Para saber si tu hijo puede cambiar a un salón de educación general, toma en cuenta su funcionamiento emocional, social y de comportamiento. No se trata solo de lo académico. Si no tiene la preparación suficiente para seguir adelante sin algunos (o ninguno) de los apoyos y la supervisión que tiene, podría retroceder, lo que le podría conducir a experimentar el fracaso y tener una baja autoestima.
¿Cuándo es buen momento para cambiar a un estudiante a un entorno de educación general?
Puede ser difícil para los padres decidir si ha llegado el momento de cambiar de escuela.
Clinical Expert: Yael Goldmintz-Rosenbaum, PhD
in EnglishCuando a tu hijo o hija le está yendo bien en un entorno de educación especializada, las buenas noticias pueden implicar decisiones difíciles. Tal vez te digan que es buen momento para cambiar a tu hijo o hija a un entorno de educación general.
La decisión de cambiar a un niño a un programa de educación especializada trae consigo una gran carga emocional, tanto para los cuidadores como para los niños. Pero lo mismo ocurre al dejar ese entorno. ¿Hasta qué punto su progreso académico y de comportamiento está ligado a la estructura del entorno?
Aunque a algunos padres les entusiasme la idea de regresar a una escuela “regular” (un entorno menos estigmatizante), a otros les preocupará la posibilidad de perder los avances logrados.
No presionar a los niños antes de tiempo
“Pasar a una escuela de educación general es un gran paso”, dice Susan Schwartz, especialista en aprendizaje y educación. “Se tiene que tener en cuenta el funcionamiento emocional, social y de comportamiento de los niños. No solo se trata de lo académico. Hay un nivel diferente de independencia que también requiere habilidad y estrategia”.
Cambiar a un estudiante a un entorno escolar donde no recibe suficiente apoyo se puede comparar a que le quiten las ruedas de entrenamiento demasiado pronto. Si un estudiante no tiene la preparación suficiente para seguir adelante sin algunos (o ninguno) de los apoyos y la supervisión que tiene, podría retroceder, lo que le podría conducir a experimentar el fracaso y tener una baja autoestima.
Schwartz dice que los niños que necesitan reforzamiento para un solo problema, como un retraso en la lectura, suelen conseguir avances sustanciales en dos años, y entonces pueden tener la preparación necesaria para el reingreso. Pero quienes tienen problemas más graves de aprendizaje, atención y comportamiento suelen necesitar más tiempo en un entorno con un nivel de apoyo más intensivo.
¿Cuándo realizar el cambio?
Entonces, ¿cómo pueden identificar padres y educadores cuándo es el momento adecuado para pasar a un entorno menos restrictivo, de educación general?
Hay cuatro factores importantes que hay que tener en cuenta al pensar en educación general, dice la Dra. Yael Rosenbaum, neuropsicóloga pediátrica, quien ha ayudado a muchas familias a determinar las adaptaciones y apoyos escolares adecuados.
- ¿A qué grado irá tu hijo? Hay algunos grados que implican nuevas exigencias académicas, como el tercer grado y el primer año de middle school. Si tu hijo ha recibido apoyo adicional en un entorno educativo especializado, puede que en estos dos grados no sea el mejor momento de hacer el cambio a un entorno con menos apoyo. Los educadores suelen decir que el tercer grado es el año en que los niños pasan de aprender a leer a leer para aprender. Si la capacidad lectora de un niño aún es inestable, otro año de desarrollo de habilidades podría ser preferible al cambio. Del mismo modo, la middle school, con mayores expectativas y menos supervisión, pone a prueba la capacidad de organización de muchos estudiantes. Puede ser mejor esperar hasta el final de la middle school y aprovechar el tiempo para fortalecer las habilidades y la confianza, y hacer el cambio al iniciar la high school.
- ¿Tu hijo puede cumplir las expectativas de la nueva clase? La eficacia de la educación general también depende de la diferencia entre el rendimiento actual de tu hijo y el de otros estudiantes de su mismo grado. Si la diferencia es demasiado amplia, esto podría desmoralizar a tu hijo. Aquí es donde puede ser especialmente útil realizar una evaluación neuropsicológica exhaustiva para elaborar un perfil de tu hijo en cuanto a sus fortalezas y déficits a nivel cognitivo y académico. Las pruebas pueden determinar cuánto ha progresado académicamente en relación con los estándares nacionales, lo que será importante para ayudar a orientar la decisión de colocación en una escuela, y también para supervisar su progreso en el (potencial) nuevo entorno académico.
- ¿Cuál es la capacidad de adaptación de tu hijo? Cuando se trata de determinar cómo responderá tu hijo a un entorno escolar nuevo y más exigente, su temperamento puede ser un factor decisivo. ¿Cómo tolera la frustración y responde a los obstáculos? ¿Sabe resolver problemas? Tener que esforzarse por encajar o mantener el ritmo en una escuela convencional puede ser complicado para su autoestima. Un niño con ansiedad o que se desanima con facilidad podría estar mejor permaneciendo en un aula que le ofrezca más apoyo.
- ¿Tu hijo puede abogar por sí mismo con comodidad? En un entorno de educación general, la diferencia puede estar en que tu hijo pueda hablar, y tenga la disponibilidad de hacerlo, en caso de que necesite ayuda. No siempre es evidente para los maestros cuando un niño se retrasa o siente que no está logrando seguir el ritmo. Es más probable que un niño reciba más apoyo si puede solicitarlo con comodidad, y que no solo haga que le vaya mejor, sino que también se sienta mejor consigo mismo.
Pasos intermedios
Es importante que padres y madres sepan que existen pasos intermedios entre pasar de un salón exclusivo para estudiantes con necesidades especiales a uno de educación general en el que solo hay estudiantes con un desarrollo típico. Por ejemplo, un niño podría pasar de un entorno de necesidades especiales con una clase de ocho estudiantes a otro menos restrictivo con 12 estudiantes. O podría incorporarse a una sola clase en el salón de educación general de una asignatura específica como matemáticas o incluso deportes. O estar en una clase de inclusión dentro de una escuela de educación general.
¿Cuál es el proceso?
Cuando un niño recibe apoyo académico o de comportamiento en la escuela, a través de la Ley para la educación de individuos con discapacidades (IDEA), las adaptaciones se reevalúan periódicamente para ver si son suficientes, o si siguen siendo necesarias.
A la mitad y al final de cada año escolar, los padres se reúnen con todas las personas que trabajan con su hijo (maestros, terapeutas ocupacionales, psicólogos, directores) para analizar su progreso, averiguar si necesita más o menos reforzamiento y discutir el tipo de colocación más adecuado para el año siguiente. En ese momento, se crea o actualiza un Programa de Educación Individualizado o IEP. Y en cualquier momento, los padres pueden solicitar que se revise el caso de un estudiante.
A medida que los niños crecen, pueden comenzar a asistir a las reuniones. “Tienen derecho a estar allí”, dice Schwartz. “Solemos ver estudiantes de middle y high school que quieren asumir un papel”.