Durante los años universitarios es cuando las estudiantes (y algunos de los estudiantes) corren mayor riesgo de desarrollar trastornos alimentarios. Esta guía explica qué hace que los primeros años fuera de casa los jóvenes sean más vulnerables, a qué estar atento si te preocupa la posibilidad de que tu hijo o hija desarrolle un trastorno alimentario y cómo ayudar a alguien que pudiera estar en riesgo.
Una persona es diagnosticada con un trastorno alimentario cuando sus hábitos de alimentación poco saludables, como la restricción de alimentos, los atracones de comida y las purgas, son sostenidos en el tiempo y lo suficientemente graves como para perjudicar su salud física y mental. Los trastornos alimentarios más comunes son:
Las mujeres jóvenes en edad universitaria corren mayor riesgo, pero los hombres también se ven afectados. Entre el 10 y el 20 por ciento de las mujeres en edad universitaria, y entre 4 y el 10 por ciento de los hombres en edad universitaria, tienen algún trastorno alimentario.
Los trastornos alimentarios pueden tener un impacto severo en la salud física (en inglés), con efectos que van desde caries hasta ataques cardíacos fatales. Quienes tienen un trastorno alimentario a menudo luchan contra el aislamiento, la depresión y la ansiedad, y muchos también se involucran en comportamientos autolesivos como cortarse. También son significativamente más propensos a intentar suicidarse o cometer suicidio.
La National Eating Disorders Association informa que el 35 por ciento de las personas que hacen una dieta “normal” evolucionan hacia una dieta poco saludable, lo que puede incluir dietas de moda, restricción de grasas, lácteos o gluten, así como manifestaciones más graves como hacer ejercicio en exceso, abusar de laxantes, atracones o purgas. Entre el 20 y el 25 por ciento de estas personas desarrollan trastornos alimentarios.
La universidad puede ser lo que los expertos llaman una “tormenta perfecta” para los trastornos alimentarios. ¿Por qué?
Señales de que alguien pudiera tener un trastorno alimentario:
Si conoces a alguien que muestra señales de un trastorno alimentario, no te calles. Habla al respecto. Tener una conversación es el primer paso para obtener ayuda.
Los campus universitarios están obligados por ley a proporcionar servicios básicos de salud mental.
Centros de consejería universitaria: Los servicios de consejería universitaria generalmente se incluyen en el costo de la matrícula y pueden ser muy buenos. También pueden proporcionar referencias para una atención más especializada de ser necesario. Algunas escuelas también pueden tener grupos de apoyo para trastornos alimentarios dirigidos por estudiantes u otros programas útiles.
Profesionales externos: Si bien los servicios del campus pueden ser muy útiles, los trastornos alimentarios a menudo requieren un tratamiento más intensivo que el que pueden brindar los centros de consejería universitaria.
Servicios administrativos de la universidad: Algunos estudiantes pueden necesitar tomar un tiempo libre para concentrarse en el tratamiento. Si este es el caso, los padres y los estudiantes pueden trabajar con la universidad para discutir las mejores opciones.
Las comunidades en línea pueden ser excelentes recursos de apoyo para las personas que luchan contra trastornos alimentarios y sus seres queridos. Encontrar un lugar donde obtener apoyo o participar en reuniones de la vida real puede ser una buena manera de impulsar la recuperación.
El sitio web de la National Eating Disorder Association o NEDA ofrece una gama de servicios y apoyos, incluida una guía completa sobre qué universidades ofrecen qué servicios (en inglés), así como enlaces a grupos (en inglés) de apoyo en todo el país y una línea de ayuda (en inglés).
Presta atención a los sitios de Internet peligrosos que promueven o alientan los trastornos alimentarios. Los términos a evitar incluyen:
Para tratar los trastornos alimentarios graves, a veces son necesarios equipos de tratamiento integral o tratamientos hospitalarios. Este tipo de cuidados intensivos puede ser muy costoso y no siempre está cubierto por los seguros. Si el tratamiento se vuelve inasequible, hay organizaciones que ofrecen apoyo financiero. Fundado por dos mujeres en recuperación, Project Heal (en inglés) ofrece becas de tratamiento caso por caso. El sitio de NEDA también ofrece recursos para cubrir tratamientos, así como foros y consejos para acceder a opciones de tratamiento asequibles.
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