Qué aprenderá en esta guía
El trastorno del espectro autista se denomina espectro porque los niños autistas pueden presentar una amplia variedad de síntomas, capacidades cognitivas, habilidades lingüísticas y comportamientos. Esta guía ofrece a los padres una visión integral del autismo, desde cómo esta diversidad puede dificultar el diagnóstico, hasta problemas especiales que afectan a los niños autistas (por ejemplo, alimentación selectiva y problemas sensoriales) y diferentes tipos de intervenciones basadas en evidencia.
¿Qué es el trastorno del espectro autista?
El trastorno del espectro autista o TEA (ASD, por sus siglas en inglés) es un trastorno del desarrollo neurológico, lo que significa que afecta cómo se desarrolla un niño. El autismo comienza en el útero, aunque es posible que los niños con TEA no sean diagnosticados sino hasta que están en edad preescolar o escolar (o incluso mayores), cuando los síntomas del trastorno se hacen más evidentes.
Los niños con TEA tienen una combinación de dos tipos de comportamientos: déficit en las habilidades sociales y de comunicación, y presencia de comportamientos restringidos o repetitivos. Se denomina espectro porque las personas con el trastorno pueden presentar una amplia variedad de síntomas, capacidades cognitivas, habilidades lingüísticas y comportamientos.
Criterios para el trastorno del espectro autista
Las señales de un déficit en las habilidades sociales y de comunicación pueden incluir, pero no se limitan a una combinación de las siguientes:
En niños pequeños (menores de 3 años)
- Falta de respuesta a su propio nombre.
- Desinterés en dar, compartir o mostrar objetos de interés.
- Aversión a las muestras de afecto.
- Preferencia por el juego en solitario.
En niños mayores
- Dificultad para mantener una conversación recíproca o de ida y vuelta.
- Falta de contacto visual.
- Dificultad para usar y leer el lenguaje corporal de los demás.
- Dificultad para reconocer las emociones de los demás, responder adecuadamente a las diferentes situaciones sociales y comprender las relaciones sociales.
- Aversión a las muestras de afecto.
- Preferencia por el juego en solitario.
Los niños con comportamientos restringidos o repetitivos realizan acciones y rituales repetitivos y se pueden obsesionar con detalles minuciosos hasta el punto de distraerse. Además podrían:
- Molestarse por pequeños cambios en la rutina diaria.
- Alinear, clasificar u organizar juguetes y objetos en lugar de jugar con ellos.
- Mostrar un interés dominante en un tema u objeto específico.
- Tener sensibilidades sensoriales inusuales.
Para cumplir con los criterios del TEA, los síntomas del niño en estas dos áreas deben estar presentes en la primera infancia, aunque es posible que no se manifiesten completamente hasta más adelante, cuando las exigencias sociales superen las capacidades limitadas. De forma alternativa, los síntomas podrían manifestarse desde el principio y ocultarse más tarde por estrategias aprendidas.
Estos síntomas también deben causar un deterioro clínicamente significativo en las áreas sociales, ocupacionales, académicas u otras áreas importantes de funcionamiento.
Además de los dos criterios requeridos para cumplir con el diagnóstico, los niños con trastorno del espectro autista suelen tener problemas sensoriales y capacidades cognitivas y verbales diversas.
Problemas sensoriales: Muchos niños con autismo son inusualmente sensibles a los sonidos, las luces, las texturas o los olores. Pueden sentirse abrumados por demasiada información sensorial, lo que los hace evitar, huir o tener crisis por cosas como luces brillantes, ruidos fuertes o los tumultos. De forma alternativa, podrían buscar más estímulos sensoriales, que podrían tratar de obtener al chocar contra cosas o al tocar y oler las cosas de manera excesiva.
Habilidad verbal: Algunos niños con autismo no hablan en absoluto. Otros hablan en un tono de voz forzado o con una “entonación” exagerada o voz aguda. Los niños con autismo que son altamente verbales pueden monopolizar las conversaciones al mismo tiempo que muestran poca capacidad de reciprocidad o para entender lo que la otra persona quiere o siente.
Los niños autistas también pueden repetir ciertas frases sin que parezca que entienden su significado, o poseer lo que los expertos llaman “conocimiento no funcional”, que es información que pueden recitar, pero que no utilizan para resolver problemas o para mantener una conversación.
