Una buena regla es establecer límites de tiempo para los videojuegos acordes con la edad de tu hijo. Para niños mayores de 6 años, los expertos recomiendan no más de 60 minutos en días de escuela y 2 horas en días en días de descanso. En el caso de niños menores de 6 años el límite debería ser de menos de una hora al día. Otras buenas reglas incluyen permitirles jugar solamente después de haber completado sus deberes escolares y quehaceres en el hogar, así como solamente algunos días de la semana.
Límites saludables para los videojuegos
Cómo prevenir (o superar) los problemas con los videojuegos.
Clinical Expert: Nancy M. Petry, PhD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Cómo puedo saber si el hábito de los videojuegos de mi hijo es un problema?
- ¿Cómo puedo controlar el hábito de los videojuegos de mi hijo?
- ¿Qué tipo de límites debería establecer respecto a los juegos?
Lectura rápida
El artículo completo es un extracto del libro Pause and Reset, de la doctora Nancy M. Petry.
La mayoría de los niños de Estados Unidos juegan videojuegos. Para muchos, el juego es una de las muchas actividades que disfrutan. Pero para otros, puede ser un problema. Pueden quedarse despiertos jugando toda la noche. Sus trabajos escolares pueden verse afectados. Pueden perder el interés en otras actividades. Pero hay pasos que los padres pueden seguir para poner límites al juego. Establecer reglas puede ayudar a prevenir un problema. También pueden solucionar un hábito de juego que está fuera de control.
Los niños de todas las edades necesitan límites en el juego. Y los límites solo funcionan si se respetan. Las consecuencias por romper las reglas, como la prohibición de jugar durante un periodo de días, deben ser inmediatas.
Es bueno establecer límites de tiempo de juego por edad. Para los niños mayores de 6 años, la American Academy of Pediatrics (en inglés) dice que no deben ser más de 60 minutos en días escolares y 2 horas en días no escolares. Los niños menores de 6 años no deberían dedicar más de 30 minutos. También es conveniente que los padres conozcan y den su aprobación a los juegos que utilizan sus hijos. Evita cualquier juego con violencia o contenido sexual gráfico. Si quieres asegurarte, revisa el historial web del dispositivo que usa tu hijo.
Otra buena regla es permitir que los niños jueguen únicamente después de haber hecho sus tareas y quehaceres.
Algunos días de la semana deberían permanecer libres de videojuegos. Es importante ayudar a su hijo a encontrar otras actividades que realmente le gusten. Si su hijo se divierte haciendo algo además de jugar, lo hará más. Además, puede ayudar darles pequeñas recompensas por hacer esas actividades. Y encontrar algunas cosas que puedan hacer juntos ayudará a mejorar su relación, especialmente si ha habido muchas peleas por su hábito de juego.
La mayoría de los niños y adolescentes en Estados Unidos juegan videojuegos. Aunque muchos los juegan con moderación y sin consecuencias nocivas, otros se obsesionan con ellos. Puede que los padres se preocupen cuando su hijo está ignorando sus tareas, o cuando se queda despierto toda la noche y está muy cansado para despertarse a la mañana siguiente por haberse quedado jugando videojuegos. Algunos padres se dan cuenta de que sus hijos rara vez socializan con otros niños en persona y pasan todo su tiempo libre jugando videojuegos. Algunos niños incluso empiezan a engañar a sus padres acerca de cuánto tiempo pasan jugando.
En un pasaje del libro Pause and Reset: A Parent’s Guide to Preventing and Overcoming Problems With Gaming (en inglés), Nancy M. Petry, PhD, ofrece una guía sobre cómo limitar efectivamente los videojuegos a un nivel saludable. Si tu meta como padre es prevenir que los videojuegos se vuelvan algo excesivo o disminuir el juego que parece estar fuera de control, la Dra. Petry te ofrece estrategias prácticas, que han sido probadas por otros padres, para tomar el mando acerca del papel de los videojuegos en la vida de tu hijo.
Establecer y reforzar los límites para los juegos
En el caso de niños y adolescentes más jóvenes, e incluso en el caso de adolescentes menores de 18 años, deberías ser tú como padre o madre quien establezca los límites de los videojuegos. Al tener expectativas claras y consistentes con los videojuegos, puedes prevenir que tus hijos jueguen de manera excesiva. Dicho esto, dos de tres niños y adolescentes en Estados Unidos han dicho que sus padres no tienen reglas en cuanto a la cantidad de tiempo que están jugando. Asegúrate de no ser parte de esa mayoría. Estos son algunos consejos sobre cómo establecer límites acerca de los videojuegos para tu hijo.
- Recuerda que el uso de videojuegos solo debería suceder después de que tu hijo haya terminado todas sus responsabilidades del día. Esto incluye la tarea y los quehaceres. Asegúrate de revisar la calidad de las tareas y que tu hijo las haya completado antes de permitirle comenzar a jugar. El uso de los videojuegos debería ser un privilegio que se gane. Jugar videojuegos no es un derecho inalienable.
