Lo que aprenderá
- ¿Qué puede esperar de su hijo que acaba de volver a casa del campamento?
- ¿Cómo puede ayudar a los niños a volver a adaptarse a la vida en casa?
- ¿Qué hacer si su hijo lo pasó mal en el campamento?
Lectura rápida
Cuando los niños regresan a casa después de un campamento, necesitan adaptarse. En el campamento tenían días ocupados con mucha rutina. Estaban rodeados de otros niños. Quizás hicieron nuevos amigos. Y de repente están de vuelta en casa.
Muchos niños aprenden nuevas habilidades en el campamento. Se las arreglan sin sus padres. Pueden hacer ciertas tareas domésticas. Pero a menudo volverán a caer en los viejos patrones al poco tiempo de regresar a casa. Estar de nuevo cerca de sus padres puede hacer que los niños se vuelvan un poco más exigentes, aunque hayan sido muy independientes en el campamento.
O, a veces, se pueden producir ciertas luchas de poder con su hijo. Han estado viviendo con otros niños. Ahora tienen que recordar que deben hablar con los adultos de forma diferente a cómo lo hacen con sus compañeros.
Algunos niños extrañan mucho el campamento. Echan de menos a sus amigos y actividades. Puede que usted se sienta molesto si su hijo parece estar triste por haber vuelto a casa. Pero intente no tomárselo como algo personal. Deles unos días para que se adapten. También es posible que sientan lo cerca que está el nuevo ciclo escolar, lo que puede ponerlos nerviosos. Y si las cosas van mal en casa, también lo sentirán.
Algunos niños lo pasan mal en el campamento. Si extrañan su casa, pueden estar muy apegados al regresar. Los niños con ansiedad o TOC pueden haberlo pasado especialmente mal. Los niños mayores pueden estar enojados con usted por haberlos puesto en esa situación. Los niños con autismo pueden ser más propensos a las crisis durante un tiempo.
Si parece que tienen problemas durante más de unas semanas, sería bueno hablar con un terapeuta. Esté atento a señales, como problemas para dormir, mal humor, no tener hambre o no comportarse como ellos mismos. Si su hijo no quiere volver al campamento, evite la promesa de “nunca más”. En su lugar, quédese con un “ya veremos”.
Como padres, pasamos meses preparando a nuestros hijos para el campamento, desde encontrar el campamento adecuado hasta elegir entre etiquetas adhesivas y marcadores indelebles para escribir el nombre del niño en cada artículo de su bolso. Anticipamos las experiencias que podrían tener en el campamento, buenas y malas, desde hacer nuevos amigos y aprender nuevas habilidades, hasta el sentimiento de nostalgia y una posible infección de oídos. Lo que es menos probable que anticipen mamás y papás es que, así como irse de campamento es una transición importante para un niño, también lo es volver a casa.
Con la mayor parte de los campistas regresando a casa en las próximas semanas, vale la pena señalar que mientras muchos de los niños que disfrutaron de estirar las alas tendrán un regreso al nido relativamente tranquilo, otros tendrán un aterrizaje más accidentado.
El Dr. Michael G. Thompson, psicólogo y autor de Homesick and Happy (enlace en inglés), dice que los niños que regresan a casa después de un campamento se pueden dividir en tres grupos. “Creo que la mayoría de los niños llegan a casa bastante satisfechos, más maduros y sintiéndose orgullosos de sí mismos”, dice. Estos niños tratan de mostrar su recién descubierta madurez, poniendo mesas y colaborando en las tareas, tal como lo hicieron en el campamento.
Los niños de este primer grupo pueden haber aprendido a esquiar en el agua o haber superado su miedo a los bichos, pero lo que es más importante, “dominaron un gran paso de su desarrollo: se las arreglaron sin sus padres”, dice Carolyn Meyer-Wartels, una psicoterapeuta de Manhattan que ha trabajado con familias que han tenido problemas después del campamento. Incluso tuvieron la oportunidad de experimentar con sus personalidades. Tal vez fueron los más graciosos o los más serios en el campamento. Además, dice Meyer-Wartels, “tienen todo un nuevo grupo de amigos y adultos en quienes confiar”.
Pero el Dr. Thompson dice que la nueva madurez de los niños no suele durar mucho tiempo. “Generalmente, los comportamientos de adulto se desvanecen y vuelven a la línea de base” cuando se encuentran en el contexto del hogar, dice. “Su madre los conoció cuando eran pequeños y necesitados de ayuda, por lo que su presencia evoca esos sentimientos en ellos”.
“Suele haber una breve luna de miel y luego una especie de choque”, coincide Meyer-Wartels. “El campamento tiene muchas reglas, pero es divertido. Nunca estás solo, y el grupo hace tareas como limpiar la mesa juntos. Pero luego el niño llega a casa y hay diferentes reglas y expectativas propias de la vida familiar”.
Esto puede provocar algunas luchas de poder e incluso un poco de reacción negativa. “Pueden hablar con sus amigos de una manera totalmente diferente a la que pueden hacerlo con los adultos”, dice.
Los niños que añoran el campamento
El Dr. Thompson describe al segundo grupo como aquellos niños que vuelven a casa y sienten “nostalgia de campamento” por unos días. Echan de menos a los amigos, la independencia y la rutina del campamento. Andan “dando vueltas por la casa, y no quieren estar adentro”, dice. Esto a menudo hiere los sentimientos de los padres. “Están muy contentos de que su hijo haya tenido una experiencia tan buena en el campamento, pero están un poco molestos de que lo haga tan evidente”. El Dr. Thompson alienta a los padres a esperar y no tomarlo como algo personal. Esta transición suele durar solamente de dos a cuatro días.