Los niños en el espectro también pueden tener problemas médicos y otros trastornos de salud mental, como ansiedad, TDAH y depresión, con síntomas que se pueden confundir con el autismo.
Terminología: “Autista”, “con autismo” y “Asperger”
Las personas utilizan diferentes términos para hablar de autismo. Algunos prefieren decir “un niño con autismo” porque hace énfasis en la identidad del niño más allá de su diagnóstico. Esto se denomina comúnmente lenguaje “person-first” (primero la persona), y a menudo se recomienda como una forma respetuosa de hablar sobre discapacidades y otros temas de salud.
Sin embargo, otras personas, incluyendo muchos activistas del autismo, prefieren usar el término “autista”.
Esto se conoce como lenguaje “identity-first” (primero la identidad). Los defensores autistas afirman que ser autista es, de hecho, parte de su identidad, al igual que otras etiquetas como católico, afroamericano, talentoso, etc. Argumentan que decir “con autismo” implica que el autismo es algo negativo que le ha sucedido a una persona, más que una parte integral de su identidad.
En esta guía usamos tanto “autista” como “con autismo” para reconocer la diversidad de opiniones de las personas.
Algunas personas también dicen que su hijo tiene “el trastorno de Asperger”. Ese diagnóstico está técnicamente desactualizado, porque en 2013 el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5, por sus siglas en inglés) combinó el trastorno de Asperger con el trastorno del espectro autista. Sin embargo, muchas personas continúan usando el término Asperger para describir a los niños autistas que por lo general no tienen deficiencias de lenguaje o intelectuales.
¿Cómo se diagnostica el autismo?
La diversidad del trastorno del espectro autista puede dificultar un diagnóstico correcto. A veces, los niños con TEA reciben erróneamente el diagnóstico de un trastorno diferente, como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad o TDAH (ADHD, por sus siglas en inglés) o el trastorno negativista desafiante (ODD, por sus siglas en inglés), o les dicen que no se encontró nada. Otras veces, los niños son diagnosticados con autismo cuando en realidad no están en el espectro.
Primeros pasos: Hay una variedad de pruebas que los pediatras u otros profesionales podrían realizar como primer paso para saber si un niño pudiera tener autismo, antes de iniciar una evaluación formal. Algunas pruebas son cuestionarios que completan los padres y otras son evaluaciones hechas por los profesionales clínicos.
Si un evaluador señala que un niño pudiera tener el trastorno del espectro autista, el niño debería ser evaluado con alguien capacitado en el diagnóstico del autismo. Esta evaluación debería incluir una valoración de los comportamientos del niño en diferentes entornos y dentro del contexto de su desarrollo general, y debería incorporar tanto las observaciones del profesional clínico como las entrevistas con los padres y cuidadores. Las evaluaciones a menudo incluirán mediciones específicas para los síntomas del autismo, como por ejemplo:
- La escala de observación para el diagnóstico del autismo (ADOS-2, por sus siglas en inglés). Es una prueba con diferentes módulos para incluir a un rango determinado de niños. El propósito de ADOS es evaluar las habilidades sociales y los comportamientos repetitivos que muestra el niño durante la prueba.
- La entrevista para el diagnóstico del autismo-revisada (ADI-R, por sus siglas en inglés). Es una entrevista para los padres que recopila información sobre los comportamientos actuales y pasados relacionados con el autismo.
Las evaluaciones también deben incluir información sobre otras áreas de funcionamiento del niño en todos los contextos. La evaluación del funcionamiento cognitivo, motriz, lingüístico y de adaptación de un niño puede dar información sobre los tratamientos más adecuados y el impacto que sus síntomas tienen en su funcionamiento general. Esto incluye el uso de mediciones como:
- Las escalas de comportamiento adaptativo Vineland, tercera edición (VABS-3, por sus siglas en inglés). Es una entrevista a los padres que brinda información sobre el funcionamiento diario de un niño en áreas de comunicación, socialización y habilidades de la vida cotidiana.
- Las escalas de capacidad diferencial, segunda edición (DAS-II, por sus siglas en inglés) o las escalas de aprendizaje temprano de Mullen (MSEL, por sus siglas en inglés). Pueden ser usadas para evaluar el funcionamiento cognitivo, del lenguaje y motor.
