Lo que aprenderá
- ¿Cuáles son las presentaciones o subtipos del TDAH?
- ¿Qué pueden hacer los padres para ayudar a sus hijos a manejar el TDAH?
- ¿Cuáles son los mitos más comunes sobre el TDAH?
Lectura rápida
El TDAH es frecuente en niños, pero hay muchos malentendidos sobre este trastorno.
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad o TDAH (ADHD, por sus siglas en inglés) puede ser un nombre engañoso. Los niños con TDAH no tienen un déficit de atención, pero sí tienen dificultades para dirigir su atención a cosas que no les resultan gratificantes, como las tareas escolares.
De la misma manera, y a pesar del nombre, no todos los niños con TDAH son hiperactivos.
Algunos niños con TDAH tienen lo que se conoce como presentación inatenta. Los niños incluidos en este grupo se distraen con facilidad y tienen problemas para mantener la atención, pero no son hiperactivos. A menudo pasan desapercibidos porque sus síntomas no son tan perceptibles a simple vista. Muchas niñas con TDAH tienen la presentación inatenta.
Otro malentendido común es que el TDAH se supera con la edad. Aunque el TDAH puede cambiar con el tiempo, los expertos recomiendan buscar tratamiento temprano para que los niños aprendan a controlar sus síntomas.
Un tratamiento popular para el TDAH es la medicación estimulante. El medicamento para el TDAH no hace que los niños estén drogados, pero algunos piensan que, si se toma desde en la infancia, podría ser una puerta de entrada al abuso de sustancias en etapas más avanzadas de la vida. Muchos estudios han desmentido esto. Tener TDAH sí aumenta el riesgo de abuso de sustancias, pero eso se debe al trastorno en sí, no a los medicamentos utilizados para tratarlo.
Es cierto que la medicación para el TDAH puede hacer que un niño se sienta sedado o malhumorado, pero esto no ocurre en la mayoría de los casos. Si el niño presenta efectos secundarios, puede ser útil cambiar el medicamento, la fórmula o la dosis.
Cada vez es más frecuente escuchar a un niño (o adulto) decir que tiene TDAH. Pero eso no quiere decir que el trastorno sea bien comprendido. Hay muchos malentendidos sobre el TDAH, derivados de las tres áreas de dificultad que causa en niños (falta de atención, hiperactividad e impulsividad) y del hecho de que un niño no tiene por qué batallar con las tres para ser diagnosticado con TDAH.
Estos son algunos de los mitos más comunes sobre el trastorno.
Los niños con TDAH no se pueden concentrar en nada durante mucho tiempo.
A los niños se les suele diagnosticar TDAH porque tienen dificultad para poner atención en la escuela. Además, se llama trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Así que muchas personas asumen que estos niños no se pueden concentrar en nada por más de algunos minutos. Caroline Mendel, PsyD, psicóloga clínica del Centro para el TDAH y trastornos del comportamiento del Child Mind Institute, a menudo desmiente este mito. Por ejemplo, ella escucha a los padres decir que su hijo se puede sentar y concentrarse en los libros de Harry Potter durante largos períodos de tiempo, por lo que no no creen que tenga TDAH.
“Pero la verdad es que si se trata de algo muy estimulante y atractivo para ese niño, y es una actividad favorita, podrá dirigir su atención a esa tarea”, dice la Dra. Mendel.
Independientemente del nombre del trastorno, el problema de los niños con TDAH no es en realidad un déficit de atención, sino más bien una dificultad para dirigir la atención a cosas que no les resultan especialmente gratificantes, incluidas las instrucciones de padres y educadores. De hecho, muchos niños con TDAH se hiperconcentran, es decir, prestan una atención intensa a las cosas que les resultan interesantes.
Por eso, puede ser una lucha para los niños con TDAH lograr alejarse del videojuego y dedicarse a hacer las tarea de matemáticas.
Si un niño no es hiperactivo, no puede tener TDAH.
De nuevo, aunque lo diga su nombre, no todos los niños con TDAH son hiperactivos. Hay dos presentaciones o subtipos del TDAH, explica la Dra. Mendel.
