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Después de un evento traumático, como un episodio de violencia o un desastre natural, tu apoyo y consuelo puede ayudar a los niños a afrontar el trauma y manejar sus miedos, sentirse a salvo, brindarles orientación durante el proceso de duelo y recuperarse de una manera saludable.

Esta guía fue elaborada por psiquiatras, psicólogos y especialistas en salud mental en situaciones de crisis. Ofrece consejos simples sobre qué esperar, qué hacer y qué buscar. Si tú o tus hijos necesitan ayuda de un profesional de la salud mental, no dudes en pedirle a un médico u otro proveedor de atención a la salud que te recomienden a alguien.

Consejos para ayudar a los niños después del evento

  • Haz que tus hijos se sientan a salvo. A todos los niños, desde los más pequeños hasta los adolescentes, les viene bien el contacto físico contigo: caricias, abrazos o simplemente una palmada reconfortante en la espalda. Esto les brinda una sensación de seguridad, lo cual es fundamental después de un evento aterrador o perturbador. Para obtener información específica sobre qué hacer y qué decir, consulta la guía por edad.
  • Actúa con calma. Los niños buscan un refugio reconfortante en los adultos después de que han ocurrido eventos traumáticos. No hables acerca de tus temores con tus hijos o cuando estén cerca, y sé consciente del tono de tu voz, ya que los niños perciben la ansiedad rápidamente.
  • Mantén las rutinas tanto como sea posible. En medio del caos y del cambio, las rutinas les aseguran a los niños que la vida volverá a estar bien. Trata de tener horarios regulares para comer y dormir. Si están sin hogar en este momento o acaban de mudarse, establece nuevas rutinas. Y mantén las mismas reglas familiares, como las que tienen que ver con el buen comportamiento.
  • Ayuda a los niños a divertirse. Anima a tus hijos a realizar actividades y jugar con otros niños. La distracción es buena para ellos y les brinda una sensación de normalidad.
  • Comparte información acerca de lo sucedido. Siempre es mejor conocer los detalles de un evento traumático de parte de una persona de confianza y en un ambiente seguro. Sé breve, habla con honestidad y permite que los niños hagan preguntas. No asumas que a ellos les preocupan las mismas cosas que a las personas adultas.
  • Elige buenos momentos para hablar. Busca oportunidades naturales de abordar el tema.
  • Evita o limita la exposición a las noticias sobre el evento. Esto es especialmente importante con niños pequeños y en edad escolar, ya que ver el recuento de los eventos perturbadores en televisión o en el periódico, o escucharlos por radio, puede hacer que parezca como si continuaran sucediendo. Cuando los niños piensan que los eventos son temporales, se pueden recuperar con más rapidez.
  • Sé consciente de que todos los niños enfrentan las situaciones de maneras diferentes. Algunos querrán pasar más tiempo con sus amistades y familiares, otros podrían querer pasar más tiempo a solas. Hazles saber a tus hijos que es normal sentir enojo, culpa y tristeza, así como expresar sus sentimientos de maneras diferentes. Por ejemplo, una persona podría sentirse triste pero no necesariamente ponerse a llorar.
  • Escucha atentamente. Es importante entender cómo ven tus hijos la situación, y qué es confuso o inquietante para ellos. No es necesario dar un discurso, tan solo muéstrales tu comprensión. Hazles saber que en cualquier momento se pueden acercar contigo a decirte cómo se sienten.
  • Ayúdalos a relajarse con ejercicios de respiración. Cuando sentimos ansiedad, nuestra respiración se torna más superficial. Las respiraciones profundas pueden ayudar a los niños a calmarse. Puedes sostener una pluma o un poco de algodón delante de la boca de tu hijo o hija y pedirle que lo sople con una exhalación lenta. O puedes decir: “Inhalemos lentamente mientras cuento hasta tres, y luego exhalemos en tres”. O pídele que se recueste y coloca un peluche o una almohada sobre su vientre, luego observen cómo con cada inhalación y exhalación el peluche o la almohada sube y baja.
  • Reconoce qué están sintiendo tus hijos. Si un niño confiesa una preocupación, no respondas: “No te preocupes”, porque eso puede hacer que se avergüence o sienta que lo estás criticando. Simplemente confirma lo que estás escuchando: “Sí, entiendo por qué te preocupas”.
  • Acepta que está bien responder “no sé”. Lo que más necesitan los niños es alguien de confianza que escuche sus preguntas, acepte sus sentimientos y esté ahí para ellos. No te preocupes si no sabes exactamente qué decir, después de todo, no existe una respuesta que pueda hacer que todo esté bien.