Incluso con estas herramientas es importante trabajar con un profesional de la salud mental que tenga experiencia en el diagnóstico de personas en el espectro del autismo.
Por qué los diagnósticos de autismo a menudo se retrasan
Cuanto antes reciban apoyo especializado los niños en el espectro del autismo, mejor resultado tendrán. Esta intervención temprana puede comenzar en la infancia. Pero los niños pierden a veces esa intervención fundamental por una variedad de razones.
En muchos casos, los niños reciben inicialmente un diagnóstico de impedimento del habla y el lenguaje, TDAH o problemas sensoriales, y no es sino hasta que los desafíos sociales y académicos de la escuela aumentan (alrededor de los cinco o seis años) que el niño recibe un diagnóstico de autismo.
Esto no quiere decir que estos otros diagnósticos sean necesariamente erróneos. Se estima que entre el 30 y el 40 por ciento de los niños en el espectro del autismo también tienen TDAH, y los desafíos sensoriales son tan comunes en los niños con autismo que se consideran un síntoma del trastorno.
Pero con demasiada frecuencia, una vez que se llega a un diagnóstico, los padres y los profesionales clínicos dejan de observar cuidadosamente los síntomas que podrían indicar también un diagnóstico de autismo, lo que cambiaría el tratamiento de manera significativa.
Mientras estos niños reciben tratamiento para el TDAH o problemas sensoriales, se están perdiendo de una terapia que podría tener un efecto positivo mucho más importante en sus vidas.
Lea más sobre diagnósticos tardíos aquí.
Por qué a menudo las niñas con autismo pasan desapercibidas
Los niños son diagnosticados con autismo a una tasa cuatro veces mayor que las niñas. El trastorno es más común en los niños, pero como las niñas a menudo no encajan en la imagen estereotipada de alguien con autismo, muchas de ellas quedan sin ser diagnosticadas y, en consecuencia, sufren. Algunas de las razones por las que el trastorno se queda sin ser diagnosticado incluyen:
- Los síntomas de las niñas suelen ser menos evidentes. A diferencia de los niños con autismo, que pueden expresar su frustración comportándose de manera disruptiva o agresiva, a las niñas se las educa para cooperar, por lo que no es tan probable que sean referidas a una evaluación.
- Mientras que los niños en el espectro pueden estar intensamente enfocados en cosas como trenes o juegos de computadora, las niñas suelen tener intereses especiales que parecen típicos de las niñas de su edad, como las películas de Disney o los animales, por lo que no llaman la atención.
- Son buenas imitando lo que ven a su alrededor, las niñas tienden a tener mejor contacto visual o interacción social que los niños autistas. Así que, aunque estén luchando con la comunicación social y las relaciones, es más probable que “pasen” como neurotípicas hasta una edad tan tardía como la middle school.
- Las niñas que tienen problemas con el autismo no diagnosticado suelen desarrollar depresión, ansiedad o baja autoestima, y es posible que los profesionales clínicos no analicen más allá de estos síntomas.
Lea más aquí sobre cómo las niñas se quedan sin ser diagnosticadas.
Cómo hablar con la familia y los amigos sobre el diagnóstico de su hijo
Si su hijo acaba de ser diagnosticado con autismo, algo que podría representar un desafío es decírselo a sus padres y otros familiares. Cada vez más personas están conscientes del autismo, pero sigue habiendo mucha información errónea. Puede que los problemas que enfrenta su hijo no sean visibles para todos en su familia. Pero usted necesita a sus personas cercanas como aliados para ayudar a su hijo, así que es importante que ellos formen parte de su equipo.
Concéntrese en los comportamientos. Utilizar los comportamientos que los demás podrían haber notado (como la falta de contacto visual, las crisis frecuentes o la incapacidad de conectarse con otros niños) es una forma de empezar a explicar qué es el autismo y por qué su hijo recibió ese diagnóstico.
Explique lo básico del autismo
No los abrume con información, pero asegúrese de decirles que:
- Su hijo tiene dificultades con las habilidades sociales.
- Parte del autismo significa que su hijo tiene comportamientos e intereses restringidos o repetitivos.
- El autismo es una discapacidad del desarrollo neurológico.
- Es de por vida.
