierta morbosidad y fascinación por la muerte, otros podrían desarrollar una obsesión por su propia seguridad y la seguridad de sus personas más cercanas. En el caso de un incendio o de algún otro desastre, sus pensamientos podrían regresar con una inquietante regularidad a la posibilidad de un incendio en su propio hogar, o un terremoto o una inundación donde viven.
Problemas de sueño, alimentación, ira y atención
Algunos de los síntomas de trauma en niños (y adultos) se asemejan mucho a los de la depresión, incluyendo demasiadas o insuficientes horas de sueño, falta de apetito o comer en exceso, irritabilidad o ira inexplicables, así como dificultad para concentrarse en proyectos, tareas escolares y conversaciones. En ocasiones, los síntomas se parecen más a los de un trastorno de ansiedad: preocupación obsesiva o generalizada, o dificultad para separarse de los padres.
Desencadenantes
Cuando se cumple un año de un evento trágico, tendemos a mirar atrás, hacer balance y recordar a aquellos que perdieron sus vidas. Pero, como señala el Dr. Bubrick, hay otros aniversarios relacionados con las vidas de los niños que podrían tener consecuencias inesperadas para ellos, como los cumpleaños de los amigos o compañeros de clase que fallecieron. Los niños “podrían estar bien en general durante un tiempo, quizás con algunos períodos inestables”, señala. “Y sin más, alrededor de la fecha del cumpleaños, podrían presentar más síntomas. Eso es un desencadenante”.
Rechazo a la escuela
Cuando un evento está relacionado con la escuela, como la pérdida de un compañero de clase o un acto violento ocurrido en la escuela, una reacción poco saludable podría ser que los niños eviten ir a la escuela. Como indica el Dr. Bubrick, la escuela es “donde encontrarán más recordatorios de la muerte de los niños”. Mientras los episodios de depresión, aumento de la ansiedad, dificultad para dormir y una fijación en el accidente podrían ser pasajeros, el acto de evitar ir a la escuela es una señal clara de que algo va mal. “La mayoría de las personas experimentan algunas de estas cosas en su totalidad o en parte”, afirma el Dr. Bubrick. “Pero si no desaparecen con el tiempo y persisten, podrían conducir a un rechazo total a la escuela. Ante una situación como esta podemos estar seguros de que el niño necesita ayuda”.
Ten en cuenta también que el estrés y el trauma se pueden manifestar de manera diferente en niñas y niños. Aunque esto no es en modo alguno definitivo, los niños suelen reaccionar antes y con mayor irritabilidad e ira, mientras que las niñas pueden reaccionar después de pasado un tiempo e interiorizar más sus reacciones.