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Consejos para ayudar a los niños a recuperarse de una manera saludable

  • Ten en cuenta que las preguntas pueden seguir. Debido a que las consecuencias de un desastre pueden incluir situaciones que cambian constantemente, los niños pueden tener preguntas en más de una ocasión. Hazles saber que estás disponible para hablar en cualquier momento. Los niños necesitan procesar la información a su propio ritmo y las preguntas podrían surgir de la nada.
  • Promueve las conversaciones familiares acerca de la muerte de una persona querida. Cuando las familias pueden hablar y sentirse tristes juntas, hay mayor probabilidad de que los niños compartan sus sentimientos.
  • No les asignes demasiada responsabilidad. Es muy importante no sobrecargar a los niños con tareas, o darles tareas para personas adultos, ya que esto podría ser muy estresante para ellos. En lugar de eso, intenta bajar tus expectativas respecto de lo que los niños pueden hacer en la casa y en la escuela, aunque es bueno que hagan al menos algunos quehaceres del hogar.
  • Proporciona ayuda especial a niños con necesidades especiales. Estos niños podrían requerir más tiempo, apoyo y guía que otros niños. Es posible que tengas que simplificar el vocabulario que usas, y repetir las cosas con frecuencia. También es posible que necesites adaptar la información según las fortalezas de tus hijos. Por ejemplo, un niño con una discapacidad del lenguaje puede que entienda mejor la información si se usan materiales visuales u otras maneras de comunicación que le sean conocidas.
  • Presta atención a señales de trauma. Es común que los niños parezcan estar relativamente bien durante el primer mes. Después de eso, la sensación de anestesia desaparece y los niños podrían experimentar más síntomas, especialmente aquellos que han presenciado lesiones o muerte, han perdido familiares cercanos, experimentaron trauma previamente en sus vidas o están en un nuevo hogar.
  • Reconoce cuando se necesita pedir ayuda. A pesar de que la ansiedad y otros problemas pueden durar meses, busca ayuda de inmediato con el médico de la familia o un profesional de la salud mental si los problemas no disminuyen, o si tu hijo o hija comienza a escuchar voces, ver cosas que no están ahí, experimenta paranoia, ataques de pánico o tiene pensamientos de querer autolesionarse o lastimar a otras personas.
  • Cuídate. Puedes ayudar mejor a tus hijos cuando te ayudas a ti. Habla acerca de tus preocupaciones con tus amistades y familiares. Podría ser útil formar un grupo de apoyo. Si formas parte de una iglesia o grupo comunitario, continúa participando. Trata de comer bien, toma suficiente agua, mantén las rutinas de ejercicio y duerme suficiente. La salud física protege contra la vulnerabilidad emocional. Para reducir el estrés, realiza ejercicios de respiración profunda. Si tienes ansiedad severa que interfiere con tu capacidad para funcionar de la forma habitual, debes buscar ayuda de un médico o profesional de la salud mental, y si no tienes acceso a uno, habla con tu líder religioso. Reconoce tu necesidad de ayuda y consíguela. Hazlo por el bien de tus hijos.

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Cómo ayudar a niños de 0 a 2 años

Los bebés perciben lo que estás sintiendo y reaccionan en consecuencia. Si estás en calma, tu bebé sentirá seguridad. Si sientes ansiedad o agobio, tu bebé podría reaccionar con inquietud, tener dificultad para calmarse, comer o dormir de manera irregular o retraerse.