- Sabemos que comienza en el útero.
- Sabemos que no es producido por las vacunas.
- No es causado por una mala crianza.
- Explique que el autismo es un espectro de comportamientos, y que cada persona autista es diferente.
- Explique que tener un diagnóstico también significa que su familia es elegible para recibir terapias y servicios que pueden ser transformadores.
Causas médicas para comportamientos relacionados con autismo
No es de extrañar que los problemas médicos de los niños con autismo pasen desapercibidos, especialmente en los niños que no hablan. Al evaluar los comportamientos de su hijo, es crucial considerar que algunos en realidad podrían ser reacciones al dolor o a las molestias de condiciones médicas o dentales tratables que podrían haber sido pasadas por alto. Los niños con TEA pueden tener dificultad para identificar o articular de manera efectiva la fuente del dolor o malestar que están experimentando.
Estos son algunos comportamientos que pueden tener causas médicas y que suelen ser malinterpretados:
- Tragar o hacer muecas.
- Golpear el pecho o el estómago.
- Presionar el abdomen.
- Negarse a dormir.
- Movimientos repetitivos.
- Autolesión, como golpearse la cabeza o golpearse a sí mismo.
- Crisis emocionales.
- Agresión.
Si usted nota cualquiera de estos comportamientos en su hijo, acudir con un profesional de atención a la salud es una buena idea para identificar o descartar diferentes problemas médicos, incluyendo:
- Reflujo doloroso de ácido gástrico
- Estreñimiento
- Alergias
- Eczema
- Amigdalitis
- Calambres menstruales
- Infecciones de oído
- Infecciones del tracto urinario
- Fracturas de huesos
Problemas sensoriales
Los problemas sensoriales generalmente se reconocen por primera vez durante la infancia temprana, cuando los padres notan que el niño tiene una aversión inusual al ruido, a la luz, a los zapatos que se consideran demasiado ajustados y a la ropa que es irritante. También pueden notar torpeza y problemas para subir escaleras, así como dificultad con las habilidades motoras finas, como manejar un lápiz y abrochar botones. Más desconcertantes y alarmantes para los padres son los niños que exhiben comportamientos extremos, tales como:
- Gritar cuando se mojan la cara.
- Hacer berrinches cuando usted intenta vestirlos.
- Tener un umbral de dolor inusualmente alto o bajo.
- Chocar contra las paredes e incluso contra las personas.
- Colocar en su boca cosas no comestibles, incluyendo rocas y pintura.
Estos y otros comportamientos atípicos pueden reflejar problemas sensoriales: dificultad para integrar la información proveniente de los sentidos. Los niños con problemas sensoriales pueden sentirse abrumados por demasiada información sensorial (es decir, hipersensibilidad) o recibir muy poca (es decir, hiposensibilidad), lo que hace que choquen y se froten contra las cosas, para sentir más. Los problemas sensoriales se consideran actualmente un síntoma de autismo porque la mayoría de los niños y adultos en el espectro también tienen problemas sensoriales.
Cuando el cerebro se esfuerza por lidiar con información sensorial como el sonido, la luz y el olor, los niños pueden sentirse abrumados y pueden tener una tendencia a huir a un ambiente más tranquilo, a volverse agresivos o a experimentar una crisis emocional severa.
En la mayoría de los casos, los problemas sensoriales se vuelven significativamente más leves e interfieren menos a medida que los niños crecen. Las habilidades aprendidas en la terapia ocupacional y las adaptaciones ambientales pueden ayudar a limitar el impacto de los problemas sensoriales a medida que los niños crecen.
Hábitos de alimentación estrictos en los niños del espectro
Los niños en el espectro autista suelen ser muy quisquillosos con la comida. Cuando surgen problemas de alimentación, su primera visita debe ser con un gastroenterólogo pediátrico que tenga experiencia con niños en el espectro, para asegurarse de que no haya problemas médicos. Otras fuentes de problemas a la hora de comer incluyen:
- Problemas sensoriales: Los niños autistas a menudo expresan una fuerte preferencia por alimentos que se sienten de cierta manera en sus bocas. Algunos prefieren alimentos blandos o cremosos como el yogur, la sopa o el helado. Otros necesitan el estímulo que proporcionan los alimentos crujientes como las papas fritas —o cuando los padres tienen suerte— las zanahorias. En cualquier caso, esto puede suponer limitaciones significativas a los diferentes alimentos que los niños están dispuestos a comer.
