Qué aprenderá en esta guía
Durante los años universitarios es cuando las estudiantes (y algunos de los estudiantes) corren mayor riesgo de desarrollar trastornos alimentarios. Esta guía explica qué hace que los primeros años fuera de casa los jóvenes sean más vulnerables, a qué estar atento si te preocupa la posibilidad de que tu hijo o hija desarrolle un trastorno alimentario y cómo ayudar a alguien que pudiera estar en riesgo.
¿Qué es un trastorno alimentario?
Una persona es diagnosticada con un trastorno alimentario cuando sus hábitos de alimentación poco saludables, como la restricción de alimentos, los atracones de comida y las purgas, son sostenidos en el tiempo y lo suficientemente graves como para perjudicar su salud física y mental. Los trastornos alimentarios más comunes son:
- Anorexia nerviosa: La anorexia se caracteriza por una restricción severa de alimentos, un peso corporal peligrosamente bajo, ejercicio extremo y una imagen corporal distorsionada.
- Bulimia nerviosa: La bulimia se caracteriza por una alimentación fuera de control que es compensada por purgas, ayuno o ejercicio extremo dirigido a mantener el peso.
- Trastorno por atracón: Alguien con trastorno por atracón ingiere de forma regular cantidades inusualmente grandes de alimentos en períodos cortos de tiempo (a menudo en secreto) y tiene la sensación de que no lo puede controlar.
¿Quién está en riesgo?
Las mujeres jóvenes en edad universitaria corren mayor riesgo, pero los hombres también se ven afectados. Entre el 10 y el 20 por ciento de las mujeres en edad universitaria, y entre 4 y el 10 por ciento de los hombres en edad universitaria, tienen algún trastorno alimentario.
Los trastornos alimentarios pueden tener un impacto severo en la salud física (en inglés), con efectos que van desde caries hasta ataques cardíacos fatales. Quienes tienen un trastorno alimentario a menudo luchan contra el aislamiento, la depresión y la ansiedad, y muchos también se involucran en comportamientos autolesivos como cortarse. También son significativamente más propensos a intentar suicidarse o cometer suicidio.
Hacer dieta puede ser un precursor de un trastorno alimentario
La National Eating Disorders Association informa que el 35 por ciento de las personas que hacen una dieta “normal” evolucionan hacia una dieta poco saludable, lo que puede incluir dietas de moda, restricción de grasas, lácteos o gluten, así como manifestaciones más graves como hacer ejercicio en exceso, abusar de laxantes, atracones o purgas. Entre el 20 y el 25 por ciento de estas personas desarrollan trastornos alimentarios.
¿Por qué los trastornos alimentarios son frecuentes en la universidad?
La universidad puede ser lo que los expertos llaman una “tormenta perfecta” para los trastornos alimentarios. ¿Por qué?
- Nuevos factores estresantes: Un desencadenante importante de los trastornos alimentarios se produce cuando las viejas ansiedades se encuentran con nuevas presiones difíciles de manejar. Una estudiante que proviene de una vida familiar de apoyo durante la high school, podría encontrar abrumadores los desafíos de la vida universitaria: mayor carga de trabajo, menos estructura, una compañera de cuarto desconocida. Si está luchando contra vulnerabilidades preexistentes, como baja autoestima, ansiedad o mala imagen corporal, la necesidad de sentir control sobre un ambiente estresante se puede canalizar a través de la restricción de alimentos, el ejercicio excesivo y un enfoque poco saludable en el peso corporal.
- Presiones sociales: Hacer nuevos amigos y vivir por primera vez con compañeros en lugar de los padres es una parte muy esperada de la vida universitaria, pero puede significar un peligro para los jóvenes que están en mayor riesgo de desarrollar trastornos alimentarios. Si los amigos o compañeros de cuarto se obsesionan con el sobrepeso, o se involucran en comportamientos peligrosos como una dieta rigurosa o hacer ejercicio en exceso, puede ser muy fácil caer en ese mismo patrón.
- Falta de supervisión: La independencia que conlleva vivir fuera de casa también puede desencadenar problemas de alimentación. La universidad es famosa por las entregas de pizzas a medianoche, los comedores de “todo lo que puedas comer”y las temidas 15 libras de aumento de peso durante el primer año (conocidas en inglés como “freshman 15”). Una alimentación poco saludable puede causar estragos en la autoestima. Los comportamientos peligrosos de dieta que habrían encendido las luces de alerta en casa, a menudo pasan desapercibidos en el caos de la vida de los dormitorios universitarios.
A qué estar atento
Señales de que alguien pudiera tener un trastorno alimentario:
- Pérdida de peso importante: Perder mucho peso, especialmente en un corto período de tiempo.
- Obsesión por la imagen corporal: Preocupación constante por aumentar de peso, contar calorías o evitar los ingredientes alimenticios que pudieran “engordar”.
- Odio al cuerpo: Preocuparse por lo “gorda” que está o comparar su cuerpo negativamente con el de los demás.
