Consejos para desarrollar habilidades para toda la vida.
Clinical Experts: Stephanie A. Lee, PsyD , Carey Werley, LCSW
in EnglishEs difícil resolver un problema cuando uno está tan enojado que no puede pensar con claridad. Por eso, ayudar a los niños a aprender a resolver conflictos significa, en primer lugar, ayudarlos a calmarse.
Ante todo, tienen que reconocer sus emociones. A los niños pequeños puede costarles nombrar sus sentimientos. Puede ser útil tener una tabla de sentimientos que puedan consultar. Un semáforo también puede funcionar. Una luz roja significa que las emociones están a tope y que necesitan tiempo para calmarse. Una luz amarilla significa que están empezando a calmarse. El verde significa que están preparados para resolver el problema.
Usted puede ayudar a su hijo a pensar en herramientas para calmarse. Quizá pueda echarse un poco de agua en la cara, respirar profundamente o jugar con una mascota. Cuando esté listo para concentrarse, usted puede ayudarlo a encontrar el origen del conflicto. Esto puede ser difícil para los niños más pequeños. La pelea puede haber empezado por un juguete, pero puede que en realidad se trate de algo más grande.
Haga que su hijo proponga algunas soluciones a su conflicto. Luego, ambos pueden decidir cuál es la mejor. Recuérdeles a los niños que la mejor opción no es solo la que se sienta mejor. También es aquella que les permite alcanzar su objetivo. Es bueno elogiar a su hijo por los esfuerzos que realiza para solucionar un problema, incluso cuando no dan resultado.
Aprender a decir lo que necesita de forma que los demás lo entiendan es una importante herramienta de resolución de conflictos. Las afirmaciones en primera persona (“yo”), como “me sentí triste cuando no te sentaste conmigo”, también son una buena herramienta. Los niños pueden incluso hacer un juego de roles con un adulto que pueda dar su opinión. Es bueno enseñarle a los niños estas habilidades cuando no están en medio de un conflicto. También es importante que usted modele estas habilidades para su hijo. Puede guiarlos paso a paso en la manera en que usted mismo resolvió un problema.
A nadie le gusta lidiar con los conflictos. Y sin importar cuánto tratemos de evitarlos, las discusiones, las peleas y los desacuerdos son una realidad, tanto para los adultos como para los niños. No lidiar con los conflictos cuando surgen puede afectar negativamente las relaciones y generar más desafíos interpersonales en el futuro.
Puede que el conflicto no sea agradable, pero no tiene por qué ser catastrófico. Enseñar a los niños habilidades prácticas para lidiar con ellos de una manera saludable los ayudará, ahora y en el futuro, a manejarlo todo: desde pequeñas disputas (“¡me quitó mi muñeca!”), hasta grandes problemas (“ya no sé si quiero ser tu amigo”).
Parte de lo que hace que los conflictos sean difíciles de manejar es la manera en que hacen surgir emociones grandes e intensas, para las cuales puede que los niños no tengan las herramientas que les permitan procesarlas. Antes de poder abordar el problema que causó el conflicto, ya sea una pelea por un juguete o la traición de un amigo, los niños deben poder llegar a un lugar, emocionalmente hablando, en el que puedan pensar antes de actuar (o explotar y empeorar las cosas).
Los padres pueden empezar por ayudar a los niños a identificar las emociones que están sintiendo. ¿Te sientes enojado? ¿Frustrado? ¿Herido? ¿Avergonzado? Stephanie Lee, PsyD, psicóloga infantil en el Child Mind Institute, y Carey Werley, LCSW, trabajadora social clínica en el Child Mind Institute, recomiendan utilizar guías visuales para ayudar a los niños pequeños a identificar lo que están sintiendo.
Cuando las emociones todavía son intensas, no es un buen momento para resolver el problema que originó el conflicto en sí. Ayude a los niños a crear un kit de habilidades de afrontamiento que puedan usar si necesitan calmarse en la intensidad del momento. Esto podría significar salpicar agua fría en la cara, respirar profundamente o jugar con una mascota.
Una vez que las grandes emociones se han calmado, el siguiente paso es averiguar exactamente cuál es el problema. A veces, los niños, especialmente los más pequeños, no tienen la conciencia emocional para identificar la fuente original del conflicto. Es posible que ellos necesiten su ayuda para entender por qué están peleando. Por ejemplo, si su hijo y su amigo están peleando por un juguete, el problema podría ser mucho más profundo, explica Werley. “En realidad, podría ser que uno de ellos hizo un nuevo amigo y el otro se siente excluido”, dice.
Ayudar a los niños a llegar a la raíz del problema les facilitará resolver lo que realmente está mal. También les dará herramientas para identificar y hablar sobre problemas similares cuando vuelvan a surgir. Los niños mayores que comienzan la primaria y la middle school tienen más probabilidades de tener el lenguaje para identificar la fuente del conflicto, por lo que, con un poco de orientación, pueden aprender a usar estas habilidades de forma independiente en el futuro.
Una vez que los niños entiendan cuál es el problema, usted puede ayudarlos a practicar la búsqueda de soluciones. Los niños pequeños en particular necesitarán la orientación de un adulto para esto, pero incluso los niños mayores y los adolescentes pueden beneficiarse de tener a alguien con quien intercambiar ideas.
Para cualquier edad, la Dra. Lee sugiere hacer una lluvia de ideas sobre distintas maneras de solucionar las diferentes situaciones y luego elegir la mejor entre los dos. Para los niños más pequeños, ella recomienda un par de maneras de estructurar esta conversación:
Por supuesto, lo complicado aquí es que por lo general es difícil saber cuál es realmente la mejor opción. ¡Y eso está bien! Dígale a los niños que el objetivo es hacer su mejor esfuerzo: no resolver todo a la perfección en ese momento. Es posible que tengan que regresar a los dibujos si su primer plan no funciona. A menudo, eso es solo parte del proceso. “También es posible que usted quiera intervenir y elogiar a su hijo por probar esas habilidades, incluso si las cosas no salieron como esperaban”, dice la Dra. Lee. “Deles crédito y luego ayúdelos a continuar desde allí. Y cuando lo resuelvan, celébrelo en grande”.
A menudo, los conflictos parecen enormes e inmediatos, lo que puede hacer que sea difícil mantener la perspectiva ante la situación. Para encontrar soluciones útiles, es importante que los niños practiquen cómo detenerse. Algunos consejos para animar a los niños a tener en cuenta incluyen:
Para resolver un conflicto, los niños deben aprender a comunicar sus sentimientos con claridad, sin explotar ni hacer acusaciones. Es difícil practicar las habilidades de comunicación cuando hay mucha tensión, así que considere hablar sobre estas habilidades con los niños cuando todavía no estén en medio del conflicto. Luego, puede brindar recordatorios suaves y orientación cuando las cosas suban de tono. Tanto Werley como la Dra. Lee recomiendan las siguientes estrategias:
Una de las cosas más poderosas que puede hacer para ayudar a su hijo a aprender a resolver conflictos es mostrarle cómo se hace. Cuando experimente un conflicto propio (¡especialmente uno con su hijo!), ponga en práctica las técnicas descritas en este artículo. Cuando sea apropiado, puede incluso hablar con su hijo sobre cómo resolvió el conflicto. ¡Verlo triunfar, y cometer errores en el camino, muestra a los niños que resolver conflictos es realmente factible, incluso cuando es difícil.
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