Qué puedes hacer:

  • Intenta actuar de manera calmada lo más que te sea posible. Incluso si sientes estrés o ansiedad, háblale a tu bebé con una voz suave.
  • Responde de manera consistente a las necesidades de tu bebé. La tarea del desarrollo a esta edad es confiar en los cuidadores, de tal manera que los niños puedan desarrollar un apego fuerte y saludable.
  • Continúa amamantando si lo has estado haciendo. Aunque existe el mito de que cuando una madre experimenta una conmoción, su leche materna se pone mala y puede causar que el bebé sea “lento” o tenga discapacidades del aprendizaje, eso no es cierto. Es importante continuar amamantando a tu bebé para que se mantenga saludable y con un vínculo fuerte contigo. Tú también necesitas mantenerte saludable para poder amamantar, así que haz todo lo posible por comer y tomar agua.
  • Mira tu bebé a los ojos. Sonríele. Tócalo. Estudios han demostrado que el contacto visual, el tacto y simplemente estar en la presencia de una madre, ayuda a mantener balanceadas las emociones de un bebé.

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Cómo ayudar a niños de 2 a 5 años

A pesar de que los niños a esta edad tienen grandes avances en el desarrollo, todavía dependen de sus padres para que los cuiden. Igual que como ocurre con los bebés, los niños a esta edad generalmente responden a las situaciones según la reacción de sus padres. Si tú están en calma y demuestras confianza, tus hijos sentirán mayor seguridad. Si muestras ansiedad o agobio, tus hijos podrían sentir inseguridad.

Reacciones típicas en niños de 2 a 5 años:

  • Hablar repetidamente acerca del evento o pretender “jugar” al evento.
  • Rabietas o estallidos de irritabilidad.
  • Llorar o estar al borde de las lágrimas.
  • Aumento en los temores, generalmente a la oscuridad, los monstruos o a estar a solas.
  • Aumento en la sensibilidad a sonidos, como el de los truenos, el viento y otros ruidos fuertes.
  • Alteraciones en la alimentación, el sueño y las visitas al baño.
  • Creer que lo sucedido se puede revertir.
  • Apego excesivo a sus cuidadores y dificultad para separarse.
  • Retroceder a comportamientos tempranos, como hablar como un bebé, orinarse en la cama y chuparse el dedo.

Qué puedes hacer:

  • Haz que tus hijos se sientan a salvo. Cárgalos, abrázalos, acurrúcalos tanto como puedas. Diles que tú los cuidarás si se sienten tristes o tienen miedo. Con los niños que están aprendiendo a hablar, usa frases simples como: “Mami está aquí”.
  • Fíjate en lo que dices. Los niños pequeños tienen los oídos alerta y podrían detectar tu ansiedad, malinterpretar lo que escuchan o sentir temor de manera innecesaria por las cosas que no entienden.
  • Mantén las rutinas tanto como sea posible. Independientemente de tu situación de vida, haz todo lo posible por mantener horarios regulares para las comidas y para irse a dormir. Si no tienes vivienda en este momento o se han mudado recientemente, crea nuevas rutinas. Trata de hacer las cosas que siempre has hecho con tus hijos, tales como cantar o rezar antes de que se vayan a dormir.
  • Bríndales apoyo extra a la hora de dormir. Los niños que han experimentado un trauma podrían sentir ansiedad durante la noche. Cuando se vayan a la cama, dedica más tiempo de lo habitual a conversar con tus hijos o contarles historias. Está bien permitir que los niños pequeños duerman contigo por un tiempo, pero en el entendido de que en el futuro regresarán al arreglo habitual para la hora de dormir.
  • No expongas a los niños a las noticias. Los niños pequeños tienden a confundir los hechos con los temores. Es posible que no se den cuenta de que las imágenes que ven en las noticias no están sucediendo una y otra vez. Tampoco deberían escuchar radio.
  • Anima a los niños a compartir sus sentimientos. Empieza por hacerles una pregunta simple del tipo: “¿Cómo te sientes hoy?”. Luego continúa cualquier conversación sobre el evento reciente con una historia favorita o una actividad familiar para ayudarlos a sentir mayor seguridad y calma.
  • Permite que tus hijos te cuenten la historia de lo sucedido. Esto los ayudará a asimilar el evento y lidiar con sus sentimientos. El juego a menudo se puede usar para ayudarlos a enmarcar la historia y contarte lo sucedido en sus propias palabras.
  • Hacer dibujos. Los niños pequeños suelen expresar bien sus emociones con dibujos. Esta es otra oportunidad para darles explicaciones y reconfortarlos. Para iniciar una conversación, puedes comentar acerca de lo que hayan dibujado.
  • Si se portan mal mal puede ser una señal de que necesitan más atención. Ayuda a tus hijos a nombrar cómo se sienten: ¿Sienten miedo? ¿Enojo? ¿Tristeza? Hazles saber que está bien que se sientan de esa manera, luego muéstrales la manera correcta de comportarse. Puedes decir: “Está bien sentir enojo, pero no está bien golpear a tu hermana”.
  • Involucra a los niños en actividades. La distracción es algo bueno para los niños a esta edad. Juega con ellos y organiza citas para que jueguen con otros niños.
  • Habla acerca de cosas que están yendo bien. Aún en los momentos más difíciles, es importante identificar algo positivo y expresar esperanza en el futuro para ayudar a los niños a recuperarse. Puedes decir algo como: “Todavía nos tenemos el uno al otro. Estoy aquí contigo y me quedaré contigo”. Señalar lo bueno también te ayudará a ti a sentirte mejor.

