El trastorno del espectro autista o TEA es un trastorno del desarrollo. Afecta a los niños de dos maneras importantes. En primer lugar, les puede dificultar la comunicación y la socialización con los demás. En segundo lugar, puede hacer que los niños tengan comportamientos repetitivos e intereses limitados. Los niños nacen con autismo. Por lo general, no se nota hasta que empiezan a tener problemas para interactuar con otros niños de su edad.
En el ámbito de la psiquiatría, la concepción sobre el autismo ha cambiado con el tiempo. En el pasado, los niños eran diagnosticados con una de las diferentes condiciones conocidas como trastornos generalizados del desarrollo:
Actualmente, todas estas condiciones diferentes se consideran autismo. Los niños con autismo pueden tener un rango de síntomas y comportamientos diferentes, por lo que el autismo es considerado un espectro en lugar de una sola condición.
Uno de cada 59 niños es diagnosticado con TEA (ASD, por sus siglas en inglés). Los niños son diagnosticados con TEA entre tres y cuatro veces más que las niñas.
Para obtener más información, lea nuestra Guía completa sobre el autismo.
Los niños con autismo suelen mostrar síntomas antes de los dos años. Algunos niños comienzan a perder el lenguaje o las habilidades sociales (o tienen una “regresión”) a la edad de uno o dos años. El autismo luce diferente en cada niño. No todos los niños presentan todos los síntomas, y algunos tienen síntomas más severos.
Los síntomas del TEA se agrupan en dos categorías:
Comunicación social e interacción social
Menores de tres años:
Niños mayores:
Comportamientos repetitivos
Además, los niños con autismo suelen tener sensibilidad a los sonidos, las luces, las texturas o los olores. A esto se le llama dificultades del procesamiento sensorial. Por ejemplo, los ruidos fuertes o las luces brillantes pueden hacerlos sentir muy incómodos. O puede que necesiten más sensaciones para sentirse cómodos, de modo que intentarán chocar con las cosas o tocarlas u olerlas constantemente.
El TEA es diagnosticado por un profesional médico. Para ser diagnosticado con autismo, un niño debe tener síntomas que incluyen tanto desafíos sociales como comportamientos repetitivos. Estos síntomas deben interponerse en la vida diaria del niño. Los síntomas deben existir cuando el niño tiene dos años de edad, aunque no sean evidentes hasta que el niño sea mayor. Se puede diagnosticar autismo en niños de tan solo dos años.
Un diagnóstico de autismo enumerará todos los síntomas del niño. Para cada síntoma, el diagnóstico dirá cuánto apoyo necesitará el niño. El nivel de apoyo se basa en la gravedad de los síntomas. Hay tres niveles de apoyo:
Los niños con autismo suelen tener también problemas con el razonamiento y el aprendizaje. Esto se conoce como trastorno del desarrollo intelectual. Un niño solo debe ser diagnosticado de autismo si sus desafíos sociales no pueden explicarse por un trastorno del desarrollo intelectual.
Los niños que solo tienen problemas con los comportamientos sociales y no muestran comportamientos repetitivos no son diagnosticados con autismo. En su lugar, se les suele diagnosticar una condición llamada trastorno de la comunicación social.
Los factores de riesgo del autismo incluyen:
A los niños se les diagnostica el TEA con más frecuencia que a las niñas.
Los estudios han demostrado que no existe ninguna relación entre las vacunas y el autismo. Obtenga más información sobre las vacunas y el autismo de parte de los CDC (en inglés).
No existe una cura para el autismo actualmente. Sin embargo, ciertos programas y la terapia pueden ayudar a los niños a desarrollar habilidades y disminuir los comportamientos que les causan problemas.
Existen varias terapias que funcionan bien para los niños con TEA:
Muchos padres también encuentran útil una herramienta llamada “historias sociales”. Son una forma divertida de preparar a los niños para las situaciones sociales. Las historias están escritas desde el punto de vista del niño. Utilizan palabras, fotos y dibujos para mostrar al niño lo que puede esperar.
No existe ningún medicamento para el autismo, pero hay medicamentos que pueden ayudar con problemas como la dificultad para dormir o los berrinches violentos. A los niños también se les pueden recetar medicamentos para ayudarlos con otros problemas que suelen aparecer con el autismo. Estos incluyen depresión, ansiedad e hiperactividad.
Terapias alternativas: Muchas personas hablan de tratamientos alternativos e incluso de las llamadas curas para el autismo, pero no hay pruebas científicas de que funcionen. Algunos de estos tratamientos pueden ser muy peligrosos, especialmente un tratamiento químico llamado quelación. Es muy importante que los padres trabajen con un médico si quieren probar una terapia alternativa.
Los niños con autismo son más propensos a tener ciertos problemas médicos, entre ellos:
16 by 16 Lookbooks (en inglés) es un manual que describe los comportamientos que deben mostrar los niños a los 16 meses. Puede ayudar a los padres y cuidadores a detectar los signos de autismo temprano. El manual puede descargarse gratuitamente del Proyecto FIRST WORDS, que es un estudio de investigación del Florida State University Autism Institute.
El kit de 100 días de Autism Speaks ayuda a las familias de niños de cuatro años o menos a saber más sobre el autismo y cómo obtener tratamiento. Las familias cuyos hijos hayan sido diagnosticados en los últimos seis meses pueden solicitar una copia gratuita del Kit de los 100 días a Autism Speaks. El kit también está disponible en español.
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