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Pautas de uso de equipos electrónicos para niños de todas las edades

Consejos para asegurarte de que el tiempo frente a pantallas sea saludable para tus hijos.

Escrito por: Rachel Ehmke

Experto clínico: Donna Wick, Ed.D

in English

La principal preocupación de los padres solía ser que los niños estaban viendo demasiada televisión o jugando demasiados videojuegos. Aunque todavía nos preocupamos por esas cosas, la lista de lo que incluye ahora el tiempo de pantalla se ha vuelto mucho más larga. Teléfonos, tabletas, aplicaciones, redes sociales, mensajes de texto: todas estas cosas pueden cautivar a los niños desde una edad muy temprana, y también a los adultos. ¿Qué deberían hacer los padres? Voltear la mirada no es una opción, pero respirar profundo y fomentar la moderación racional sí lo es. Estos son algunos consejos, divididos por grupos de edad, para ayudarte a comenzar.

Niños pequeños (0 a 4 años)

Limita la exposición. La American Academy of Pediatrics o AAP (en inglés) dice que las pantallas pueden ser útiles para facilitar las videoconferencias con tus seres queridos, pero recomienda evitar la televisión y otros medios electrónicos de entretenimiento en el caso de niños menores de 18 meses. Si las familias deciden introducir a los niños en las pantallas a esta edad, debería ser programación educativa. La AAP advierte también que los padres deberían ver los programas junto con sus hijos, para que puedan responder cualquier pregunta que pudieran tener a medida que crecen. Para niños entre dos y cinco años, la AAP recomienda limitar el consumo de medios electrónicos a una hora de programación de alta calidad, otra vez con la advertencia de que los padres deberían ver los programas junto con ellos.

Comienza a dar el ejemplo desde temprano. Incluso antes de que tus hijos puedan manejar un teléfono o una tableta por su cuenta, muéstrales cómo se deben usar. No revises tus mensajes en la mesa a la hora de la cena. Mira a las personas cuando están hablando contigo, no a tu teléfono. Recuerda que tus hijos siempre te están observando y que los niños pequeños se dan cuenta de todo: así es como aprenden.

No subestimes el valor de los juguetes tradicionales y los espacios abiertos. Es importante que los niños experimenten “juegos libres” no estructurados. Esto significa que ellos son los que deciden qué quieren hacer y cómo hacerlo, y que el juego es sólo por el placer de jugar: no para llegar al siguiente nivel o aprender alguna habilidad específica. A medida que crecen, los niños deberían experimentar la diversión de establecer sus propias reglas, y romperlas. Este tipo de juegos permite a los niños:

  • Moverse a su propio ritmo, en lugar de ser dirigidos (o apresurados) por la velocidad de los medios electrónicos.
  • Desarrollar la creatividad.
  • Adquirir experiencia al tomar decisiones.
  • Practicar el compartir y trabajar con otros.
  • Aprender a ser líderes y abogar por ellos mismos.

Las aplicaciones (por muy educativas que digan ser) no sustituyen el tipo de aprendizaje que reciben los niños de manera natural cuando se los permitimos.

Deja la tableta en casa. A pesar de que son útiles durante un viaje largo en carretera o en avión, las tabletas y otros equipos están fuera de lugar en la silla del bebé o en el camino hacia el preescolar. Es importante que los niños también tengan la oportunidad de mirar a su alrededor y encontrar entretenimiento en el mundo real (por no hablar de aprendizaje). ¡Y tampoco deberían ser parte de las reuniones de juegos con otros niños!

Niños de primaria (5 a 11 años)

– Vean cosas juntos. Si te preocupa que tus hijos estén recibiendo mensajes inapropiados de los medios, la mejor manera de contrarrestarlos es verlos junto a ellos y señalarles cuándo algo no está bien. Llama su atención sobre un personaje femenino que parece estar preocupada únicamente por su apariencia o por gustarle a los niños. Menciona si observas relaciones no saludables (incluyendo amistades) o estándares de belleza irreales. Además de reforzar tus valores, esto les enseñará a tus hijos a ver televisión y películas de forma activa, no pasiva, lo cual es bueno para su autoestima. ¡Haz esto también durante los comerciales!

El tiempo de pantalla no debería ser todo el tiempo. La AAP recomienda que los padres establezcan límites sensibles acerca de cuánto tiempo de pantalla es apropiado para tus hijos. Igual de importante: designar espacios libres de aparatos electrónicos, como las habitaciones en las que duermen y el comedor. Establecer (y reforzar) esos límites desde una edad temprana les enseña a los niños a ser consumidores saludables de los medios electrónicos.

Usa tu criterio. Determinar qué es de alta calidad y qué no lo es podría no ser tan evidente, pero presta atención a cosas que:

  • Sean apropiadas para la edad.
  • Involucren la imaginación de tus hijos.
  • Transmitan valores adecuados.