Qué hacer para ayudar a los niños de 2 a 5 años a lidiar con la muerte de un ser querido:

  • Habla con ellos a su nivel. Usa experiencias similares para ayudar a los niños a entender, como la muerte de una mascota o los cambios en las flores del jardín.
  • Dales explicaciones simples. Por ejemplo, “cuando alguien muere, no podemos verlos más, pero todavía podemos verlos en las fotos y recordarlos”.
  • Reconforta a tus hijos. Ellos podrían sentir que lo sucedido de alguna manera es su culpa, hazles saber que no lo es.
  • Espera repetición de preguntas. Esa es la manera en que los niños pequeños procesan la información.

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Cómo ayudar a niños de 6 a 11 años

A esta edad, los niños pueden hablar más acerca de sus pensamientos y sentimientos y manejar mejor las dificultades, pero todavía se acercan a sus padres en búsqueda de consuelo y orientación. Al escucharlos, les demuestras tu compromiso. Cuando pasan cosas aterradoras, ver que los padres pueden seguir cuidando de ellos puede ser la cosa más reconfortante para un niño que siente temor.

Reacciones típicas en niños de 6 a 11 años:

  • Ansiedad.
  • Mayor agresividad, ira e irritabilidad (como bullying y peleas con sus pares).
  • Alteración del sueño y el apetito.
  • Culparse por el evento.
  • Mal humor o llanto.
  • Preocupaciones sobre continuar recibiendo cuidado y protección.
  • Miedo a un posible daño o a la muerte de personas queridas.
  • Negar que el evento haya ocurrido.
  • Quejas por molestias físicas, como dolores de estómago o de cabeza o letargo, que pueden ser a causa del estrés.
  • Hacer preguntas de forma repetida.
  • Negarse a discutir el evento (más típico en niños de 9 a 11 años).
  • Aislamiento de interacciones sociales.
  • Dificultades académicas: problemas con la memoria y la concentración en la escuela, o negarse a asistir.

Qué puedes hacer:

  • Asegúrales a tus hijos que están a salvo. Los hechos concretos les brindan seguridad a los niños de esta edad. Usa palabras de la realidad, como huracán, terremoto, inundación, réplicas. El conocimiento los empodera y los ayuda a liberar su ansiedad.
  • Mantén las cosas tan “normales” como puedas. Las rutinas de comer y acostarse ayudan a los niños a sentirse a salvo. Si están sin hogar en este momento o se han mudado recientemente, establece nuevas rutinas y dales a tus hijos la posibilidad de decir algo al respecto. Por ejemplo, permite que elijan qué historia se leerá a la hora de dormir. Esto les da una sensación de control en momentos de incertidumbre.
  • Limita la exposición a la televisión, los periódicos y la radio. Mientras más se expongan los niños en edad escolar a las malas noticias, sentirán más preocupación. Las imágenes en las noticias pueden incrementar el trauma que ha causado el evento. Por lo tanto, cuando los niños vean las noticias o las escuchen por radio, siéntate con ellos para que después puedan hablar al respecto. Evita que vean imágenes demasiado explícitas.
  • Dedica tiempo a hablar con tus hijos. Déjales saber que está bien que hagan preguntas y expresen sus preocupaciones o su tristeza. Una manera de alentar la conversación es usar el tiempo que pasan juntos (como la hora de la cena) para hablar acerca de lo que está pasando en la familia y en la comunidad. Pregúntales también qué han estado diciendo sus amistades, para que así te asegures de corregir cualquier información errónea.
  • Responde a sus preguntas de manera breve pero con honestidad. Cuando un niño plantea un tema, pregúntale en primer lugar qué piensa, para que puedas entender exactamente cuál es su preocupación. Usualmente los niños hacen preguntas porque les preocupa algo en específico. Dales una respuesta que les dé tranquilidad. Si no sabes la respuesta a una pregunta, está bien que digas: “No lo sé”. No especules ni repitas rumores.
  • Promueve que los niños que no hablan saquen su voz. Puedes abrir la conversación al compartir tus propios sentimientos. Por ejemplo, podrías decir: “Esto fue algo muy aterrador. A veces me despierto en la noche porque estoy pensando en ello. ¿Cómo te sientes tú?”. Hacer esto ayuda a que tus hijos sientan que no son las únicas prsonas que tienen preocupaciones o miedos. Sin embargo, no les dés demasiados detalles sobre tus propias preocupaciones.
  • Mantén ocupados a los niños. Es posible que las actividades diarias, como jugar con amigos o ir a la escuela se hayan interrumpido. Ayuda a los niños a pensar en actividades alternativas y organiza grupos de juego con otras familias.
  • Calma las preocupaciones acerca de la seguridad de sus amistades. Asegúrales a tus hijos que los padres de sus amigos los están cuidando tanto como tú cuidas de ellos.
  • Habla sobre la recuperación de la comunidad. Hazles saber a tus hijos que se están haciendo cosas para mantener su seguridad, o para restaurar la electricidad y el agua, y que el gobierno y los grupos comunitarios están ayudando, si esto aplica.
  • Anima a los niños a ayudar. Esto les dará una sensación de realización y de tener un propósito en un momento en el que podrían estar sintiendo desamparo. Los niños más pequeños pueden realizar tareas pequeñas en la casa, los mayores pueden contribuir en proyectos voluntarios en la comunidad.
  • Encuentra esperanza. Los niños necesitan ver el futuro para recuperarse. Los niños de esta edad aprecian las cosas específicas. Por ejemplo, en el caso de un desastre natural, podrías decir: “Personas de todo el país están enviando materiales médicos, comida y agua. Han construido lugares nuevos donde se atenderá a los heridos y construirán casas nuevas. Seguirá siendo difícil pero solo por un tiempo corto”.

Cómo ayudar a los niños de 6 a 11 años a sobrellevar la muerte de un ser querido:

  • Descubre qué están pensando tus hijos. Haz preguntas antes de hacer suposiciones acerca de lo que quieren saber. Por ejemplo, puedes decir: “Me enojé tanto cuando murió la abuela. ¿Tú cómo te has sentido? Cuesta pensar en esto, ¿verdad?”
  • Usa palabras reales. Evita los eufemismos o sinónimos de la muerte para intentar suavizar las cosas, como decir “se fue a un mejor lugar”. Los niños en edad escolar se confunden fácilmente con respuestas vagas. En vez de eso, puedes decir: “La abuela ha muerto, no va a regresar y es normal que nos sintamos tristes por eso”.
  • Sé lo más concreto posible. Usa dibujos simples para describir cosas como el cuerpo y las lesiones.
  • Informa a tus hijos. Déjales saber que el enojo y la tristeza son típicos en situaciones como esta, y que si los niños evitan esos sentimientos se pueden sentir peor más adelante.
  • Prepara con anticipación a tus hijos para cambios en la rutina o el funcionamiento del hogar. Habla acerca de lo que significarán los cambios para ellos.
  • Tranquiliza a tus hijos. Ayúdalos a entender que está bien, y que es normal, tener problemas durante este tiempo en la escuela, con sus compañeros y con la familia.
  • Promueve conmemoraciones significativas. Oren juntos como familia y lleva a tus hijos a la iglesia para encender una vela. Tal vez quieran escribir una carta para la persona que ha fallecido o hacer un dibujo que pueden colgar en la pared.
  • Sé paciente. Los niños hasta los 11 años pueden pensar que la muerte es reversible, y pueden tener problemas para aceptar el hecho de que la persona no puede regresar. Podrías tener que decir repetidas veces: “Murió, no va a regresar y estoy triste”.