Si un niño tiene el subtipo hiperactivo-impulsivo, sus síntomas incluyen mostrarse inquieto y extremadamente activo, como si estuviera impulsado por un motor. También incluyen un comportamiento impulsivo, es decir, no pensar antes de actuar. Hablar e interrumpir en exceso, ser extremadamente impaciente y tener problemas para jugar tranquilamente son ejemplos de este tipo o presentación. Esto es en lo que piensan muchos padres cuando oyen hablar del TDAH.
Pero también existe lo que se llama presentación inatenta. Los niños de este grupo se distraen con facilidad y tienen dificultad para concentrarse en cosas que requieren un esfuerzo constante, como las tareas escolares. Otras dificultades del funcionamiento ejecutivo, como olvidarse de cosas y los problemas con la organización, también se incluyen en este tipo. En este caso, la hiperactividad no es un síntoma.
“Se puede tener solo la presentación inatenta, o solo la presentación hiperactiva-impulsiva, o la presentación combinada, en la que se experimentan síntomas en ambas áreas”, explica la Dra. Mendel.
“Creo que esta es una de las cosas que las personas a menudo no entienden sobre el TDAH. Dicen: ‘Bueno, no es inquieto’, o ‘no corre de un lado para el otro, así que no creo que tenga TDAH'”, dice la Dra. Mendel. “Creo que la ‘H’ de TDAH puede ser complicada para algunas personas, porque no todos los niños con TDAH son hiperactivos”.
Solo los niños varones tienen TDAH.
Los niños son diagnosticados con TDAH en una proporción dos veces mayor que las niñas (en inglés). Pero esto se debe en parte a que menos niñas son hiperactivas. Y la hiperactividad es más visible y disruptiva que otros síntomas del TDAH, sobre todo en niños pequeños.
“Por lo general, los niños son más propensos que las niñas a presentar estos síntomas”, dice la Dra. Mendel. “Las niñas son mucho más propensas a mostrar una presentación inatenta”.
Los niños que no pueden permanecer sentados quietos en sus asientos, o que interrumpen constantemente al maestro, llaman más la atención que los que se muestran distraídos o despistados en clase. Por eso muchos expertos creen que las niñas que tienen este trastorno pasan desapercibidas, aunque tengan dificultades en la escuela y a menudo desarrollen problemas de autoestima.
Otro síntoma común en las niñas que la Dra. Mendel ve en su consulta es una mayor inestabilidad emocional. “Tienen dificultades para inhibir las respuestas emocionales, por lo que experimentan los sentimientos de forma exagerada”, explica. Esto se puede manifestar como un enojo excesivo por algo que parece insignificante, como el fin del tiempo de pantalla.
El TDAH es un problema únicamente en la infancia, y desaparecerá.
El TDAH cambia con el tiempo, pero eso no significa que desaparezca. “Un adolescente o adulto con TDAH puede que no se esté levantando constantemente de su asiento, pero puede que se sienta internamente incómodo, nervioso o inquieto”, dice la Dra. Mendel. Puede que sus dificultades no sean tan evidentes desde afuera.
Cuando los niños entran a la high school, las expectativas aumentan. Los adolescentes con TDAH pueden tener dificultades académicas, sociales y emocionales. Si el TDAH no se trata, puede llevar a comportamientos impulsivos y arriesgados, como el consumo de drogas y problemas con la ley.
Alrededor de un tercio de los niños con TDAH dejarán de experimentar síntomas del TDAH cuando sean adultos, dice la Dra. Mendel. Otro tercio los experimentará hasta la edad adulta, pero no serán tan discapacitantes como en la infancia. Y casi un tercio experimentará síntomas significativos del TDAH durante toda la vida.
Sin embargo, la Dra. Mendel no anima a los padres a esperar a que sus hijos superen los síntomas del TDAH. Esto se debe a que los años de dificultades y conflictos con maestros y padres pueden tener graves consecuencias. El tratamiento recomendado incluye enseñar a los niños las habilidades que los ayudarán a manejar sus síntomas toda la vida.
“Lo cierto es que es más probable que tengan éxito si adquieren de manera temprana nuevas habilidades y reciben tratamiento para el TDAH”, dice la Dra. Mendel.
El TDAH es causado por una mala crianza.
