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Cómo afectan los problemas del procesamiento sensorial a los niños en la escuela

Y qué pueden hacer padres y maestros para ayudarlos en el salón de clases.

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La maestra de segundo grado de su hijo lo llama para decirle que está preocupada por algunos de sus comportamientos en la escuela:

  • No puede quedarse quieto durante una lección de media hora e interrumpe la clase.
  • A menudo parece distraído y no presta atención a lo que ella dice.
  • Se mete delante de los niños en la fila del almuerzo haciéndolos enojar.
  • No puede agarrar un lápiz correctamente, por lo que tiene problemas con la escritura.
  • Se enoja cuando se le pide que cambie de una actividad a otra.
  • Tiene crisis sensoriales durante las asambleas y tiene que salir del gimnasio.

Usted había comenzado a notar este tipo de comportamiento cuando su hijo era un niño pequeño, pero ahora está afectando su progreso en la escuela. Se ha estado preguntando si podría tener trastorno por déficit de atención con hiperactividad o TDAH. Pero la maestra le dice que ella piensa que su hijo podría tener problemas del procesamiento sensorial.

¿Qué son los problemas del procesamiento sensorial?

Algunos niños parecen tener problemas para manejar la información que reciben a través de sus sentidos: cosas como sonido, tacto, gusto, vista y olor. También hay otros dos sentidos menos conocidos que pueden ser afectados: el primero es un sentido de conciencia corporal, mientras que el segundo implica movimiento, equilibrio y coordinación. Además, los niños con dificultades sensoriales pueden ser hipersensibles a los estímulos, hiposensibles a los estímulos o ambos.

Si bien los problemas del procesamiento sensorial no son un trastorno del aprendizaje o un diagnóstico oficial, pueden obstaculizar el progreso académico. Por ejemplo, los niños demasiado sensibles (hipersensibles) responden fácilmente a la estimulación sensorial y puede que les parezca abrumadora. Ellos podrían:

  • Ser incapaces de tolerar luces brillantes y ruidos fuertes como sirenas de ambulancia.
  • Negarse a usar cierto tipo de ropa porque sienten que pica la piel o la irritan, incluso después de cortar todas las etiquetas, o los zapatos porque se sienten “demasiado apretados”.
  • Distraerse por los ruidos de fondo que otros no parecen oír.
  • Tener miedo de ser tocados por sorpresa, y evitar abrazos y caricias incluso con adultos conocidos.
  • Sentir mucho temor hacia los columpios y en general los juegos en las áreas de juego infantiles.
  • Tener problemas frecuentemente para saber dónde está su cuerpo en relación a otros objetos y/o personas.
  • Chocar contra las personas y cosas, y parecer algo torpes.
  • Tener problemas para detectar la cantidad de fuerza que están aplicando, por ejemplo, pueden rasgar el papel al borrar, pellizcar demasiado fuerte o derribar objetos.
  • Salir corriendo cuando están abrumados para alejarse de lo que los está perturbando.
  • Tener crisis emocionales extremas cuando se sienten abrumados.

Mientras tanto, los niños poco sensibles (hiposensibles) buscan más estimulación sensorial. Ellos podrían:

  • Tener una necesidad constante de tocar a personas o texturas, incluso cuando no es aceptable socialmente.
  • No entender el espacio personal, incluso cuando los niños de la misma edad son lo suficientemente mayores como para entenderlo.
  • Tener una tolerancia extremadamente alta al dolor.
  • No entender su propia fuerza.
  • Estar muy inquietos y no poder quedarse quietos.
  • Amar saltar, golpear y las actividades que implican este tipo de acciones.
  • Disfrutar de la presión profunda como abrazos de oso apretado.
  • Desear girar muy rápido y/o movimientos intensos.
  • Adorar que los lancen al aire y saltar en los muebles y trampolines.