- Musculatura motora oral subdesarrollada: Los niños que comen casi exclusivamente alimentos blandos pueden carecer del desarrollo muscular necesario para masticar alimentos como el bistec o la hamburguesa. Los padres que no saben que esta es la causa de la angustia de su hijo responderán al permitirle renunciar a los alimentos que podrían fortalecer esos músculos, por lo que se convierte en un círculo vicioso.
- El tiempo y el comportamiento en la mesa: Muchos padres experimentan la frustración de intentar que sus hijos se sienten a la mesa el tiempo suficiente para terminar una comida. Pero con los niños autistas el desafío se puede magnificar. Y también está el tema de la seguridad. Los comportamientos inseguros pueden incluir tirar los utensilios o levantarse, y escapar repetidamente de la mesa.
Para los niños y las familias que tienen problemas con hábitos alimenticios rígidos de un niño autista, puede ser útil consultar a un especialista en alimentación, que puede ser un psicólogo infantil, un patólogo del habla y el lenguaje o un terapeuta ocupacional.
Lea más sobre autismo y hábitos de alimentación selectiva aquí.
La tendencia a deambular entre los niños en el espectro
La tendencia de los niños en el espectro a alejarse y deambular de manera impulsiva es un gran problema de seguridad. Salir a deambular sin avisar (conocido también como fugarse o huir) puede tener resultados trágicos, ya que los niños que se han sentido atraídos por el agua se han ahogado. El comportamiento se atribuye en parte a una disminución de la sensación de peligro, que podría inhibir a un niño neurotípico de abandonar a sus cuidadores. Otras explicaciones para las huidas incluyen, desde tener un objetivo (dirigirse a un lugar favorito, perseguir algo de interés), hasta escapar de un factor de estrés (una situación que causa ansiedad o un estímulo sensorial incómodo).
En una encuesta, más de 800 padres informaron que aproximadamente el 50 por ciento de los niños entre cuatro y diez años con TEA se escapan en algún momento, cuatro veces con mayor frecuencia que sus hermanos que no tienen el trastorno. El comportamiento llega a su punto máximo a los cuatro años, pero casi el 30 por ciento de los niños con TEA entre los siete y los diez años siguen fugándose, ocho veces más que sus hermanos sin el trastorno.
El sitio Autism Wandering Awareness Alerts Response and Education Collaboration o AWAARE (en inglés) tiene consejos para las familias sobre cómo hacer del hogar un lugar seguro y otras medidas para evitar la tendencia a deambular.
Movimientos repetitivos
Los movimientos repetitivos asociados con el autismo a veces se conocen por el término en inglés stimming. La palabra stim es la abreviatura de autoestimulación. Significa movimientos repetitivos que no parecen tener un propósito, incluyendo sacudir una mano, mecerse, parpadear, caminar y repetir ruidos o palabras.
Entre los criterios para un diagnóstico de TEA se incluyen “los movimientos motores y el uso de objetos o del habla estereotipados o repetitivos ”. Algunos niños realizan estos movimientos repetitivos ya sea para bloquear o aumentar la entrada sensorial, o como un medio para aliviar la angustia. Los niños en el espectro se pueden estimular a sí mismos tanto cuando están emocionados como cuando están frustrados o enojados.
Pero estos movimientos solo son problemáticos si interfieren con el funcionamiento del niño, incluyendo su interacción social, sus actividades diarias o su aprendizaje. Se anima a las familias que están preocupadas por estos hábitos a que no intenten erradicarlos o llamar la atención indebidamente sobre ellos, sino que los ayuden a desarrollar habilidades de comunicación y actividades que puedan reducir el tiempo dedicado al stimming.
Problemas relacionados con el autismo y las transiciones
Las transiciones son particularmente difíciles para los niños con autismo, y sus reacciones pueden ser extremas. Pueden sentir la necesidad de uniformidad, y la rutina es una forma de adaptarse a un mundo que puede ser abrumador y confuso. Desviarse de la rutina puede resultar muy incómodo, incluso angustiante, y pueden negarse a la transición o tener comportamientos disruptivos como los berrinches.
