Sea abierto y honesto acerca de los desafíos.
Experto clínico: Matthew H. Rouse, PhD, MSW
in EnglishCuando un padre o una madre militar vuelve a casa tras un despliegue con una lesión física, generalmente no se puede ocultar. Puede que el padre o la madre se vean diferentes o no puedan hacer todas las cosas que podían hacer antes, pero encuentran nuevas formas de estar cerca de la familia y divertirse juntos.
Pero cuando un progenitor vuelve a casa después del despliegue militar con una lesión cerebral o un trastorno mental como el TEPT o depresión, puede ser mucho más confuso para los niños. Estas lesiones son invisibles, y es mucho más difícil entender cómo ha cambiado mamá o papá. Por eso es importante ayudar a los niños a entender cómo se ha visto afectado su padre o madre, y qué esperar.
Para ayudar a los niños pequeños a entender, hábleles de las “lesiones invisibles”. Aunque no se vea el daño, está ahí, como un dolor de estómago. Dé ejemplos de algunos de los cambios que el niño puede notar, como la ira y la frustración, o el olvido y la somnolencia.
Para explicar una lesión cerebral, puede ser útil investigar el significado del diagnóstico para estar seguro de que usted lo entiende y pueda así responder a las preguntas. También puede ayudar que otro adulto lo acompañe durante esa conversación, para que pueda apoyar lo que usted dice y observar las emociones de su hijo.
Otras sugerencias para esta conversación incluyen:
Cuando un padre o una madre militar regresa a casa después de un despliegue con una lesión física, generalmente no la puede ocultar. Tal vez cojea o usa un bastón. Quizás usa una prótesis o una silla de ruedas. A los niños se les ayuda a entender que es posible que papá no pueda correr detrás de una pelota o cargarlos como solía hacerlo. O que ahora “no pueden subirse al regazo de mamá cuando quieren que ella les lea un libro, pero que sus padres aún los quieren, y que encontrarán nuevas formas de estar cerca el uno del otro y de divertirse juntos”.
Pero cuando un padre llega a casa después del despliegue con una lesión cerebral o una enfermedad mental, como depresión o trastorno de estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés), puede ser mucho más confuso para los niños. La lesión es invisible, y las formas en las que papá o mamá ha cambiado son mucho menos predecibles. Por eso es importante que los niños reciban ayuda para comprender cómo se ha visto afectado su padre o madre, y qué esperar al respecto.
Pero estas conversaciones no siempre ocurren. Sé, por mi trabajo con los veteranos, que hay varios factores comunes que contribuyen a la renuencia a hablar con los niños sobre las dificultades de salud mental.
Pero este tipo de lesiones son cada vez más comunes, y es importante hablar de ellas abiertamente. Alrededor del 10 por ciento de los veteranos que regresan experimentan un trastorno de estrés postraumático, la prevalencia de depresión fluctúa entre el 3% y el 5% y alrededor del 8% ha sufrido una lesión cerebral traumática. A menudo un veterano experimentará más de uno de estos desafíos.
Otra razón por la que los hombres y mujeres militares pueden mostrarse reacios a hablar, me dicen, es que se sienten culpables por no haber podido hacer que su reunión con la familia fuera una experiencia feliz, como ellos querían que hubiera sido. Los veteranos han descrito cuánto soñaron con volver con sus hijos durante el despliegue. Llevaban las fotos de los niños en sus billeteras como talismanes, y pensaban: “Necesito mantenerme a salvo para estos niños. Necesito volver a casa por ellos”.
Pero debido a que están sufriendo de trastorno de estrés postraumático, depresión o traumatismo cerebral (TBI, por sus siglas en inglés) sienten: “No estoy siendo el padre que debería ser. No me estoy involucrando con mi familia como debería”.
Pero ser claros acerca de estos desafíos es parte de ser el mejor padre que se pueda ser. Los niños van a notar cambios en su mamá o papá, ya sea que sepan o no lo que está pasando. Por lo tanto, es una buena idea tratar de hablar con ellos sobre lo que está pasando. De lo contrario, se les deja a ellos que rellenen por sí solos los espacios en blanco, y entonces pueden encontrar otras formas de explicar los cambios en el padre, como “mamá debe estar enfadada conmigo porque no le escribí” o “papá es más feliz cuando yo no estoy cerca”.
Para ayudar a los niños pequeños a comprender una lesión cerebral o un trastorno psiquiátrico puede ser útil hablar con ellos sobre las “heridas invisibles”. Incluso cuando no se puede ver la herida, está ahí, como un dolor de estómago. Dé ejemplos de algunos de los cambios que el niño puede notar, como la ira y la frustración, el olvido o la somnolencia.
Adapte su conversación sobre las lesiones de mamá o papá al nivel de desarrollo de cada niño. Por ejemplo:
Estos son algunos otros consejos para hablar con los niños sobre los cambios en la salud mental después del despliegue. Aunque estamos hablando de diagnósticos de salud mental relacionados con el ejército, estos consejos podrían aplicarse a cualquier situación en la que un padre esté enfrentándose de manera continua a una condición de salud mental:
Finalmente, no pierda la esperanza ni piense que las situaciones son para siempre. Nunca es demasiado tarde para tener estas conversaciones con los niños. Miles de familias de militares han enfrentado y han superado estos desafíos, así que pregunte cómo se las arreglaron otras familias. Además, hay un maravilloso sitio web para padres militares que incluye todo tipo de información útil llamado Parenting for Service Members and Veterans (página en inglés).
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