Usted seguramente puede notar que estos comportamientos se podrían confundir con el comportamiento de niños de primaria que son pocos sensibles y que podrían mostrar “comportamientos negativos”, incluyendo lo que podría lucir como hiperactividad, cuando en realidad lo que están buscando es la estimulación sensorial. Y, de hecho, muchos de los comportamientos de los niños con problemas sensoriales se superponen con los síntomas del TDAH, desde tener dificultad para quedarse sentados tranquilamente o para concentrarse, hasta hacer una rabieta cuando se espera que hagan una transición de una actividad (especialmente una que están disfrutando) a otra.

Esta es una razón por la que es importante que los niños no sean diagnosticados con TDAH después de una visita rápida al consultorio del pediatra, sin el uso cuidadoso de entrevistas y escalas de calificación para obtener una idea detallada de su comportamiento. Algunos niños con TDAH también tienen problemas sensoriales.

Un estudio de 2009 (en inglés) encontró que 1 de cada 6 niños tienen problemas sensoriales que les dificultan el aprendizaje, así como su funcionamiento en la escuela. Si bien los problemas del procesamiento sensorial se ven a menudo en los niños autistas, también se pueden encontrar en aquellos con TDAH, trastorno obsesivo-compulsivo o TOC y otros retrasos del desarrollo, y también en niños que no tienen ningún diagnóstico en absoluto.

¿Cómo puede ayudar a su hijo con problemas del procesamiento sensorial a mejorar en la escuela?

No hay medicamentos para tratar los problemas del procesamiento sensorial, pero sí hay terapias, así como cambios prácticos que usted puede hacer en la escuela y el hogar para ayudar a su hijo a sentirse mejor.

Los terapeutas ocupacionales (OT, por sus siglas en inglés) son los especialistas que trabajan con niños que tienen problemas sensoriales. La mayoría de los OT trabajan en las escuelas, aunque también se pueden encontrar en la práctica privada. Ellos hacen que los niños participen en actividades físicas que están diseñadas para regular su estimulación sensorial.

Usted y el maestro de su hijo pueden discutir los cambios que pueden hacer para ayudarlo a sentirse más cómodo, seguro y capaz de concentrarse en el aula. Por ejemplo:

  • Asegúrese de que la silla que utiliza es una buena opción para su hijo. Cuando esté sentado en su escritorio, debe poder colocar los pies en el piso y descansar los codos sobre el escritorio.
  • En el caso de un niño que necesita moverse un poco, puede probar un cojín inflable o una almohada para que pueda moverse y al mismo tiempo permanecer en su asiento.
  • A algunos niños les va mejor si se sientan cerca del maestro. Sin embargo, si su hijo se distrae con facilidad con el ruido, podría acabar volteando a menudo hacia el lugar desde donde viene el ruido.
  • Si es posible, elimine el zumbido y parpadeo de la iluminación fluorescente.
  • Asegúrese de que no esté sentado junto a las fuentes de distracción.
  • Haga que el terapeuta trabaje con él para saber dónde está su cuerpo en relación con otras personas y objetos, así como con el concepto de espacio personal.
  • Proporcionar pausas sensoriales como caminar en círculos, saltar en un trampolín pequeño y chupar caramelos agrios para que reciba la estimulación que anhela y no busque chocar contra otros.
  • Permitirle los objetos manipulables (fidgets) y masticables, disponibles en los catálogos de terapia ocupacional, para proporcionarle estimulación.
  • Haga que el OT trabaje con él en habilidades motoras gruesas y finas para que se sienta más seguro si está en la clase de gimnasia o tomando notas.
  • Para evitar crisis sensoriales o huidas, permita que no asista a las asambleas escolares o que se siente cerca de una puerta para que pueda tomar descansos en el pasillo con un maestro cuando empiece a sentirse abrumado.
  • Si la cafetería es demasiado estimulante, pida que él y uno o más amigos tomen su almuerzo en una habitación más tranquila con un maestro o ayudante.
  • Tenga un horario visual claro a la vista que indique la preparación para las transiciones.

Con el apoyo y las adaptaciones de un maestro comprensivo, y tal vez trabajando con un OT, su hijo con problemas del procesamiento sensorial podrá estar preparado para salir adelante en las clases, en el patio de recreo y con los amigos.

La última revisión de este artículo se realizó el 17 de enero de 2024.