Mantener rutinas estructuradas puede ayudar a los niños con autismo, especialmente para las transiciones diarias que son difíciles, como la hora de acostarse o las mañanas que van a la escuela. También puede ser útil ofrecer a los niños horarios visuales de sus rutinas, así como dar advertencias (conteos regresivos para la siguiente actividad) antes de las próximas transiciones. Es importante tener en cuenta que estas estrategias generales, aunque útiles, pueden no ser suficientes para todos los niños con autismo.
Recompensar a los niños cuando manejan particularmente bien una transición también puede ser una estrategia efectiva. Una recompensa podría ser tan simple como un elogio específico (por ejemplo, decir: “Me gusta mucho que dejaste de jugar en el iPad cuando te dije que era hora de vestirte. ¡Bien hecho!”). Los niños también pueden ser motivados por recompensas como calcomanías o pegatinas, o puntos que se convierten en recompensas más grandes, como más tiempo de pantalla o una comida favorita. Obtener o tener acceso a alguno de los intereses particulares de un niño también puede ser una recompensa.
Tratamientos conductuales para el autismo
Los tratamientos conductuales han sido creados para ayudar a los niños en el espectro autista a construir habilidades que no se desarrollan automáticamente, y a reducir las conductas que interfieren con el aprendizaje y la comunicación. A continuación describimos varios tipos comunes de tratamiento:
Análisis del comportamiento aplicado:
Qué es: El análisis del comportamiento aplicado (ABA, por sus siglas en inglés) ha demostrado ayudar a los niños autistas a desarrollar las habilidades necesarias y minimizar las conductas no deseadas, como las autolesiones, y ha demostrado ser exitoso para los niños de todo el espectro del autismo. Su eficacia está respaldada por cientos de estudios.
Cómo funciona: El ABA es una terapia conductual basada en evidencia que puede adoptar muchas formas, pero todas ellas se basan en el mismo concepto simple: las conductas que se refuercen aumentarán, las conductas que no se refuercen se reducirán y finalmente desaparecerán.
Tipos de ABA:
- El entrenamiento de prueba discreta (DTT, por sus siglas en inglés), que es considerado la “marca” original del ABA diseñada para los niños pequeños en el espectro, sigue siendo la forma más estructurada del ABA. Siempre se realiza de manera individual. El niño se sienta en una mesa y el terapeuta coloca los materiales frente a él. Al niño se le asigna una tarea para realizar con el material, y cuando la hace bien, es recompensado con lo que se llama un “reforzador básico”: un chocolate, una bolsa de frituras, cosquillas, una calcomanía o pegatina, acceso a un juguete favorito, etc.
- El tratamiento de respuesta pivote (PRT, por sus siglas en inglés) está más orientado a los niños y menos estructurado por los terapeutas. En lugar de centrarse en los comportamientos individuales, el PRT busca centrarse en las funciones “fundamentales” del desarrollo. Se enfatizan las formas naturales de refuerzo relacionadas con el comportamiento, en lugar de las recompensas tangibles no relacionadas, como un chocolate. El concepto es que si se construyen estos módulos de aprendizaje en un ambiente más natural, es más probable que el niño las generalice.
- Las intervenciones naturalistas conductuales y del desarrollo (NDBI, por sus siglas en inglés): Estas intervenciones, por ejemplo, el Modelo Denver de atención temprana (ESDM, por sus siglas en inglés) o el Método Jasper de atención conjunta, juego simbólico, vínculo y regulación (en inglés Joint Attention, Symbolic Play, Engagement, and Regulation) incorporan principios conductuales de refuerzo, pero están específicamente diseñadas para ser utilizadas en interacciones naturales y sociales, utilizando reforzadores naturales (por ejemplo, si el niño pide un carrito rojo, se le da un carrito rojo), e incorporan múltiples objetivos de enseñanza dentro de la misma actividad. Por ejemplo, uno de los objetivos podría ser que el niño aprenda formas o letras. Pero el terapeuta también puede tener objetivos para que este niño adquiera la coordinación motora para poder insertar una pieza en un rompecabezas, y para que desarrolle la paciencia para terminar algo que involucra tres partes. Así, a lo largo de una actividad como armar un rompecabezas el niño trabaja en objetivos cognitivos, motores y de comportamiento.