Además de la tristeza por el término del campamento, bien puede estar también en juego el darse cuenta de que el verano está llegando a su fin y que el año escolar se acerca, añade Meyer-Wartels. Y si el niño está regresando a una situación familiar estresante, eso también se revelará.
Ella dice que es muy común que los niños a los que les encanta ir de campamento se obsesionen con los amigos que hicieron allí, y que pasen mucho tiempo en línea publicando fotos, chateando y hablando por Skype. Esto no es necesariamente malo: la tecnología puede ser una bendición para los niños que no tienen muchos o ningún amigo en casa. Han forjado fuertes lazos, tal vez por primera vez. Los padres pueden tratar de organizar citas de juego y reuniones, pero cuando esto es imposible, la web puede ser algo hermoso.
La minoría ruidosa: los campistas descontentos
Desafortunadamente, también hay un pequeño porcentaje de niños que han tenido experiencias negativas en el campamento, desde no haber podido hacer amigos hasta un sentimiento de nostalgia serio. Si la añoranza por la casa fue parte del problema, dice Meyer-Wartels, puede que los niños pequeños muestren conductas muy dependientes y algo regresivas cuando vuelven a casa, sin querer despegarse de la madre. Por su parte, el enojo puede llevar a los niños mayores a aplicar a sus padres la ley del hielo.
El Dr. Thompson dice que este tercer grupo puede incluir a muchos niños con necesidades especiales. Para aquellos con trastornos de ansiedad, como el trastorno obsesivo-compulsivo o TOC, “el campamento fue solo un entrenamiento psicológico”, dice. “Puede que de hecho lo hayan pasado bien, pero pueden pensar: ‘Me has puesto en una situación difícil, mamá’, así que te hacen pagar un poco”.
Todos tendemos a derrumbarnos con las personas que nos aman, señala. “Es el impulso del regreso de casa. Así que usted podría ver a un niño de 14 años funcionando perfectamente bien lejos de casa, pero cuando está cerca de su madre puede ser llorón y estar quejándose. Tal vez lo pasó bien en el campamento, pero lo hace sonar como si hubiera estado en uno de los anillos inferiores del infierno”.
Dana, madre de un niño de 10 años que tiene una forma leve de autismo, dice que cree que su hijo Billy se la pasó muy bien en su campamento de necesidades especiales. “Esas fotos de la página web no mienten”, dice. “Esa es una verdadera sonrisa de Billy”. De hecho, el niño le confirmó a sus padres que le encantó el campamento.
Pero desde que volvieron a casa de unas vacaciones después del campamento, Dana ha notado que la tolerancia de Billy es menor. Si hay alguna transición o se le pide que haga algo que no quiere hacer, tiene una crisis sensorial.
Puede ser que salir de vacaciones familiares directamente después de recoger a Billy del campamento haya complicado las cosas. “Fue difícil para él porque extrañaba mucho su hogar”, dice Dana. “Le gusta mucho nuestra casa y quiere estar allí. Todos los días decía: ‘Quiero ir a casa’”.
El Dr. Thompson dice que los niños ansiosos con tendencias de TOC regresan a casa y comienzan una campaña inmediatamente para evitar ser enviados de nuevo al campamento al año siguiente. “Lo que tratan de hacer es dar órdenes a los padres y recuperar la sensación de control sobre sus vidas”, dice. “Están buscando la protección del hogar para el futuro”.
¿Qué deben hacer los padres?
Para los niños que vuelven del campamento con buenos sentimientos, es importante reconocer su confianza. “Vuelven a casa y pueden sentir que han cambiado hasta cierto punto”, dice Meyer-Wartels, “y es importante que reconozcamos las cosas nuevas que han surgido en ellos”.
Si el regreso a casa de un niño trae consigo, no solo montones de ropa sucia, sino también comportamientos negativos, dice, es clave que los padres traten de entender lo que pasó en el campamento. Mientras que algunos niños hablarán mucho de ello, otros se lo callarán.
“Los padres deben mirar más allá de la superficie para ver lo que realmente les sucedió en el campamento, lo que sucedió internamente, no solo las nuevas habilidades que desarrollaron”, dice Meyer-Wartels. Dice que los padres deben recordar escuchar atentamente a sus hijos y reconocer los sentimientos difíciles que están expresando para que se sientan comprendidos. Si un niño muestra signos de ansiedad que persisten durante varias semanas (es decir, alteraciones del sueño, mal humor, pérdida de apetito, o que deje de comportarse como él mismo), dice, es hora de consultar a un profesional.
El Dr. Thompson insta a los padres a que escuchen a un niño que presiona para que no lo hagan volver al campamento, pero que eviten ser empujados hacia un compromiso del tipo “nunca más”. “Por lo general”, dice el Dr. Thompson, “los padres ceden porque necesitan un descanso. Pero una vez que te rindes, no puedes volver. Puedes decir: ‘Lo pensaremos, hablaremos de ello’”.
Dana cuenta que Billy dice que no quiere volver al campamento el año que viene. Básicamente, porque “ya lo hizo” y no necesita hacerlo de nuevo. Sin embargo, dice que ella definitivamente lo enviaría de nuevo, así como a campamentos de día con niños neurotípicos. Por ahora, sin embargo, ella se mantiene en el “ya veremos”.