Cómo ayudar a las niñas a desarrollar confianza a partir de lo que pueden hacer y no de la forma en que se ven.
Clinical Experts: Mary Rooney, PhD , Catherine Steiner-Adair, EdD
in EnglishEn una cultura saturada de imágenes alteradas de forma digital de mujeres increíblemente delgadas, puede ser abrumador criar niñas con una autoestima saludable. Pero los padres ejercen gran influencia en sus hijas, tanto por lo que dicen como por lo que hacen. Estos son algunos consejos de las expertas Catherine Steiner-Adair (en inglés), EdD, psicóloga clínica, consultora escolar y creadora de “Full of Ourselves”, un programa socioemocional para niñas, Anea Bogue (en inglés), MA, autora de “9 Ways We Screening Up Our Girls and How We Can Stop” y creadora de “REALgirl”, un programa de empoderamiento para niñas (en inglés) y Mary Rooney, PhD, psicóloga clínica especializada en adolescentes.
Las madres tienen un gran efecto en la imagen corporal de sus hijas. Evita decir: “¿Estos jeans me hacen ver gorda?”. Tampoco expreses en voz alta tus obsesiones con la comida ni hables mal de tu propia apariencia. Evita lo que la Dra. Steiner-Adair llama la “moralidad de la oralidad” (pensar en la comida y en ti en términos de “buena” o “mala”). Por ejemplo: “Hoy me porté mal porque comí pizza. Por eso no voy a comer postre”.
“Ve la televisión con ella y hablen sobre lo que ven”, dice la Dra. Steiner-Adair. “Ayúdala a desarrollar un ojo crítico a través del cual ella pueda descifrar y filtrar los mensajes de los medios“.
Anímala a defender lo que necesita y quiere. “Crea oportunidades para que saque su voz”, aconseja Bogue. “Pregúntale ‘¿Qué quieres?’. Deja que ella elija y luego respeta esa elección”.
La investigación muestra que las niñas que participan en equipos deportivos tienen una autoestima más alta. “En mi experiencia, hay una correlación bastante común —dice Bogue— entre las niñas que practican deportes de equipo y las niñas que batallan menos con una baja autoestima, porque buscan su valor en otras niñas, en lugar de voltear a ver a los hombres para sentirse validadas”.
“Querrás que ella tenga su propio estilo, su propia apariencia”, dice la Dra. Steiner-Adair. “Especialmente (y esto es muy difícil) si tiene una madre que, por los estándares de la sociedad, es más bonita o más delgada que su hija”.
“Creo que tenemos que hacer un esfuerzo muy intencional para equilibrar nuestros elogios sobre la apariencia de una niña, con elogios acerca de quién es y lo que ella hace en el mundo”, dice Bogue. “Desafía tu propia mente para que cada cumplido que das sobre la apariencia de tu hija coincida con al menos dos elogios sobre algo que no esté basado en la apariencia, y haz lo mismo cuando se trate de otras niñas que cruzan tu camino, por ejemplo amigas de tu hija, sobrinas, etc.”.
“Involúcrala en actividades que desarrollen un sentido de seguridad, en lugar de concentrarse en verse bien y en adquirir cosas”, sugiere la Dra. Rooney. “Deportes, teatro, música, arte. Cualquier cosa que realmente pueda ayudar a las niñas a expresarse a través de las palabras, la creatividad o alguna actividad, en lugar de hacerlo con base en su apariencia o a lo que lleva puesto”.
¿Esto incluye una perspectiva femenina? “Imagina que estuvieras armando la historia familiar —dice Bogue— y solo le preguntaras a los hombres sobre sus recuerdos, sobre su punto de vista. Piensa en toda la información que te perderías”.
“Concéntrate menos en el resultado y más en los esfuerzos y en el desarrollo de nuevas habilidades”, dice la Dra. Rooney. El dominio es lo que desarrolla la confianza, y aprender a tolerar el fracaso fomenta la adaptación.
“La investigación sugiere —dice Steiner-Adair— que después de 15 minutos de mirar una revista de moda, el estado de ánimo cambia de la curiosidad y el entusiasmo a la comparación y la autocrítica”.
“Y tampoco permitas que los niños y los hombres de tu casa lo hagan”, añade la Dra. Steiner-Adair. “No dejes que las niñas se burlen entre sí por los alimentos o por cómo lucen. No dejes que eso suceda en tu casa. Es muy dañino”.
“Cuando los padres tratan a las niñas como si fueran pequeños seres frágiles e indefensos —dice Bogue— el mensaje que le dan es: ‘tu rol es verte bien y esperar a que un hombre te rescate y te salve’. En su lugar, dale la oportunidad y las herramientas para que aprenda a cambiar sola un neumático, para sacar su voz, jugar deportes, para que aprenda a caerse y a levantarse. Creo que es una buena medida pensar: ‘Si lo haría con mi hijo, debería estar preparado para hacerlo con mi hija’”.
Ella necesita saber que tú la amarás “sin importar los cambios en su apariencia, la forma en que se vista ni su desempeño al hacer ciertas cosas”, dice la Dra. Rooney. “Porque a pesar de que las niñas son tan dependientes de la retroalimentación de sus compañeras cuando están en la adolescencia, lo que sus padres piensan sobre sus asuntos, les importa más de lo que piensas”.
Notifications