Cuando un niño es impulsivo, no sigue instrucciones y se porta mal, es fácil concluir que no le han enseñado a comportarse en casa. Pero el TDAH es un trastorno del neurodesarrollo, y las imágenes cerebrales muestran diferencias en el funcionamiento del cerebro de los niños con este trastorno.
Las estrategias de crianza que funcionan con otros niños a menudo no funcionan con los niños que tienen TDAH, por lo que los padres deben adaptarse. Aunque la crianza no causa el TDAH, es fundamental que los padres ayuden a los niños con TDAH a aprender a controlar su comportamiento.
Los padres pueden expresar y modelar claramente cuál es el comportamiento adecuado y elogiar a sus hijos por seguirlo. El refuerzo positivo es importante para construir una relación de confianza con los padres y para motivar al niño a mantener los comportamientos adecuados.
Esta estructura proactiva, a menudo conocida como “andamiaje”, proporciona una regulación externa del comportamiento mientras el niño aprende a autorregularse. El tratamiento conductual que involucra a padres e hijos puede ayudar a los niños con TDAH a controlar sus síntomas tanto en casa como en la escuela.
“Gran parte de la capacitación conductual para padres se trata de preparar el entorno del hogar y la escuela para poder reaccionar de mejor manera y preparar al niño para el éxito, al brindarle herramientas para manejar su TDAH”, dice la Dra. Mendel.
El TDAH y el TDA son dos trastornos diferentes.
El trastorno por déficit de atención o TDA, es el TDAH sin “hiperactividad”, y algunas personas lo utilizan para describir la presentación inatenta del TDAH. Pero, de hecho, el término TDA es un término más antiguo que ha sido sustituido por TDAH.
Los niños que toman medicamentos estimulantes para el TDAH tienen un mayor riesgo de adicción.
Las personas pueden abusar de los medicamentos estimulantes. Y algunas personas piensan que tomarlos de niño (a pesar de que no producen un efecto de estar drogado) podría abrir una puerta para el abuso de sustancias más adelante en la vida.
Sin embargo, numerosos estudios (en inglés) han descubierto que tomar medicamentos estimulantes no aumenta ni disminuye el riesgo de adicción al alcohol, la nicotina, la marihuana y la cocaína, en el caso de los niños diagnosticados con TDAH.
Lamentablemente, los niños con TDAH corren un mayor riesgo de abusar de sustancias en comparación con los demás niños. Pero esto está relacionado con el trastorno en sí, no con los medicamentos utilizados para tratarlo. Dado que muchos niños con TDAH son propensos a la impulsividad, los problemas de concentración y la hiperactividad, las sustancias que disminuyen estos problemas con un mínimo esfuerzo resultan atractivas. Las sustancias pueden parecer una solución rápida para un niño con problemas.
Y estos niños tienden a sentir con mayor intensidad los efectos de las sustancias, lo que los vuelve más vulnerables a la adicción. Por lo tanto, no abordar ni tratar el TDAH podría poner a un niño en mayor riesgo de abuso de sustancias más adelante, a medida que el niño lucha por controlar el trastorno.
La medicación para el TDAH cambiará la personalidad de su hijo.
Se dice a veces que los medicamentos estimulantes para el TDAH hacen que los niños estén de mal humor o se sientan sedados. Pero en la mayoría de los niños no sucede así. Y si llega a ocurrir, significa que el niño está recibiendo la dosis o la medicación equivocadas para sus necesidades.
No existe un tratamiento único para el TDAH. Los niños responden de manera diferente a los dos grupos distintos de medicamentos estimulantes y a las diferentes fórmulas de liberación, es decir, a la velocidad con la que la medicación se libera en el torrente sanguíneo.
Cuando aparecen efectos secundarios no deseados, es común cambiar de medicamento y de fórmula.
La dosis también importa. Por ejemplo, si la dosis es demasiado alta, el niño puede empezar a parecer aturdido o irritable. Si eso ocurre, hay que ajustar la medicación.
Pero hay un pequeño grupo de niños con TDAH que se tornan malhumorados e irritables cuando toman medicamentos estimulantes, incluso con la dosis efectiva más baja. Para ellos, deben explorarse otras opciones de tratamiento, como los medicamentos no estimulantes.