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Cómo ayudar a niños de 12 a 18 años

La adolescencia es de por sí una época difícil para los niños, en la que atraviesan por muchos cambios en sus cuerpos. Quieren mayor independencia de sus padres y suelen sentir que nada les puede hacer daño. Los eventos traumáticos pueden hacerlos sentir fuera de control, incluso si parecen ser fuertes. También se sienten mal por las personas que han sido afectadas por el desastre y tienen un firme deseo de saber por qué ocurrió el evento.

Reacciones típicas de niños entre 12 y 18 años:

  • Evitar los sentimientos.
  • Pensar constantemente en el desastre.
  • Alejarse de amistades y familiares.
  • Enojo o resentimiento.
  • Depresión, y tal vez pensamientos suicidas.
  • Pánico y ansiedad, incluyendo preocupación por el futuro.
  • Cambios de humor e irritabilidad.
  • Cambios en el apetito y/o hábitos de sueño.
  • Dificultades académicas, como problemas con la memoria y la concentración, y/o rechazo a la escuela.
  • Involucrarse en comportamientos riesgosos o ilegales, como tomar alcohol.

Qué puedes hacer:

  • Haga que tu adolescente se sienta a salvo otra vez. A los adolescentes no les gusta mostrarse vulnerables. Podrían actuar como si estuvieran bien aunque no lo estén. A pesar de que es posible que se resistan a los abrazos, el contacto contigo los puede ayudar a sentir mayor seguridad. Puedes decir algo como: “Sé que ya estás grande, pero yo necesito darte un abrazo”.
  • Ayuda a los adolescentes a sentirse útiles: Asígnales tareas pequeñas y responsabilidades en el hogar, luego felicítalos por lo que han hecho y cómo se han manejado. No los sobrecargues con demasiadas responsabilidades, especialmente aquellas que son para adultos, ya que eso aumentará su ansiedad.
  • Abre la puerta para la conversación. Es muy típico que los adolescentes digan que no quieren hablar. Trata de iniciar una conversación mientras hacen algo juntos, para que la conversación no se sienta demasiado intensa o agresiva.
  • Considera los grupos de jóvenes de su edad. Algunos adolescentes podrían sentir mayor comodidad al hablar en grupo con otros jóvenes, así que considera organizar uno. También promueve la conversación con otras personas adultas de confianza, como un familiar o maestro.
  • Limita la exposición a la televisión, los periódicos y la radio. A pesar de que los adolescentes pueden manejar las noticias de mejor manera que los niños más pequeños, aquellos jóvenes que no se pueden despegar de la televisión o la radio podrían estar lidiando con la ansiedad de maneras poco saludables. Cualquiera que sea el caso, habla con tu adolescente acerca de las cosas que ha visto o escuchado.
  • Ayuda a que que tu adolescente actúe: Los niños de esta edad querrán ayudar en la comunidad. Busca oportunidades de voluntariado que sean apropiadas.
  • Presta atención a un posible consumo de sustancias. Los adolescentes están especialmente en riesgo de recurrir al alcohol o las drogas para calmar su ansiedad. Si tu adolescente ha estado actuando de manera reservada o parece estar en estado de ebriedad o haber consumido drogas, ponte en contacto con un médico. Y habla con tu adolescente de una manera amable. Por ejemplo: “Las personas a menudo beben alcohol o usan drogas después de un desastre para calmarse o para olvidar, pero esas sustancias pueden causar más problemas. Otras cosas que se pueden hacer son ir a caminar, hablar conmigo o con tus amistades sobre cómo te sientes, o escribir tus expectativas y sueños para un futuro mejor”.