- Establece límites claros de juego para tu hijo. La American Academy of Pediatrics (en inglés) sugiere que el tiempo asignado para jugar sea entre 30 a 60 minutos durante los días de escuela y menos de 2 horas en los días de descanso. El grupo recomienda límites aún más bajos para niños menores de 6 años, y alientan a los padres a determinar la cantidad de tiempo adecuada para el uso de videojuegos y otros medios electrónicos para niños mayores de 6 años. Ellos ofrecen un calendario en línea para ayudar a los padres a decidir el tiempo de pantalla. Independientemente de los límites que tú consideres adecuados, algunos días de la semana no deberían incluir videojuegos. Es fundamental asegurarte de que tu hijo desarrolle, mantenga y disfrute de otras actividades fuera de la pantalla.
- Cuando estés diseñando tus reglas, considera evaluarlas después de un tiempo razonable. Puedes seguir tu plan durante 1 o 2 meses y luego evaluarlo. Hacer cambios temporales llevará a una mayor aceptación que si haces cambios permanentes. Puede ser que decidas que el primer plan fue muy estricto. Entonces, podrías relajar las reglas después de un par de meses si ves que tu hijo las está siguiendo con facilidad. Recuerda que es más fácil levantar restricciones que imponerlas.
- Determina una consecuencia objetiva en el caso de que tu hijo rompa las reglas. El resultado de haber roto las reglas tiene que ser inmediato. No querrás decirle a tu hijo de 14 años que no podrá obtener su permiso para conducir cuando cumpla 16 años si rompe las reglas de la semana que entra. Una opción más factible es una prohibición de todos sus aparatos electrónicos por varios días o semanas, si es que no quiere seguir las reglas.
- Conoce y aprueba los juegos que tu hijo juega. Como padre de un menor de edad, tienes este derecho y esta responsabilidad. Pregúntale directamente o búscalos en un sitio web. Averigüa qué tipo de juegos prefiere jugar. Además de establecer las reglas de horarios para jugar, también deberías establecer reglas acerca de qué jugar. Puedes y deberías prevenir las compras y el uso de los juegos que incluyan violencia extrema o contenido sexual gráfico.
- Una vez que hayas establecido las reglas, las tiene que supervisar y aplicar consistentemente. No puedes permitir que tu hijo rompa las reglas cuando sientes cansancio o no estás prestando atención. No puedes aplicar las reglas de una manera diferente si tu hijo se siente mal o no tiene tarea ese día. Independientemente de cualquier situación que pueda surgir, tienes que aplicar las reglas y las consecuencias de forma inmediata. Tienes que estar de acuerdo con el plan que hayas propuesto y te tienes que comprometer a seguirlo. Si ambos padres participan en esto, tienen que estar de acuerdo con la supervisión del tiempo de juego y con las reglas establecidas.
- Identifica otras actividades de recreación. Reemplazar los videojuegos con otras actividades es fundamental para cambiar los comportamientos de juego excesivos. Los videojuegos se pueden jugar virtualmente cuando sea, con muy poca planificación o esfuerzo. Ya que muchos aparatos también se utilizan para otras cosas, un juego está solamente a un clic y a un segundo de distancia. Cuando tu hijo no tiene nada más que hacer, los videojuegos pueden ocupar su tiempo libre. Para ayudar a tu hijo a ocupar su tiempo libre, promueve su participación en otras actividades recreativas. Piensa en actividades que puedan hacer en familia. El reemplazo de actividades debe hacerse entre semana y durante las horas del día en las que tu hijo juega con mayor frecuencia.
- Dale refuerzos positivos a tu hijo para las actividades que no involucren videojuegos. Recompensa a tu hijo cuando esté haciendo algo que no involucre videojuegos. Estas recompensas pueden ser tangibles, con algún objeto físico, algún servicio o incluso dinero. También pueden ser intangibles, como el elogio o simplemente brindarles tu atención. Puedes reemplazar las horas de juego con actividades de recreación divertidas, y estas actividades también pueden servir como una recompensa por no haber jugado. Si tu hijo ha estado jugando a un nivel tan excesivo que está siendo perjudicial, lo más probable es que una de las consecuencias posibles es que la relación entre ustedes haya empeorado. El refuerzo positivo para cuando no se juegan videojuegos es una manera de mejorar su relación, y eso también puede ser gratificante para tu hijo.
Pause and Reset: A Parent’s Guide to Preventing and Overcoming Problems with Gaming escrito por Nancy M. Petry, PhD. Copyright © 2019 y publicado por Oxford University Press. Todos los derechos reservados.
Nancy M. Petry, PhD, fue una científica del comportamiento que llevó a cabo una investigación sobre los trastornos adictivos y profesora de medicina en la University of Connecticut School of Medicine.
Preguntas frecuentes
La American Academy of Pediatrics recomienda que los niños mayores de 6 años no pasen más de 60 minutos jugando en días de escuela y 2 horas en aquellos días en que no tengan escuela.
El hábito de jugar videojuegos de tu hijo puede haberse convertido en un problema si se pasa toda la noche jugando, si pierde interés en otras actividades o en sus amistades, o si descuida sus deberes escolares por dedicarse a los videojuegos.