- Perfeccionismo: Llevar al extremo el deseo normal de hacerlo bien y de verse bien. Querer ser quien obtiene la calificación más alta, se ve impecable o es la número uno en el equipo.
- Ejercicio excesivo: Pasar horas corriendo en la caminadora para “quemar las calorías” de un pequeño refrigerio que ingirió, o insistir en salir a correr incluso cuando está enferma o hay mal clima.
- Evitar alimentos: Saltarse comidas o fiestas donde comer o beber son el evento principal.
- Esconderse y mentir: Usar ropa holgada para ocultar la pérdida de peso y siempre decir que ha desayunado mucho o que tiene “demasiada prisa” para comer.
Cómo ayudar a alguien con un trastorno alimentario
Si conoces a alguien que muestra señales de un trastorno alimentario, no te calles. Habla al respecto. Tener una conversación es el primer paso para obtener ayuda.
- SÍ: Trata de mantener la calma y no juzgar.
- NO: Centrarse en su apariencia. Comentarios como “estás demasiado delgada” o “te ves terrible” pueden ser como combustible para el fuego, incluso si lo dices como una forma de ayudar.
- SÍ: Centrarse en la salud. Hazle saber lo mucho que te preocupa y lo peligroso que se ha vuelto su comportamiento poco saludable.
- NO: Acusar o exigir. Aléjate del lenguaje de reproche del tipo “tienes que parar o “estás haciendo que todos se preocupen”, lo que puede hacer que la persona se sienta culpable o se ponga a la defensiva.
- SÍ: Sé honesto y use frases de apoyo en primera persona, como: “Estoy preocupada y espero que me dejes ayudarte”. O “estoy preocupado y estoy aquí para ayudarte”. “Quiero que estés a salvo”.
- NO: Retroceder después de la primera conversación. Para ser útil, tienes que mostrarte comprensivo y ser persistente.
- SÍ: Estar preparado para escuchar, incluso si al principio no te gusta lo que estás escuchando. Las personas con trastornos alimentarios a menudo niegan que tienen un problema o tienen sentimientos encontrados acerca de mejorar. Es importante tener en cuenta sus sentimientos y hacerlos sentir escuchados.
- SÍ: Animar a la persona a someterse a un tratamiento. Investiga qué opciones de tratamiento están disponibles y cuáles son las mejores opciones.
- NO: Esperar. Buscar tratamiento es el primer paso para la recuperación, y cuanto antes alguien inicie el tratamiento, mejor será el resultado.
Encontrar ayuda
Los campus universitarios están obligados por ley a proporcionar servicios básicos de salud mental.
Centros de consejería universitaria: Los servicios de consejería universitaria generalmente se incluyen en el costo de la matrícula y pueden ser muy buenos. También pueden proporcionar referencias para una atención más especializada de ser necesario. Algunas escuelas también pueden tener grupos de apoyo para trastornos alimentarios dirigidos por estudiantes u otros programas útiles.
Profesionales externos: Si bien los servicios del campus pueden ser muy útiles, los trastornos alimentarios a menudo requieren un tratamiento más intensivo que el que pueden brindar los centros de consejería universitaria.
Servicios administrativos de la universidad: Algunos estudiantes pueden necesitar tomar un tiempo libre para concentrarse en el tratamiento. Si este es el caso, los padres y los estudiantes pueden trabajar con la universidad para discutir las mejores opciones.
Asistencia en línea
Las comunidades en línea pueden ser excelentes recursos de apoyo para las personas que luchan contra trastornos alimentarios y sus seres queridos. Encontrar un lugar donde obtener apoyo o participar en reuniones de la vida real puede ser una buena manera de impulsar la recuperación.
El sitio web de la National Eating Disorder Association o NEDA ofrece una gama de servicios y apoyos, incluida una guía completa sobre qué universidades ofrecen qué servicios (en inglés), así como enlaces a grupos (en inglés) de apoyo en todo el país y una línea de ayuda (en inglés).
Evitar medios digitales nocivos
Presta atención a los sitios de Internet peligrosos que promueven o alientan los trastornos alimentarios. Los términos a evitar incluyen:
- “Pro-Ana” (pro-anorexia).
- “Pro-Mia” (pro-bulimia).
- “Thinspiration” o “Thinspo”.
- Cualquier sitio que ejerza una influencia nociva sobre el estado físico, la delgadez o las dietas radicales.
Asistencia financiera
Para tratar los trastornos alimentarios graves, a veces son necesarios equipos de tratamiento integral o tratamientos hospitalarios. Este tipo de cuidados intensivos puede ser muy costoso y no siempre está cubierto por los seguros. Si el tratamiento se vuelve inasequible, hay organizaciones que ofrecen apoyo financiero. Fundado por dos mujeres en recuperación, Project Heal (en inglés) ofrece becas de tratamiento caso por caso. El sitio de NEDA también ofrece recursos para cubrir tratamientos, así como foros y consejos para acceder a opciones de tratamiento asequibles.