Lea más sobre el análisis del comportamiento aplicado aquí.
Capacitación en comunicación funcional (FCT, por sus siglas en inglés):
Qué es: La FCT incluye enseñar a una persona una forma confiable de expresar sus deseos y necesidades a través del lenguaje, los signos o las imágenes. Se llama “funcional” porque no sólo enseña a los niños a nombrar un artículo (como asociar la palabra “rojo” a la imagen de una manzana), sino que se centra en el uso de palabras o signos para conseguir algo que se necesita o se desea: un alimento, un juguete, una actividad, una ida al baño, un descanso de algo. La FCT utiliza el refuerzo positivo para enseñar a los niños a comunicarse de manera efectiva con los demás para satisfacer sus necesidades y reducir el comportamiento problemático.
Cómo funciona: Inicialmente, el terapeuta le pide al niño que use la palabra, signo o imagen y obtenga la recompensa. Esta comunicación de apoyo se repite, resultando cada vez en la recompensa ganada, hasta que el niño pueda hacerlo bien con cada vez menos indicaciones del terapeuta. Una vez que los niños utilizan de manera confiable la comunicación funcional para ese elemento cuando este está presente, el siguiente paso es que “generalicen” o lo utilicen fuera de la situación específica en la que se les ha enseñado, como comunicarse con otras personas distintas al terapeuta.
Lea más sobre la capacitación en comunicación funcional aquí.
Enfoque de la conducta verbal (VB, por sus siglas en inglés):
Qué es: El enfoque de la conducta verbal, basado en el ABA, enfatiza la enseñanza del lenguaje y otras habilidades en un ambiente de aprendizaje centrado en el niño.
Cómo funciona: Los terapeutas que utilizan un enfoque VB enseñan a los niños el lenguaje de una manera que vincula el lenguaje con sus diferentes propósitos o funciones. Inicialmente, los terapeutas que utilizan el enfoque VB se centran en combinar el entorno de aprendizaje con actividades y elementos que el niño disfruta, de modo que el entorno de aprendizaje esté en el lugar que el niño quiera estar. Esto puede implicar que el terapeuta le dé al niño juguetes o bocadillos divertidos sin necesidad de que haya completado ninguna tarea. El terapeuta entonces enseña a los niños a pedir estas cosas (lo que los terapeutas VB llaman el mando). Una vez que los niños solicitan de manera independiente las cosas que quieren, el terapeuta comienza gradualmente a enseñar otros objetivos de lenguaje y habilidades (como nombrar y responder a las preguntas). El enfoque VB se utiliza con niños que se comunican con el lenguaje hablado, así como con niños que se comunican de otras maneras, como el lenguaje de señas. Libros como The Verbal Behavior Approach: How to Teach Children With Autism and Related Disorders (en inglés) proporcionan más información sobre este enfoque de enseñanza.
Capacitación para padres en el manejo del comportamiento disruptivo enfocada en el trastorno del espectro autista:
Qué es: Este tratamiento basado en evidencia de RUBI Autism Network (en inglés) se basa en los principios del ABA. Aborda los comportamientos desafiantes en jóvenes con TEA, incluyendo el incumplimiento, la agresión, los arrebatos de ira y las dificultades con las transiciones.
Cómo funciona: El terapeuta trabaja estrechamente con los padres para enseñarles técnicas (como estrategias de prevención, horarios diarios, refuerzos, capacitación para el cumplimiento, capacitación en comunicación funcional) para reducir las conductas desafiantes de sus hijos y fomentar conductas más apropiadas.
Programa para la educación y el enriquecimiento de las habilidades relacionales (PEERS®, por sus siglas en inglés)
Qué es: PEERS® es una intervención de habilidades sociales basada en evidencia para jóvenes con dificultades sociales.
Cómo funciona: La intervención se realiza en un formato de grupo (grupos de padres y jóvenes) para enseñar habilidades sociales prácticas, por ejemplo, cómo iniciar y terminar conversaciones, elegir amigos apropiados, manejar las burlas y el bullying, manejar las discusiones con los compañeros y mostrar buen espíritu deportivo.
Enfrentar tus miedos (Facing Your Fears o FYF):
Qué es: Facing Your Fears (en inglés) es un tratamiento cognitivo-conductual grupal diseñado para ayudar a los jóvenes con TEA que a su vez tienen síntomas de ansiedad.