Cómo ayudar a los niños de 12 a 18 años a lidiar con la muerte de un ser querido:

  • Sé paciente. Los adolescentes pueden sentir miedo de expresar sus emociones acerca de la muerte. Anímalos a hablar diciéndoles algo como: “Sé que es horrible que la abuela haya muerto. Los expertos dicen que es bueno compartir nuestros sentimientos. ¿Tú cómo te has sentido?”.
  • Muestra apertura. Háblale acerca de las maneras en que tú sientes que la muerte puede estar influyendo en tu comportamiento actual.
  • Sé flexible. Está bien tener un poco más de flexibilidad con las reglas en momentos como estos, así como con las expectativas académicas y de comportamiento.
  • Conmemorar de manera significativa. Oren juntos en casa, deja que tu adolescente vaya a la iglesia a encender una vela, e inclúyelo en las ceremonias conmemorativas. También podrían hacer un homenaje familiar en casa.

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Qué pueden hacer los maestros para ayudar a sus estudiantes

  • Retoma la rutina tanto como sea posible. Los niños tienden a funcionar mejor cuando saben qué esperar. Regresar a la rutina de la escuela ayudará a los estudiantes a sentir que los eventos traumáticos no han tomado control de todos los aspectos de sus vidas. Mantén las expectativas de los estudiantes. No tiene que ser al 100%, pero es muy útil tener que hacer algo de tareas en casa y actividades simples en el salón de clases.
  • Presta atención a señales de que un niño necesita ayuda adicional. Los estudiantes que no pueden funcionar debido a sentimientos de tristeza intensa, miedo o enojo, deben ser referidos con un profesional de la salud mental. Los niños pueden tener angustia que se manifiesta en molestias físicas, como dolores de cabeza, dolores de estómago o fatiga extrema.
  • Ayuda a los niños a entender más acerca de lo sucedido. Por ejemplo, puedes mencionar los distintos tipos de ayuda que han recibido, y dar ideas para lidiar con el evento de manera positiva.
  • Considera hacer un homenaje. Los homenajes con frecuencia son útiles para conmemorar a las personas y cosas que se perdieron. Deben ser breves y apropiados a las necesidades y rangos de edad de la comunidad escolar. Es probable que los niños menores de cuatro años no tengan el nivel de atención como para participar. Un cuidador conocido, amistad o familiar debería acompañar al niño durante el funeral o las actividades de homenaje.
  • Reitera a los niños que los funcionarios de la escuela se aseguran de que todos estén a salvo. Los temores de los niños disminuyen cuando saben que las personas adultas de confianza están haciendo lo posible por cuidarlos.
  • Mantén la comunicación con las familias. Háblales acerca de los programas y actividades escolares para que estén preparados para preguntas o conversaciones que podrían continuar en casa. Anima a las familias a limitar la exposición de los niños a las noticias.
  • Cuídate. Puede que te enfoques tanto en ayudar a tus estudiantes que te podrías descuidar a ti. Busca maneras en que tú y tus colegas puedan brindarse apoyo mutuo.

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Señales de trauma en niños y adolescentes

  • Revivir constantemente el evento.
  • Pesadillas.
  • Pensar que el mundo es generalmente inseguro.
  • Irritabilidad, enojo y cambios de humor.
  • Poca concentración.
  • Problemas alimentarios o de sueño.
  • Problemas de comportamiento.
  • Sentir nerviosismo si las personas se les acercan mucho.
  • Asustarse con los ruidos fuertes.
  • En niños pequeños, regresión a comportamientos previos, como estar demasiado apegados, orinarse en la cama o chuparse el dedo.
  • Dificultad para dormir.
  • Desinterés o distanciamiento de otras personas.
  • Uso de alcohol y/o drogas en adolescentes.
  • Impedimento funcional: incapacidad de ir a la escuela, de aprender, de jugar con amistades, etc.

Preguntas frecuentes

¿Cómo puedo ayudar a niños que están experimentando trauma?
¿Cómo trato con un niño traumatizado?

This guide was last reviewed or updated on 4 de marzo de 2025.