Common Sense Media tiene más sugerencias aquí. Por otra parte, si no quieres que tus hijos jueguen un juego en particular o vean un determinado programa de televisión, explícales tus razones de forma específica: no les digas solamente que es “malo”.

No conviertas las pantallas en la recompensa (o la consecuencia). La tecnología es enormemente atractiva para los niños de por sí, pero cuando hacemos del tiempo frente a pantallas algo que se usa para lograr que los niños se porten bien, o algo que pierden por portarse mal, lo convertimos en algo aún más deseable, aumentando así las posibilidades de que los niños lo sobrevaloren.

Fomenta otras actividades. Hay muchas maneras de divertirse. Correr al aire libre, practicar un deporte, leer libros, hacer manualidades: la variedad es importante para tener una vida balanceada. Anima a tus hijos a desarrollar una amplia gama de intereses. Modela este tipo de comportamiento al hacer lo mismo tú también. Permite que tus hijos vean que lees un libro y haces otras cosas y tienes pasatiempos. Presenta estas cosas como actividades tan gratificantes como el tiempo frente a pantallas, no simplemente como una alternativa. Es importante mostrarles que tienen la misma importancia.

Prepárate para que descubran la pornografía. Aun si no la están buscando de forma directa, los niños de hoy en día se pueden encontrar muy fácilmente con la pornografía. La curiosidad es a menudo un gran motivador, así que no te avergüences de tener algunas conversaciones abiertas con tus hijos sobre sexo, acordes con su nivel de desarrollo. Si lo escuchan de tu parte, será menos probable que recurran a Internet en busca de respuestas, y será más probable que te pidan a ti que les expliques lo que ven en línea o escuchan de sus amigos. Y si ven pornografía, hazles saber que lo que vieron no fue más realista que cualquier otra película.

Preadolescentes y adolescentes (12 años o más)

Continúa moldeando un buen comportamiento frente a la tecnología. Una vez que los niños son mayores y tienen sus propios dispositivos, es fácil dejar pasar las cosas. Pero recuerda que las reglas antiguas siguen aplicando. No uses tu teléfono en la mesa y asegúrate de que tus hijos no tengan que competir con una pantalla por tu atención. Además de dar un buen ejemplo, esto les muestra que ellos son importantes para ti y que te interesa lo que tengan que decir. Esto aumenta la probabilidad de que quieran abrirse. Aunque están creciendo, tus hijos todavía necesitan hablar contigo: no solamente con sus amigos.

Fomenta la privacidad. Cualquiera que sea la edad que tu familia considera apropiada para las redes sociales, asegúrate de que tus hijos sean muy cuidadosos con la privacidad. Revisa la configuración de privacidad junto con ellos y asegúrate de que entienden cuándo algo es público o privado (o algo intermedio), y cómo eso debería determinar lo que publican. Como regla general, no deberían compartir nada en línea con lo cual no se sentirían cómodos de que llegue a las manos del mundo entero. Incluida su abuela.

Sí a la amistad, no al espionaje. Si tus hijos están en las redes sociales, síguelos o conviértete en su amigo, y supervisa su página. Pero no revises sus mensajes de texto, a menos que haya algún motivo de preocupación. Comienza por confiar en tus hijos. No darles a tus hijos el beneficio de la duda es dañino para la relación.

Deja claro que las fotos de desnudos son mala idea (y explica por qué). A veces los niños piensan que compartir fotos es una manera de generar confianza, pero puede producir lo contrario con la misma facilidad. Tu hija, por ejemplo, le podría confiar sus fotos a su novio, pero él a su vez podría confiar en un amigo cercano, y así sucesivamente. O ella podría confiar en que él va a borrar las fotos, pero luego descubrir que las guardó en su teléfono, y otras personas las encontraron al estar revisando sus fotos. Estas son algunas maneras inocentes en las que las fotos pueden caer en las manos equivocadas: hay muchas otras formas menos inocentes en las que esto también podría suceder. Y una vez que las fotos están disponibles, pueden dañar futuras relaciones y perspectivas laborales, sin mencionar que se convierten en el tema de conversación de la escuela.

Además, en caso de que tus hijos no lo sepan, si son menores de edad, compartir fotos de desnudos les puede causar muchos problemas a ellos y a quienquiera que se las haya enviado, por propagar pornografía infantil.

Los mensajes de texto pueden ser complicados. Advierte a los niños que es muy fácil que las personas malinterpreten mensajes cuando no están escuchando el tono de tu voz o viendo la expresión en tu cara. En particular, las bromas podrían parecer malintencionadas. Para cuidarse de las malas interpretaciones y evitar herir los sentimientos de otros siempre es buena idea dejar claro que se trata de una broma.

La última revisión de este artículo se realizó el 24 de julio de 2024.