Cómo funciona: Facing Your Fears ayuda a los niños a aprender a identificar sus preocupaciones y desarrollar estrategias saludables de adaptación en las que puedan confiar cuando se sienten ansiosos. Los niños también tienen la oportunidad de practicar estas nuevas estrategias dentro de su grupo. Además del grupo de niños, hay un grupo separado para que los padres aprendan a ayudar a su hijo tanto con el TEA como con la ansiedad.
Terapia ocupacional:
Qué es: La terapia ocupacional, conocida como OT, por sus siglas en inglés, está diseñada para ayudar a los niños a adquirir las habilidades necesarias para realizar las actividades u “ocupaciones” de la vida diaria.
Cómo funciona: Los terapeutas ocupacionales trabajan con los niños para desarrollar una variedad de habilidades o destrezas. Esto puede incluir habilidades motoras finas y gruesas, ayuda con problemas de alimentación o problemas sensoriales, o con el desarrollo de habilidades esenciales de autoayuda como cepillarse los dientes, vestirse, ir al baño y más.
Medicamentos para niños en el espectro autista
No hay medicamentos para los síntomas del autismo. Pero los niños en el espectro pueden tomar medicamentos que tienen como objetivo detener la agresión u otro comportamiento problemático o peligroso. Y los niños en el espectro pueden tomar medicamentos para otros trastornos que puedan tener, como ansiedad, depresión o TDAH. Cualquier médico que prescriba medicamentos debe hacerlo de forma cuidadosa, y esto es particularmente importante en el caso de los niños que pudieran tener múltiples diagnósticos.
Medicamentos para problemas de comportamiento
Risperdal es un medicamento muy utilizado para tratar a niños agresivos o excesivamente irritables. El Risperdal puede calmar con éxito a los niños con graves problemas de comportamiento, permitiéndoles funcionar en la escuela y con sus familias. La FDA lo ha aprobado para ese uso. Sin él, algunos niños requerirían tratamiento hospitalario.
Es importante saber que Risperdal tiene efectos secundarios que incluyen un aumento de peso sustancial y cambios metabólicos, neurológicos y hormonales que pueden ser perjudiciales. Sin un control efectivo por parte de un profesional, algunos niños experimentan daños irreversibles. A algunos expertos les preocupa que los niños estén siendo tratados con este medicamento en lugar de otros tratamientos, incluido el tratamiento del comportamiento, que podrían ser efectivos sin el riesgo de estos efectos secundarios.
Medicamentos para el TDAH cuando coexiste con el autismo
A la mayoría de los niños con TDAH se les prescriben medicamentos estimulantes. Diferentes niños metabolizan los medicamentos de diferentes maneras, por lo que encontrar el tipo de estimulante y la dosis adecuada para su hijo puede tardar varias semanas. Otros niños pueden recibir medicamentos no estimulantes si no responden a los estimulantes o experimentan efectos secundarios preocupantes, incluso después de un ajuste cuidadoso de la dosis o del tipo de estimulante.
Medicamentos para la depresión cuando coexiste con el autismo
Los medicamentos que se recetan con más frecuencia para tratar la depresión son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, o ISRS, que también se conocen como antidepresivos. Los médicos también pueden recetar un antidepresivo atípico.
Las personas que tienen problemas de depresión también se pueden beneficiar de la terapia para la depresión, como la terapia cognitivo-conductual, la terapia dialéctico-conductual o la meditación mindfulness o de atención plena.
Medicamento para la ansiedad cuando coexiste con el autismo
Los medicamentos que se recetan con más frecuencia para tratar la ansiedad son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, o ISRS. Las benzodiacepinas también se recetan en algunas ocasiones a niños extremadamente ansiosos, pero las personas pueden desarrollar una tolerancia a ellas, por lo que se deben recetar con cuidado.
La terapia conductual, como la terapia cognitivo-conductual o TCC (CBT, por sus siglas en inglés) se considera el mejor tratamiento para la ansiedad. Facing Your Fears es un tipo de TCC desarrollada para niños con autismo. Se pueden recetar medicamentos además de la terapia o para que los niños muy ansiosos participen más en la terapia.